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la única cuya aprobacion se nos dá en cara como testimonio de nuestra ignorancia, supersticion y fanatismo; y la única consiguientemente de que yo prometo probar haberse introducido y mantenido contra la voluntad y dictamen de la nacion española.

Llegó el dia de hablar libremente la verdad. El honor nacional interesa en hacerlo para que los literatos extrangeros vean no haber opinado los españoles con la estupidez y necedad que les imputan, y que si hallan en nuestros libros elogios desmedidos de la Inquisicion, son efecto de causas bien diferentes.

Para esto es forzoso referir por orden cronológico los hechos principales relativos al establecimiento y primeros efectos del Tribunal, pues ellos nos han de prestar fundamento á reflexiones importantes. Yo podré hacerlo con mayor exâctitud que lo han hecho Luis de Páramo y los demas, historiadores, por la feliz casualidad de poseer copias de varios manuscritos estimables, de los quales me considero ya obligado á dar noticia para crédito de muchas especies nuevas que contaré, ignoradas por todos los escritores; y de otras

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en que diré lo contrario que éstos, deshaciendo las equivocaciones en que incurrieron por haberse dexado llevar de relaciones inexâctas.

Primeramente un tomo en fólio escrito año 1566 por Francisco Gonzalez de Lumbreras, capellan del inquisidor general Don Fernando Valdés, arzobispo de Sevilla, en que compiló copias literales íntegras de todas las bulas y breves pontificios que pudo haber á la mano en el archivo y secretarías del consejo de la Inquisicion para el uso de su señor, dividiéndolo en doce títulos, y colocando cada copia de bula o breve en el título correspondiente con distincion de números.

Segundo otros dos tomos de copias de bulas y breves expedidos desde 1566 hasta 1709, y de otros mas antiguos no vistos por Lumbreras. Fué su autor Don Domingo de la Cantolla, secretario del consejo de la Inquisicion, que quiso en 1709 continuar, y suplir los defectos de la obra de Lumbreras, por encargo del inquisidor general Don Vidal Marin, obispo de Jaen. Los originales de todas estas bulas y breves estan hoy en la librería particular del rey nuestro señor, cuya his

toria debo anunciar para que en todo tiempo conste,

Habiendo el emperador de los franceses Napoleon Primero conquistado esta plaza de armas de Madrid por capitulacion á quatro de Diciembre de 1808, y dado aquel dia un decreto en su quartel general de Chamartin suprimiendo el tribunal de la Inquisicion para toda la España, se apoderó de las llaves y papeles de todas las oficinas del consejo de la suprema el general de brigada Lauverdięre, comandante y gobernador militar de la plaza de Madrid. Restituido á Francia el emperador, y reconocido segunda vez por rey de las Españas su hermano Josef Napoleon Primero, mandó este monarca en principios de Marzo de 1809 que dicho general Lauverdiere me diera las llaves como á colector general de conventos y establecimientos suprimidos. Lo hizo el general despues de haber permitido á varias personas (segun resulta por diligencias exâctas) saçar muchos papeles y libros por espacio de dos meses. Al tiempo de la entrega vió lo que (segun sus formales palabras) no habia visto; á saber, quatro volúmenes del tamaño de mas de vara en

quadro cuyas hojas eran pergaminos, originales de bulas y breves con sellos pendientes. Formó empeño de recogerlos, diciendo que los queria para el instituto nacional de Francia. Hubo muchas y fuertes contestaciones cuya narracion seria muy prolixa, las quales corté por fin, enviando los quatro volúmenes al rey nuestro señor aquel mismo dia, con carta en que le comunicaba lo sucedido.

Tercero tengo copia de otra obra que el citado Cantolla trabajó, titulada Resumen de todas las bulas y breves de la Inquisicion. En ella se extractan no solamente los diplomas copiados en la compilacion de Lumbreras, y en la del mismo Cantolla, sino tambien otros cuyos originales están en el archivo de Simancas, de los quales dice que se habian traido á Madrid copias auténticas, y exîstian en un volumen titulado Quaderno de Simancas.

Quarto: varios papeles sueltos que contienen muchas noticias particulares, y son fruto de mi curiosidad en recogerlos y copiarlos quando fui secretario del tribunal de la Inquisicion de esta Corte los años de 1789, 90 y 91; cuya coleccion procuré aumentar desde que el despreocupa

do inquisidor general señor Don Manuel Abad y la Sierra, arzobispo de Selimbria, nuestro académico, me encargó en 1793 escribir sobre la reforma del modo de proceder de la Inquisicion la obra que por fin escribí en 1797, y me produxo una persecucion bien sensible año 180 1.

Ademas de todo esto me ha auxiliado el señor Don Juan Crisostomo Ramirez de Alamanzon, bibliotecario mayor del rey, é individuo de nuestra academia, proporcionándome copias íntegras de muchos papeles antiguos é inéditos que hay en la real biblioteca, lo que manifiesto con reconocimiento en testimonio de mi gratitud á su generosidad.

Uniendo estos auxilios á las observaciones críticas, que ya pueden hacerse con santa libertad, sobre las narraciones impresas, ó muy conocidas de otros escritores públicos, espero demostrar la proposicion adoptada, vindicando á mi nacion de las imputaciones que la han hecho algunos extrangeros.

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ཅན་གང་ཐ་ཐར་བའི་མི་སྣ་གརིགས།

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