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tos principales de disciplina. El nuncio de S. S. fue perseguido y arrojado fuera de España: su jurisdiccion suprimida. Los obispos mas egemplares de la España fueron espatriados, y quitada toda su intervencion con las dióce sis respectivas. La investidura canónica, ó confirmacion de los obispos reservada al papa, trató de usurpárseles y ponerla en manos ilegitimas. Una porcion de intrusos querian algunos rigiese las Iglesias de España, para que se acomodasen el culto y la disciplina eclesiástica á los artículos de la constitucion política.

La enseñanza religiosa debia formarse por las doctrinas de la Francia, y para el feliz éxito de la empresa, no habian de intervenir en ella sino personas conocidas por la faccion de las reformas. En todo gobierno político y religioso no habian de colocarse, sino sugetos adic tos á las nuevas instituciones. El plan estaba bien sostenido. Las medidas que se tomaron fueron las mas ajustadas á los proyectos y á sus fines.

Libertad de imprenta, persecucion de los escritores opuestos, proteccion á los que atacaban la antigua disciplina, colocar á estos en los destinos, privar á aquellos hasta de sus empleos, impedir por todos medios la entrada de los religiosos en sus conventos, hacerles la guerra mas injusta.... echarse sobre toda clase de bienes eclesiásticos, no poner arbitrio alguno efectivo para el pago de las cargas del estado sino los que miraban á diezmos y rentas de los ministros de la Iglesia... destruir en fin el tribunal de la Inquisicion, declararlo como un triunfo, hacer que se les felicitase por los pueblos por un atentado tan grande contra la religion. Ellos han sufrido la pena de su delito, como todos los que han maquinado contra Dios y contra su religion divina. Su juicio se ha hecho con misericordia: nuestro augusto soberano los ha perdonado la vida. Un arrepentimiento sincero purgará con el tiempo sus crímenes.

Voi á estender las pruebas; los hechos principales que han de demostrar el plan general de reforma estan ya se

ñalados, los testimonios decisivos se aglomeran, pondré solo los que basten para hacer ver á los españoles, que los planes adoptados para nuestra reforma no eran sino los mismos de los franceses, aunque mas paliados, y que sus miras no eran otras que las de la filosofía contra los altares de Jesucristo, aunque sus primeros proyectos no atacasen directamente á nuestra religion Divina, ni sus autores lo llegasen á conocer.

Hago este obsequio á los señores de las cortes: digo mal, les hago justicia al mayor número: pocos previeron los resultados últimos de sus reformas. El comun de todos ellos no conoció que siguiendo el rumbo adoptado, la religion al fin se perderia como en la Francia.

Los diarios de cortes y la esperiencia mas general deponen que la revolucion de ideas desenvueltas en el gobierno de las cortes, no fue resultado de los complicados planes discutidos en las cortes, y arbitrios tomados sin prevision, por los que manejaban la opinion pública; no, esta es una equivocacion de primer orden. Todo cuanto se innovó por las cortes fue premeditado, convenido, íntimamente ligado con cuanto se hablaba, se discutia, se decretaba, aunque la mayoria no conociese ni calculase los resultados últimos.

Desde la noche del 24 de setiembre de 810, hasta mediados de setiembre del 13, y desde principios de octubre del mismo hasta el 10 de mayo siguiente, no se hizo mas que llevar á debido efecto la reforma tramada por los filósofos de Francia, comunicada á nosotros por sus libros, planteada por sus embajadores y agentes, y principiada á realizar en el mismo tiempo que en Viena, en Nápoles, en Toscana, en la Italia y en Portugal. La Francia concibió el plan de rebelion general, das potencias entraron en el proyecto de cumplirla, nosotros fuimos mas moderados, mas pacíficos.

"Nuestra España en un momento se iluminó por: un medio improviso y fuerte, que no era esperable ni impedible. La revolucion ha sido rápida y feliz; porque la duz

del primer lance se apoderó de la cabeza de tal nacion, que antes era la que entre todas las naciones estaba sumergida en las tinieblas."

Mercier, que por los años de 75 sabia ya la conspiracion de la Francia, escribia asi de la España: el efecto ha correspondido al vaticinio. Él veia ya el ascendiente que sobre la España habia tomado la filosofía. Nosotros contamos sus últimos triunfos. Nuestro gobierno anterior preparó los ánimos, principió las reformas. Nuestras cortes trataron de egecutar los planes de la filosofía hasta su fin último. Veamos como, pero antes: "Obsecro autem ,,eos, qui hunc librum lecturi sunt, ne adhorrescant prop., „ter adversos casus: sed reputent ea, quæ nos acciderunt, ,,non ad interitum, sed ad correptionem esse generis nostri.,, Lib. 2. Macab. cap. 6. v. 12.

PROTESTA.

Emprendo una obra dificil: juzgo que me será posible. Quiero escribir las reformas hechas contra el estado y la religion, manifestar el trastorno que se nos causó, é impugnar las doctrinas en que se apoyaron, sin tocar en nada una personalidad que haga resentirse á alguno. Trato nada mas que de corregir el mal que puede haber quedado en alguno por los escritos, que una ilustracion perjudicial estendió en los años últimos en nuestro suelo.. Nuestro sábio gobierno los tiene mandados recoger, pero como su lectura puede haber dejado algun vicio, para estinguir del todo sus reliquias formo la Apologia del Altar y del

Trono, , que en tales escritos se han visto combatidos. El hombre es demasiado tenaz para desprenderse con facilidad de unas ideas que la lectura de malos libros, y el tiempo imprimieron en su alma, juzgándolas equivocadamente como unos sanos principios. En este caso todo el poder del gobierno, las cárceles, presidios, todas las penas con que se le multen, todo es inútil, si no se convence á este hombre ser un error lo que hasta alli habian sostenido como una verdad decidida. El convencimiento de estos hombres, y el triunfo sobre sus opiniones estan solo reservados á la luz de la razon, á la verdad misma. Con este fin solo formo mi escrito,

No tengo mas objeto que manifestar: 1. Que las reformas hechas por algunos pocos españoles contra la religion y el estado en tiempo de las llamadas cortes, todas han sido las mismas que las que los filósofos de la Francia trataron de realizar para acabar con los tronos, y destruir la Iglesia de Jesucristo.

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2. Que la nacion jamas asintió á ellas.

3o Que un poder ilegítimo las introdujo á la fuerza. 4? Y las doctrinas en que que

un todo las mas absurdas.

las apoyaron, son de

Demostradas estas verdades, si aun resta algun español seducido, espero que con el auxilio de Dios y la lec-'. tura de mis pruebas, detestará las reformas y entregará al fuego los malos escritos que las contenian.

Pido á todo el que me lea, por el amor de mi Dios

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crucificado, que prescinda de los sugetos cuyos escritos cite. Á este fin oculto sus nombres: solo hablo de papeles púbicos. El máximo de nuestros preceptos, el único segun la frase del amado discípulo, es el amor á nuestros hermanos. Miremos en los escritos de nuestros españoles nada mas que unas debilidades, errores de entendimiento, faltas de cálculo. Rompamos con una mano sus papeles, y démosles la otra para levantarlos. Arrojemos de nuestro seno sus doctrinas, y corramos apresurados á estrechar sus personas entre nuestros brazos. Las críticas circunstancias en que nos hemos visto, la persecucion cruel que nos han hecho sufrir las huestes del tirano de la Europa, la ausencia de nuestro amado rei, los terribles males de que nos hemos visto rodeados produgeron algun otro escándalo; ¿qué mucho es que nos hayamos dividido, y que algunos hayan pecado?

Declamo alguna vez con vehemencia, despues que copio una frase á mi parecer antireligiosa, ó depresiva de nuestros reyes y autoridades legítimas. Mui rara vez me se escaparán los términos de facciosos, revolucionarios; pero nunca recaerán sobre personas determinadas. Cuando diga impiedad ó heregia hablando de algun otro papel, es porque el público los tiene censurados ya con esta nota. Yo nada añado á la opinion pública.

Herido por las nuevas doctrinas en lo mas delicado de mi sensibilidad, no me es facil renovar mis llagas con la lectura é impugnacion de los papeles que me las abrieron,

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