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Gonzalo de Mendoza sobrevivió solo un año a su suegro.

Los vecinos de la Asuncion, en virtud de la real cédula espedida en Valladolid en 12 de setiembre de 1537, elijieron para que gobernase accidentalmente la provincia a otro de los yernos de Martínez de Irala, llamado Juan Ortiz de Vergara.

Léase cómo narra este suceso Rui Diaz de Guzman, uno de los historiadores primitivos del Rio de la Plata, nieto de Martínez de Irala, i sobrino de sus dos reemplazantes sucesivos.

«Por muerte de Gonzalo de Mendoza, vino a quedar esta provincia sin cabeza, ni gobierno. I para tenerle como convenia, fué acordado, por todos los caballeros de aquella república, elejir persona que los gobernase en paz i justicia. Hecha la publicacion del nombramiento, se presentaron para el gobierno algunos caballeros beneméritos, como fueron el contador Felipe de Cáceres, el capitan Salazar, Alonso de Valenzuela, el capitan Juan Romero, Francisco Ortiz de Vergara, i el capitan Alonso Riquelme de Guzman. Llegado el dia señalado, juntos los vecinos, moradores i demas personas que en aquella sazon se hallaban, con asistencia del obispo don frai Pedro de la Torre, cada uno dió su suerte en manos del prelado, habiendo jurado de elejir a quien, en Dios i en sus conciencias, les pareciese convenir para el tal oficio; i hechas las demas solemnidades necesarias, se sacaron de un cántaro, donde estaban metidas, todas estas nominaciones de los votadores; i conferidas, hallaron que el mas aventajado en ellas era Francisco Ortiz de Vergara, natural de Sevilla, caballero de mucha suerte, afabilidad i nobleza, digno i merecedor de cualquiera honra.

«Luego que salió, mandó el obispo sacar una provision de Su Majestad, para que públicamente fuese leída, en la cual se le daba facultad, que, en caso semejante, elijiéndose persona que en su real nombre hubiese de gobernar la provincia, le diese el título i nombramiento que le pareciese, o ya de capitan jeneral, o de gobernador. I entendida por todos la provision, en alta voz dijo el obispo, en presencía de todo el pueblo, que, por honra de aquella provincia i de los caballeros que en ella residian, nombraba i nombró en nonbre de Su Majestad por gobernador, i capitan jeneral, i justicia, a su dilectísimo hijo Francisco de Vergara, persona que recta i canónicamente habia sido electa; i todos a una voz lo aprobaron. I habiendo hecho el juramento i solemnidad debida, en razon del uso i ejercicio del oficio, i entregándole todas las varas de justicia, las dió i proveyó de nuevo, como mejor le pareció convenia, con otras cosas tocantes al servicio de Dios i de Su Majestad.

Hízose dicha eleccion en 22 de julio de 1558, estando todos ayuntados en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Encarnacion, siendo alcaldes ordinarios i de la hermandad, Alonso de Angulo i el capitan Agustin de Cámpos, con los demas capitulares i rejidores» (1).

Oportunameute haré notar la importancia que tiene en la presente cuestion el carácter precario e interino con que Gonzalo de Mendoza i Francisco Ortiz de Vergara gobernaron el Rio de la Plata, sin que jamas intentaran, ni pensaran ejercer el mas insignificante acto de jurisdiccion fuera del territorio que habian reconocido i ocupado sus antecesores.

Por aquel tiempo, se verificaron dos sucesos que tienen relacion con el asunto que estamos ventilando.

Fué el primero la formacion del gobierno de Santa Cruz de la Sierra, en una comarca que los gobernantes del Rio de la Plata consideraban incluida en los términos de su jurisdiccion.

En la pájina 246 del tomo 1 de esta obra, he recordado que el gobernador Domingo Martínez de Irala encargó a su amigo el capitan Nuflo de Cháves el que fuese a echar en el país de los jarayes los cimientos de una nueva poblacion.

Don Felix de Azara va a hacernos saber cómo Cháves desempeñó esta comision.

«Hallábase Cháves entre los trabasicosis de Chiquitos, segun dice Lozano, cuando recibió la noticia de la muerte de Irala, i del nombramiento del sucesor (Gonzalo de Mendoza), que se la comunicó; i como no se podia considerar inferior en méritos, ni en talento, ni en servicios, se resintió de la eleccion de Irala en Mendoza, i repugnaba tener que obedecer a éste. Pensó, pues, en no fundar el pueblo que Irala le habia mandado en los jarayes, sino hacia los confines del Perú, i trabajar con el virrei de Lima para que le hiciese independiente del Paraguai. Comunicó su idea a los soldados, i algunos la aprobaron; pero la mayor parte sostuvo el fundar en los jarayes, o regresar a la Asuncion. Rui Diaz, libro 3, capítulo 5, i Lozano, que le copia, libro 3, capítulo 2, ponen al pié de ia letra el requirimiento que estos soldados hicieron a Cháves con unas sesenta firmas; i sin embargo, yo creo que le formó Rui Diaz, porque, sobre no tener fecha, habla de los fosos, estacadas, flechas i aguas envenenadas, de comer los indios carne humana, i de muchas muertes de españoles, que son todas cosas falsas, segun he dicho. Insistió Chá

(1) Diaz de Guzman, Historia Arjentina del Descubrimiento, Pobla cion i Conquista de las Provincias del Rio de la Plata, libro 3, capítulo 6.

veš en su idea, i de resultas, mas de ciento cincuenta soldados, dirijidos por Gonzalo Gasco, volvieron a tomar las embarcaciones, i llegaron felizmente a la Asuncion, Los restantes, que eran poco mas de sesenta, caminaron como al occidente; pasaron el rio Guapai; i hallándose en los campos de Guelgorigota, se encontraron con Andres Manso, que, por orden del marques de Cañete, virrei del Perú, había ido a establecerse allí con una compañía de españoles. Los dos capitanes disputaron el derecho de poblar aquel país, fundándose Manso en la órden del virrei, i Cháves en la posesion tomada por Ayolas e Irala, hasta que el rejente de la audiencia de los Chárcas señaló a cada uno su distrito. Cháves, con la idea de sustraerse del gobierno i dependencia del Paraguai, marchó a Lima, dejando en su lugar a Hernando Salazar, casado con una hermana de su mujer. Este tuvo maña para ganarse la voluntad de los soldados de Manso, que no estaba mui distante, i para arrestarle i despacharle preso a Lima. Cháves alegó ante el virrei sus pretensiones, í consiguió al instante que se formase un gobierno particular e independiente en el país que ocupaban sus soldados, i que se hiciese gobernador de él al hijo del virrei don Francisco de Mendoza. Este nombró por teniente suyo a Cháves, que estaba casado con una parienta suya, i le despachó con algunos ausilios, con los cuales, i con sus soldados, fundó el año de 1560 una ciudad en los 18° 04' de latitud i 62° 23′ de lonjitud, a la orilla de un arroyo, donde aun se conocen sus ruinas, junto al pueblo de San José, en la provincia de los Chiquitos. La llamó Santa Cruz de la Sierra por haberse criado en Santa Cruz distante tres leguas de Trujillo, i por la situacion en la falda de una sierra poco elevada. Los indios del terreno, llamados penoquis, i todos los de la provincia, se repartieron en encomiendas a los españoles de la nueva ciudad; pero solo existió allí hasta que en 1575, siendo mui pobre, sia comercio ni minas, la mitad de sus pobladores se fueron a fundar la nueva Santa Cruz con el nombre de San Lorenzo de la Barranca, en los 17° 49' 44" de latitud, i 65° 42' 30" de lonjitud. El resto de los pobladores se dividió en dos trozos: el uno construyó una embarcacion en la provincia de los Mojos, i navegando los rios Mamore i Marañon, salió a la mar, i fué a España; el otro fundó a San Francisco de Alfaro, donde hoi está el de San Javier de los Chiquitos, repartiéndose en encomiendas los indios de la comarca, llamados quemes, tonipuicas i suberecas; poco despucs se unieron estos españoles al pueblo de San Lorenzo citado» (1).

(1) Azara, Descripcion e Historia del Paraguai i del Rio de la Plata, capítulo 18, número 111.

La relacion precedente, por error de pluma o de imprenta, aseveel virrei del Perú don Andres Hurtado de Mendoza asignó el gobierno de Santa Cruz de la Sierra a su hijo don Francisco. Esta es una equivocacion.

Aquel magnate dió el dicho gobierno a su hijo don García Hurtado de Mendoza, el mismo que a la sazon era gobernador de Chile. Tal es lo que testifica el cronista Rui Diaz de Guzman.

Hé aquí sus propias palabras.

«Llegado Nuflo de Cháves a la ciudad de los Reyes, dió cuenta al marques de Cañete del estado de aquella conquista (la del país cuya capital fué Santa Cruz de la Sierra), certificando ser mui rica, de grande multitud de poblaciones de naturales, que le obligó a que diese el gobierno de ella a don García de Mendoza, su hijo, el cual luego nombró por su teniente jeneral en aquel gobierno a Ñuflo de Cháves, así por sus méritos i servicios, como por estar casado con doña Elvira de Mendoza, hija de don Francisco de Mendoza, por cuyo deudo se tenia, ayudándole con toda la costa necesaria para su entrada» (1).

El jesuita Guevara da testimonio del mismo hecho.

«El Guelgorigota, que verosimilmente son los llanos de Manso, entre el Pilcomayo al oriente, i el Bermejo al poniente, dice este autor, estaba en litijio desde el año antecedente (1556) en el tribunal de Cháreas. Nuflo de Cháves, que acaso desconfió de la integridad del tribunal, buscó patrocinio en el superior gobierno de don Andrés Hurtado de Mendoza, virrei del Perú i su pariente. Dos eran las pretensiones de Cháves: la primera que se le adjudicase el Guelgorigota, i la segunda, fundar provincia que hiciera cuerpo aparte, i sin alguna dependencia del Paraguai. Uno i otro consiguió del virrei, el cual, para autorizar mas la nueva provincia, dió el baston de ella a su mismo hijo García Hurtado de Mendoza, i éste sus veces i poderes a Ñuflo de Cháves» (2).

El jesuita Pedro Lozano está sobre este punto en perfecto acuerdo con los dos escritores ántes citados (3).

Ahora ha llegado la oportunidad de manifestar la importancia

(1) Rai Diaz de Guzman, Historia Arjentina del Descubrimiento, Poblacion i Conquista de las Provincias del Rio de la Plata, libro 3, capí tulo 6.

(2) Guevara, Historia del Paraguai, Rio de la Plata i Tucuman, libro 1, párrafo 8.

(3) Lozano, Historia de la Conquista del Paraguai, Rio de la Plata i Tucuman, libro 3, capítulo 12, pájina 47.

que el hecho de la constitucion de la provincia de Santa Cruz de la Sierra tiene en el actual debate.

Debe recordarse que los señores Trélles i Quesada han puesto el grito en los cielos porque el marques de Cañete, virrei del Perú, don Andres Hurtado de Mendoza, declaró en la provision de gobernador de Chile otorgada a favor de su hijo don García estenderse hasta el estrecho de Magallanes inclusive, el territorio cuyo descubrimiento, conquista, pacificacion i poblacion encomendaba a éste.

He demostrado detenidamente en las pájinas 350 i siguientes del tomo 1 de esta obra lo infundada de semejante acriminacion.

El virrei marques de Cañete, no solo dió en su provision de 1557 a la real cédula de 1555, en que se nombró a Alderete gobernador de Chile, su verdadera significacion, sino que, ademas, en todo caso, estaba autorizado por la carta del rei, de que acusa recibo en el despacho de 3 de noviembre de 1556, copiado en la pájina 354 del tomo 1 de esta obra para dar entradas (descubrimientos i conquistas) como las dió el obispo de Plasencia (el presidente don Pedro de la Gasca).

El hecho de haber segregado del Paraguai, o sea de las provincias del Rio de la Plata, la de Santa Cruz de la Sierra, sin que nadie intentara resistirlo, ni siquiera contradecirlo, está patentizando que todos reconocian a ese encumbrado potentado la lejitimidad de un procedimiento semejante.

¿Qué podrian alegar contra esto los señores Trélles i Quesada?

I adviértase que el caso de la creacion de la nueva provincia de Santa Cruz de la Sierra sería en cualquier punto de vista incomparablemente mas apretado, que el de la inclusion del estrecho de Magallánes en la gobernacion de Chile.

El señor Trélles ha confesado en un artículo inserto el 23 de abril de 1874 en el número 1,260 de LA NACION, que yo he citado en la pájina 327 del tomo 1 de esta obra, haber quedado sin efecto las mercedes otorgadas a Camargo i a frei don Francisco de Rivera, como realmente sucedió, i así libre el territorio a que se referian para ser adjudicado a quien el soberano tuviese por conveniente.

Las mismas observaciones pueden aplicarse a la rejion que se prolongaba al sur del estrecho, la cual habia sido asignada primitivamente a Pedro Sancho de Hoz por la real cédula de 24 de enero de 1539 reproducida en la pájina 128 del tomo 1 de esta obra, i posteriormente a Jerónimo de Alderete, gobernador de Chile, por la real cédula de 29 de mayo de 1555, reproducida en la pájina 322 del mismo tomo.

Así el virrei marques de Cañete don Andres Hurtado de Mendo

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