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aua habia tiempo para formar proceso. En mayo de 1485 se publicó el edicto de gracia en Toledo y muchos cristianos nuevos se espontanearon confesando haber incurrido en la heregía judaica: finido el plazo de cuarenta dias se publicó otro por el que se mandó delatar á todos en el término de sesenta, y despues otro tercero señalando treinta, en cuyo intervalo obligaron los inquisidores á que compareciesen todos los judíos rabis de la Sinagoga de Toledo, les hicieron jurar con arreglo á su ley Moisaica y bajo varias penas hasta la capital, que darian noticia de todas las personas que supiesen continuar en el judaísmo despues de bautizados ; mandandoles ademas poner en la Sinagoga escomunion del rito Moisaico contra los que no delataren cuanto supieran en este asunto.

que

Las delaciones se multiplicaron sobremanera con semejante providencia, y pasado el término del último edicto, cemenzaron los procesos con tal ardor, el 12 de Febrero de 1486 sacaron á reconciliacion en el auto de fé setecientas cinco personas de ambos sexos, descalzas, en cuerpo y con una vela en la mano, habiendose quince dias antes anunciado por pregones públicos por toda la comarca de modo que el concurso fue númeroso. De los penitenciados eran muchas personas de dignidad y categoría, y los desgraciados bañados en lágrimas prorrumpian en descompasados gritos, por no poder tolerar el sonrojo en medio de un inmenso público que estaba en aspectacion. Nuevecientas personas sufrieron el segundo auto de fé un domingo

dos de abril, y el tercero se verificó en siete de mayo con setecientas cincuenta. El fuego consumia veinte y cinco infelices el 17 de agosto y el siguiente 17 sufrieron igual padecimiento dos clérigos, y otros nuevecientos cincuenta fueron penitenciados en 10 de diciembre. De modo que Toledo en aquel año vió veinte y siete quemados y tres mil trescientos penitenciados; cuando en Sevilla (segun Mariana) en 1481 se quemaron dos mil personas, mas de dos mil efigies de otros tantos ausentes y diez y siete mil penitenciados. No habrian llegado á producirse semejantes desastres por un sin fin de guerras. Mas de cien mil familias útiles emigraron á paises estrangeros, y la curia romana vendió á buen precio las bulas pontificias, por cuyo medio se apoderó de algunos miIlones. Al ver semejantes crueldades temblaban hasta los cristianos viejos. Sobrados testimonios hay de esta verdad, como lo demuestra Pulgar, Mariana y otros, pesar del pavoroso silencio que entonces se guardaba por temor de ser ten ido por cómplice.

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Hiciéronse infinidad de recursos á la Santa sede ; pero todos se inutilizaban bajo solapados pretestos. Se apelaba, se depositaban enormes sumas; pero estos gastos formidables se frustraban por mala fé. Concedia la corte romana absoluciones particulares del crímen de heregía judaizante, cuantos acudian con dinero la obtuvieron, mandando no se incomodase á los absueltos. Anuláronse ó se limitaron en gran parte los breves á instancia de los inquisidores, quedando engañados los que habian dado su dinero. No fué otra por último la constante máxima de la

curia romana que prometer y conceder gracias, y una vez estraido el dinero anular sus efectos á cuantas promesas hizo y bulas firmó durante los primeros treinta años de haberse establecido en España la inquisicion.

Mas de un millon de personas moriscas se habian ya bautizado en los primeros siglos, y crecia mucho el número de los. cristianos nuevos, dados á conocer por el vulgo en otros diferentes dictados, como conversos, (recien convertidos) y confesos (los que confesaban al convertirse ser ya depravada la ley de Moisés).

Decíaseles tambien Marranos, derivado de la palabra maranatha, 6 marranathat que segun San Gerónimo, cquivale á apartaos de mi, escomulgados y malditos, aunque su verdadero sentido es tambien el Señor vendrá. Como los hebreos usaban de esta voz en forma de maldicion, de aqui los españoles cristianos tomaron ocasion para llamarlos por desprecio generacion de marranos, en el significado de familia maldita ó revelada, porque esta voz trae su etimología del hebreo y arabigo, en cuyo primer idioma nace de un verbo que significa rebelarse.

Llamábaseles judios, para no confundirlos con los otros convertidos, prevaleciendo este estilo á la par que crecia el número de los bautizados que otra vez volvian á la observancia de la ley Moisaica. Pero el verdadero nombre de judios lo tomaron, segun algunos autores, de Judas Macabeo que gobernaba la tribu de Judá, dejando entonces el de Israelitas adquirido cuando Dios dió á Jacob el nombre de

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Israel al volver del servicio de su suegro Laban (1), y entonces perdieron el de hebreos recibido en la generacion comenzada en Heber.

El verdadero origen pues de la inquisicion de España, so pretesto de celo por la pureza de la religion, fué un deseo encubierto de confiscar los bienes de los judios de parte de Fernando V, y de Sixto IV de propagar en Castilla su jurisdiccion por medio de un tribunal dependiente de Roma, é interesado en generalizar las doctrinas curiales y ultramontanas. Suponíanse historias, ó mas bien fingíanse nove

las

y fábulas, en que se imputaba á los cristianos nuevos, que en union con los judios azotaban las imágenes de Cristo hasta representar las escenas de Jerusalen crucificando niños cristianos que hablaban mal de Abraham á quien reconocian por padre: que maldecian y engañaban á los católicos, y cuando no podian mas se contentaban hasta con pisar su sombra, sin perdonar medio de quitarles la vida, con otros mil absurdos: por cuyo medio consiguieron que el pueblo los aborreciese y persiguiera sin

cesar.

Muchos judaizantes se determinaron á reconciliarse por salvar su honra y hacienda: é Inocencio VIII espidió un breve en 15 de julio de 1485 á solicitud de los mismos, paraque pudiesen los inquisidores admitir á reconciliacion secreta los que la pidiesen propio motu, antes de reconciliados. Pero habiéndose opuesto Fernando V, determinó el Pontífice que solo tuviera aquel breve el efecto que designasen los (1) Gennesis xxxv.

reyes gracia que se repetia varias veces, y aun se añadia «que no obstase á los hijos la abjuracion de los padres para obtener beneficios sin nota é infamia, gracia estensiva á los difuntos cuyos cadáveres podian desenterrar los inquisidores dándoles sepultura eclesiástica y declarar esenta de nota su memoria ».

El escesivo procedimiento de los inquisidores y la aparente benignidad de los romanos para estraer el dinero de España, hizo acudir á Roma á cuantos pudieron por medio de recusaciones, diciendo que á pesar de lo mandado en las bulas pontificias no podian soportar que los juzgasen los inquisidores, por cuanto estos se hallaban preocupados contra su inocencia y los tenian ojeriza, odio y mala voluntad, por las razones particulares que iban esponiendo cada uno.

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Acudieron repetidas veces los inquisidores á Roma y cada vez ganaban terreno, hasta el caso de espedir Alejandro VI una bula (despues de otras muchas en su favor) en 11 de setiembre de 1498, por la cual anulaba cuantas estuviesen concedidas por sí mismo y por sus antecesores tocante á dispensas, gracias rehabilitacion de fama etc. etc. y que se mirasen en adelante ó representaran como nulas é ineficaces por los inquisidores cualesquiera gracias de esta clase, y con el vicio de obrepcion ó subrepcion. En 15 de mayo de 1502 espidió otra en que mandaba al inquisidor y sucesores conocer por sí mismos cuantas causas hasta entonces hubiese habido y en adelante hubiera recusion de inquisidores, y que desde luego Tevocase cuantos conocimientos tuvieran los jueces en

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