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especiales que nos dan idea del reparto a que alude el juglar en sus versos 1245-46.

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Restos de arquitectura árabe del castillo de Gormaz.

El traje merece una atención especial en el Poema.

Armas ofensivas: La lanza tenía el astil generalmente de fresno, un fierro tajador (3585) y un pendón, el cual a veces llevaba insignias (2375) (1). Aunque, en general, el armamento

(1) En la poesía francesa, la Chanson des Saxons, que es de fines del siglo XII, menciona por primera vez los emblemas pintados en gonfalones y escudos (l'anseignes de

que describe el Mio Cid es igual al de Roland, en éste se observa mayor riqueza, que acaso procede sólo de la mayor pormenorización poética que diferencia el poema francés del español; no obstante, en el Cid se habla de pendones blancos (729) como color generalmente usado, mientras en el Roland se mencionan gonfalones blancos, azules, bermejos, amarillos, y se describe el pendón del héroe, blanco con franjas de oro que llegan hasta las manos del jinete. En el combate se usaba primeramente la lanza; cuando ésta hiere, entra en la carne también el pendón y sale bermejo en sangre (729, 3687); pero la lanza quebraba pronto y entonces se acudía al arma principal, a la espada (746, 1722, 2387).

La espada de este tiempo era ancha (de 50 a 75 milímetros, o más), de dos filos y con una canal en su eje, que corría desde cerca de la punta hasta la misma espiga; al ser levantada la espada después de haber herido, corría la sangre por esa canal hacia la empuñadura, y manchaba la mano y el antebrazo del caballero. Así se explican aquellos versos:

ses armes). Véase A. STERNBERG, Die Angriffswaffen im altfranzösischen Epos, Marburg, 1886, ps. 32-33. (Ausgaben und Abhandlungen de E. Stengel, XLVIII) y v. p. 36 para el pendón que entra en el cuerpo del herido y le atraviesa hasta salir de la otra parte.

espada tajador, sangriento trae el braço,
por el cobdo ayuso la sangre destellando (780).

Este destilar sangre enemiga por el codo era para el combatiente señal gloriosa que desea ver en sí Álvar Fáñez al hacer un voto solemne (501), y que sólo él logra, en el Cantar, juntamente con el Cid (781, 2453; 1724). La anchura de la espada era propia para cortar, a modo de hacha, las mallas de la loriga (desmanchar la loriga, 728, 3635); por eso el adjetivo único que se le aplica es el de tajadora; apenas era puntiaguda, pues para atravesar la loriga se necesitaba el empuje mayor de la lanza. El que haya tenido en su mano una de estas espadas antiguas no creerá imposible que, manejadas por una persona forzuda, segasen, como dicen los Cantares, un cuerpo por la cintura (751), o desde la cabeza hasta la silla del caballo, o un brazo entero con su loriga (2404); al menos las historias cuentan también tajos semejantes como cosa extraordinaria. Espada de la Las espadas preciosas tenían de oro Real de Madrid la maçana o pomo y el arriaz o ga

Ármeria

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vilán (3178), y valían mill marcos (1010, 2426). Muy especialmente se apreciaban las espadas viejas, tanto como hoy las podría estimar un museo. La Primera Crónica General, contando la prisión de Berenguer por el Cid, dice que al ser fijado el rescate que los prisioneros catalanes debían pagar al Campeador, se convino 'quel diessen demás las espadas preciadas que fueran de otros tiem pos"; entre ellas iba sin duda la espada del Conde prisionero, la Colada de nuestro poema, una de esas espadas antiguas (1). La espada, como arma principal, era el despojo del vencido más codiciado por el vencedor. El mismo Cantar nos refiere que el Cid ganó también a Tizón venciendo al rey de Marruecos (2).

(1) Según el Mainet francés, del siglo XII, la Joyosa de Carlomagno era también una espada antigua. Carlos rehusa otra que le ofrece el emir de Toledo:

Ne prendrai vostre espée, ne me vient pas a gré. car j'en ai une vielle de l'ancien aé...,

et fu le premier roi qui tint crestienté Cloovi le courtois, le chevalier membré...

une grant toise est longe, s'a demi pié de lé.

(Romania, IV, 326.) Realmente las espadas se mantenían en uso durante muchos siglos. La que aqui reproducimos lleva una empuñadura del siglo XIII, puesta para el uso de algún rey o infante de Castilla, y su hoja es algunos siglos anterior.

(2) La conquista de la espada se menciona también en los poemas franceses. Según Aspremont, Roldán gana a Durendal, matando a Yaumont en Italia, y según el Mainet español, la misma espada es ganada por Carlomagno cuando mató a Bramante en España.

El Cantar no menciona ninguna arma arrojadiza, saetas, azconas, etc., aunque se usaban mucho.

Armas defensivas: El escudo. Era grande (1,20 por 0,62 metros), de tabla, forrada con cuero de caballo. Iba guarnecido con una bloca o adorno metálico en el centro, de donde partían radios, también de metal, hacia el borde del escudo; a veces esta guarnición era de oro o plata (v. 1970). Según el carmen latino del Cid, el escudo de éste llevaba pintado un dragón. El escudo, por su parte interior, además de las embrazaduras, tenía sujetos a sus dos extremos superiores los cabos de un tiracol o correa, con la cual se llevaba colgado al cuello (1509, 2450, 3584); para acometer, se embraza el escudo apretándolo contra el corazón (715, 3615), pero manteniéndolo colgado al cuello.

La loriga era una túnica tejida de mallas férreas, o hecha de cuero con escamas o anillos cosidos encima. A veces tenía tres dobleces, para más defensa (3634). Para evitar el roce de la loriga se vestía debajo de ella un beimez o túnica acolchada (3073, 3636) que en las representaciones gráficas se ve salir por fuera del borde inferior de la loriga cosa de un palmo más largo que ella. La loriga se prolongaba en un almófar o capucha de mallas que cu

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