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don Julian Sanchez con sus lanceros. Al dia siguiente lo realizó Duran, á quién por su antigüedad y graduacion correspondia el mando en gefe, y á quién agasajaron con alegres y cordiales festejos. Tocóle á Mina seguir en pós de los franceses fugitivos, é hízolo con su acreditada eficacia, acosándolos tan vivamente, que despues de alcanzarlos y picarlos donde quiera que intentaban descansar ó padecian descuido, los obligó en Alcubierre á abandonar la artillería, el convoy, casi todos los despojos que habian sacado de Zaragoza, pudiendo á duras penas el general París y los suyos ponerse en cobro en tierra francesa, casi por la misma ruta y los mismos pasos que ántes Clausel habia llevado.

Volvió Mina triunfante á Zaragoza, y alojóse en el arrabal sin pasar el Ebro, porque la izquierda de aquel rio pertenecia á territorio en que él ejercia mando, como la derecha correspondia al en que mandaba Duran. Guardábanse estos miramientos los dos ilustres caudillos, siendo lo sensible que mas que de amistosa. consideracion se sospechaba que naciesen de rivalidad, al menos de parte de alguno de ellos, llegando á producir falta de avenencia. A deseo de cortar piques y discordias que pudieran ser lamentables atribuyóse la medida de la Regencia, disponiendo que Duran pasase á Cataluña, y que Mina con sus tropas y las que quisiera entresacar de las de aquél, quedase de comandante general de Aragon. Habíanse ido rindien

do las cortas guarniciones francesas que quedáran en los fuertes de la Almunia, Daroca y Mallen, y habia empezado Duran á formalizar el sitio de la Aljafería. Siguió Mina, como gefe ya superior de Aragon, apretándole con empeño. No esperaba sin embargo enseñorearse de él tan pronto: un terrible incidente abrevió este desenlace: en la mañana del 2 de agosto se oyó una horrible detonacion, y vióse volar el reducto mas inmediato á la ciudad, dejando descubierto y sin defensa el interior del castillo. En aquel mismo dia pidió capitulacion el gobernador francés, concediósela Mina, y la guarnicion, compuesta de 500 hombres, quedó prisionera de guerra. La esplosion y el incendio no habian sido ni casuales ni producidos por los fuegos esteriores. Disensiones entre los gefes habian irritado á un comandante de artillería al estremo de poner él mismo fuego á las bombas que encerraba el reducto, pereciendo él con los veinte y ocho hombres que le defendian ("). Cogiéronse en el castillo 38 caño

(1) Un diario de Zaragoza inserto en la Gaceta de Madrid del 7 de agosto, decia entre otras cosas: Las disensiones que habia entre los francese, y el haberse volado el comandante principal de artillería con los 28 hombres que defendion el reducto que miraba á los Agustinos, fué la principal causa de su rendicion; cuya voladura no fué obra de los fuegos esteriores, sino del comandante de artillería, que voluntariamente le causó, pereciendo con los demás.-El segundo de esta clase

intentó pegar fuego al repuesto de 400 quintales de pólvora; pero advertido por los soldados, pudieron contener este atentado, evitando la ruina de toda la guarnicion, que constaba de 500 hombres lo menos, de los españoles que atacaban el castillo, y tal vez de una parte de la ciudad: lo cual solo de pensarlo estremece; y al propio tiempo reconocemos el favor de la Divina providencia por habernos librado de este acontecimiento tan terrible.»

nes, muchos miles de fusiles, y porcion de otros efectos y enseres de gran valor.

Quince dias antes de este suceso, conociendo Suchet lo inútil de su estancia en Aragon, habia hecho recoger las cortas guarniciones que en algunos puntos de aquel reino tenia, conservando las de Mequinenza y Monzon, como convenientes para resguardo de la plaza de Lérida, en la cual dejó de gobernador al general Lamarque, en lugar de Henriod que era justamente odiado en el pais, y pasando con su ejército el Ebro por Mequinenza, Mora y Tortosa, aproximóse con él á Tarragona, y pasó á situarse en Villafranca del Panadés. Tambien los nuestros se habian movido en pos del mariscal francés. De Valencia salieron los anglosicilianos mandados por Bentinck con la division española de Whittingham (16 de julio) camino de Tortosa con objeto de bloquear esta plaza. Algunos dias después partió el duque del Parque (21 de julio) con el 3.er ejército la vía de Aragon. Protegia la marina inglesa estos movimientos desde las aguas de la costa. Quedó en Valencia el 2.° ejército; y en tanto que la capital y los pueblos libres se entregaban al regocijo y se proclamaba la Constitucion con solemnes festejos, íbanse sitiando los castillos de Murviedro, Morella, Peñíscola, y otros que el enemigo habia dejado guarnecidos. En honor del mariscal Suchet debe decirse que su gobierno en Valencia se distinguió del de los generales franceses que gobernaban otras provincias,

ya en el órden y disciplina que hacia observar á sus tropas, ya en la igualdad y justicia que procuraba se guardasen en la exaccion de los impuestos, aunque gravosos, ya en no haber, como otros, despojado al pais de sus riquezas artísticas, que las habia en abundancia y las hizo respetar y conservar en los templos y parages en que se guardaban y á que pertenecian.

Solo en los últimos meses parece haber cometido algunas tropelías, ó enviando algunos jóvenes al patíbulo, ó encarcelando ciudadanos respetables, porque no entregaban cantidades que se les pedian y excedian á su fortuna, si hemos de creer una correspondencia, no oficial, de Alicante, que se insertó en la Gaceta de 22 de junio, lo cual no hemos visto confirmado en otros documentos.

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Con la ida de Suchet á Cataluña trasladóse alli el interés de la guerra que antes se estendia á los tres antiguos reinos de su mando. Tarragona, ciudad por él conquistada, vióse á últimos de julio sitiada por las fuerzas que comandaba lord Bentinck, siempre con ellas la division de Whittingham, y por la primera del 1. ejército español, colocadas las otras en sus inmediaciones: presentábase el sitio algo mas sério el que dos meses antes habia amagado ponerle sir J. Murray. Tambien ahora como entonces le protegia Copons con gente del 1.er ejército de su mando. Entre los servicios que ésta prestó fué uno el de cortar á los sitiados la entrada de subsistencias. Fallóle á don

que

José Manso, encargado de esta operacion, la tentativa que hizo para copar un convoy que Suchet enviaba de Villafranca, pero desquitóse luego con usuras, apoderándose de los molinos de San Sadurní que abastecian de harinas la plaza, tomando para sí y repartiendo en el pais los acopios que habia hechos. Ejecutó esta operacion sorprendiendo una madrugada (7 de agosto) un batallon de 700 italianos que custodiaba los molinos, é hízolo de tal modo que solo 306 de ellos pudieron salvarse.

Interesaba á Suchet no dejar comprometido y espuesto al general Bertoletti y á los 2,000 hombres que con él en Tarragona había, más sin duda que conservar la plaza, cuya dificultad mostró comprender en el hecho de haberle encargado ántes que tuviese preparados hornillos para volar las fortificaciones en el caso de que la acometiesen los aliados. Pero aguardó á que se le reunieran las tropas de los generales Decaen y Maurice-Mathieu, procedentes de Barcelona. Aunque con ellas reunia una fuerza de 30.000 hombres, gente toda aguerrida, faltákale mucho para igualar la de los aliados, aunque menos veterana. Juntos ya los franceses, avanzaron por dos caminos: lord Bentinck se colocó delante de Tarragona en órden de batalla; mas, lejos de esperar el combate, retiróse la noche del 15 (agosto). Siguiéronle los franceses por espacio de dos dias, admirados de ver en Bentinck una conducta semejante á la de Murray en el sitio anterior: pero no

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