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prenderse de este derecho divino inherente á su elevado carácter. No hay potestad humana que pueda privarles justamente de esta celestial atribucion. Si han estado despojados de ella hasta aquí, deben reclamarla en todos tiempos; á menos que no se quiera seguir en este trastorno general de una doctrina divina y apostólica. El pueblo cristiano tiene derecho inconcuso á ser doctrinado, juzgado y corregido por sus legítimos pastores y jueces! por aquellos jueces que le consigno el mismo Jesucristo, y no por jueces extraños constituidos por autoridad humana. Si un español por desgracia llega á delinquir en un artículo ó dogma de fe; si la Inquisicion lo lleva con el sigilo y los misterios acostumbrados á sus horribles calabozos, y este desgraciado pide que se le juzgue por el tribunal competente, es decir, por aquellos jueces que Dios le destinó, pues no conoce a otros, qué le responderá V. M.?

si

,,V. M. ha dado al pueblo español tribunales legítimos para ser juzgado en las causas civiles y criminales sin que pueda recurrir á otros; y habrá de permitir que en materias de religion sea juzgado y corregido por un tribunal intruso en la iglesia en los siglos de la barbarie, con despreció del legítimo y sagrado tribunal que erigió el mismo Jesucristo? No es de esperar de la piedad y justicia del Congreso. No se me diga que para salvar el derecho de los obispos pueden asistir por sí o por sus vicarios á los juicios de la Inquisicion. Porque ¿qué lugar es el que ocupan entre los inquisidores de provincia? Es otro que el último? ¿Tienen mas que un voto consultivo, que puede ser desechado por los padres conscriptos de la Suprema? Mas vale que no tuvieran ninguno. ¡Qué indecencia para el sublime carácter episcopal que en un tribunal de fe, de que los obispos son jueces natos sea postergado su voto á las decisiones de unos simples presbíteros, pues ni siquiera son párrocos! Era menester que el error hubiese echado muy profundas raices, y que la preocupacion y la costumbre de ver aplaudidos los abusos, hubieran ofuscado la razon humana para haberse conformado con esta viciosa legislacion, y para haberla tolerado por tantos siglos, con desdoro y oprobio de las legítimas autoridades. Eran necesarios una ceguedad y aturdimiento inauditos para sufrir por tanto tiempo un tribunal desconocido en los doce primeros siglos de la iglesia. La iglesia, Señor, es hoy la misma que quando la estableció su fundador, y la misma será hasta el fin de los siglos. V. M., que es el protector de la religion santa que profesa el pueblo español, no debe permitir que sigan en un trastorno espantoso la divina institucion de Jesucristo, ni los antiguos sagrados cánones por causa de un tribunal intruso, que siendo inútil en la iglesia del Dios vivo, solo es un yugo insoportable: Quod nec patres nostri, nec nos portare potuimus. Pero es tambien diametralmente opuesto á la sábia y religiosa constitucion que V. M. ha sancionado, y que han jurado los pueblos. §. 2. No es menester mas que tomar en una mano la constitucion política de la monarquía, y en otra el código tenebroso y fanático de la Inquisicion para demostrar esta verdad. Recorrase el capítulo 1 de nuestras leyes fundamentales, al título v, y se verá que todo respira en él justicia y humanidad, no solo conforme a la sana filosofia, sino á la misma religion santa que profesamos. Omito los primeros artículos de este capítu lo, y convido á todo español á que medite con detencion desde el artícu lo goo hasta el 306. En ellos leerá que dentro de las veinte y quatro

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horas se manifestará al tratado como reo la causa de su prision y el nombre, de su acusador, si lo hubiere.... que se le leerán íntegramente todos los documentos y las declaraciones de los testigos con los nombres de estos; y. si por ellos no los conociere, se le darán quantas noticias pida para venir en conocimiento de quienes son : que el proceso de allí en adelante será pú blico en el modo y forma que determinen las leyes que no se usará de tormento ni de apremios: que tampoco se le impondrá la pena de confiscacion de bienes: que ninguna pena que se imponga, por qualquier delito que sea, ha de ser trascendental por término ninguno á la familia del que la sufre, sino que tendrá todo su efecto preciso sobre el que la mereció: que no podrá ser allanada la casa de ningun español, sino en los casos que determine la ley para el buen órden y seguridad del estado."

¿Y estos principios luminosos, tan conformes á la justicia como á la recta razon, se ajustarán bien con el modo de enjuiciar del Santo Offcio? ¡Ah, Señor! Hay tanta diferencia como puede haberla entre la ilustracion y el fanatismo, entre la libertad y la opresion, entre el error y la verdad, entre la luz y las tinieblas. Las Cortes de Valladolid de 1518 representaron con vigor á Cárlos v y á su madre la reyna Doña Juana los escandalosos abusos de la Inquisicion. Cárlos v quiso imitar la política de su abuelo; pero sin embargo expidió una, pragmática para contener al tribunal, cuyos artículos 12 y 13 dicen así:,, Item, que los que fueren presos sean puestos en cárcel pública, honesta, tal que sea para guarda y no para pena, y allí se les diga misa, y administren los santos Sacra mentos que el derecho permite. Item, que los presos puedan ser visitados todas las veces que quisieren por sus mugeres é hijos, y deudos y amigos, y letrados y procuradores, y las mugeres lo mismo, pública y secretamente." Nada era mas conforme á la humanidad y á la justicia. Mas qué sucedió! Que la Inquisicion se burló de las Córtes, eludió el decreto del emperador, y continuó en sus excesos de ferocidad y despotismo. Aquí se ve que hizo frente á los mismos reyes á quienes se creia necesaria. No trataré de hacer aquí un extracto del tremendo código inquisitorial por no ser demasiado molesto: lo reservo para hacer despues el paralelo; pero este código es tan tenebroso y obscuro como los mismos calabozos del tribunal código confuso y complicado que abunda de artificios, cavilaciones y tretas vergonzosas muy agenas de la magestad y santidad de las leyes: código en fin que presenta un perfecto sistema de la misma ilegalidad, mas propio para buscar reos que no para averiguar los delitos, donde la inocencia corre peligro á par del crímen: que prescribe los castigos mas atroces, y que es el espanto y terror de la humanidad. Esta es puntualmente una rápida idea del código inquisitorial, que ha dominado por tantos siglos á los sufridos y pacientes españoles, con vergüenza y oprobio de la religion, lo que tendrán mucha dificultad en creer las generaciones venideras. Léase á Masini en su tratado Práctica de la Santa Inquisicion. Regístrese á Páramo Del origen de la Inquisicion; y sobre todo véase al fa moso Eymerich en su Directorio inquisitorial, comentado por Peña, y allí encontrarán quanto necesiten para su desengaño los defensores del tribunal, siempre que quieran leerlo con imparcialidad filosófica.

V. M. ordena en el artículo 291;,, La declaracion del arrestado se rá sin juramento que á nadie ha de tomarse en materias criminales sobre he

cho propio." ¿Y dónde se prodigan mas los juramentos que en este tribunal? Ellos son la base fundamental en que estriba este ruinoso edificio, sin pararse en la irreverencia que se irroga con su repeticion al santo y terrible nombre del Señor. ¿Y qué diré de la absoluta inviolabilidad que se ha abrogado la Inquisicion con alto disimulo de las potestades de la tierra? ¿Quien ha visto castigar con el rigor de la justicia á un inquisidor? Yo no tengo noticia de otra causa ruidosa que la de Lucero, inquisidor de Córdoba, en tiempo de Fernando el Católico, cuyo expediente paraba hasta ahora poco en Valladolid. Este malvado, que abusó impunemente del colosal poder de su tribunal, que arruinó tantas familias inocentes sumergidas en el llanto y desolacion, fué depuesto y desterrado al castillo de Burgos; mas para esta heroica resolucion fueron necesarias toda la firmeza y zelo apostólico del cardenal Cisneros, inquisidor general, lo que se miró entonces como un prodigio de justicia que ha tenido muy pocos, exemplos. Conforme á la constitucion sola la persona del rey es sagrada é inviolable: nadie, pues, mas que él puede aspirar en lo sucesivo á semejante privilegio.

,,El pueblo español ha jurado solemnemente su constitucion á la faz de toda la tierra, para no ser en adelante el juguete y oprobio de las naciones está pronto y dispuesto á defender y sellar con su sangre esta carta sagrada de sus derechos y libertad política. En ella se establece, como ley fundamental, que la religion católica, apostólica, romana, que es exclusivamente la verdadera, es la religion del estado , y la que la nacion protege por leyes sábias y justas. Ningun español podrá atacarla ni por palabra ni por escrito, ni directa ni indirectamente, sin pasar por impío y rebelde, pues quebranta una ley primordial de la monarquía; y ademas de cometer un crímen sujeto á las penas canónicas, se hace igualmente reo y digno de las penas civiles que los tribunales sabrán imponerle. Pero el pueblo español no ha jurado ni jurará jamas sostener la Inquisicion; ántes al contrario en el mismo acto de jurar la constitucion ha jurado virtualmente la abolicion perpétua de este odioso y sanguinario tribunal, como incompatible con la constitucion, como diametralmente opuesto á sus derechos y libertad civil. Mas yo dixe tambien que la Inquisicion es no solamente perjudicial á la prosperidad del estado, sino contraria al espíritu del evangelio que intenta defender.

§. 3. ,,Tírese una rápida ojeada sobre la faz de la península despues del establecimiento de la Inquisicion, y se verá que desde aquella desgraciada época desaparecieron de entre nosotros las ciencias útiles, la agricultura, las artes, la industria nacional, el comercio... Exâmínese la estadística de esta vasta y rica nacion, y se notará progresivamente su decadencia y despoblacion hasta llegar á poco mas de diez millones y medio de habitantes, la mayor parte miserables, quando por la benignidad de su clima, por su localidad y feracidad de su terreno puede sustentar mas que doble número. Degradados los españoles de la altura de su antiguo poder y sabiduría, al mismo tiempo que perdian su energía y libertad, caian en el mas espantoso abatimiento, perdian su preponderancia, y se entregaban insensiblemente al apocamiento y esclavitud. No es fácil calcular hasta qué punto de decadencia hubiera llegado esta magnínima y heroica nacion sin la convulsion política originada de la invasion del tirano de la Europa. Pero aun hay mas. De una

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devocion ilustrada, apoyada en la sagrada Escritura, en los escritos de los padres y otros autores nacionales eminentes en virtud y literatura, vino á parar en una agradable supersticion y en un orgulloso fanatismo, que tanto ultrajan á la magestad y santidad de la religion. Se vió abandonada por lo general la predicacion del evangelio, se descuidó la instruccion pública, y desapareció la práctica de las virtudes sociales, que deben formar el carácter! del ciudadano católico, y en su lugar se dió acogida á las mas pueriles devoçiones, á prácticas ridículas, á libritos y folletos atestados de cuentos, de visiones, de revelaciones falsas y de milagros fingidos, cuyo conocimiento está reservado exclusivamente á los Supremos Pastores de la iglesia.

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,,¿No se encuentra mas copia de sagrada erudicion, mas uncion y ener gía en las obras inmortales de un Fr. Luis de Granada, de un Fr. Luis de Leon, del venerable Avila, de Santa Teresa de Jesus, que en tantos folletos ridículos que casi todos tiran á la supersticion y fanatismo? Pero ¡ay de mí! dos de aquellos varones fuertes, de aquellas almas justas que veneramos como á nuestros padres, no solo en la pureza y elegancia del idioma, sino en la doctrina y religion santa, fueron á parar á los calabozos de la Inquisicion. Niéguenlo, si se atreven, los abogados y patronos de este despótico tribunal. Si la memoria de aquellos ilustres héroes, de aquellos claros varohan sido el ornamento y gloria de la patria no quedó manchada con el borron de la infamia á que los expuso la Inquisicion, fué porque el es adornan plendor de sus virtudes triunfo demasiado de las negras sombras que á este feroz establecimiento. ¡Desgraciada virtud si se han de apreciar sus quilates por la ignorancia y presuncion de los mandones! No es creible el influxo de autoridad y preponderancia de poder que se adquirió la Inquisicion con estos golpes maestros de su política. A vista de estas prisiones detestables se apoderó un terror pánico del espíritu docil y piadoso de los espaholes. Atónitos y sorprehendidos al notar que ni las personas mas respetables y visibles por su saber, por su santidad y sus virtudes estaban libres de la vara de hierro de este horrible tribunal, ¿que español por virtuoso que fuera, se creeria seguro de caer en sus garras? Yo quisiera que todos los que me oyen se detuvieran sobre esta reflexion; mas no dudo que V. M. con su imparcialidad y sabiduría le dará todo el peso que se merece.

,,No fueron estos los únicos personages de virtud y literatura que sufrieron el yugo inquisitorial. San Francisco de Borja, San José Calasanz, padre y fundador de las escuelas pias, fuéron tambien víctimas de la Inquisicion. Y ¡quantos sábios, quantos literatos de primer órden no experimentaron la misma triste suerte! Las conciencias y las artes son tan incompatibles con la Inquisicion, como lo es la luz con las tinieblas. Bastaba distinguirse un sábio para ser el blanco de este tribunal; y á fe que su cálculo era bien fun'dado, porque debiendo su orígen impuro á un siglo de tinieblas, y sostenido siempre por la mano de hierro de los déspotas, se alarmaba á la menor ráfaga de ilustracion que pudiera con el tiempo descubrir al mundo su sistema de opresion y tiranía. Este ídolo no pudo sostenerse sino en medio de la obscuridad y del error.

y literatos , ya nacionales, ya ex,,Daré una idea sucinta de los sábios trangeros, que este tribunal sacrificó á su furor y estupidez. A principios del siglo XVII apareció en el teatro de la Italia un hombre extraordinario 'por su saber, á quien las ciencias deben infinito, y al instante fué sepulta

do en las cavernas de la Inquisicion el inmortal Galiléo. Este grande hombre rectificó el verdadero sistema del mundo, que en la antigüedad habia promovido Pitágoras, que resucitó despues Nicolas Copérnico, y que úl timamente adoptó Newton. Aquí está todo el pecado del filósofo Florentino. Es verdad que los inquisidores de aquel tiempo no eran á propósito para entrar en los arcanos de esta filosofia, y procuraron vengarse del filósofo, que sabia mas que todos ellos. Fué tal la impresion que este bárbaro atropellamiento hizo en el espíritu del célebre Descartes, que segun se explica el autor de su vida, pensó quemar todas sus obras filosóficas para que no cayesen en manos del Tribunal. ¡Y qué pérdida hubicran sufrido las ciencias si llegaran á quemarse los escritos del padre de la filosofia moderna! Pico de la Mirándula, á pesar de su alto nacimien◄ to y profunda sabiduría, fué tambien víctima de la Inquisicion. Pedro Ràmos sufrió la misma suerte. Ello es que ya sea en persona, ya en sus escritos, apenas hay sabio de nombre que no haya sido perseguido por este Tribunal. Entregado por muchos años á la astuta política de los jesuitas, toda obra contraria al sistema tortuoso de la Compañía era proscrita al momento. Díganlo las famosas provinciales de Pascal, que por haber descubierto al mundo el gobierno despótico y máximas corrompi das de la Compañía fuéron proscristas en el expurgatorio como prohibidas en primera clase, al mismo tiempo que corrian impunes las obras de los casuistas, donde rebosaba la mas relaxada moral. Dígalo la historia pelagiana del sapientísimo cardenal de Noris, que fué prohibida por la Suprema. En esta obra insigne se trata del sistema de la Gracia, segun los prin cipios de San Agustin, que adoptó la iglesia, pero era contraria á los prin cipios del jesuita Luis de Molina, y fué por tanto condenada al expurgatorio. Ni bastó la suprema autoridad de Benedicto XIV para arrancar del índice una obra tan ortodoxa, pues tambien la Inquisicion se atrevió mas de una vez á eludir los decretos del Romano Pontífice. Fué necesario que Fernando vi, indignado del atrevimiento y desobediencia inquisitorial, mandase que el inquisidor general levantara el furioso anatema.

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,,¿Y qué necesidad tenemos de ir á buscar sabios extrangeros perseguidos por la Inquisicion? Hay tal abundancia en nuestra España, que seria imposible enumerarlos todos. Yo veo en sus garras al diligente y sabio restaurador de nuestra literatura Antonio de Nebrija; á Fr. Juan de Villagarcía, catedrático de Oxfort; al elegante y culto historiador Fr. José de Sigüenza; á Alfonso de Zamora, catedrático de hebreo en Alcalá; á Cantalapiedra, catedrático de Salamanca; á Diego de Zúñiga, catedrático de Osuna, y muy docto Francisco Sanchez de las Brozas, reputado en todo el orbe literario por padre y maestro de las Instituciones latinas, fué á morir en las cavernas de la Inquisicion de Valladolid. Con su infame prision quedaron sepultadas para siempre sus elegantes traducciones de varias obras de la antigua Grecia. Así fueron presos los Vergaras, Tovares.... ¿Qué mas? Hasta el incomparable Arias Montano, gloria y honor inmortal de nuestra literatura estuvo ya para caer en las garras del terrible y sombrío Tribunal. Le valió á este sabio de primer órden la consideracion de haber presentado en el Vaticano á Gregorio XIII la real biblia poliglota.

,,Quando no podia arrastrar con las personas de los autores, prohibia ó suspendia sus obras para purificarlas. ¡Qué inmensa copia de escritos 05

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