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pensa a los judíos (1). Esta omisión se subsanó en la Refundición del Cantar, conocida en el siglo XIII por las Crónicas, suponiendo que el Cid, al enviar a Álvar Fáñez a Castilla (v. 1286), envía con él a Martín Antolínez, el mismo que había negociado el préstamo sobre las arcas de arena, para que pague a los judíos el mismo que les engañó; el Cid al despedir a ambos mensajeros, les encarga que pidan perdón a los judíos por el forzoso engaño, "pero loado sea el nombre de Dios por siempre, porque me dexó quitar mi verdad" (2). Estas nobles palabras, ajenas a todo antisemitismo, son las mismas que más brillantemente redacta el Romancero:

rogarles heis de mi parte
que me quieran perdonar,
que con acuita lo fice

de mi gran necesidad;

que aunque cuidan que es arena
lo que en los cofres está,

(1) Una de tantas omisiones del autor que, comparada con las otras que señalamos en la p. 84-85, ni siquiera revela un gran desprecio por los judíos, como cree P. COROMINAS en la Rev. general de Legislación, Set. Oct., 1900, p. 247. -Mejor F. SCHLEGEL, Geschichte der alten und neuen Literatur, cap. VIII, considera el episodio de las arcas de arena como uno de los frecuentes rasgos cómicos que se producen en las figuras heroicas, por el choque de su ideal superioridad con los obstáculos de la realidad ordinaria.

(2) Primera Crónica General, pág. 593 b 6; Crónica Particular del Cid, cap. 213.

quedó soterrado en ella

el oro de mi verdad (1).

Otro elemento novelesco del Poema es el episodio del león. Un león que el Cid tenía enjaulado se escapa por el alcázar de Valencia; mientras los infantes de Carrión se esconden asustados, el Cid se dirige a la fiera, y ésta, se le humilla, dejándose conducir a la jaula (v. 2278, 3330, 3363). En el poema de Adenet, Berte aus grans piés, escrito hacia 1275, se refiere algo semejante: un león del rey se escapa de su jaula, asustando a todos los del palacio; pero Pepino, que entonces tenía veinte años, mata al animal. Comparando ambos episodios, Pío Rajna no cree "muy improbable" que la leyenda del Cid deba a la de Pepino su león (2); mas este parecer, ni aun expresado con tanta cautela, me parece aceptable. Las semejanzas son demasiado vagas. En el Cid no se trata del héroe que mata al león, asunto que es también un lugar común de la poesía épica germánica, ni se pretende tanto revelar el valor del héroe, según el episodio de Pepino y sus afines, cuanto descubrir la cobardía de los infantes de Carrión. Acaso más significativa semejanza podríamos

(1) Romancero del Cid publicado por Carolina Michaelis, Leipzig, 1871, p. 225.

(2) P. RAJNA, Origini dell' epopea francese, Firenze. 1884, p. 463, n. 2.

ver en la novela de la tabla redonda Ider, donde el protagonista vence un oso escapado de la cadena y lo lleva cogido por el cuello, como el Cid al león (1). En fin, en la realidad misma podían repetirse algunas de las circunstancias del episodio del Poema, dada la costumbre de mantener fieras enjauladas en los palacios de los grandes (2). El fastuoso y vano don Diego Hurtado de Mendoza, tercer duque del Infantado. "tenía para ostentación de su grandeza una casa de fieras, donde criava leones, tigres, onças y otros animales deste género", y cuando festejó al prisionero Francisco I de Francia, a su paso por Guadalajara, en 1525, un león se soltó de noche por el palacio; pero el mayordomo del duque tomó un hacha encendida, se dirigió al animal y encandilándole con la luz, le cogió de la melena y lo encerró en la leonera (3).

IMITACIÓN FRANCESA

Si no en el pasaje del león, la imitación francesa aparece clara en otros. Desde luego, parece

(1) Histoire litter. de la France, t. XXX, p. 203. (2) J. YANGUAS, Dicc. de antigüedades de Navarra, III, 1840, p. 131.-Cantar, p. 731.-A. SCHULTZ, Das höfische Leben zur Zeit der Minnesinger, Leipzig, 1889, I, 452.

(3) A. NÚÑEZ DE CASTRO, Hist. eclesiástica y seglar de Guadalaxara, Madrid, 1635, ps. 173-174.

una moda francesa la repetición del indefinido tanto en las enumeraciones descriptivas (v. 1783, 1987, 2114), las cuales además suelen ir encabezadas por el verbo "veriais", con que el juglar se dirige a sus oyentes y procura sugerirles una viva representación de lo que va a narrar:

Veriedes tantas lanças premer e alçar,

tanta adágara foradar e passar,

tanta loriga falssar e desmanchar,

tantos pendones blancos salir vermejos en sangre, tantos buenos cavallos sin sos dueños andar.

(v. 726-730, y casos menos característicos en 1141, 1966-1971, 2400-2406, 3242-3244). Estas formas de describir, que se repiten en El Rodrigo o Poema de las Mocedades del Cid, y en los romances, son muy usadas por los poemas franceses. El "alli veríais tanto escudo horadado, tanta loriga rota, tanta silla de caballo vacía..." es un verdadero lugar común de las chansons; sirva de ejemplo el Girard de Vienne :

La veissez tante lance brandie...
ce jor y ot meinte selle vuidie,

et mainte targe et perciée et croissie,
et mainte broine rompue et desarcie,
cil destrier fuyent parmi la praierie (1).

(1) Véanse más ejemplos en A. BELLO, Obras, II, p. 226; D. HINARD, Poëme du Cid, p. 275; MILÁ, De la poes. her. pop., p. 470. Además, Cantar, págs. 33631, 36315 89340. Añadiré el ejemplo más análogo que hallo en el Roland, 1622 (el tercer verso no se halla en el ms. de Oxford):

La oración narrativa de D.a Jimena, pidiendo al cielo protección para el Cid desterrado (v. 330-365), está imitada asimismo de los poemas franceses; y no ya sólo de los más viejos, como el Roland, donde las oraciones son breves, sino, además, de poemas posteriores, donde el tema está amplificado.

Citaremos como muestra estos versos de la oración de D.* Jimena:

Ya señor glorioso, padre que en cielo estás... prisist encarnaçión en santa María madre, en Belleem apareçist, commo fo tu veluntad, pastores te glorifficaron, ovieron te a laudere... Por tierra andidiste xxxII años, Señor spirital... Longinos era ciego, que nunqua vido alguandre; diot con la lança en el costado dont yxió la sangre, corrió la sangre por el astil ayuso, las manos se ovo de untar, alçólas arriba, llególas a la faz,

abrió sos ojos cató a todas partes;

en tí crovo al ora, por end es salvo de mal.

La veíssez si grant dulur de gent,
tant hume mort e naffret e sanglent...
tant bon cheval par le camp vunt fuiant.

Comp. 3483. Otro ejemplo: "Et tante targe effreinte, tante broigne faussee, Et tant pie et tant poign, tante teste coupee." Destruct. de Rome (Romania, II, 6, etc., v. 34, comp. 382). En el poema franco italiano de Berta de li gran pie: "Doncha verisi mante robe mostrer..." (Romania, IV, 104, verso 51.) En Florence de Rome (ed. Wallensköld, v. 1788-91, comp. 1320-22):

La veïssiez estor de fraiz renovelé;

la ot tante hanste frainte et tant escu troé,
tant habert desmaillié et tant clavain faucé,
tant cop feru d'espee desus hiaume gemé.

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