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do la union y la armonia, y persuadiendo al vecindario, por todos los medios posibles, de que no debia emigrar; mision que le fué fácil cumplir, porque aun cuando don Carlos IV al manifestar en el bando publicado de su orden en la isla el 18 de octubre de 1795, que los habitantes de la parte española que por razon de sus intereses eligiesen mas bien quedarse en su pais, no serian por eso mirados con desagrado por Su Magestad, sino antes bien recomendados por el rei á la República Francesa, prometió dar á los súbditos que se transfiriesen á otras tierras de la dominacion española, el equivalente de todo lo que dejasen abandonado, ya era del dominio público que los que renunciando á sus casas y haciendas, se habian trasladado á Venezuela, Cuba y Puerto Rico, no habian podido contar sino con la asignación de real y medio diario los del estado comun, y tres reales los del distinguido, con algo mas para casa, cuyo cobro era dificil y les ocasionaba muchas vejaciones, de manera que casi todos sabian lo poco que tenian que esperar de la Corte, y los mas estaban resueltos á quedarse y correr las eventualidades que les reservara el porvenir.

Como era de esperarse, aprovechó el capitan general la presencia del comisario, para instarle despues que pasaron los dias de recepciones y cumplidos, á comenzar la toma de posesion por la de los pueblos franceses; pero éste que se hallaba profundamente alarmado con el terrible fermento de guerra civil que agitaban allende las fronteras entre De Labeaux y Villatte, se escusó de hacerlo alegando que debia obrar de acuerdo con el Directorio que proximamente llegaria al Cabo, apoyado por fuerzas francesas al mando del general Rochambeau, debiendo mientras tanto quedar las cosas bajo el pié en que se encontraban, y las tropas españolas coservar sus posesiones hasta entregarlas á las que vineran de Francia destinadas para la ocupacion, que por lo visto debia verificarse de modo que la nueva colonia quedara intacta y exenta de los peligros y dificultades en que se veia envuelta por desgracia la banda occidental.

Pero como coincidió con la llegada de la escuadra de Aristizabal á Bayajá, que debia encargarse del embarque de las tropas, con la del Directorio colonial al Cabo Haitiano, compuesto de diputados de los tres departamentos, bastó que terminara con la rendicion de Villatte la guerra

civil en crisálida, para que el capitan general conviniera con Roume el cumplimiento de los tratados, quedando fijada para mediados de junio la entrega de Bayajá, que debia recibir el general De Laveaux en persona, embarcándose las tropas en la escuadra para ser trasportadas á Santo Domingo, de una vez ó por partes, como lo permitiera la capacidad y el estado de los buques, para lo cual comunicó instrucciones precisas y terminantes, haciendo extensivo á los cuerpos que habian hecho la guerra en la isla, el indulto concedido por el rei á los del ejército de Euгора, ordenando la conservación y embarque de los archivos bajo minucioso inventario, y la concentracion á sus filas de los piquetes que estaban diseminados en los pueblos fronterizos, y pertenecian á los cuerpos que tenian orden de ruta.

Entre las medidas preliminares que para facilitar la operacion de la entrega de la plaza, tomaron de mutuo acuerdo el general Aristizabal y el marques de Casa Calvo, se distinguieron: la designacion para ir directamente á la Haba na del navio San Leandro y la fragata Minerva, como buques incapaces, por su miserable estado, de navegar á barlovento, conduciendo los enfermos y las familias que quisieran aprovechar la ocasion; y el reemplazo de las tropas de los varios cuerpos que estaban de guarnicion en los buques, con soldados del Cantabria, que como europeos y cuerpo venido de la península, tal vez volveria á ella al abandonar la isla. Hecho esto y habiendose presentado el general De Laveuax con plenos poderes del Directorio, se procedió á entregarle la plaza con todos sus fuertes, cuarteles, hospitales, artilleria, armamento, municiones y utensilios, el dia 16 de junio de 1796, llevándose á cabo el acto con toda la solemnidad que para iguales casos determinan las leyes militares, despues de haberse embarcado en el navio San Ramon 84 hombres de Cantabria, 359 de la Habana y 206 de Nueva España, yendo abordo el teniente de la real hacienda don Juan. Sanchez, su esposa, tres señoritas, dos niños y cinco criados, un practicante, cinco negras y un negrito; en el navio Santa Isabel, 39 hombres de Cantabria, 378 de Nueva España, 5 mujeres y dos niños, yendo abordo el vicario general don José Vazquez y el boticario mayor don Antonio Puentes; en el navio San Eugenio, 22 oficiales, 5 cadetes, 272 hombres de tropa, y el gobernador marques de Casa Calvo con

3 criados; y en el navio Asia, 18 oficiales, 4 cadetes, y 323 hombres de tropa, con el Asesor General, el señor Cura y 5 familias.

Pero ya listos los buques para zarpar recibió el general Aristizabal un oficio del marques del Socorro, conducido de Cadiz á Santo Domingo por el bergantin Resolucion, anunciandole su próxima salida al mando de una escuadra que debia operar en el mar de las Antillas; y este incidente le sugirió la idea de consultar á los gefes de los navios y al marques de Casa Calvo, en el sentido de desatender al cumplimiento de las instrucciones del capitan general, para hacer rumbo directo á Cuba á desembarcar el cuerpo de aquella plaza y seguir con el resto de las tropas á la Habana, lo que hizo con el beneplácito de sus subalternos, y la aprobación del ex-gobernador, apelando á razones que no encontraron eco por ningun lado, mucho mas cuando la inesperada operacion vino á constituir un ejemplo de indisciplina pernicioso para el porvenir de la colonia, que por lo mismo de hallarse atravesando un periodo de transformacion peligroso, necesitaba que el orden no la abandonara, á fin de que los cambios radicales de que iba á ser objeto, se realizaran de una manera natural y espon

tanea.

III

Nuevos inconvenientes para el cumplimiento de los tratados. – Diferencia de opiniones entre Rochambeau y el Directorio. — Malos resultados de la ocupacion de Bánica y Las Caobas.-Alzamiento de esclavos.-Pacto de familia entre España y Francia. - Embarque del señor Portillo y de la Real Audiencia.-Cesacion de la guerra con los ingleses. - Gestiones de Toussaint Louverture por realizar la ocupacion de la parte española. -Fracaso de la mision de Agé.

Realizada la entrega de la plaza de Bayajá y demas puestos pertenecientes á los franceses, aspiró el capitan general en su anhelo por salir de la dificil situacion en que se hallaba colocado, á que aquellos siguieran haciendose cargo tambien de los pueblos españoles; pero el general

Rochambeau no quiso prestar su consentimiento, por falta de buenas tropas con que ocuparlos manteniéndolos tranquilos é ilesos; opinion mui prudente que no por eso tuvo favorable acojida entre los miembros del Directorio colonial, quienes ofuscados por el fanatismo político que al fin los perdió, pretendian obrar cuerdamente encargando á Toussaint Louverture de la toma de posesion de ellos, lo que movió al previsivo soldado á embarcarse en seguida para Europa, con el objeto de dar cuenta del verdadero estado de la isla, é indicar de viva voz los medios á que podia recurrirse para impedir que la parte española se contaminara al ponerse en contacto con la francesa.

Pero no bien dió la espalda, cuando los incautos directores permitieron que Toussaint Louverture pasara el 31 de julio, autorizado por ellos, á ocupar á Bánica y Las Caobas, cuyos habitantes horrorizados con la sorprendente operacion, abandonaron sus casas y ganado, unos internandose en los montes y subiendose en las montañas, y otros arrebiatándose á las tropas que replegaron sobre Neiva, San Juan y Azua, poblaciones que á su vez participaron de la consternacion general, en vista del triste espectáculo que ofrecia el cuadro de las familias que llegaban huyendo, y del corto número de soldados con que se podia contar para resistir, en caso de que la invasion continuara en la misma forma que se venia verificando. Por fortuna, los ingleses, á quienes no convenia tener cortadas las comunicaciones con la parte española, se interpusieron inmediatamente, cayendo con el auxilio de los realistas de Mirebalais y La Croixdes-Bouquets, simultaneamente sobre las dos poblaciones recien ocupadas, de las cuales se hicieron dueños derrotando á los republicanos, que con grandes pérdidas se retiraron á sus atrincheramientos de las montañas del norte.

Este incidente inesperado devolvió un tanto la confianza. á los pueblos en mas peligro por su mayor proximidad á las fronteras, los que llegaron á confiar en que aplazada la entrega, ó no tendria lugar al fin, ó se haria sin grandes perturbaciones, á la llegada de las tropas francesas que habia ido á solicitar el general Rochambeau; esperanza que no por remota dejaba de representar un consuelo, que siem

pre lo habia para los que estaban condenados por su mala

suerte á la desnacionalizacion, en que el cumplimento de esa dolorosa pena no viniera aparejado de la pérdida to

tal de los intereses, ni del peligro de la honra y de la vida, gajes inevitables si llegaban á desbordarse las falanges capitaneadas por Toussaint Louverture y sus tenientes, sobre los pueblos desvalidos de la parte española, cuya despoblacion continuaba aunque con lentitud, pues que la gente acomodada seguia ausentándose, por todos los puertos y en todas las direcciones, á medida que se presen

taban ocasiones.

En tan crítico estado las cosas, se presentaron en noviembre serios motivos de alarma, que conmoviendo las inmediaciones de la ciudad de Santo Domingo, llevaron el espanto hasta cerca de Baní. Con el fin, segun parece, de matar á los blancos y quedarse adueñados de la tierra, se sublevaron algunos esclavos en la hacienda de Oyarzabal, contando con dos cañoncitos, algunas armas y varios pertrechos, que conservaba el dueño de la finca para defenderla de cualquiera - agresion de los piratas. Los mas atrevidos arrastraron á los mas timidos á entrar en el complot, y cuando menos se esperaba atacaron la casa principal, donde don Gabriel Collar, mayordomo ó administrador, con el auxilio de los vecinos mas cercanos, pudo contenerlos, pero no impedir que dieran fuego á dos cañaverales é hicieran otros daños de consideracion. Como un esclavo leal no perdió tiempo, corriendo á la ciudad á dar parte del escándalo, el capitan general se apresuró á despachar en seguida dos compañias de granaderos, que en el término de la distancia restablecieron el órden, matando durante la persecucion algunos de los insurrectos, de los cuales hirieron diez, haciendo prisioneros á los demas, sin esperimentar mas bajas que las de tres soldados heridos. Debelada de este modo la conspiracion, é instruido el expediente por el oidor Bravo, que fué junto con la tre pa, quedaron sometidos los culpables á la justicia ordinaria, la que sin piedad les aplicó el condigno castigo.

Cuando esto sucedia, comenzaban ya á sentirse los efectos de la celebracion de la alianza ofensiva y defensiva entre Francia y la corte de Madrid, que quedó ajustada en el memorable Pacto de familia, firmado por Godoi y Perignon, el dia 18 de agosto de 1796, pues como la Inglaterra habia considerado siempre como una defeccion de la liga general por parte de España, la paz que esta aceptó en Basilea, al extremo de haberle demostrado su indignacion

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