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sino que de resultas de volver Napo leon á París le dió tambien el senado las mas expresivas gracias, porque habia destruido aquel tribunal que devora ba mas víctimas inocentes que las esta→ tuas encendidas de Cartago, y aquel tribunal, que sofocaba hasta el pensamiento y la razon. Y esto era cabalmente quando ni aum respirar podian los españoles fieles, y singularmente en Madrid, donde los generales y ministros de aquel tirano cometian das mayores crueldades, y ahorcaban y arcabuceaban hombres de quatro en quatro, y de seis en seis, por si habian dicho tales o quales expresiones, ó habian sido hallados con alguna arma despreciable,

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Pero lo que sobre todo debe mas extremecer, es que al mismo tiempo (como es bien notorio) tenia Napo

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leon en París, y en toda la Francia su infernal y horroroso tribunal de Poli cía, mediante el que no solo queria saber quanto pasaba y se decia contra él, sino que se valia de los medios mas crueles, infames y sigilosos para conseguirlo. Pues baste saber, que hasta las infelices mugeres prostitutas, y á los criados de las casas les hacia comparecer la infame policía baxo el pretexto de haber faltado á alguno de sus capítulos ó reglamentos. De resultas los ponía en la alternativa, ó de que declarasen aquello que sospechaban se habia dicho ú hecho en la casa de sus amos y cómplices; ó de sufrir un arresto y cárcel por muchos dias. Asi sucedia con frecuencia, que los infelices por redimir tan injusta vexacion decla raban contra sus mismos amos y cómplices. Y sin mas antecedente, juicio

ni formalidad eran estos àrrestados y cruelmente perseguidos por la infame policía: ¡qué contraste y qué diferencia entre el modo de enjuiciar y arrestar de la Inquisicion sacerdotal de España, y de la Inquisicion política de París, y de toda la Francia en tiempo de los Napoleones y de su anterior revolucion! ¡Quántos no habrán padecido inocentes! ¡Y quántos no habrán muerto del mismo modo! ¡Y todavia tener valor para insultar en los términos referidos á la generosa y humana España , y á su tribunal de Inquisicion!

APENDICE

de dos apreciables documentos para confirmar las proposiciones que ha sentado el autor acerca de las razones por qué guarda el secreto el tribunal. de Inquisicion; y sobre que este mismo tribunal no es atentatorio ni subversivo de la soberanía y autoridad civil,

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Carta del Cardenal Cisneros á Cárlos V. quando todavia estaba en Flandes.

Poderoso y católico Rey, mi se

ñor. Sepa V. M. que pusieron tanto

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cuidado los Reyes católicos en las leyes y instrucciones de este sacrosanto tribunal, exâminándolas con tanta prudencia, ciencia y conciencia, que en jamas parece tendrán necesidad de reformacion, y será pecado mudarlas , y en la ocasion presente mayor el dolor mio, pues tomarán motivo los catalanes y su santidad para salir con su pretexto bien en desprecio de la Inquisicion. Confieso

que las necesidades de V. M. serán grandes, pero mayores fueron las del católico Rey don Fernando, abuelo de V. M., y aunque los mismos conversos le ofrecieron para la guerra de Navarra seiscientos mil ducados de oro, no los aceptó, porque quiso mas anteponer el culto y observancia de la religion cristiana, y que fuese Dios y su fe preferida, que

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