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del reo

en el secre

indi

tificacion correspondiente, segun está mandado en el repertorio (Verbo, nomina v. nunc videndum), haciéndola tambien de oficio acerca de la condicion y qualidad de los testigos para meditar la fe que deba dárseles; y esta es la práctica comun, repetida y sentada por todos los autores que recopila el cardenal Petra en su exposición á la citada bula de Urbano Iv, hallándose estrechamente encargado y mandado á los inquisidores que procedan con el mayor conato en el desempeño de quantas diligencias puedan conducir á suplir el hueco de la falta de publicacion de los nombres de los testigos; de parte siendo moralmente imposible que no intervenga to impulso de la conciencia el testimonio que acusa interiormente al hombre, llamándole la atencion con la cita y memoria de las circunstancias que can forzosamente las personas que hayan presenciado ó concurrido á los hechos. Influye poderosamente á estas disposiciones la circunstancia de hallarse preceptuado por decretos apostólicos á todos los fieles cristianos la precision de delatar á la iglesia á las personas que incurran en malas doctrinas opuestas á la fe y religion dentro de seis dias, privándoles del beneficio de la absolucion sacramental en otro caso, como expresamente se decide por Alexandro VIII en su constitucion, que empieza Licet alias del año de 1660, condenando en 24 de setiembre de 65 la proposicion vi, que disin ce lo contrario, por la regla general de que debe denunciarse á la pública autoridad todo lo que se dirija al daño comun de la república y el estado, preceder la correccion fraterna, como enseña Santo Tomas (2. 2. q. 2, art. 1); pues de lo contrario, no guardado el debido secreto, se retracrian los fieles de cumplir este precepto por el temor de desagradar á las personas delatadas, con las quales pueden inediar muchos respetos de sangre, amistad, favor &c., que deben posponerse al bien de la religion; yéndose los mismos de otra manera en la precision de proceder á cada paso ni dado á todos; por lo qual con un tono heroico, que no puede ser comun, en esta reclamacion, llamada denuncia, releva de prueba á su autor la ley de Partida (ley 27, tít. 4, part. 7), quando dice:,, no son tenudos de probar aquello que dicen;" reservándose este cargo al oficio fiscal, el qual reune tambien en el tribunal de la Fe el de mirar por la inoeencia, en consiste su verdadero carácter, como explicó claramente San Carlos Borro→ meo en el concilio iv de Milan, y se habia decretado antes en el de Noyon en Francia, celebrado año de 1344; pudiéndose temer que qualquiera otra novedad contraria haga ilusoria la confesion auricular en el proceso sobre el delito de solicitacion.

constitu

lo

que

A esto se allega oportunamente que como la santa madre iglesia es tan benigna, que siguiendo los vestigios de su divino Maestro no quiere la muerte del pecador sino su conversion, tiene dispuesto que en qualquier acto ó trámite del proceso que indique el reo su verdadero reconocimiento, cesan los procedimientos contra su persona, aunque sea en el mismo suplicio, y se le admite á reconciliacion, como se decretó en el concilio Biterrense, y por el Papa Lucio nr en el capítulo 1x Ad tollendam de hæreticis, de con otras decisiones y autoridades; lo qual se practica inconcusa y piadosamente, á diferencia de otros delitos en que no se liberta el perpetrante la pena condigna, aunque con el mas sumiso arrepentimiento, v. gr. en el latrocinio, en lo qual resplandece la gran misericordia del Señor, pronto a le ofenden directamente en la creencia de su celestial perdonar á los que

doctrina y religion revelada. Asimismo es de advertir que la observancia de este secreto es interesante al reo, y en su favor; porque de esta manera nadie sabe si ha sido ó no corregido, y á los jueces se les cierra la puerta á las debilidades que puede ocasionar el empeño, la recomendacion ó la influencia de los parientes ó amigos de los reos &c. &c. Todo lo qual se evita con el silencio, el que no es singular en el tribunal de la Fe, pues está prevenido igualmente á toda clase de tribunales, que se guarde mucho secreto en sus acuerdos y providencias, hasta que el estado de la causa permita su publicacion. Finalmente para que V. M. tøme un conocimiento práctico de quanto llevo sentado en este punto, dígnese mandar presentar á su augusta presencia un proceso bien moderno y notable, que se custodia en la secretaría de Gracia y Justicia, y verá en él un modelo de rectitud y justificacion, que puede servir de pauta á toda curia criminal.

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De la necesidad actual del tribunal de la Inquisicion.

,,Exâminado ya este importante punto, se desciende oportunamente á otro no menos interesante, acerca de si es tan útil y necesario el exercicio del Santo Oficio en los tiempos presentes, como en los de su establecimiento, en beneficio de la santa religion y tranquilidad del estado. Ni la proscripcion de la heregía de Arrio, decretada en el concilio 11 de Toledo; la de Prisciliano en el 1:tambien de Toledo y en el 11 de Zaragoza; la de Pedro de Osma en Alcalá de Henares, en el que presidió Don Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo, por comision del Papa Sixto Iv; ni el castigo executado en tiempo del rey D. Juan el 11 de Castilla contra los beguardos y fraticelos; ni la heroica conducta de los españoles al tiempo de la irrupcion de los moros, retirándose á las mas ásperas montañas de la península, especialmente las memorables de Asturias, con todo lo perteneciente al culto de Dios y devocion de los fieles, permaneciendo tranquilas en sus hogares solo algunas familias de. Toledo y Córdoba con los pactos mas solemnes, que aseguraron la religion y las propiedades; ni el enérgico vigor con que varios prelados combatieron desde lo mas recóndito de aquellas los errores de Felix, obispo de Urgel, y Elipando, arzobispo de Toledo; fueron suficientes á contener el torrente de males que inundaron esta católica monarquía en moral y político en aquellas tristes circunstancias, los quales aumentados en los tiempos posteriores con la ins fernal explosion que abortó en la Europa el furor frenético. de varios heresiarcas con sus discípulos y sequaces, constituyeron el reyno en la crísis mas peligrosa en la época de los Reyes Católicos, segun queda demostrado; pero desde que con sus grandes y zelosas providencias dieron todo el vigor necesario á las leyes pontificias terminantes al Santo Oncio, se dexó ver aquella luz refulgente, que disipó las tinieblas hasta lo mas mínimo de su densidad.

,,Desde entonces acá cesó la agitacion moral de las opiniones antidogmáticas, , y quedó pura y brillante la doctrina católica, y eludidos los conatos de los hereges del Norte con el castigo del Doctor Cazalla en Valladolid, y el de otros emisarios suyos en Sevilla; disipándose la semilla que intentó propagar tambien la secta llamada de los Iluminados con su oportuno escarmiento, practicado en la ciudad de Llerena, y proscriptos los restos supersticiosos que los moros habian esparcido por las sierras y aldeas,

que

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conducidas

con la falsa devocion y vana creencia de muchas personas, que
de principios equivocados, se dedicaron á la abstraccion mística mal enten-
dida. Entonces, pues, preparado el camino de la verdad evangélica, se
dignó el Señor dispensar su misericordia á las regiones de América para.
bebiesen puras las aguas
de la sana doctrina, concediendo á los Reyes
Católicos, en premio de su zelo, la gloria de que fueron los primeros após-
toles de la ley de Jesucristo en aquellas partes; para cuya conservacion el
célebre Hernan Cortés, honra de Extremadura, propuso y solicitó en la
primera junta de gobierno, tenida en México poco despues de su conquis-
ta, el establecimiento del Santo Oficio en ella, como refiere Torquemada
en su historia de la Provincia evangélica, á fin de evitar que la diversidad
de gentes que pasasen á aquellos remotos paises, pudiesen inficionar la sa-
grada religion, que tan rápidamente iba desterrando la idolatría por todas
partes.

,,Pero comparemos nuestros tiempos con aquellos. La Francia, corrompida en lo moral hasta lo sumo, introduxo en toda la Europa lo pestífero de sus doctrinas con la prepotencia de sus armas. Siendo en España consiguiente su conducta á la perfidia con que se intrusó en todas sus provincias. La anarquía, la irreligion y la corrupcion de costumbres han sido el vínculo de sus intrigas. Los pueblos españoles, cubiertos de luto y sangre, lloran su desventura. El culto del verdadero Dios, quando no extinguido del todo, se encuentra en el estado de la mayor tibieza: el sacerdocio perseguido y abandonado los derechos de la iglesia hollados y casi abolidos: los templos y casas de piedad despojados, profanados y destruidos: los padres de familia y las matronas honestas constituidas en miserable indigencia y abatimiento: la juventud de ambos sexôs prostituida dolosamente á los halagueños encantos de la sugestion voluptuosa; y todo finalmente proximo á una ruina exterminadora. Todos estos males, Señor, son del mayor momento; pero aun no llegan al que insensiblemente se introduce en lo íntimo de los corazones. españoles, y ocasionará una dolencia incurable, la qual ha sido el vómito político de la Francia en el siglo XVIII. Ya lo indique una mal entendida filosofia maquiabélica, que me temo haya de aumentar contra nosotros la ira del Señor, si no nos apresuramos á contener sus repetidos progresos.

,,En todos los siglos ha producido la miseria humana desórdenes, vicios torpísimos y monstruosidades teóricas y prácticas; ; pero en medio de ello se traslucia un oculto respeto á Dios, llenando de oprobio á las pasiones ό el gusano roedor de la conciencia. Los antiguos hereges no dieron en la manía de ser ateos, antes bien se dedicaron á fundar nuevas sectas, atacar á un dogma particular de nuestra creencia, sin oponerse á todas las verdades reveladas, porque este era un empeño tan temerario como irracional. Pero en el siglo xvIII, que ostentó de ilustrado, ¡ó Dios! tomó la audacia de las plumas mal cortadas un ascendiente tan rápido, que declarando la guerra abiertamente á la religion, se desencadenaron contra Dios, sus atributos, Jesucristo y su santa fe, la iglesia, los sacramentos, y los demas misterios de la religion, rompiendo el infierno los diques á su un torrente de emisarios y librejos, que parece se han furia por medio de u reunido para abolir de la tierra hasta el nombre de nuestro Salvador y Maestro.

,,Para seducir mas facilmente á los incautos hacen el oficio de Pro

teos, mudando de rostro, como de nombres, llamándose indiferentistas, tolerantistas, humanistas &c., siendo para ellos lo menos que haya ó no haya Dios; y si le hay, dicen, es suficiente asimismo, sin que le puedan ofender nuestros crímenes, ni él cuide de nuestras buenas ó malas obras, ni nos prohiba lo complaciente á nuestro apetito, no debiendo sacrificar nuestra obediencia, aun á nuestros padres naturales, de quienes suponen la procedencia, por un efecto del placer y natural propagacion como las bestias. Todos sus principios los reducen á dos, uno teórico, que es la libertad de pensar, y otro práctico, que es obrar cada uno lo mas acomodado á su deleyte, interes ó utilidad, segun la fisica sensibilidad de su temperamento, de los quales deduce el impío Helvecio en su libro del Espíritu (disc. 3, · cap. 4) el origen de todas las virtudes, sentando que los hombres no se diferencian de los caballos (disc. 1, cap. 1) sino en la disposicion exterior de los órganos. Los gefes principales de esta nueva escuela son Pedro Barle en su Diccionario, La Matrie, Espinosa, Roseau, Voltayre, Diderot, Burnet, Mirabaud, Collins, Tuidall, Woolston, Freret, Hobbes, Tolando, Coward, Dodwell, L'Vaver, Maylet, Hud, el Lord Shafsburg, Le Desaprobateur, el conde de Boulainvilliers, el marques de Argens, Loke, el tratado falsamente atribuido al reverendo obispo Huet sobre la debilidad del entendimiento humano, el Espion Turco, Helvecio, Teodoro Luis Lau, Boulangier, Epistolas judaycas, chinescas, cabalísticas, persianas, americanas, filosóficas, especímenes, anécdotas, y otros innumerables folletos con que han inundado el mundo y ocasionado la perdicion de muchas almas, unos anónimos, y otros con títulos supuestos, y varios con el propio, adornados de frontispicios pomposos, de flores y figuras retóricas, con que doran su veneno, de cuyo sofistico lenguage hace un bello diseño el gran San Ambrosio en su epístola xxx, pintando otros embaucadores semejantes de su tiempo, que usaban de igual artificio, fascinando por este medio millares de almas, porque el número de los necios es infinito, y el de los verdaderamente sábios muy diminuto: vierten ciertas ráfagas de importuna erudicion, usan tambien de voces hebreas y griegas, y de especies de varias ciencias, aun de la teología, para ridiculizar las escuelas católicas con sátiras y sarcasmos, tomando para su intento lo que les parece de las costumbres de la China y del Norte. En sus rapsodias enciclopédicas se leen comparaciones exóticas, impías y estrafalarias de Mahoma con Moyses y Jesucristo, y del Evangelio con el Talmud &c. Mueven dudas importunaspara ampliar algun solisma ó ridiculizar alguna práctica piadosa del catolicismo, siendo uno de sus ardides malignos y muy freqüentes exâgerar con hipérboles los defectos que ven en algunos católicos, especialmente eclesiásticos, torciendo la cola contra la iglesia, pintándola aprobante de semejantes errores y crímenes, que ella misma condena, valiéndose de chuffetas, chistes, é historietas verdaderas ó fabulosas, por cuyo medio blasfeman de las mas respetables corporaciones de la iglesia. En algunos de estos librejos se trata al Evangelio de un sacratísimo cuento; á sus ministros de hipócritas ambiciosos; á los mártires de hombres linfáticos y temerarios; á los santos padres de viojos supersticiosos, sin crítica ni filosofia; á la religion católica de invento político de los príncipes para' nutrir sus intereses y despotismo; al sacrificio de la Misa y los sufragios, artificio de los eclesiásticos para estafar, y á los milagros de cuentos romancescos. Finalmente

blasfeman contra Dios, la religion, la sociedad y la política mas racional, usando de la máxima artificiosa para hacer prosélitos de no descubrir desde luego la cara, huyendo siempre de entablar disputas metódicas y sistemáticas, á fin de evitar el ser combatidos por este medio. Blasonan del atributo de despreocupados y espíritus fuertes, contra los quales dixo en otro tiempo Aristóteles (lib. 1 Magnor. Moral. c. 5):,,si alguno hay tan temerario que hasta del mismo Dios se burla, no se ha de llamar fuerte, sino fátuo."

,,Nunca tienen sistema religioso, pues le detestan: Teodoro Luis Lau dice (loc. cit. c. 1. §. 21):,,Yo doy culto á Dios, segun la tierra en don e habito, ó príncipe que gobierna; si es turco, creo al Alcoran; si judío, al Testamento viejo; si cristiano, al Nuevo; si Papa, creo á Dios transsubstanciado; si luterano, á Dios circunvalado de las partículas in, cum, sum; si calvinista, recibo un signo en lugar de Dios." Esto mismo enseña Roscau en su Emilio ( tom. 3. pag. 184), diciendo que mira á todos las religiones como otras tantas saludables instituciones, dirigidas á dar culto á Dios, teniendo todas sus razones fundadas en el clima, en el gobierno, en el genio del pueblo, y en otra qualquiera causa local. El mismo en otro lugar (Contrato social lib. 4. cap. 8.) blasfema de la religion católica, diciendo que impide á los hombres el que puedan ser á un mismo tiempo devotos y ciudadanos, porque léjos de unir sus corazones al estado, los desune de él, como de todas las cosas de la tierra. Muchas especies de esta clase pudiera citar, que omito, bastando decir que toda la Europa se ha ido corrompiendo con semejantes doctrinas, que ya pasan lastimosamente á las Américas, siendo la causa del desconcierto político que lloramos en todas partes. Bien se lo vaticinó al rey de Francia su venerable clero en la patética representacion que le dirigió en el año de 1765, la qual hizo presente al Parlamento el abogado Foly de Heuri, de que resultó el decreto que se quemasen por mano del verdugo el diccionario de Bayle, y las epístolas de la Montaña, de Roseau, cuya querella renovó el abogado general Mr. Seguier estando juntas las dos cámaras en 18 de agosto de 1770. El Papa Clemente XIII (in Brev. ad Abbat. nonat. 7 Abl. año de 1768) dixo que Voltayre, autor mas famoso por la impiedad que por el ingenio, era el mas cruel enemigo de la religion y de la república. Clemente xiv en su breve, dirigido al rey de Francia año de 1770, pintó con su grande eloqüencia la audacia y los daños de estos librejos; y el Papa Pio vi en su bula encíclica á todos los obispos de la santa iglesia católica, fecha 23 de enero de 1775, dixo que cada dia se suscitaban hombres orgullosos, que no contentos con ser impíos, se constituian maestros de la impiedad. Finalmente, hasta los mismos protestantes tocan estas funestas consequencias. Oygase al ingles Woodward (serm. 6 in collect. Burnet.) y al obispo de Londres Mr. Hedmond Gibson en sus sermones y cartas pastorales á sus feligreses, y se encontrará la descripcion mas propia y oportuna de estos hombres desconcertados.

de

,,Hay otros que, sin separarse de los principios generales, afectan cierta austeridad de costumbres en su estudiado exterior, siendo todo su empeño combatir la Silla apostólica, conducidos de los perniciosos principios que ocasionaron los extraviados decretos del reprobado sínodo de Pistoya, adoptando ciertos planes que se formaron en la Francia en otro tiempo, y se

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