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"Es concebible, se pregunta Marure, que dos millones de habitantes, esparcidos en una área de más de 25,000 leguas cuadradas, hubieran podido, en el período de 30 dias, expresar reflexivamente su sentir sobre tan delicado asunto? ¿Podrá creerse que se obró con libertad... ?" Y téngase presente que las vías de comunicacion eran entónces mucho más difíciles que ahora.

Hasta qué grado estaba apoyada en la opinion pública la célebre declaratoria de que nos venimos ocupando, lo demuestra claramente la resistencia heróica que hizo la provincia de San Salvador, á las fuerzas imperiales mandada por el General Don Vicente Filisola, que solo pudo ocupar la capital unos cuantos dias antes de que se declarase disuelta la union de Guatemala, y cuando CostaRica desconocia la anexion.

Probarémos esto, además, con una autoridad irrecu

sable:

Excelentísimo Sr.-Desde el dia en que por la mayoría de votos resolvieron estas provincias su adhesion al Imperio Mexicano, hubo un número de pueblos, que queriendo su independencia absoluta, disintieron de la opinion general, y algunos de ellos, como la capital de la provincia de San Salvador, de acuerdo con algunos pueblos de su distrito, sostuvieron con las armas su particular opinion, de una manera que ha sido necesaria la fuerza para atraerlos al partido del Imperio.

"

Desde la fecha de su agregacion por estas provincias, han proseguido la opinion particular en continuo choque con la general de la adhesion; y aunque por mi parte he sostenido por cuantos medios han estado á mi alcance el partido de la primera, no dejaba de percibir el terreno que ganaba la segunda, á favor de la irresistible fuerza moral de la opinion, que se propagaba en razon del pábulo que recibia de algunos decretos del Gobierno de la metrópoli.

La órden reglamentaria Imperial de 21 de Diciembre, sobre el modo de enjuiciar, aboliendo las formas constitucionales, é introduciéndose á perturbar los principios del derecho comun: el arancel general de aduanas del Imperio, inadaptable á los elementos que constituyen la agricultura y comercio de este suelo; y la providencia de incomunicacion de estos puertos, con los de la nación española, que destruye por su raíz ambos ramos con la ruina general de los habitantes de estas provincias, han sido los apuntes de los progresos de la independencia. e bit &

Es constante que la situacion y calidades heterogéneas en que ellas están constituidas respecto á las del Imperio, no pueden jamás hacer regla comun con ellas; y aunque se quiera conceder que las provincias citadas, y otras que en lo sucesivo pudiera adoptar el gobierno, tuvieran el sello de la pública conveniencia, siempre Guatemala habria de resentirse por el principio de heterogeneidad indicada, á ménos que una política, atenta siempre à remover este inconveniente, dispusiese leyes peculiares á este país; operacion que no era fácil desempeñar, atendida la separacion que este reino ha tenido del de México en el gobierno español, y la falta de datos y conocimientos que proceden de su desunion.

Por efecto de la extension que la independencia daba á la opinion, la provincia de Granada dió el grito que siguió Costa-Rica, aun despues de sujetada la de San Salvador con las armas, aunque nunca con el convencimiento, como me lo hicieron conocer muchos incidentes posteriores á su allanamiento.

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Esta reunion de circunstancias acaecia en Guatemala, cuando el ejército de operaciones sobre Veracruz, al mando del Sr. General D. José Antonio de Echávarri, dió el grito de libertad en Casa-Mata. El suceso me fué comunicado por el mismo Sr. Echávarri, con una comision que apénas me dió luz del proyecto.

Además, el oficio con que me invitó, llegó á mis manos abierto, y con todas las señales de apócrifo, y con esta incertidumbre, le dí la contestacion lo mismo que al Sr. General D. Nicolás Bravo, sin que posteriormente haya recibido otro aviso, y ninguno anterior de V. E.; y para aca

barme de cegar, el Gobierno de Oajaca interceptó la correspondencia de la Corte, con quien he seguido incomunicado...

Pero en medio de esta perplejidad, algunas cartas particulares y papeles públicos de Oajaca, y tambien incitativas del Gobierno de esta ciudad, no me dejaron dudar de la realidad de la empresa de los progresos del Ejército libertador, y del intento de su plan, permitiéndome V. E. que al tocar este punto note que ni los Sres. Generales Echávarri y Bravo me repitieron la ocurrencia y su prosecucion, ni ménos V. E. se haya dignado darme aviso alguno, como pudo hacerlo dirigiéndose á mí, en lugar de haberlo hecho á varias autoridades de estas provincias, con los acuerdos de la Junta gubernativa de esta ciudad, de que es V. E. su Presidente.

En esta situacion, el público, sabedor de los hechos, dedujo consecuencias favorables á su independencia: la opinion fermentó, y una representacion de varios individuos que disfrutan la aura popular, prestando voz y caucion por el pueblo, me hicieron entender su resolucion de recobrar la libertad que a favor de la experiencia y del estado político de las provincias de México consideraban cierta, de necesidad.

La espada que desenvainé para defender la libertad de México, no podia teñirla contra la de Guatemala. Un infructuoso esfuerzo debia cubrir de luto al mismo Ejército libertador, que viéndose rechazado por la opinion de Guatemala, no hace otra cosa que pedir la propia libertad que sus compañeros solicitan para México. Con consejo y maduro exámen congregué una Junta de los gefes y oficiales de esta guarnicion: oí el voto de la tropa, y el acuerdo tuvo por resultado el plan que contiene el adjunto impreso, que mereció la aprobacion de la Diputacion Provincial y Ayuntamiento de esta Capital, y para su realizacion lo he comunicado á todas las provincias que constituían el Reino de Guatemala.

V. E. en este procedimiento no hallará más que el curso ordinario por donde la época y la naturaleza de los acontecimientos ordenan con un enlace inevitable los destinos de los pueblos; y V. E. al imponerse de esta exposicion,

considero que hará justicia á mi manejo, presentándole al Gobierno nacional como la segunda prueba de la empresa de la Casa-Mata, persuadiéndose al mismo tiempo, que la division de mi mando no ha hecho más que seguir las huellas que el Ejército libertador, de que es parte, le ha demarcado con leccion del respeto con que debe reconocerse la opinion pública, sin que este paso que yo contemplo de la aprobacion del Gobierno y de V. E. mismo, haga desmerecer ni á mí, ni á los oficiales de esta division, que como hermanos de los que componen el Ejército libertador, han imitado la generosidad de sus filantrópicas ideas, dando un testimonio de que somos dignos de pertenecer á la nacion mexicana.

Sírvase V. E. admitir la expresion de mi consideracion, y tener la bondad de contestarme con órdenes de su agrado. Dios guarde á V. E. muchos años. Guatemala, 1o de A bril de 1823.

Excmo. Sr. Marqués de Vivanco,"

Vicente Filisola.

Este distinguido cuanto honrado general, cuya memoria merecerá siempre bien de Guatemala, no pudiendo contener el torrente de la opinion en favor de la independencia de México, previendo el desenlace de los acontecimientos de su patria, y convencido de que la union de las provincias de Guatemala á la nacion mexicana era perjudicial á uno y otro país, emitió el decreto de 29 de Marzo, á que se refiere en el despacho que hemos hecho ver á nuestros lectores, convocando á elecciones para un Congreso nacional.

Este se declaró solemnemente instalado el 24 de Junio de 1823, y el 1 del mes siguiente proclamó la INDEPENDENCIA ABSOLUTA DE LAS PROVINCIAS UNIDAS DEL CENTRO DE AMERICA, DE LA ANTIGUA ESPAÑA, DE ME

XICO Y DE CUALQUIERA OTRA POTENCIA, ASI DEL ANTIGUO COMO DEL NUEVO MUNDO.

El pacto de Enero debe considerarse nulo porque fué á todas luces ilegal: debe considerarse nulo, aun sin traer á la vista el decreto del Congreso mexicano de 8 de Abril de 1823, porque no fueron cumplidas sus condiciones; debe considerarse nulo en fin, porque fué rechazado por la gran mayoría de los guatemaltecos, que solo se sometieron á él por medio de la fuerza.

Obra de unos cuantos ambiciosos que se soñaron ser grandes dignatarios del imperio, solo sirvió para sembrar la semilla de la discordia en aquel país, ántes unido por mil títulos, sin producir ninguna ventaja saludable.

"Faltaria yo á la sinceridad que me caracteriza, escribia Filisola al Secretario de Estado de México, si no manifestase á V. E, que la generalidad con que estos pueblos desean ya su independencia absoluta, despues que aun los que buscaron la union á México, han desesperado de hallar en ella su felicidad, seria siempre un obstáculo invencible á la continuacion de esa union; y no podria sostenerse sino á costa de una guerra civil muy prolongada, ó de mantener en estas provincias cuerpos numerosos de tropas, que las destruirian y las arruinarian sin remedio: que consumirian al mismo México fondos cuantiosos, porque los de estos países no alcanzarian á sufragar tan enormes gastos; y que nunca habria como poder resarcirlos, porque léjos de eso, la miseria pública, que en tal caso iria en aumento, quitaria toda esperanza de indemnizacion. Por el contrario, separado este Estado del de México, progresaria el primero á favor de la libertad y sin gravámen del segundo: mantendrán ambos íntimas relaciones de fraternidad y de mútuo interes: Guatemala mismo sabrá guardar su territorio por su propia conveniencia y cubrir así las espaldas de México; y al espíritu de oposicion y de rivalidad que iba engendrando la dependencia, sucederán los

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