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tan contraria y repugnante á la antigua disciplina de la iglesia nacional; habiendose limitado á pedir, á rogar, á suplicar encarecidamente, con especialidad en una de sus mas esclarecidas deliberaciones, que procurasen conservar la pureza de la religion por medios mas suaves, mas dulces y humanos, que los de atormentar barbaramente y quemar vivos á los que prevaricasen en la fe, ó no se conformasen con sus opiniones y doctrinas.

Entonces se hallará, que la reforma, en vez de trastornar la administracion en todos sus ramos como se pretende, restableció la obediencia á las leyes, el respeto á las autoridades, la subordinacion y disciplina en los ejércitos, el órden y economía en la hacienda pública, el crédito y la confianza entre el gobierno y los acreedores del estado, templando al mismo tiempo, y dirigiendo con prudencia, la exaltacion inseparable de una convulsion política, tan violenta y peligrosa.

Finalmente se hallará, que la reforma estuvo tan distante de perseguir á sus opositores, que la posteridad la admirará, no solo por la moderacion con que se distingue entre las de todas épocas y paises, sinó porque es de temer que sea la última que se conduzca por tan nobles y

generosos principios, al considerar la ingratitud é injusticia con que fué correspondido el ilustre senado en que tuvo orígen. Al espirar en 1814 el órden constitucional, todavía no se había derramado una lágrima, mucho menos una gota de sangre por ninguna providencia secreta ni arbitraria. Las causas formadas entónces por delitos políticos, ademas de ser en pequeño número, se instauraron sin reserva ni misterio, como no podía ménos en un sistema de gobierno fundado en libertad de imprenta, publicidad de discusiones debates en las Córtes, y responsabilidad en los magistrados y funcionarios de todas clases. ¡Qué contraste entre esta magnánima conducta, y la atroz violencia que derramó el terror y el espanto por toda la monarquía en ambos mundos desde el momento en que se entronizó otra vez el régimen inquisitorial y despótico llamado restauracion! Mas no es aquí donde corresponde comparar estas dos épocas; ántes es preciso dar á conocer la primera.

y

Si los que entónces se preciaron, y se alaban todavía de haber contribuido á conmover al pueblo en Aranjuez, en Madrid y otras partes para que se levantase contra sus opresores; á instigarle y enfurecerle despues para que resis

tiese al ambicioso que intentaba sojuzgarle, no previeron adonde conducía necesariamente la convulsion política que fomentaron, fueron unos insensatos, y no es justo que por sus declamaciones, sus trivialidades y absurdos se ultrage á cada paso la memoria de un congreso tan ilustre

y benemérito. Si, conociendo la naturaleza de la revolucion que provocaron, se propusieron solo hacer al inocente pueblo instrumento de sus miras ambiciosas, fueron unos hipócritas perversos, y entonces tampoco debe quedar impune la bárbara codicia de los que pagaron con una persecucion sangrienta y atroz, á los que los salvaron de otra reforma bien distinta, concebida entre el tumulto y las violencias del campo de batalla, y ejecutada con la algazara y vocería militar con que se celebraron en el campamento de Chamartin los decretos imperiales de 4 de diciembre de 1808.

Una refutacion específica de cuanto acumularon en diversas épocas contra la reforma constitucional la mala fe, la ignorancia y ligereza, así de propios como estraños, es impracticable en la triste y amarga situacion en que se emprende este trabajo, digno, á la verdad, de otro desempeño mejor y mas correspondiente á la impor

tancia é interes de la materia. Pero siendo una obligacion sagrada contribuir en lo posible á que se aclaren las verdaderas intenciones de las Córtes estraordinarias, parece necesario entrar en el exámen de su conducta parlamentaria, hasta donde alcancen las endebles fuerzas de una memoria flaca, y ademas, debilitada con las penalidades y quebrantos de una cruel y dolorosa espatriacion. Privada del auxilio que hallaría en gran copia de apuntes, documentos y otros materiales, fruto de asiduo trabajo y diligencia, que la persecucion de dos épocas consecutivas destruyó para siempre; no se escribe la historia de aquel congreso venerable, ni se siguen paso á paso sus deliberaciones y decretos. Solo, sí, se procurará dar á conocer el verdadero carácter y estension de la reforma con que empezó y terminó su gloriosa carrera.

Para facilitar la inteligencia de las causas que influyeron principalmente en aquel esfuerzo tan insigne como patriótico, es indispensable hablar con separacion de las que, habiendo precedido al movimiento insurreccional, habían preparado á la nacion para una estensa reforma mucho ántes de la invasion de Bonaparte. No de otra manera se podría comprender la verdadera ín

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dole de un acontecimiento tan estraordinario, que se ha intentado esplicar, omitiendo hacer mencion de una parte muy esencial del orígen que tenía. En esta reseña preliminar se procederá con toda brevedad, indicando solo aquellos sucesos mas notables que tuvieron influjo inmediato en el estado moral y político de la nacion, desde que, perdida su libertad, empezó de nuevo á dirigir hacia su restablecimiento, su solicitud y sus esfuerzos.

Finalmente, conviene advertir, que esta vindicacion no solo comprende á los que en las Córtes estraordinarias propusieron y defendieron la reforma constitucional, sinó tambien á los que fuera de ellas la promovieron eficazmente, auxiliando á este congreso con sus luces, con sus consejos y sus buenos oficios, ya como empleados en cualquiera de los ramos de administracion pública, ya como escritores, ya como personas privadas; pues todos ellos cooperaron poderosamente al feliz éxito de aquella ilustre y patriótica empresa. Su celo, su actividad y buena fe, se fundaron en los sentimientos mas nobles y generosos. El deseo de rescatar para siempre á su triste patria de la opresion y tiranía doméstica, verdadero y único orígen de todos los males

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