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sus usos, costumbres, leyes generales y disciplina, con el pretesto de cortar abusos y evitar males. Sin duda no se preveía que destruidas las obras esteriores de esta divina religion, se acometia á lo mas interior del santuario; pero el hecho es, que aunque hicimos menos que las demas naciones, no hemos dejado de contribuir á los triunfos de la filosofia contra la religion y el estado.

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Los principales conspiradores de la Francia contaban, con nuestra seduccion: se felicitaban de nuestra conquista, y se prometian los mayores adelantos en estos pueblos, cerrados hasta alli á las novedades. Enviaban sus libros y sus planes á nosotros; nuestra curiosidad se ceba, ba: bebíamos el veneno sin advertirlo; hasta que se hizo casi general el gusto á las nuevas doctrinas, y participa ron del contagio algunos menos prevenidos,

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! El señor C...., trató de reformar el estado, y por una consecuencia ya admitida por la práctica general de los filósofos en la Europa, se entró tambien á reformar la Iglesia, atacando á la religion en sus prácticas y disciplina. El estado de nuestra afligida España era ya bien pú-. blico, y no dudó el señor Č.... poner en manos de Godoi (1) los planes que entonces se realizaban en Francia, con la pérdida de la religion cristiana y muerte de su rei, El confiesa que era necesario entrase la España en este plan, para hacerse su felicidad. Él se prestó á dar las me.. didas para reformar los abusos de nuestra religion, y pa;, ra remover los ostáculos en que abundábamos. Le yere mos establecer por principios la sublevacion de los pueblos al príncipe, la rebelion contra el soberano (2). Eptremos en el pormenor de sus planes y proyectos, parą, que se reformase entre nosotros la religion cristiana ó sų. mas antigua disciplina.

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I ee (1) El año, de 95 se remitieron cuatro cartas, en que se estendian estos planes. En el año de 868 se imprimieron en Vitoria, y andan en manos de todos.... Advierto, que este señor C.... era estran gero, avecindado en España.. ng lot be of! «

(2) Tomo 2. cap. 2. d

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Enseñar á la juventud unas nuevas doctrinas, estinguir todas las religiones, aminorar al sumo imaginable al clero, y hacer que se purifique la religion de los errores, abusos y máximas absurdas de que abunda, y que purgada de toda supersticion se dé á los niños ::: estos son los medios que señala para reformar la España en la parte que mira á la religion : veamos cómo desenvuelve sus planes. Ellos descaradamente combaten la religion, y destruyen su disciplina,

"La vocacion del hombre, dice, (pág. 82.) en el estado de la naturaleza es el ocio, el sueño, despues » del pasto. La vocacion en las sociedades políticas es » la imitacion ó la costumbre. ¿Y quién duda que un buen gobierno no pueda dirigir las vocaciones? ¿qué digo? ¿no lo está haciendo? ¿no ha conseguido multiplicar hasta lo infinito las vocaciones al sacerdocio, al estado religioso, á la milicia? Trátese de reducir lo posible estas vocaciones (83).

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» Cierrense por de contado aquellas universidades, cloacas de la humanidad, y que solo han exhalado so»bre ella la corrupcion y el' error (83). Haya en cada lugar una ó mas escuelas, segun su poblacion, destina» das á enseñar á los niños á leer, escribir y contar (78). Enséñese el catecismo político, la constitucion del estado. Se nos inculcan en la niñez los dogmas abstractos. de la teologia, y no se nos podrá enseñar los principios sociales? (78)

¿Y en dónde encontraremos los niaestros? En todas partes donde haya un hombre sensato, honrado, y que tenga humanidad y patriotismo (81). Estlúyasé de Hésta importante función todo cuerpo y todo instituto religioso. La enseñanza de la religion correspondé á la Iglesia, al cura, y cuando mas a los padres (81). Pero la educacion nacional es puramente humana, y se"glar, y seglares han de administrarla. ¡Oh, amigo mio! "no sé si el pecho de usted participa de la indignacion vigorosa del mio, al ver estos rebaños de muchachos,

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» conducidos en nuestras calles por un esculapio armado » de su caña. Es mui humildito el niño, dicen, cuando » quieren elogiar á alguno. Esto significa que ya ha contraido el abatimiento, la poquedad, ó si se quiere, la tétrica hipocresía monacal. ¿Tratamos por venturą » de encerrar la nacion en cláustros, y de marchitar es»tas dulces y encantadoras flores de la especie humana? (81) Aquella edad necesita del amor y de las entrañas de padre, y las confiamos á los que juran no »serlo? Necesita de la alegria y de la indulgencia, ¿y la » confiamos á un esclavo? (81)

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» Todos los colegios (esceptuando los seminarios) de "ben escluir las formas monásticas de refectorio y de lec. » tura en la comidas: todos han de ser un ensayo del mun » do (86). Es mui fácil señalar el número de eclesiásticos "que necesita un obispado. No puedo menos de observar

Cuán siniestramente la Iglesia ha adoptado las equi» vocaciones políticas, y con qué horrible desproporcion » superabundan los individuos estériles á los operarios » útiles y preciosos. Es evidente que hai un esceso enorme, y que sin sondear demasiado esta llaga funesta, se pueda atribuir á la demasiada facilidad con que se »reclutan las órdenes religiosas, y á las capellanias á »beneficios de sangre (87). Es imposible discurrir un sistema mas impio, y mas subversivo de todos los prin cipios de moral, y de política que este (88).

» En cuanto al primer punto seria mui fácil probar que todos aquellos institutos (las religiones) carecen ya de los objetos para que se fundaron; pero sin anticipar »se á los progresos de la razon, y de la política, debiera prohibir el gobierno que separan á un individuo de la sociedad, se admitiesen antes de la edad, que ha se »ñalado, para validar las demas acciones suyas (87),

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»Criada elementalmente una generacion como lo he mos propuesto, sustraidos todos los ciudadanos á los »cláustros hasta la edad de veinte y cinco años, es fácil » preveer que sin convulsiones, ni esfuerzos se corregirán

tantas equivocaciones. (88). Regla inviolable: no se admitan mas plazas (ministros eclesiásticos) que las correspondientes á la necesidad del obispado. Sin duda los obispos deberian ser consultados, sobre el arreglo » y sobre la mejor distribucion de las rentas eclesiásticas, » para dotar los curatos, y tenencias, como tambien so»bre la disciplina, y enseñanza de los Seminarios; pero el estado no deberia abandonar el derecho, y la obligacion de resolver soberanamente sobre todos estos puntos. Debe poner sumo cuidado en asegurarse de "que la supersticion no 'se introduzca en estos asilos de la religion para contaminarla en que no se enseñe mas " que el evangelio, y lo que la Iglesia manda, y no lo "que ha tolerado: debe inspirarse á estos ministros del culto (los obispos), y de la moral la mas santa y vigorosa indignación contra tantas devociones apócrifas y ridiculas, que pervierten la razon, destruyen toda virtud, y dan visos de gentilidad al cristianis"mo (89).

» Fuí un dia á la casa de campo del rei, y ví una ca"pilla suntuosa reemplazar aquellos templos humildes y » rústicos que hablan al corazon, y recuerdan los altares de césped en que la humanidad naciente adoró por la primera vez al Omnipotente hacedor: ví todo esto, y oprimido el corazon, corrí para distraer las melancóli"cas reflexiones que me asaltaban del inmediato bos» que (1), Bihor of ing tok og la oa maele

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Se trata de borrar las equivocaciones de veinte så» glos, y esto no es obra de un instante. ¿ Seria tan pode ૐ roso el error, si no hubiera ganado los corazones, si no tuviera defensores intrépidos, y en caso necesario »mártires? (97) Conténtese (el gobierno) con apode rarse de la generacion creciente, y veinte años sobran para regenerar la nacion. Mas vale decir de una vez » que no se quiere hacer feliz á la especie humana; pero

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no se ponderen dificultades para la egecucion de un sistema tan sencillo y fácil (r).

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no, La luz triunfa dé todos los ostáculos, se introduce por todos los resquicios; y el gobierno, si no se anti"cipa á recibirla, si no prepara los ánimos, el gobierno, » vuelvo á decir, será víctima de la lucha sangrienta » que hubiera podido evitar (76). Impidamos que se de"grade la razon de los hombres. ¿Queremos que no se degrade la razon de los hombres ? apartemos los erra»res, y enseñémosies solo cosas preciosas, útiles y exac »tas (77) hori ong, aribal

Juzgo que el estracto solo basta para distinguir en las cartas de este reformador de la España el sistema impio de Rousseau. Las ideas que este filósofo esparció en sus escritos para alterar la religion cristiana, o sustituir en su lugar la natural, como mas conforme al hombre en su primer estado, estan vaciadas en este pequeño Emilio de solo cuatro cartas. Los errores de Rousseau sobre educa. cion, y sobre la fe de los cristianos, y el modo de hacer la regeneracion del hombre estan aqui reunidos: á mí me bastará apuntarlos.

Rousseau, al capítulo 19 del libro del Espíritu definió al hombre como al bruto, sin mus diferencia que la organizacion física, que imposibilita en estos las artes, y en aquellos las hace fáciles. De aqui ha tomado el señor C... la denegrida pintura que hace del hombre en sus carras. Si considero al hombre pdice?Rousseau, çomo sa, lió de la mano de la naturaleza, no veo atra cosa en él que un animal comiendo á la sombra del una encina, be biendo las aguas del primer rio que encuentra, tomando el descanso de la noche bajo aquel mismo árbol que le presto de dia el alimento y y cuyos vestre fruto habia ya satisfecho sus necesidades. Puesto en este estado, no vivia del todo solo, porque andabanoa su lado das fieras, á las que observando, aprendia de ellas su industria, ele

(1) Carta 2. pág. 98. 13.1 of T (0)

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