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gieri, Pereira, Febronio, Eybel, Scipion Ricci, D' Alembert, D' Arquers, Mirabeau, Cielles, Taillerand.... Un poder absoluto, soberano de los pueblos sobre los bienes de la Iglesia: una independencia total de aquellos para con ésta: una captividad de ésta para con el gobierno civil en sus decisiones, disciplina, prácticas, economia esterior, y aun interior de la Iglesia y de sus ministros. Estos principios establecen el juicio histórico, canónico, político: sobre estos datos se funda el proyecto para la estincion de la deuda pública, la esposicion de un señor ministro que obraba á nombre del gobierno, y decia en tono magistral el rumbo que debia seguirse en la nueva regeneracion de

España.

Hai mas que decir. La disciplina eclesiástica iba á ser reformada en sus principios. Éstos, unidos con el dogma, forman la religion mas pura. La disciplina da visibilidad, poder, órden, perfeccion, cuerpo á la Iglesia y sus gerarquias. La fe le da su influjo, el alma, la vida. Quitad una de estas dos, separad el dogma de la disciplina, la Iglesia dejará de ser, no será un cuerpo visible, morirá indefectiblemente. Ella no puede estar solo en el espíritu, su divino autor le dió una cabeza visible, sus miembros deben serlo tambien, y totalmente unidos á su cabeza para que tengan vida.

¿Aspiraban á aquel plan, nuestros reformadores? Ellos digeron declaraban la guerra á los abusos, á la supersticion, al fanatismo, á las prácticas absurdas. En realidad de verdad ellos atacaron la disciplina. Véanse el tomo en cuarto impreso en Madrid con el título de abusos introducidos en la disciplina de la Iglesia, y potestad de los príncipes en su correccion, el papel disciplina eclesiástica nacional publicado en Palma, la política eclesiás, tica contra monseñor Nuncio en España, impresos en Cadiz y Palma, la política eclesiástica sobre el juramento de obediencia que los obispos prestan al papa, el soneto impreso en Canarias; y el sin número de artículos que contra las leyes de la Iglesia se publicaron en los tribu

nos, en los semanarios, en los proyectos de reforma que tanto prodigaron las imprentas contra la disciplina de la Iglesia, y se verá que sobran pruebas en la demostracion de la verdad que intento hacer palpable.

Diré algo de lo que se escribió contra el dogma, segun lo que apareció en lo público. Por mí mismo no doi esta nota á ningun escrito. No encuentro en esta parte la multitud de autores que he citado por el plan de reformar la disciplina: pero no faltó uno u otro de quien pueda temerse que acometiera á este depósito divino. Á mi juicio no está la clasificacion de los papeles; pero yo apuntaré algunos escritos, y el público que lo juzgue. El Diccio nario crítico burlesco, la triple alianza, la barca de Simon publicada en la Abeja y Redactor número 708, el canto ¡ Ai del alcazar! y algunos papeles en que se deprime la autoridad del papa, su jurisdiccion, su primado, la infalibilidad de la Iglesia, su perpetuidad, la inmortalidad del alma, un premio ó castigo eterno. Estos son otros tantos dogmas de nuestra religion, estos se critican, se desprecian. ¿Y no es esto tirar á la religion? ¿no es esto abrirle brecha en sus muros y asaltarla? Esto es lo que aparece en los papeles públicos. Me es mui doloroso el decirlo: ¿pero cómo oculto lo que todos saben? ¿cómo rebato los errores que han vertido por espacio de cuatro años? ¿Cómo se arranca del infeliz seducido el mal que acaso le ha contagiado?

Vamos á las costumbres. Las costumbres de los españoles era necesario alterarlas, corromperlas, mudarlas para que la reforma multiplicase sus triunfos. La libertad de imprenta dió los planes, y algunos escritos salieron á lo público á desterrar de los eclesiásticos el voto de castidad, imponiendo multas, ó tributos al que no se casase (i). El celibatismo dado á luz en Leon, el papel publicado en Cadiz por D..... La cabaña indiana publicada en Valencia, el breve ensayo sobre el fanatismo publicado en

ཝཱན༎ ,

(1) El parecer de D. J. S. M. impreso en Cadiz.

Madrid, la apologia del teatro en Cadiz; la prensa repetia diariamente lecciones de irreligion, libertinage, inmoralidad, perversion, escándalos. ¿Quién seria bastante á impedir el torrente devastador que todo lo envolvia? La inmoralidad se paseaba públicamente con dolor de toda España. Solo Dios podia remediarnos, solo su misericordia ha curado nuestras llagas.

Los señores diputados mas religiosos declamaban diariamente contra los abusos de la imprenta: los papeles del partido opuesto rebatian á los novadores: la guerra se encendia cada vez mas: pero ni el congreso, ni las juntas de censura, ninguna autoridad pública celaba la observancia del reglamento de imprenta. Al desenfreno de la mayor libertad se fió la empresa de trastornar la España. Cuantas veces se trató de modificar la imprenta por los escándalos que se multiplicaban, y por las quejas que se repetian, se prometió corregirla, atajar los abusos, castigar á los transgresores. Este era el lenitivo de nuestros males; esperábamos con ansia estas providencias fuertes, y que el escándalo se cortase.

Y qué correspondió el éxito á los deseos públicos, á la justicia de la causa y al remedio que los mismos novadores reclamaban (1)? Hablen los diarios de córtes: tómense los discursos de los apologistas de la libertad: estemos á lo dispuesto por el gobierno y á los resultados. Todos los diputados querian se atajasen estos abusos ::: ¿cómo no lo llegaron á conseguir? ¡Ai! El desenfreno fue cada vez á mas. Los reglamentos que se reiteraron, siempre dieron mas amplitud: nada se remedió en los desas. tres que padecíamos en los males que nos aquejaban. La prensa principió nuestra ruina; la prensa generalizó nues tros males: la prensa nos puso á punto de perdernos. Su libertad hacia en nosotros los estragos que la libertad del

(1) El mismo Gallardo en su Apología de los palos dice.,, Este decreto (de la libertad de la imprenta) es mui útil y provechoso, pero necesita se le ponga un apéndice. 18 de febrero de 811. pág. 47. Asi habla en él,,,

ciudadano entre los franceses. Aquella envolvió todas las clases, ésta confundió todos los derechos: aquella puso los puñales en manos de un pueblo desenfrenado; ésta cortó las plumas de muchos hombres para alborotar al público y trastornar el Estado. La libertad francesa acabó con la Francia: la libertad de la imprenta entre nosotros, iba ya á sumergirnos en un occéano de males.

A pesar de tantas heridas como hizo á nuestra religion y patria esta libertad mal entendida, aun tiene entusiastas, apasionados, seducidos. Confiesan el abuso general del tiempo pasado; no hai una sola persona en la España que no diga sus desastres. Haya libertad de imprenta, dicen sus apologistas: pero vele el magistrado sobre la observancia en que jamas se abuse de sus facultades. Y quién ha tenido al hombre dentro de los límites de lo justo? Lo que á un escritor le parece está en órden con las leyes para otros no será una transgresion manifiesta y un escándalo?» Dicen que yo he escrito (decia Volter) ,,libros contra la religion: ¡qué horrible calumnia! ¡yo ,,que he estudiado con los jesuitas! ¡yo que he hablado ,,mejor de Dios que todos los teólogos! Que se me ense,,ne un solo libro que lleve mi nombre (1).,, ¡Cuántos de nuestros escritores podrán repetir lo de Volter! Mui pocos de nuestros reformadores dieron su nombre á sus escritos. Lo mas que se ponia eran las iniciales de los nombres y apellidos, á uso de los filósofos de la Francia; con esto atacaban á la religion enmascarados; peleaban siempre con ageno trage ó armas desconocidas, y no po dian ser batidos, sino despues de mucho trabajo. El ma. gistrado autorizaba con la impunidad el delito.

(1) Diálogo de Volter y un labrador del condado de Neuchatel.

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J

CAPITULO VIII.

Observaciones sobre la multitud de escritos públicos que inundaron la nacion. Causas de su multiplicacion.

Que

ue nuestra patria se hubiera inundado de malos escritos y peores autores, parecia un resultado inmediato, y como necesario del estado actual de la España. La corrupcion que habian propagado los libros de la Francia, su trato íntimo con nosotros, sus emisarios, panegiristas y entusiastas nos inocularon con su veneno. El estilo de muchos de nuestros escritos fue el mismo que adoptó la im piedad de los franceses para destruir la religion cristiana; y el caracter ó divisa de nuestros escritores fueron tambien el ridículo, la bufonada, la burla, el sarcasmo aun en los puntos de mayor seriedad. Esto parecia inmutable en un español: pero es un hecho cierto que al nivel de Volter se han puesto algunos de nuestros escritores en los tiempos de nuestras córtes pasadas.

La circunspeccion de un español, el peso en sus producciones, lo grave de nuestro estilo y lenguage; todo lo que forma el distintivo del español, desapareció todo en la clase de escritores que trataban de regenerarnos. Observemos el enlace íntimo de estos autores con los de Francia: comparemos escritos con escritos: este pequeño trabajo producirá en nosotros la conviccion dolorosa, pero precisa é ineluctable, de que el sistema de la filosofia para desterrar la religion de los pueblos, fue adoptado por los que nos reformaban, aunque su ánimo no fuese impugnar nuestra religion santa. Arguir contra la religion, burlándose; rebatir sus pruebas con una risada, ó con un

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