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El 16 segun lo dispuesto en la sesion anterior se volvió á votar la cuestion empatada. 84 votos contra 83 declararon que la materia no estaba suficientemente discutida. En virtud de esta declaracion se procedió el 17 á ventilar el punto, si el ministro habia infringido ó no la constitucion, y si habia lugar á formarle causa. Un señor diputado se ganó por la faccion del ministro, y dijo no hiber lugar a formarla. Á esto aspiraba el partido contra el cabildo. Sus murmullos, sus voces, sus discursos repetidos se dirigian á ganar tiempo, á demorar la resolucion para dar lugar á sus manejos secretos, á sus intrigas. Á falta de justicia entraban la persuasion, los empeños: de este modo lograban sus triunfos. En este dia se observó esta conducta. Un señor...... se declaró en público á favor del ministro, y con el pretesto de que no debia acusarse al gobierno ni á sus ministros, indirectamente hizo su apologia. En seguida se pasó á votar que no habia lugar á lo que pedia el cabildo: 92 votos se opusieron á esta indicacion contra 81.

Cualquiera dirá en este estado, que la mayoria de diputados estaba firme a favor del cabildo; que la Iglesia atropellada en sus sacerdotes se desagraviaria, y que á pesar de la faccion decidida á favor del ministro, éste sufriria la pena de su transgresion. Todo se presentaba en este dia favorable al cabildo. ¿Triunfará al fin éste de sus ૐ calumniadores, de los que le suplantaban conjuraciones contra el gobierno para perseguirlo, solo porque no se acomodaba á las reformas del dia? La votacion precedente da á entender su triunfo; pero sus enemigos van á po ner en uso todas sus armas, y á valerse de su sagacidad y de su poder, para vencer con ardides á sus contrarios aunque son en mayor número.

El murmullo principia á acalorar los ánimos; los gritos confunden á los que escuchan, el órden se pierde, las pasiones mas vivas se apoderan de los enemigos del cabildo, y el desorden se generaliza. Un solo diputado se levanta y se sienta cuatro veces, y habla en todas ellas como un

energúmeno: otro de la faccion le reanima, siguiéndole en la lucha con la misma descompostura. Este pone una proposicion; aquel indica otra, siendo del mismo partido: el primero la retira; el compañero la hace suya. Ellos mismos se manifiestan divididos::: ¡Ay! este, este es el Jazo en que van á caer los defensores del cabildo y de la Iglesia.

¡ Incautos eclesiásticos! ¡Diputados sencillos! vais á caer en el escollo. Juzgais que los enemigos del cabildo pelean ya contra sí, y que el triunfo es vuestro; os engañais: este es un nuevo ardid de los contrarios, ó para di ferir la votacion, ó para hacer lo que se hizo. Estos acuden al ordinario asilo de que la patria peligra y de

es

que

indispensable sesion permanente::::: Que se vote, piden á la vez, y asi se decide. Ya está aqui el lazo tendido en que va á caer el defensor de Iglesia. Esta es la estratagema que se prepara por los contrarios, la desunion aparente de los diputados en el menor número llenará de confianzas á los otros, y en su buena fe de los 92 diputados que estaban á favor del cabildo se retiraron algunos á comer, abandonaran el campo, y en este momento el enemigo le hará suyo. Efectivamente asi se hizo: varios diputados que estaban por el cabildo se salieron de las córtes, creidos en que la sesion duraria. Apenas se retiraron, tres del contrario partido hablaron de nuevo y terminados sus discursos, se preguntó por ellos mismos ¿si la materia estaba suficientemente discutida? se votó si: Y instante se resolvió » que sin perjuicio de lo que resuelvan las cortes, para no entorpecer el curso de la causa, se devuelva el espediente al juez que conoce de ella (1).» Ya está aqui decidido por las cortes el desafuero del cabildo, la suspension de sus temporalidades y autorizada la mayor injusticia........ Al dia siguiente quisieron reciamar varios diputados contra lo dispuesto en el dia anterior; nada consiguieron.

que

(1) Véanse las págs. 245, 272, 295, 296 y 300.

y

al

Las representaciones del vicario capitular y del cabil. do solo reclamaban su fuero. Estos eclesiásticos no podian renunciar sin perjuicio de la Iglesia sus inmunidades. El congreso interviene en estas reclamaciones, la mayoria se declara por su justicia. La sesion permanente y la voz de la pátria peligra separan á estos diputados, y de hecho con escándalo de todo Cadiz, su cabildo quedó desaforado, y sujeto á un juez civil, á un juez de primera instancia. Todo Cadiz se resintió: hasta el amigo de las nuevas instituciones se vió aquel dia interesarse por el eclesiástico perseguido. Tampoco ascendiente tenian sobre el pueblo las reformas que se hacian, cuando tocaban á la Iglesia !

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Las sesiones sobre el cabildo indican que la mayoria de los diputados no estaba convenida con los facciosos en sus planes: pero estos siendo en menor número ganaban siempre las votaciones por los ardides que he referido (1).

Esta fue la cuestion mas bien puesta que tuvieron á su favor los buenos, y no ostante llegaron á perderla. Por este descuido imperdonable la causa del cabildo subió á la mayor criminalidad; hasta que sustanciada cómo y por quien quisieron sus enemigos, el fiscal pidió » que se les impusiese á los canónigos comisionados del cabildo la pena que señala la lei contra los que forman partido, bando, faccion contra su soberano, ó por haber trabajado de hecho para que tierras enteras no obedeciesen al poder soberano tambien como solian, si no satisfacian á los cargos que se les hacian:» es decir, que sean decapitados, que es la pena de los que conspiran contra el soberano. La venida de nuestro rei puso término á esta causa. Solo la justicia de nuestro soberano pudo calmar persecucion tan decidida,

El cabildo de Cadiz y su vicario capitular no eran los solos que por esta causa padecian, Declarados ellos cons

(1) He manifestado varias veces que el número de los reformadores era inferior al de la oposicion, y que solo por sus sorpresas, violencias ó engaños ganaban las votaciones.

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piradores, lo eran tambien cuantos habian concurrido á las consultas del cabildo. Las Iglesias de Sevilla y Málaga, varios señores obispos que estaban en Cadiz, los curas que habian propuesto su amargura por la lectura del edicto, todos los eclesiásticos que públicamente manifes taron adhesion á la Inquisicion, á la Iglesia de Cadiz, y á las representaciones de su cabildo, todos eran cómplices del mismo crímen, y todos, todos deberian participar de la pena impuesta al conspirador. ¡Cuántos errores! ¡Qué de crímenes!

§. 3°

Se persigue al excmo. señor Nuncio.

Perseguidos los canónigos y los señores obispos como contrarios á las reformas, con mas razon habia de serlo el enviado del papa en nuestros dominios. Este señor convino con el cabildo y demas obispos en que se hiciese la representacion, para impedir en las Iglesias la lectura del decreto de abolicion del tribunal de la fe. Como cristiano, como eclesiástico, como obispo, como embajador del papa ácia nuestro gobierno, debia reclamar los derechos de la Iglesia vulnerados por la irreligion, y salir á la defensa de la autoridad pontificia atacada en una de sus principales atribuciones. Su reclamacion fue reputada por un delito, nada menos que de alta traicion. Abro un nuevo campo de horrores; siento infinito dilatarme; pero ¿cómo he de manifestar los males que sufrimos en aquellos tristes dias, si no pongo en su verdadero punto de vista las reformas que hacian?

Tiempo habia que se miraba con alguna oposicion la presencia de monseñor nuncio cerca de nuestro gobierno. Antes de las córtes se habia exigido ya de nuestros señores obispos digesen, cuales eran las facultades del nun

cio. No todos los obispos estuvieron acordes sobre la con

testacion.

Los sucesos de Viena, de Napoles, Portugal, la Baviera, Treveris, Colonia, Maguncia, Salzburgo, en los 40 años últimos del siglo que acabó con los nuncios del papa en aquellos paises, y lo sucedido en la España á principios del mismo siglo animaban á nuestros regeneradores, á que se repitiesen por las córtes aquellos egemplos, estrañando de nuestros dominios á monseñor nuncio. Nuestro gobierno anterior á las córtes procedió con el mayor peso, y respetó siempre al legado de S. S.

Esta política religiosa se fue disminuyendo á proporcion de como se iban preparando la subversion del trono y las reformas de la religion. Unas súplicas de ciertos regulares dirigidas á monseñor nuncio, le hicieron intervenir en el asunto que se le proponia. S. E. satisfizo á su deber, y esto bastó para que informadas las córtes, tratasen de investigar cuales eran las facultades del nuncio (1). Las circunstancias cada vez mas críticas que diariamente iban afligiendo á nuestra nacion, y las máximas perjudiciales esparcidas contra la religion, la disciplina de la Iglesia, y los derechos del papa en la abolicion del tribunal de la fe, movieron el celo de monseñor á reclamar por la Iglesia, que se veia combatida. En el 5 marzo pide á la regencia, se digne suspender la egecucion y publicacion del decreto hasta tanto que en tiempo mas feliz pueda obtenerse la aprobacion, ó consentimiento del romano pontífice (2). No fue menester mas para que se determinase el gobierno á perseguirle con la mayor crueldad, hasta estrañarlo de nuestros dominios.

de

Los papeles públicos deseando complacer á los reformadores, principiaron á elucidar la materia, haciendo reo al enviado del papa de oponerse á las resoluciones de S. M. La persecucion habia principiado ya; pero de aqui tomó su mayor incremento. Los periódicos comenzaron (1) Diario de cortes, tom. 11. y 14.

Manifiesto de monseñor. documento núm. 6.

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