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LA INQUISICION

SIN MÁSCAR A,

Ó

DISERTACION,

en que se prueban hasta la evidencia los
vicios de este tribunal, y la necesidad
de que se suprima.

POR

NATANAEL JOMTOB.

CADIZ

EN LA IMPRENTA DE DON JOSEF NIEL

Año de 1811.

Dedimus profecto grande patientiæ documentum, & sicut vetus actas vidit, quid ultimum in libertate esset, ita nos quid in servitute, adempto per INQUISITIONES & loquendi audiendique commer cio. Memoriam quoque ipsam cum voce perdidissemus, si tam in nostra potestate esset oblivisci, quam tacere. Nunc demum redit animus. vida de Agrícola. Cap. I.

Tácito en la

CA

Qua

uando trato de destruir la Inquisicion por sus cimientos, entiendo cumplir con uno de los principales deberes, que imponen á todo ciudadano la humanidad y religion juntas, ofendidas atrozmente y por una serie dilatada de siglos en este tribunal. ¡Ojalá pudieran mis fuerzas llenar la extension de mis deseos, así como ha herido mi sensibilidad por todos sus puntos la idea, que despues de un maduro exâmen he formado de su viciosa constitucion, y de los abusos, que debieron serla consiguientes! Tres meses empleados en investigar quantos documentos puedan servir para la ilustracion de una materia demasiado obscura por sí misma, me constituyen (sin embar→ go de la falta de libros y otros recursos) en estado de ofrecer al público noticias, que si no me engaño, bastarán á fixar su opinion. Como durante este tiempo no han cesado de aparecer escritos impugnando y defendiendo este establecimiento, los autores de los primeros me han prevenido en algunas reflexiones, que no por esto dexaré de reproducir, quando me propongo llevar la demostracion hasta el grado de evidencia que tenga lugar. La satisfaccion que me hu-: biera cabido en presentarlas como nuevas, se compensa abundantemente con el uso de otras que los mismos papeles me proporcioman, y que acaso no me hubieran ocurrido sin ellos. Hasta los apologistas de este tribunal, que refutaré segun se vaya ofreciendo, contribuirán á poner mas en claro

mi asercion, supuesto que la naturaleza buena ó mala de una causa suele tambien conocerse por la calidad de sus abogados. No por esto me lisongéo yo de haber dado á mi trabajo toda la lima necesaria, ni tam poco una perfeccion regular. Pero si algu na vez ha sido cierto que lo mejor es enemigo de lo bueno, no hay duda que lo es en unas circunstancias, en que el augusto Congreso nacional, vá por instantes á deli berar acerca de la supresion ó subsistencia de la Inquisicion. La obra pues, que con el único designio de cooperar por mi parte al buen éxito de esta deliberacion, y que con harta violencia de mi amor propio, dexo que vea la luz pública, no es la que tenía premeditada y merece la importancia del asun to, es solo su borrador.

Presiento que vá á levantarse una por cion de escritores rutineros, que bien hallanada dos con sus añejas preocupaciones, omitirán porque se alexe el dia, que al cabo ha de llegar, en que veamos derrocado, un coloso, que es el genio tutelar de todas ellas; pero ni la verdad será en sí mé̟nos luminosa, ni ménos, útil á los mismos impugnadores que pretendan atacarla con sofismas, ni á mí me aturdirán los acostumbrados denuestos, con que se dignen favorecerme. Ladran segun la fábula los perros, mas la luna girando en su órbita celeste, sigue con magestad su carrera, sin que la audacia de estos envidiosos animales la obligue á negarles su resplan

dor.

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