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minio del mundo, y con el crisol de la historia purifica las verdades que existen en estado de dispersion, completando las incompletas y trazando límites á las verdades exageradas.

Y cumpliendo con su mision de recoger y restaurar, de entre las ruinas del mundo antiguo, los objetos mas preciosos para adornar el mundo moderno, el gobierno representativo saca de entre el cieno que la mancha la majestuosa estatua del poder, y limpia la sangre que afea el bello rostro de la estatua de la libertad.

Del mismo modo y con igual cuidado acoge en su seno, acariciandola, toda idea que encierre un gérmen de adelantamiento Y felicidad futura para los pueblos.

No se crea que defendemos el gobierno representativo como forma, porque ya dijimos en otra parte que para nosotros la forma es lo de menos.

Todas las formas son buenas, si se amoláan á las necesidades y á las circunstancias de los tiempos; y la historia nos ofrece en sus páginas notables ejemplos de que la libertad. como la servidumbre, y la ventura como el infortunio pueden desarrollarse bajo una misma forma de gobierno en el seno de las naciones.

El sabio y malogrado Balmes ha dicho: «Inteligencia, moralidad y fuerza; hé aquí lo que gobierna el mundo; hé aqui los verdaderos poderes sociales. Donde aqucilas se encuentran, allí se hallan estos, porque la inteligencia concibe ! ordena; la moral justifica; la fuerza ejecuta y defiende: aplicad estos tres elementos á la administracion del Estado, y tendreis escelentes instituciones políticas. »

Así es la verdad. Todas las formas son buenas, si los encargados de su práctica están adornados de talento, de energía y moralidad.

Como los gobiernos posean estas tres cualidades, los sistemas políticos labrarán de seguro la felicidad de los pueblos donde se establezcan.

Con gobernantes malos, ningun sistema puede ser bueño. Con buenos gobernantes, no hay sistema malo.

De estas verdades eternas, reconocidas y proclamadas por todas las escuelas, por los partidos todos, se desprende una consecuencia consoladora que enaltece al hombre acercándole á Dics: y es, que el dominio del mundo pertenece esclusivamente á la inteligencia, porque de la inteligencia na- . cen la fuerza y la moralidad, cualidades como hemos dicho, indispensables á todo buen gobierno.

Este es el gran principio de la civilizacion moderna que, presidiendo al desenvolvimiento progresivo de las instituciones politicas, forma la base del gobierno representativo y constituye el triunfo mas bello de la humanidad y el resultado mas grande del trabajo de los siglos.

Abora bien; ante ese sublime principio político y social que regenera á las sociedades; ante el sagrado dogma de la soberanía de la inteligencia, ¿qué vale el dogma desacrcditado del derecho divino? ¿qué vale el dogma ilusorio de la soberania popular?

Si á la inteligencia pertenece de derecho el dominio de las modernas sociedades, ¿cómo han de luchar con ella la fuerza de las monarquías y la voluntad de las repúblicas?

Si el dominio de la sociedad pertenece á los mas inteligentes, ¿qué son ya los reyes absolutos? ¿qué es ya la democracia? ¿qué es el pueblo? ¿Dónde está la corona tradicional de los primeros? ¿dónde la decantada soberanía del último?

¿Y qué campo mas apropósito que el gobierno represen

tativo para que germine la inteligencia, para que crezca y fructifique sin que la fuerza monárquica la arranque y la coluntad popular la ahogue, sin que el despotismo real la tronche y la ignorancia democrática la pise?

Desde que en el siglo XVI reaparecieron las luces del saber en Europa; desde que mas tarde el abate Sieyés proclamó con tanta concision como elegancia en la asamblea constituyente francesa que el tercer estado no era nada y que debia serlo todo, la inteligencia, rompiendo las trabas con que el feudalismo la sujetara por espacio de tantos siglos, refugióse en el seno de la clase media, y comenzó desde allí á trabajar afanosamente para elevarse sobre todo en la esfera de la política y dar vida al moderno sistema.

En efecto las clases medias, dedicándose desde entonces al cultivo de las ciencias, á la práctica del comercio, al progreso de la industria y al desarrollo de la agricultura, adquirieron fuerza, moralidad é inteligencia, y constituyeron un nuevo elemento de poder social entre los elementos antiguos aristocrático y plebeyo.

Es, pues, el gobierno representativo en el siglo XIX la fórmula de ese elemento, la espresion de las clases medias, porque de ellas es hoy el poder social, conquistado por su ́inteligencia, por su fuerza y su moralidad.

Esto prueba mas y mas lo que ya hemos insinuado: que el sistema representativo es una forma de aplicacion mas bien que un principio constitutivo de gobierno; y que su existencia en la historia mas que debida á las prescripciones de la ciencia y á los principios establecidos por nuevas teorías, es hija del espíritu del siglo actual y de la fuerza de los acontecimientos.

. La monarquía constitucional, dice Chateaubriand á este

propósito, no ha nacido entre nosotros de un sistema escrito, aun cuando tenga un código impreso: ella es hija del tiempo y de las circunstancias como la antigua monarquía de nuestros padres.

Hasta aqui hemos reseñado la historia de los gobiernos antiguos, y á la luz de la filosofia y de la lógica hemos examinado tambien su teoría y su mecanismo, sentando la doctrina de que el gobierno representativo mas bien que una nueva forma es un sistema de aplicacion, de armonizacion, de amalgama de opuestos principios y de contrarios intereses.

Dijimos tambien en otra parte que el gobierno mas perfecto seria aquel que reflejase de tal modo la sociedad donde se estableciese, que no existiera en ella ni un solo interes, ni un solo principio, ni un solo elemento de poder que no tuviese su representacion legitima; y añadimos que el gobierno representativo es el que mas se acerca á este tipo de perfeccion.

Otra máxima hemos consignado, cual es, la de que si bien no se encerraba en la forma la bondad de los gobiernos, habia, sin embargo, alguna mas adecuada à un pais que á otro, por hallarse en armonía con sus costumbres, sus creencias, sus tradiciones é intereses.

Teniendo presentes estas consideraciones generales, apliquémoslas á España, y véamos si el gobierno representativo responde á sus necesidades, refleja los elementos todos de su organizacion social y armoniza con las costumbres, con las creencias y con las tradiciones de sus habitantes.

España, desde el origen de su formacion, no reconoce otros elementos constitutivos de gobierno que el monárquico, el teocrático y el popular; el monarca, el clero y el pueblo, viviendo siempre en legal y pacífica union à la sombra de su

gloriosa bandera, que no ostentaba otro lema que el de Dios, patria y rey. Esto es, el lema de todos los poderes que constituyen la base de su organizacion social y política, ó sea su unidad nacional.

La necesaria participacion de esos elementos sociales en el gobierno de España, hizo que en tiempos muy remotos, y cuando los demas pueblos vivian en el caos de las instituciones políticas, el nuestro adoptase la forma de un gobierno representativo que, si bien no tan perfecto como en el dia se conoce, amoldábase á las circunstancias de entonces, satisfacia todas las necesidades y ponia en provechoso concurso todos los elementos de poder que constituian su vida social.

Los Concilios de Toledo, con un pueblo que elegia, unos obispos que legislaban y unos reyes que administraban y ejercian la autoridad suprema, ¿qué otra cosa eran que el gobierno representativo, tal y como podia concebirse y practicarse en aquella época?

Esta forma de gobierno, que puede decirse nació en España, fué perfeccionándose andando los tiempos, y la vemos aparecer en la edad media con el nombre de Córtes, donde, igualados en poder los tres brazos del clero, la nobleza y pueblo, concurrian en union del monarca y bajo su dependencia á la formacion de las leyes y á la práctica del gobierno.

el

Resulta, pues, que los elementos constitutives del gobierno de España han sido siempre la monarquía, el clero y el pueblo, pues la nobleza era un poder transitorio,.simbolizando en el trono, de cuya union y concurso nació y se estableció en nuestro pais desde muy antiguo, como no podia menos, la forma representativa con todos los defectos de organizacion y todos los abusos de práctica que, las circunstancias traian

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