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,,cantes (1),, Á esto se dirigia alguna de las propuestas que se dieron á la comision. ¿Y para qué se pasaron á la comision, pidiendo las córtes su dictámen, si las mismas córtes determinaban ya lo que debia hacerse ?...

El 21 de diciembre del mismo año se repitió con calor la disputa de las prebendas (2): el 30 de enero inmediato se suplicó por la cámara que no tuviese efecto lo mandado acerca de las prebendas en las Iglesias de América y las córtes mandaron pasase la súplica á la comision (3).

El 28 de abril fueron delatados al congreso varios señores obispos, porque no obedecian el decreto de suspension de prebendas, diciéndose en voz alta, tal desórden no cabe en la obediencia de un ciudadano español.. Para impedirla, el mismo diputado pasó á proponer:,, 1. Que ,,se diga á la Regencia que V. M. quiere que por sí y ,,por medio de las autoridades respectivas de cada provin,,cia, y los fiscales, velen el exacto cumplimiento de to,,do lo mandado, bajo la pena de responsabilidad. 2. Que ,,respecto á que se asegura por la última correspondencia ,,de Galicia que el señor arzobispo de Santiago posterior,,mente al decreto de V. M. ha provisto la dignidad de ,,arcediano de Trastamara y otra canongia... se diga á la ,,regencia se informe y haga porque se cumpla lo man,,dado; y se le diga al señor arzobispo lo desagradable ,. que ha sido á S. M. su conducta (4).,, Otro señor diputado añadió : Señor, quizas no será este solo ::: que se ,,tomen las providencias necesarias (5).

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Por la primera indicacion los señores obispos se ponian bajo la inspeccion y vigilancia de las autoridades de las provincias y los fiscales. Y por la segunda se les privaba del derecho de nombrar para las piezas eclesiásticas que por derecho les pertenecia. Los decretos anteriores, y las instancias de ahora para que se observasen, trastornaban parte de la disciplina eclesiástica, sometiendo á los obis(1) Pág. 106. (2) T. 2. p. 74. (3) Tom. 3. p. 149. (4) Pág. 385. (5) Ibiden.

pus á lo que las córtes tuvieran á bien ordenarles. Nuestros señores obispos mantenian sus derechos y cumplian con su deber en defensa de las Iglesias que les estaban encomendadas.

En 1 de abril de 811 el señor ministro de hacienda presentó á las córtes una especie de queja contra nuestros señores obispos, porque los productos de las obras pias » destinados por la central á los gastos de la guerra, eran » mui reducidos, pidiendo á S. M. decretase que se ob servase lo mandado. Un señor diputado dijo », que el que dispusiesen los obispos de tales productos, ofendia » á la regalia de S. M.... V. M. dijo, debe mandar, no ,, es necesario acudir á otras autoridades. V. M. tiene fa»cultad para disponer de los fondos de obras pias, sin » interpelar á los obispos (1). "

La novedad de estas doctrinas llamó la atencion de varios diputados. El señor Perez de la Puebla suplicó á S. M.» no metiese su hoz en mies agena, y que no se dejase deslumbrar » Ya era tarde. Las córtes se habian. declarado soberanas y constituyentes, y nada querian les fuese reservado. Al fin se consiguió que el decreto de suspension de prebendas no fuese estensivo á las provincias de América; pero se mantuvo en su vigor para con las de España (2).

La comision a quien las córtes cometieron diese su parecer sobre las provisiones hechas por el señor arzobispo de Santiago, trajo al congreso su dictámen en el 15 de abril, contentándose con que el señor arzobispo de Santiago fuese amonestado por la Regencia, por haber dado las prebendas vacantes de su Iglesia. El diputado que delató al señor arzobispo dijo eran nulas las colaciones hechas. La comision no se atrevió á tanto. Los mas exaltados por las reformas estaban porque se anulase lo hecho por el señor arzobispo. La mayoria de los diputados manifestó su oposicion, y la tempestad suscitada cesó, solo

(1) Tom. 4. pág. 26. (2) Tomo 5. pág. 54.

con mandar á la regencia celase en lo sucesivo la observancia de los decretos. En esto quedó el punto de las prebendas; pero no tuvo la misma suerte el de las rentas eclesiásticas.

Desde el principio de las córtes se intentó apoderarse de cuantos bienes se pudieran substraer de las Iglesias. La comision eclesiástica formada en 11 de abril de 811 para que señalase las alhajas de las Iglesias traidas á Cadiz, que no eran necesarias para el culto, y mandase las restantes á la tesoreria, dijo en 3 de mayo » que no era necesario para el culto el uso de plata y oro; pero que se persuadia que si se tomaban todas estas alhajas se desazonaria á los pueblos. Esto indica que la comision se abstuvo por respeto de los pueblos de aprobar el que todas las alhajas de la Iglesia fuesen á la casa de la moneda. » La Iglesia, decia la comision, procuró desde su origen sa» car partido de las mismas preocupaciones de los fieles. Por eso adoptó el uso de los metales preciosos, para conducir á los hombres á formar ideas sublimes del Ser su"premo (1)."

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Aqui está la mayor injuria contra la Iglesia. Desde su origen se le atribuye haberse valido de las preocupaciones de los fieles en el uso de los metales preciosos. Nuestros reformadores quieren reducir la Iglesia á los primitivos siglos: si esta en su origen se valió de las ciones, á un tiempo anterior debia reducirse.

preocupa

El que atendiendo á las palabras de la comision formase la idea de la Iglesia en su origen, cualquiera que se persuadiese que ella habia sacado partido de las preocupaciones de los pueblos, y que en virtud de estas preocu paciones tenia dedicados al culto el oro y la plata, recibidos no de la piedad, no de la gratitud, no de las donaciones de los fieles, sino por un efecto de ignorancia, de vicios ó preocupaciones, ¿tardaria mucho en arrojarse sobre esta Iglesia, robar sus vasos santos, saquear sus al

(1) Pág, 309.

lo

hajas de plata y oro, reputándolas consagradas á Dios sopor las preocupaciones de los que las habian ofrecido? Señores reformadores: la Iglesia no se valió en su origen de las preocupaciones de los pueblos para dedicar al culto de Dios vivo las alhajas de plata y oro. Dios mismo para su arca y templo (que no eran mas que figuras de nuestros altares é iglesias) se valió de estos metales esquisitos. El Hijo del eterno Padre, cuando instituyó el adorable sacramento de nuestros altares para quedarse con nosotros hasta la consumacion de los siglos, dispuso hacer tan sacrosanto misterio en una sala adornada y magnífica. Muriendo en una cruz quiso ser sepultado en un sepulcro costoso, hecho de piedra viva. Viviendo pobre defendió á la Magdalena de la avaricia de Judas, por haber ésta ungido sus pies con los ungüentos mas esquisitos. ¿Ut quid perditio hæc? decia el avaro discípulo. ¿A qué este desperdicio, este lujo, esta prodigalidad? Los pobres, dice, podian participar el importe de este bálsamo si se

hubiese vendido.

De éste modo paliaba el pérfido Judas la avaricia que devoraba sus entrañas. No, no era su cuidado, dice san Juan, el sustento de los pobres, sino porque era un ladron, y administraba cuanto se ofrecia á Jesus y á los discípulos (1). Jesucristo salió á la defensa de la que con tanta liberalidad le habia hecho un obsequio tan digno de un Dios humanado por el hombre, no arguye de avaricia á Judas, pero sí contesta á los motivos de su murmuracion, y de sus quejas, diciendo á la presencia de los demas discípulos, los pobres siempre los teneis con » vosotros: á mí no: dejad á esta muger que haga esta » buena obra conmigo. En verdad que en cualquiera par» te donde se refiera este hecho se dirá que ha sido para » honrar mi sepultura (2). »

Yo no quisiera hacer contracciones odiosas; pero díganme la comision y los señores filósofos, que tanto cri

(1) Evang. cap. 12. v. 3. hasta el 8. (2) Ibiden.

tican el uso de plata y oro en las iglesias, ¿qué fin llevan en sus quejas, críticas y murmuraciones contra las riquezas de los templos y profusion en el culto? Reclaman los bienes eclesiásticos, las alhajas de las Iglesias, ponderando las necesidades del estado y las miserias de los po bres... Permitidme señores declamadores que os pregunte, ¿ son el estado, son los pueblos, son los pobres, por quie nes vosotros procurais cuando pedis las alhajas de los templos, los bienes de las iglesias? Sed imparciales ::: La mayor parte de estos bienes estan en vuestro poder, vuestros políticos los administran. ¿Cuántos pobres habeis socorrido? ¿Cuántos pueblos habeis sacado de sus apuros? ¿El estado está mas floreciente despues que habeis empobrecido las iglesias?

La Iglesia que en sus primitivos siglos fue el modelo mas perfecto de una caridad todo divina: la Iglesia que por la union de sus hijos y del cuidado que en todos habia de subvenirse en sus necesidades fue la admiracion de todo el gentilismo, mereciendo el elogio de un Plinio: la Iglesia que en su origen, ni tuvo oro ni tuvo plata por estar siempre perseguida: esta Iglesia, repito, ¿cómo pudo dedicarse en su origen á cultivar las preocupaciones de los pueblos, y valerse de sus metales preciosos para el servicio de sus templos, y el culto del Dios vivo? Esta Iglesia todo santa, todo divina, en los primeros siglos no tuvo mas que persecuciones, destierros, martirios. La fe, la caridad, la pobreza, las virtudes todas del evangelio resplandecian á la par en los fieles y en sus obispos, en sus cultos y en sus iglesias. Esta es la Iglesia en su origen y en sus tres siglos inmediatos, conocida asi por sus mayores enemigos. ¿Cómo se atreve la comision á imputarle que se valia de las preocupaciones de los pueblos, dedicando para el culto los metales mas preciosos? ¿Cómo se denigra á esta Iglesia con una nota que la hace tanta injuria como el valerse de las preocupaciones para fomentar el culto y apoderarse del oro y de la plata de sus hijos? Yo no acabaria de refutar doctrinas tan absurdás...

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