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"tiempo de Don Felipe IV, y de Don Carlos II, mis Señores, "artificiosamente han persuadido á los monarcas, no son "convenientes las Córtes, con el achaque de que las Córtes se levantarán á Parlamento; mas esto es mera ficcion, 66 porqué hasta que los togados lo han dicho para embara"zarlas, tal palabra no se ha dicho, ni aun llegado á el pen"samiento de los Reinos ni de las Ciudades; porqué no hay mas fundamento para que los togados las estorben, que el

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que no les tomen cuentas, como diré en el número siguiente. "Y lo que se debe evitar es que el Consejo y Cámara de "Castilla no se levante á Parlamento; esto tiene funda"mento y no lo otro; y sinó ¿ por qué toman á los reyes cuenta "del bolsillo, y siendo ellos con el Consejo de hacienda "dueños de la bolsa del monarca, no hay quien se atreva á "tomarles cuentas? Y en cuanto á decir que se levantarán "los togados á Parlamento no parezca que me adelanto, por"qué es así, y hablo de esperiencia .

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Si un Religioso descalzo, tan separado de los negocios públicos, embebido en las doctrinas teológicas y morales de su profesion, todavía acertaba á descubrir cual era el verdadero origen de los males que afligían á su patria, y asímismo á señalar el camino que conducía á su remedio; ¿cuántas luces no darían para la historia de aquella época, y para conocer con exactitud las verdaderas miras y deseos de los españoles ilustrados de ella, los muchos escritos que perecieron durante la persecucion contemporánea, ó que yacen inéditos, ignorados y perdidos entre el polvo, como sucede á la obra manuscrita de Conde Don Juan Amor de Soria, citada por el Señor Marina, en su Teoría de las Córtes? Este es otro de los beneficios que debe la literatura al triunfo del poder absoluto.

Vease la obra de Fr. Benito de la Soledad, especialmente á las pp. 91, 120, 147, 156, 168, 311, 312, 313, 341, &c.

NOTA D.

Página 63.

(San Felipe, Comentar. tomo 2, pag. 324.)

Para ilustracion de este pasage del marques de San Felipe se copia el siguiente pronóstico que hacía el P. la Bastida á la grandeza, con el fin de atraerla al partido del archiduque. Despues de esponer los designios de Luis XIV para privarla de todo influjo en el reino, dice: “Pues pre"gunto, Señores Grandes y Títulos de Castilla, ¿quién le "embarazará á la Sombra de Luis XIV (este es el nombre

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que da siempre á Felipe V), que lo haga? No V. E E. que "ya estarán cogidos sin poderse menear, y si se rebullen, "andarán cabezas por alto como pelotas de viento; pues la "plebe ni otro alguno, en lugar de moverse, dirán : Muy bien empleado está, que lo tienen muy merecido'

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... Me

'parece (como si oyera la respuesta), que los caballeros y "grandes de España que leyeren esto (y no serán los de mayor inteligencia, porqué tambien hay de todo) dirán: 'Este "Padre vive muy engañado y ageno de nuestras políticas, porqué no dudamos que el rey de Francia hiciera todo lo que representa, y mucho mas de lo que el Padre esplica, pero 66 nosotros conocemos su Sombra el duque de Anjou, y aunqué es verdad que hace sombra á las máximas y ideas de su cuerpo Luis XIV, mas no es su sombra en la inteligencia, "porqué si lo fuera, lo hubiera dejado de ser, sin dejarse

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á

engañar del cuerpo que así le mueve; mas como le descu"brimos adornado de alguna sinceridad, y que no despunta "tanto como necesita, para continuar las ideas de su cuerpo, "en faltando el cuerpo que le hace sombra, le dispondremos á "nuestra medida, y le volveremos á nuestra sombra, y hare

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mos de ella todo lo que nos pareciere. Y aunqué al presente "nos hallamos metidos como entre una araña y un escorpion, " &c. . . . . . . . Mas en muriendo (Luis XIV), como esperamos, y, ya hecho nuestra sombra este duque de Anjou, "echaremos los franceses de su lado, y con esta diligencia "toda la idea de Luis XIV quedará desvenecida, y nosotros lograremos lo que hemos menester para mantenernos sin "los riesgos que nos amenazan de la Francia con sus tiranas "máximas. Esto está muy bien pensado, mas con tanta sin

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ceridad, que, por copiosa que sea la del duque de Anjou, no me persuado que discurriera tan ciego. Dónde han imagi"nado los grandes y títulos de Castilla, que este pensar, y "sentir se le oculta á Luis XIV, y que no se le tiene prevenido "á su Sombra, y á los franceses, para que no dejen jamas á "los grandes que puedan hombrear tanto, reduciéndolos con "cautela á un estado, en que los puedan tener debajo de su

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mano, sin dejarles entrada, para que en ningun tiempo pue"dan hacer movimiento, ni aun soñado, para desechar los "franceses? porqué Luis XIV les ha enseñado á levantar "ciudadelas de política, como las que tiene en Francia, para

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que al menor movimiento arrasen las almenas de los grandes, 66 como él tiene dispuesto para los pares de Francia, y aun para los príncipes de la sangre, y si no lo han discurrido

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hagan reflexion sobre ellas, y las verán con sobrados per"trechos para que no llegue este caso, y entre tanto que se "divierten los grandes y títulos (que esto imaginan), con su "corto discurrir, les deja con libertad vaguear en este paraiso "ideado de sacudir el yugo de la Francia, para que man

tengan con esta mentida esperanza á su Sombra, y tengan "en poco las disposiciones que va ejecutando; y así asentarlas, 'para que en llegando á competente estado logre todas sus "máximas, sin que le puedan resistir. Demas de esto, ¿quién

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"ha llegado á imaginar que el delfin, y el duque de Borgoña, 66 con los consejeros interesados de su padre, y la atencion á "los progresos de la Francia, y á propias conveniencias, no "quedan tan alicionados del Cristianíssimo, que aunqué les faltara, dejarán de poner mayor esfuerzo, para mantener al duque de Anjou, por no perder las esperanzas de ver á la "España debajo del dominio de la Francia? Y el hacerlo les "costará nada en la disposicion que van componiendo á la nobleza, y con los recelos y temores con que les tienen "cogidos los ánimos, es de ménos empeño que juzgan los "nobles, y así váyanse descuidando, y verán en lo que pára su inadvertida esperanza." ."—Ibidem, pag. 51, 52, 53.

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NOTA E.

(Página 80.)

Las razones ostensibles para hacer esta reforma, segun el preámbulo del decreto, son la inobservancia de los estatutos de los colegios, y varios abusos introducidos en su disciplina. Pero al mismo tiempo se descubre que la resolucion se dirigía á objeto mayor y tenía miras mas estensas; pues entre otras cosas dice espresamente : "Y asímismo que este desórden ha "sido causa de innumerables injusticias y agravios de varios

obispados, provincias y particulares sugetos de estos mis "reinos, y señaladamente de la opresion que en todo el "referido tiempo (de un siglo á esta parte), ha padecido y "padece la juventud española, dedicada al estudio de las "ciencias en las universidades sobredichas, con grave per

"juicio de su progreso y adelantamientos de la pública "enseñanza." La enseñanza, así en las Universidades mayores, como en todas las demas del reino, era entonces, segun lo ha sido siempre, gratuita, uniforme y perfectamente igual para todos. Jamas hubo el menor privilegio ni distincion en admitir en el gremio de ellas á cuantas personas acudían á matricularse, ya perteneciesen á las clases altas, ya á las medias, ó á las inferiores. Es por lo mismo evidente, que el perjuicio y la opresion de que habla el decreto de reforma, no pueden ménos de aludir, ó referirse á la distribucion de premios y recompensas, de que se hacía un abuso en favor de aquellos colegios, y de manera alguna á la educacion científica y literaria en que no había reservas ni predilecciones. Muchas personas han pretendido hacer creer, que el espíritu aristocrático de los Colegios mayores conservaba la integridad de la alta magistratura, y que desde su reforma dejaron los tribunales de ser incorruptibles. Esta opinion no es filosófica, ni está fundada en hechos que la comprueben, con respecto á la época anterior á la reforma de los colegios. La prevaricacion en los jueces no procedía solo del torpe cohecho de recibir dinero, dádivas, &c., sinó de otras tentaciones en que peligraba su justificacion y pureza. El influjo de la corte, espíritu de cuerpo, intereses de clase, de bando y parcialidad, fueron en todos tiempos enemigos poderosos de la integridad de los funcionarios encargados de administrar la justicia. El único freno contra la prevaricacion es la responsibilidad efectiva, que no puede existir sin censura pública, sin libertad de imprenta y de debate en algun cuerpo representativo. Dejando ahora este punto, es menester añadir aquí, que es un error suponer que hubiese habido mas integridad en la magistratura antes de la reforma de los Colegios mayores.

De miembros de estos establecimientos se

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