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¿Pero es político, Señor, que V. M. en el tiempo actual se entretenga en hablar de la Inquisicion, quando estan aun los franceses en España! No Señor. En lo que debe ocuparse es en guerra y hacienda. ; No será mejor hacer esto quando el pueblo español esté libre de enemigos? ¿Y no será mejor entre tanto promover su ilustracion para que cunda como un rocío que cala la tierra, y conozcan mas estas verdades, mas bien que proceder ahora como un torrente que todo lo arrolle y confunda? ¿Y no es cierto que en política hasta los errores se deben respetar? ¿No será mejor que V. M. se desentienda de esto, y dexe correr la cosa como está?, Esto, Señor, es lo que hay que exâminar, y debe hacerse como yo quisiera lo hiciéramos muchas veces; á saber: como hombres de estado.

"Señor, es tan político el tratar ahora de la Inquisicion, como seria impolítico el no hacerlo, y tan justo, como seria injusto lo contrario. Lejos de que haya disgustos y clamores por seguir esta discusion, qualquiera que sea el resultado (que esto es indiferente para el caso ), yo me prometo que será la aurora de la tranquilidad y el término de esa guerra miserable de opinion, que está demasiadamente adelantada, y que puede traer malas resultas; pues la experiencia enseña el fin que han tenido otras, que han empezado por menos. En primer lugar, Señor, (para que se vea que yo no uso de la política de la Inquisicion) diré francamente que así como hay un principio en política que establece que en tiempos revueltos pocas leyes y mucho gobierno; así es tambien cierto que las leyes terminantes á reformas grandes nunca se pueden hacer mejor que en tiempos semejantes, quando hay una fuerza exterior que comprime á los súbditos de una nacion, y los acerca y une entre sí, sin darles lugar á despedazarse. Este es el momento de reformar aquellos puntos que en tiempos tranquilos traerian grandes turbaciones. Esto está convencido por la experiencia de todos los siglos; y no hay nacion ninguna que no haya hecho sus reformas en ocasiones semejantes. No hay mas que esta diferencia, que si hay un espíritu nimio de reformarlo y derogarlo todo, aun aquello que no se necesita, hay malos resultados, y no subsisten las reformas hechas. Y aun esto no es por las circuntancias en que se hallan los pueblos, sino por la poca destreza, virtud é instruccion del que las executa. Y así es conforme á política el hacer las refer

mas en estos casos.

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. He dicho, Señor, que ademas es justo, y por lo mismo politico. Porque todo lo que se da al pueblo, como un medio para ser feliz,ó sobrellevar sus desgracias, es necesario que se le de, principalmente quando se halla este pueblo en dos circunstancias: primera, quando mas se necesita de él, gunda, quando es mas acreedor á que se le premie. Y yo pregunto ahora: quando vendrá la época en que sea mas indispensable estar por y con los intereses del pueblo, que ahora que todo se le debe á él? No nos venga na lie á incomodar diciendo que esta ó la otra clase ha hecho ó dexado de hacer; porque baxo el nombre de pueblo se entienden todos, auque particularmente la parte mas preponderante y menos respetada, que es la mas numerosa y que mas peligra. Pues qué no merece el pueblo español, este pueblo, que lo merece todo, que sus diputados se desvelen y desvivan por hacer su félicidad por todos los medios posibles, no solo porque sin él no son nada ni las Córtes, ni todas las Regencias del mundo, ni todas las personas reales que se traygan, como no vengan del cielo, quanto porque aunque no

se necesitara, bien mereceria el pueblo español ser tratado así, y que nos interesáramos por él mas que por nosotros mismos? Y vea V. M. aquí por qué en estas circunstancias no solamente es político, sino tambien justo que se hagan estas reformas.

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La reforma no se ha de extender mas que á tres puntos; porque V. M. no ha de hacer sino lo que es suyo, y que no sea un pretexto esta proteccion para verdaderamente profanar la religion, quando ella no se hace, sino para que lá seguridad y felicidad, que cabe en este miserable mundo, esté á cubierto de todo ataque. Que la persona del rey, que es sagrada é inviolable, lo esté tambien: lo que aseguro á V. M. que no lo está con la Inquisicion (como demostraré quando llegue su lugar): que la libertad del Congreso se conserve: que la nacion sea verdaderamente independiente, y esté en estado de rechazar con moderacion qualquier ataque (usando de la expresion del colegio de abogados de Madrid), venga de la mano que quiera; y finalmente, Señor, para que se logre aquella paz y seguridad, sin la qual no puede haber prosperidad: para que se conserve la confianza pública; y no se haga de ese tribunal un instrumento de despotismo, y por lo mismo una especie de mina al nuevo órden de cosas, el que solo debia servir para la defensa y conservacion de la religion. Si, pues, el objeto es este, y qualquiera que sea la resolucion de V. M., sea de modificacion, reforma ó extincion, no se ha de salir de aquí; porque al cabo V. M. es católico y sabio; el resultado es que ahora es quando deben hacerse estas reformas. Porque si V. M. empieza á hacerle promesas al pueblo, y ve que no se le cumplen, reflexione V. M. que pudiera ser que entrara en cierta desconLanza, no precisamente de los diputados, sino de su institucion: que creyera que las Cortes habian sido una esperanza vana; y es menester que no suceda esto, y que vea que así como á él se debe su establecimiento, así se procura por su felicidad.

Que se trate de guerra.... Pregunto, Señor, ¿V. M. ha de hacer aquí los planes de la guerra? Pues no es cierto que en dos decretos solos ha hecho mas por la guerra ( permítaseme el decirlo ), que lo que han hecho todos los Gobiernos provisorios que le han precedido? Y ademas no tiene una comision destinada á este objeto? Es verdad; pero se olvida V. M. de los asuntos de hacienda. ¿Donde está eso? No tiene V. M. dos comisiones, que apenas hay noche que no se reunan y trabajen sobre la hacienda? Acaso quando se ha tratado del restablecimiento de los regulares, se ha dicho. » ¿para qué tratar de esto? Dexémoslos, y vamos á la hacienda y guerra." No se ha dicho esto, ni se ha debido decir, porque no hemos de atender de tal manera á un brazo, que se destruya otro; sino hemos de hacer de modo que se vea que V. M. en la esfera de su poder ha dado lugar á todo.

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Hay una cosa que se ha dicho, y es menester que no se confunda, porque es muy importante y conducente para el asunto que tratamos. Se ha asegurado á V. M. que el pueblo está absolutamente decidido por la Inquisicion. Esta historia es tan larga de contar, que quisiera tener seguramente cierto órden de ideas y retentiva para tocar bien los objetos sin volverá ellos; y mostraria hasta la evidencia, que si los cálculos de la probabilidad valen algo, estan por lo contrario, y qualquiera que sea de opinion opuesta á la mia, no debe agraviarse; porque como opinion vende él la suya y yo la mia; y no pudiendo uno estar en todos los pueblos, se vale de los medios

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que estan á su alcance para formarla. ¿Como es posible que se crea que el pueblo quiere otra cosa que la que quieren las personas que lo representan? Pero ¿qué es lo que quieren estas personas que lo representan, sobre todo los que no tienen pasiones, porque en estas ya se mezcla la opinion con el deseo? El pueblo español quiere lo mismo que los que quieren que no haya Inquisicion; la conservacion de la religion es lo que quiere; y en esto hay una certeza hasta tal punto, que no hay la mas pequeña razen de dudarlo. Pero como al pueblo español, es decir, al que se ha solido llamar vulgo, que está compuesto de los infelices labradores, menestrales, artesanos, gentes de oficio, se le designa y se dice que quiere la Inquisicion? Aseguro á V. M. que con el nombre de Inquisicion, suponiendo que la quiere, lo que quiere es religion, porque lo tiene por sinónimo. El mismo señor preopinante, á quien voy contestando, lo ha dicho terminantemente. Pues si tenemos testimonios tan claros de que el pueblo quiere lo que desea V. M. esto es, la religion, ¿por qué no hemos de dar este gusto al pueblo, y mis siendo tan debido? Es que piensa que peligraria sin la Inquisicion." Alto ahí..... Y puede tener el pueblo en esto pensamiento propio? No se extrañará que diga yo que no; pues ayer se dixo, y con razon, que en esa clase del pueblo es mas la piedad que la ilustracion. No es cierto que por un libro de doctrina cristiana que tenga, y una plática que oyga, ; no hace mas que leer novenas, meditaciones y milagros (que son buenos; pero que no son sino una parte accesoria), y que en vez de sermones continuos de la explicacion de la doctrina, para que conociendo la religion la adore, lo que oye son muchos panegíricos y novenarios? Pues qué extraño es que confunda, ó que estando acostumbrado á oir siempre: el santo tribunal de la Inquisicion, el santo tribunal de la Fe, los hereges son los únicos que no quieren la Inquisicion, son hereges los que dicen lo contrario, conviertan esto en hábito, quando en otras cosas mas claras y sencillas que esta puede tanto la educacion? Pues, Señor, ¿qué toca á V. M. en este punto? ¿Hasta qué punto V. M. debe respetar la voluntad de los pueblos, y seguir su opinion? Pondré un exemplo. V. M. es el médico de la nacion española. Va un médico á visitar á un enfermo, y este le dice: amigo, sángreme V.; porque si no me muero....." Pregunto, el médico, quando no solo no le sangra, sino que le da un remedio enteramente contrario á la sangría, porque ve que es el que le conviene y le cura, se opone á la voluntad del enfermo ó no? Yo digo que no. Porque lo que le pide el enfermo, baxo el nombre de sangría, es la salud. Señor, los pueblos, quando piden Inquisicion, lo que piden es conservacion de la religion. Concédaselo V. M. á todo trance.

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Pero, Señor, se me dice:,, no se quite la Inquisicion hasta que se esparza la ilustracion." Haré una pregunta muy sencilla los pueblos creiam quando se estableció la Inquisicion en España, que era absolutamente necesaria para conservar la religion? Que la tuvieran por buena, pase; pero que la tuvieran por absolutamente necesaria, no señor. No hay duda que antes de establecerse se sabia en parte lo que era, porque la habia en otros paises; pero no se cuidó de prevenir al pueblo sobre un establecimiento, que aunque tenia un objeto santo y piadoso, estaba expuesto por sí á tantos abusos. Señor, si no se reclamó fue porque no se habia formado la opinion contra él: luego se estableció, y mientras exista no se le puede conocer.

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¿Y de dónde viene el conocimiento del tribunal? O de haberlo visto y probado, ó de haber leido los libros, que con mas ó menos claridad hablan de él. No es cosa de creer todo lo que se diga contra la Inquisicion; pero de lo que se ha escrito, y de los principios de la justicia, resulta lo que era este tribunal. Aunque se ha dicho repetidamente que no hablan en contra de la Inquisicion mas que los hereges, como para sacar esta conseqüencia, ,, luego son hereges estos que hablan en contra:" yo he oido y leido con mucho cuidado varios autores contrarios á la Inquisicion; y sé que no son hereges. Para no hablar de cosas que no conozca todo el mundo, hay alguno de los que tienen opinion contraria á quien haya ocurrido siquiera tachar la religiosidad del maestro del rey Felipe v, y confesor de Luis xvi, el abad Fleury, el llamado Agustino de la iglesia moderna, y otro catálogo inmenso de autores sábios y teólogos profundísimos, hombres de quienes se ha dicho que no les faltaba sino la antigüedad para ser doctores de la iglesia? Pues léanse y exâmínense, y se verá que han pintado á la Inquisicion del mismo modo que la pinta la comision: lo mismo. Hay mas: dice este sábio abad: no se crea que el impugnar la Inquisicion lo fundo en que se haya abusado de ella: de lo mas santo se puede abusar; pero distíngase bien entre las abusos accidentales, y los que su misma naturaleza produce, y á los que parece como que convida." Dexando aparte las pruebas y reflexiones que este y otros sabios traen contra la Iquisicion, hablaré de un libro que está prohibido, que para mí se puede leer despues de comulgar para edificacion. Pues, Señor, este libro, que son los Discursos sobre la historia eclesiástica, se prohibió por la Inquisicion, lo mismo que todos los que se expliquen como él.

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Así como es posible que se diga que mientras se ilustra el pueblo español, se ponga en exercicio la Inquisicion? Pues si su establecimiento ha producido esta clase de ideas, ¿cómo su restablecimiento habia de producir las contrarias? Supongamos que se restableciera: en ese caso, podria qualquiera de nosotros escribir la historia verdadera de ese tribunal? Pondré un exemplo para que se hable de cosas conocidas: ¿Correria entonces el papel titulado: La Inquisicion sin máscara? No sé; ; los que entiendan de esto pueden decirlo? Dígalo V. Mcree V. M. que los mismos tres señores de la comision que han leido su dictámen contrario, ese dictámen extremamente piadoso, no serian los primeros delatados, y se encontrarian en su voto bastantes motivos para que fuera calificado de herético? Y no bastaria el haberlo hecho personas eclesiásticas: porque á otras no menos respetables por su opinion y virtudes les ha sucedido lo mismo. Si no véase á Carranza. ; Qual ha sido el principio y motivo de la persecucion terrible, escandalosa y atroz del respetable Carranza? Su catecismo. Alguno de los señores diputados que me están oyendo lo tiene, y yo convido al mas escrupuloso de los ultramontanos (no digo de los católicos) á que me saque de él una proposicion censurable. Pues diez y ocho años, como he dicho anteriormente, estuvo preso el Primado de las Españas con este pretexto. Con que vea V. M. si en ese dictámen no habria bastantes proposiciones para calificarlo como he dicho; y si no seria un pretexto para hacerlo.

» Dícese que esto es verdad, pero que se dexe mientras se va ilustrando el pueblo. Una de dos; ó el pueblo se puede ilustrar subsistiendo ella, ó ne. Pues si no se puede, ¿cómo que se quiere que se restablezca para que

el pueblo se ilustre? Y si se puede, por qué no se ha ilustrado hasta ahora? Me temo, Señor, haber dicho mucho, pero V. M. disimulará. Y con esto me voy acercando un poco á la qüestion.

» No será conveniente para el estado y para la misma iglesia el tener esta especie de consejo eclesiástico de estado, esta arma santa (no mucho, quando se usa mal), no seria bueno que el estado la tuviera? Señor, ¡ qué felicidad es poder hablar así!¡ qué felicidad ! Siento no esten mas coordinados en mi cabeza estos principios, que aunque desordenados, estan muy arraygados en el fondo de mi corazon. Insulta mucho á la religion de Jesucristo todo el que quiera hacerla servir para sus miras; y el que la quiere como medio necesario no solo de una política de hombres, sino mundana é indecorosa, sirviéndose de la religion como medio político. ¿Es posible que se quiera hacer servir la religion para asuntos particulares, y que se mancille dándole este carácter? ¿Es posible, Señor, que en un estado católico se ha de hacer uso de la religion para proyectos políticos? Yo dudaria de la seguridad del estado, quando V. M. lo resolviera así: y viera que hacíamos instrumento político el nombre sacrosanto de la religion. El que por ella se conserven los estados, y se mantengan en paz y tranquilidad, es muy justo y bue no; pero hacer sierva de los designios de la política á la religion santa de Jesucristo, religion universal, venida para ponerse y establecerse entre los hombres sin atender á clases de gobierno, ni á las circunstancias del tiempo, lugar ó épocas: hacerla, digo, instrumento de intereses del mundo, ó ya para que el rey se sirva de ella contra los hombres, ó al contrario, ó bien una clase contra otra... ¡Ah! no cabe esto en un Congreso católico como este, que no puede contar para nada con la Inquisicion, porque no medita maquinaciones políticas, ni le mueve ningun interes para que entre en esta profanacion. ¡ Pero ah! Señor. El Congreso tiene realmente interes en su abolicion, porque ha enseñado la experiencia que con él no puede haber libertad en la nacion. Por todo esto la comision dice perfectamente que los medios con que se ha de proteger la religion, es menester que sean conformes á la constitucion. Y aquí está la necesidad de poner ese artículo.

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El artículo 12 de la constitucion dice ( leyó ). Es así que ni pueden ser sábias ni justas las leyes que sean contrarias á la constitucion, ya porque ella es la base fundamental del estado, ya porque se ha jurado por todos aquellos para quienes se hacen las leyes, que la han reconocido, y porque la justicia y la sabiduría no se contradicen; luego debe la religion protegerse por leyes conformes con la constitucion. Pero, Señor, ¿ y para que le han puesto ahí? Primero, para obedecer á V. M.; y segundo, para hacer lo que debia. Materia exâminada en la comision, si la Inquisicion es ó no conforme con la constitucion sancionada y jurada. ¿Habrá quien niegue que esto. debia pasar á la comision, y que este era el encargo que se le hacia á conseqüencia de lo resuelto ante por V. M., que toda proposicion que tenga enlace con la constitucion, pase á examen suyo, para que jamas suceda que se apruebe en el Congreso por inadvertencia algo contrario á lo resuelto en la constitucion? Quiere decir esto, que como las obras son mas claras que las palabras, ha hecho bien la comision; la qual como que entiende el lenguage de V. M. comprehendié su pensamiento, bien claramente manifestado; porque los preceptos se cumplen no haciendo lo que dicen las palabras, sino llenando los deseos del que manda. Y la comision hizo este argumento: Cla

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