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cisimo, los pecadores somos vuestros hijos, é hijos de vuestros DOLORES.

No pude esponer otros titulos mas poderosos, cuando invoqué vuestra proteccion en la composicion de este escrito: tampoco puedo ahora ofrecer otros méritos para que admitais benigna esta obra que mi gratitud y mi devocion dedican a vuestros DOLORES. Aceptadla, pues, Reina y Señora mia, y haced, por vuestros DOLORES, que su lectura fructifique en los la lean. Con este duplicado objeto, postrado á vuestros pies, os la ofrece vuestro mas reconocido devoto.

que

Fr. Rafael, obispo de Ceuta.

DISCURSO PRELIMINAR.

Escribo la Historia de nuestra reforma; descubro en ella parte de los planes de la seudofilosofia contra la religion y el estado, contra todo trono, y todo altar. Los reformadores de la Europa incluyeron á la España en sus proyectos de regeneracion. El Barruel, el Hervas, las Memorias Eclesiásticas del siglo XVIII. dan los documentos (1), y la esperiencia dolorosa de los años de las llamadas Cortes nos dicen, aunque con rubor nuestro, que algunos pocos españoles se dejaron fascinar.

A quien principalmente se persigue por la filosofia es á la religion católica, porque es la que mas se opone á toda rebelion. Si el filósofo logra desterrarla de un pais, ya tiene abierto el camino para trastornar el estado. En este caso el trono no conservará mucho tiempo su estabilidad.

Cuando una faccion llega á atentar contra la vida del príncipe, primero ha atropellado las leyes de la religion. Una conspiracion contra el soberano no se puede realizar sin que se infrinjan los principales preceptos de la moral. El trono y el altar gravitan sobre unas mismas bases. Poco importa que una mano quiera sostener á aquel, si con la otra derriba el apoyo en que se sostienen los dos. Podran acaso mantenerse separados cortos momentos; pero una existencia efimera no los salvará. La religion perse

(1) Hervas. Historia de la revolucion de Francia, tom. 2. pág. 290. Barruel. Memorias para servir á la historia del jacoVinismo. tom. I. pág. 212. Memorias para servir á la historia ecleástica del siglo XVIII. tom. 3. pág. 93. y 94.

guida emigrará á otro pais, y el pueblo que le haga la guerra será envuelto en los horrores de la devastacion general. Una noche eterna seguirá á la luz que los ilumine: andarán en tinieblas, y estas haran alli su perpétua habitacion.

El príncipe y sus autoridades estan empeñados por su conservacion en que no se rompan los vínculos religiosos. La sociedad no podrá existir sin religion. Los reyes y soberanos del mundo que la persigan veran su propia destruccion. Los siglos todos se levantan á confirmar esta verdad.

Dios, autor único de la sociedad y de la religion, ha fiado el gobierno de ésta á sus sacerdotes, y el de aquella lo ha puesto en el poder de los príncipes, á quienes tiene dada su autoridad. El rei, como el mas ínfimo pastor está obligado á someterse á los dogmas de la fe, y á los pre"ceptos de la moral. El sacerdocio y el imperio son dos potestades diversas (1), pero el soberano es súbdito de Dios. Si trastorna este orden de Dios, él será el que sienta primero la pena de su transgresion. El sacerdote es el que vela sobre los fueros del altar, el único mediador entre Dios y su pueblo, el que solo conserva las relaciones del -cielo con la tierra, del criador con la criatura, y del hombre con su Dios. Sin esta íntima union dejaria de existir el universo.

El príncipe es el ministro de Dios. A su nombre rige los pueblos que le están sujetos: por su órden administra la justicia: por su espresa voluntad establece leyes. Él es el ungido del Señor. El que acometa al soberano, el que maquine contra su vida, el que se subleve contra él resiste la órden de Dios, destruye su misma obra: con un solo delito se rebela contra Dios y contra el príncipe, rompe los mas sagrados vínculos de la sociedad y de la religion, haciéndose reo de lesa magestad para con los hombres y para con Dios.

(1) Bosuet Politica sagrada, lib. 7. art. 5. proposicion 12. pág. 281.

La filosofia, la mal llamada filosofia, enemiga por principios y por sistema de la religion cristiana (1), única verdadera religion, no pudo armarse contra la fe de un Crucificado, desde que esta se predicó por su autor, sino conjurando los pueblos y los príncipes contra tan divina religion. La filosofia llegó á seducir á algunos soberanos para que conviniesen en un plan; plan nada menos que de sublevarse contra Cristo y su vicario (2) en la tierra, pretestando que la religion disminuia los derechos de su poder; ó que el reino de Jesus se fundaba en la usurpacion de la autoridad real,

La supersticion se tomó por el verdadero culto: las pasiones desregladas entraron en los derechos del hombre en sociedad; y como la religion cristiana destruia aquellas y refrenaba ésta, la filosofia empeñó á los príncipes en la guerra contra su moral, su fe y sus progresos, ponde, rándoles los fueros de la sociedad, que estaban bajo su inmediata accion, y que á los reyes pertenecia velar sobre la religion, haciéndolos árbitros de su disciplina por la soberania de su poder.

Desde el nacimiento de Jesucristo la política del mundo se armó contra él, persuadiéndose Herodes que el rei recien nacido le usurparia su poder (3). Jesus al fin murió por esta acusacion (4). Los apóstoles murieron por un delito igual (5), á pesar de ser los mejores ciudadinos (6).

El imperio romano desde Neron hasta Constantino parece no tenia mas enemigos que vencer que á los cris

J

(1) Selvagio, Antiquitatum cristianorum institutiones lib. 1. parte 1. cap. 9. §. 13.

(2) Astiterunt reges terrae, et principes convenerunt in unum, adversus Dominum, et adversus Cristum ejus.

(3) Math. cap. 11.

(4) Hunc invenimus subvertentem gentem nostram, et prohibentem tributa dare Caesari. Lucæ cap. 23. v. 2.

(5) San Juan Crisóstomó Homilia 23. sobre la epístola á los

romanos.

(6) Bosuet, Política sagrada lib. 1. art. 6. prop. 3. pág. 162.

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