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sucesores formaron, ni la política les permitia formar " cuerpo propietario. La gloria de la religion consiste en » que sus ministros se hagan honor por la santidad de sus "Costumbres.... pero han llegado á tal degradacion las ,,ideas del verdadero decoro debido al santuario y á sus » ministros, que será mui imposible hubiera algun imbe»cil ó fanático que tuviese por heréticas ó sacrílegas las disposiciones que la sabiduria del gobierno juzgára » oportuno ó necesario tomar para hacer de las rentas "eclesiásticas una saludable distribucion segun lo exi» gen las circunstancias, lo impera el derecho natural, y » lo reclama el espíritu de la Iglesia, como si el Hijo de Dios hubiera bajado á la tierra para que los obispos, » los generales de las órdenes regulares, los prebendados, los comendatarios, los abades tuviesen diez, veinte, ,, ciento, ó trescientos mil ducados de renta, cruces, palacios, trenes para competir con los grandes del mundo, » y para tener el tratamiento de señoria, escelencia, ilus,, trísima, reverendísima, eminencia, y la série de super,,lativos que la vanidad ha esprimido en las prensas del. » orgullo.

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Hasta aqui el estracto del juicio histórico, canónico del solitario de Alicante. He reducido á pocas páginas lo que él pone en muchas. Las doctrinas que vierte en todo el escrito pierden parte de su veneno por la falta de antecedentes y consiguientes con que por no afligir mas á los lectores las he propuesto. El señor Jnguanzo publicó unas cartas contra este escrito, refutando sus errores: nada podré añadir á su impugnacion.

Es imposible dar una contestacion cual compete á un papel, que á mi juicio envuelve los errores de los Wal. denses ó pobres de Leon, de los Donatistas, de Gerónimo de Praga, de Juan Wiclef, Hus, de Lutero, Calvino, principalmente de Jansenio. Él pinta á la Iglesia como si hubiese faltado en el cuarto siglo, error que combatió san Agustin contra los donatistas. El la presenta en el espacio de trescientos años como oscurecida generalmente

por la pérdida de la disciplina eclesiástica de los tres primeros siglos y de las máximas evangélicas, y predica hai en la Iglesia malas ideas que susisten sobre infinitos puntos sustanciales de nuestra divina religion; como si la Iglesia hubiera perdido, o desviádose del depósito de la fe, como si las puertas del infierno hubiesen prevalecido contra ella, y como si su gobierno monárquico y sus gerarquias fueran invenciones abortadas el abismo para destruir los pueblos..

por

El purismo de la fe y virtudes cristianas, sin nada de esterioridad, de magestad y grandeza en el culto, templos, ministros, inclusos los obispos y los papas, se ve renovado en nuestros dias por este solitario. La imposibilidad de poseer bienes en la tierra, y su incompatibilidad con la observancia del evangelio anunciada por Wiclef, Hus, por multitud de hereges condenados por la Iglesia, reviven ahora, y de nuevo se quieren repetir, calumniando á los obispos y sumos pontifices..

Los papas mas virtuosos, mas santos, mas sábios, mas grandes que ha tenido la Iglesia del Señor se nos presentan con los colores mas fuertes, mas injustos, mas falsos, mas impios (1). La santa Iglesia de Roma se describe con los nombres de la curia romana, y de la córte de Roma, atribuyéndola haber abusado á nombre de los papas de tan respetable nombre en la condenacion de verdades que se oponian á sus miras. Suponiendo que hai verdades condenadas, y puestas las contradictorias como dogmas, solo porque aquellas se oponian á las miras de los papas. La córte de Roma se dice ser inconvertible, mientras ha existido, atribuyendo á su tenacidad falsas doctrinas. ¿Podré decir mas sin estremecer al que me lea?. Yo acabaré pronto.

Él ataca la supremacia del

рара, indica. ser solo. suce

(1) De setenta y ocho papas que acusa este papel de los mayores crímenes, los veinte y cinco son santos. Entre estos un san Leon y un san Gregorio, conocidos con el nombre de Magnos por la grandeza de su santidad y erudicion.

sor de san Pedro, como cabeza ministerial, é visible nada mas; él limita su autoridad á lo intrínseco de la religion; él niega absolutamente su infalibilidad en las decisiones, sin andar con distinciones de cuestiones de hecho y derecho, de disciplina particular ó general, de costumbres ó de fe. El afirma que el papa no es superior á la Iglesia, ni aun á sus decretos legales, atacando abiertamente su autoridad sobre la Iglesia y su primado de honor y jurisdiccion, dogmas adorables de nuestra fe.

Ajada la Iglesia, herido su supremo pastor, pasa á hablar de los obispos como de unos lobos sedientos de la sangre de sus ovejas, avaros hasta el estremo, sacrilegos... Yo me horrorizo: mi pluma no puede ya apuntar mas delitos: mi sangre corre con vehemencia por mis vearterias: mi alma está penetrada de la mayor amar

nas y

gura.

Me he dilatado mucho en este capítulo, y aun no he comparado las doctrinas del solitario con las del jansenismo. He dado ya algunas señales de esta secta: he manifestado que aspira á quitar toda disciplina eclesiástica, que no esté autorizada en los tres primeros siglos. Es público niega la autoridad del papa en condenar los hereges, y que con el pretesto de mayor perfeccion substrae á los fieles y á los ministros de la comunion, y de la celebracion de misas.

por

Vean con dolor mis lectores estas doctrinas en el solitario: oigan como se lamenta contra la Iglesia y los papas, porque permite que los sacerdotes reciban limosnas las misas; atiendan del modo con que se esplica; comparen estas perversas doctrinas con algunas de las materias espuestas para el futuro concilio, y los planes para celebrarlo, y prevean que asi como el jansenismo eludia la autoridad del papa en la condenacion de la doctrina, apelando al concilio, asi tambien podrian eludir las decisiones de este, como lo hace nuestro solitario.

Él exorta á que los fieles alejen de sí el escrúpulo de faltar al respeto de la Iglesia, y del papa, por no

asentir á lo que públicamente enseña la disciplina general de la Iglesia; él añade que tampoco se ha de obedecer á los concilios generales, cuando tratan puntos de disciplina esterna, reduciendo los límites de su autoridad a solo las materias que se deducen del depósito de la revelacion, y negando haya infalibilidad en la Iglesia para otros puntos; él empeña, en fin, á la autoridad ci-vil, ó las cortes, que entonces regian, á que echando mano de todos los bienes de la Iglesia, les dé otra distribucion mas oportuna, asalariando, como queria Federico á los ministros de la Iglesia con un mezquino jornal, у diciendo que no es menester que el clero forme un cuerpo visible, político en la sociedad; que antes por el contrario, esto es mui peligroso en los estados, porque con esto se rompe la unidad.... ¿Resta mas qué decir? Sí: aun resta mucho mas ::: á mí ya me es imposible: quiero dar noticia de otros escritos favorecedores del jansenismo que vieron la luz pública en los dias de nuestra desgraciada ilustracion.

Los abusos introducidos en la disciplina de la Igle sia y potestad de los príncipes........... por un señor Prebendado............ prueban tambien la existencia del jansenismo entre nosotros. Solo el título basta para leerlo con prevencion, y colocarlo entre los escritores de nuestro siglo. La potestad de reformar que dió Lutero á Enrique VIII, al elector de Sajonia y otros príncipes de Alemania para separarlos de la Iglesia católica, y oponer sus armas en defensa de su propio error, esto es lo que á la portada de este escrito lee el que le llega á

tomar.

Despues de que en siete capítulos seguidos no hace mas que amontonar toda la basura, que ha podido reco ger en la historia, para esparcirla en la casa de Dios contra sus ministros; despues que exagera los crímenes de los eclesiásticos, y los manifiesta desnudos á la vista de la nacion, cubiertos de miserias, que él aumenta y cubre de mayor horror; despues que ha hecho el oficio de

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cán con su madre; llama, no á sus hermanos para que oculten su ignominia, sino á un juez estraño, para que venga á poner remedio en un mal, que él no podia conocer, ni menos corregir con todo el lleno de su poder.

Á la página 99 esclama é interpela á las córtes con las mismas espresiones dichas en otro tiempo, para hacer la guerra á la religion. » V. M., dice, no solo puede ,,castigar á los eclesiásticos delincuentes, reformar los ,,abusos, y establecer leyes conforme mejor convenga al ,,bien general de la sociedad, sino tambien conocer en ,,muchos negocios en línea de religion, y con mas ampli,,tud en los objetos mereciviles de la misma. Señor, dice, ,,en otra parte (1) (apropiando un testo de san Pablo á ,,la revolucion de ideas, que por entonces nos afligian), ,,señor, hora est, jam nos de somno surgere: horrorosos ,,calabozos, cárceles inquisicionales y aun tormentos sin ,,número apremian la verdad en el mas profundo silen· ,,cio... Efectos eran estos del infernal despotismo que res· ,,piraba en casi todos los tribunales. Ya no somos escla,,vos, ni sofocamos con violencia en lo mas profundo de nuestro corazon los males que sufrimos... Somos li ,,bres...,,.

Un español, un eclesiástico, un prebendado habla asi contra la misma Iglesia que le ha criado, que le condecora y mantiene. Reclama el poder civil para corregir los abusos de la Iglesia, y al mismo tiempo la insulta, suponiendo su despotismo: pide se subleven todos, pues, que ya todos son libres ¿Y entonces quién gobierna? ¿cómo se hace la reforma? ¿A quiénes se hace la reforૐ ma? ¡Ah!... El jansenismo insistiendo en los proyectos de Lutero y de Calvino y en los medios que ellos adop taron para generalizar su rebelion. contra la Iglesia, y publicar reformas, acuden á los príncipes, y luego que éstos entran en su plan, se conjuran contra ellos, y rebelan los pueblos contra los príncipes, llamándolos tiranos,

(1) Pág. 41.

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