Colección de trozos y modelos de literatura espanõla

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Librería de Gregorio Hernando, 1883
 

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Pasajes populares

Página 59 - Un no rompido sueño, un día puro, alegre, libre quiero; no quiero ver el ceño vanamente severo de a quien la sangre ensalza o el dinero.
Página 154 - Por ti el silencio de la selva umbrosa, Por ti la esquividad y apartamiento Del solitario monte me agradaba : Por ti la verde hierba, el fresco viento, El blanco lirio y colorada rosa Y dulce primavera deseaba : ¡Ay cuánto me engañaba! ¡Ay cuán diferente era, Y cuán de otra manera Lo que en tu falso pecho se escondía!
Página 156 - ... mundo cubre, de do viene el temor que nos espanta, y la medrosa forma en que se ofrece aquello que la noche nos encubre, hasta que el sol descubre su luz pura y hermosa, tal es la tenebrosa noche de tu partir en que he quedado...
Página 78 - Aquí nació aquel rayo de la guerra, gran padre de la patria, honor de España, pío, felice, triunfador Trajano, ante quien muda se postró la tierra que ve del sol la cuna y la que baña el mar, también vencido, gaditano. Aquí de Elio Adriano, de Teodosio divino, de Silio peregrino, rodaron de marfil y oro las cunas.
Página 154 - Con mi llorar las piedras enternecen su natural dureza y la quebrantan, los árboles parece que se inclinan; las aves que me escuchan, cuando cantan, con diferente voz se condolecen, y mí morir cantando me adivinan. Las fieras que reclinan su cuerpo fatigado, dejan el sosegado sueño por escuchar mi llanto triste.
Página 157 - Nunca pusieran fin al triste lloro los pastores, ni fueran acabadas las canciones que sólo el monte oía, si mirando las nubes coloradas, al tramontar del sol bordadas de oro, no vieran que era ya pasado el día. La sombra se veía venir corriendo apriesa ya por la falda espesa del altísimo monte, y recordando ambos como de sueño, y acabando el fugitivo sol, de luz escaso, su ganado llevando, se fueron recogiendo paso a paso.
Página 12 - Y a quien otros llaman vino Porque nos vino del cielo. Cuando el luminoso vaso Toca en la meridional, Distando por un igual Del oriente y del ocaso, Me dan asada y cocida De una gruesa y gentil ave, Con tres veces del suave Licor que alegra la vida. Después que cayendo viene A...
Página 227 - ¿Que quizá soñando estoy, aunque despierto me veo? No sueño, pues toco y creo lo que he sido y lo que soy.
Página 37 - Son de gestos robustos, desbarbados, bien formados los cuerpos y crecidos; espaldas grandes, pechos levantados, recios miembros, de nervios bien fornidos; ágiles, desenvueltos, alentados, animosos, valientes, atrevidos, duros en el trabajo y sufridores de fríos mortales, hambres y calores.
Página 114 - Por importar en los tratos y dar tan buenos consejos, en las casas de los viejos gatos le guardan de gatos.

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