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sus propios esfuerzos, de su teson y su perseverancia en conservar prerogativas, que no debía á concesiones y gracias otorgadas por, y revocables á voluntad de los príncipes donantes y sus sucesores; y de que procuró siempre no abusar abiertamente á fin de no hacerlas odiosas y opresivas á las demas clases que no las disfrutaban.

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Para adoptar en un pais las instituciones de otro, no basta que haya en ambos nombres cosas comunes. Es necesario examinar ántes los elementos que han de entrar en la composicion del plan, y asegurarse de que están debidamente preparados. Una asamblea privilegiada y hereditaria, sin la responsabilidad, sin el estímulo ni el freno de la eleccion; formada en su orígen de categorías, que por su naturaleza se hallan separadas de toda situacion en que se adquiere conocimiento práctico de las complicadas relaciones que guardan entre sí las necesidades, las obligaciones y los intereses de las diferentes clases de un estado, podrá no arredrar donde el tiempo, las tradiciones, las leyes, las costumbres; la consagran, la justifican y la recomiendan. Mas donde no había existido nunca; donde solo era conocida como institu

cion teórica, como desideratum de una imaginacion viva, como belleza ideal de un corazon recto, noble y generoso; pero demasiado confiado y sencillo, ¿ podía dejar acaso de escitar grandes temores y recelos?

La época que se había escogido para revestir á dos solas clases de prerogativa tan exorbitante, era la ménos á propósito. Si el fundador de la dinastía reinante, ó cualquiera de sus sucesores, ántes de la insurreccion del año 8, hubiera restablecido los antiguos brazos de las Córtes de Leon y Castilla, es probable, que la nacion no hubiera disputado la forma ó traza de aquellas asambleas, de manera que pusiese en peligro la tranquilidad del reino. Satisfecha con la restitucion parcial de sus derechos, hubiera agradecido sinceramente la restauracion del principio reparador; confiando en que el tiempo y los adelantamientos perfeccionasen gradualmente la obra comenzada. Pero este estado de pasiva deferencia y sumision desapareció con la magnánima resolucion de los españoles de salvarse por su propia direccion y sus esfuerzos. Exaltacion y entusiasmo en las ideas, heroismo en el ánimo, valor é intrepidez en el corazon sucedieron á los sentimientos con que era cos

tumbre recibir y venerar las disposiciones y mandatos de la autoridad suprema.

Una insurreccion, que sin acuerdo ni concierto previo, se hizo universal en pocas semanas, mezcló de hecho, y confundió todas las clases, todas las opiniones y todos los intereses; sin que pudieran estorbarlo la oposicion y resistencia de muchas autoridades y cuerpos poderosos, que lo intentaron. De aquí los actos de violencia cometidos en varias partes, nacidos de la desconfianza que inspiraba su conducta y la de otras personas, que se temía contrariaban tambien la voluntad de la nacion. Patriotismo exaltado, actos positivos de compromiso personal, luces, entereza, valor y arrojo, era lo que servía entónces de criterio para calificar la idoneidad de las personas á quienes se debía confiar la direccion de los negocios públicos. El lustre y nobleza, las dignidades y cargos elevados en todas carreras, si no iban acompañados de aquellas circunstancias, servían poco por sí solos para merecer la aprobacion y sufragio público. Este principio se adoptó desde la formacion de Juntas provinciales hasta terminar la lucha con el enemigo esterior; habiendo sido el espíritu popular su principal alimento. Todas las ideas

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doctrinas aristocráticas, religiosas y administrativas, que favorecían exenciones y privilegios de clases y corporaciones, dejaron de hecho de influir y tener autoridad, no pudiendo resistir el torrente de la opinion cuando las consideraba incompatibles con la empresa comenzada. Los ejércitos se crearon y organizaron popularmente. La administracion pública en todos sus ramos se refundió popularmente. Todo se hizo por la nacion y en su nombre. Y cuando, entronizada por su propia voluntad y por su esfuerzo, imperaba y regía, sin contradiccion ni obstáculo, i podía ser prudente, oportuno, practicable establecer un proyecto cuya índole y tendencia le alejaba tanto de la época contemporánea? Creerlo posible es un error, ó mas bien una afectacion, que no influirá ciertamente en el juicio de la posteridad.

NOTAS.

NOTA A.

(Página 194.)

Don Lorenzo Calbo de Rosas, miembro que fué de la Junta central, en una carta suya dirigida al redactor general en Cádiz, con fecha de 18 de octubre de 1811, entre otras cosas dice; que segun el libro que llevaba el secretario de la diputacion de Aragon, que él representaba, y en el cual insertaba todas las proposiciones que se hacían en la Junta, al folio 123, del espresado libro, se halla: "Habiéndose dado cuenta en "la sesion que la suprema Junta central celebró en el real "alcázar de Sevilla el dia 20 de enero de 1810, de una "consulta de la comision de Córtes, insistiendo en que en vez de un solo Congreso ó Junta hubiese dos Cámaras (que ya estaba negado por acuerdo anterior), é informando que se convocase á todos los grandes propietarios, y alto clero "á las Córtes, habiéndose estimado esto por mayor número "de votos, el Señor Don Lorenzo Calbo puso por escrito en "el acto mismo las escepciones que debía haber para escluir "á algunos, pidiendo que, con su voto y los anteriores sobre "este objeto, constase en las actas de la Junta, y fueron las siguientes."

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Despues de espresar las escepciones, prosigue: "Nota"Habiéndose procedido en seguida á la votacion, se acordó

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