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ciudad á los quintos y á la milicia de vecinos honrados, y la noche del 24 Blake se hallaba ocupando las alturas del Puig, y todas las tropas en las posiciones que les tenia designadas, escepto la division de Obispo que aun no habia llegado, y cuyo hueco habia de cubrir con parte de la suya don Cárlos O'Donnell, que formaba la izquierda de la línea de batalla, estendiéndose por el camino llamado de la Calderona, y que era el encargado de arrojar á los enemigos de las alturas de Vall de Jesús, en que se hallaba situado prologándose hasta el mar. No describiremos la posicion especial de cada uno de los demas cuerpos, porque no nos proponemos, ni es de nuestro propósito hacer una descripcion minuciosa de la batalla. Reunia Blake cerca de 25.000 hombres. Esperó Suchet el combate, sin dejar sus baterías de seguir haciendo fuego contra la fortaleza de Sagunto, para ocultar á los sitiados las fuerzas que se habian separado y contener la guarnicion.

A las ocho de la mañana del 25 principiaron su movimiento nuestras tropas de 1.a línea, viniendo á ocupar la 2. las posiciones que aquella dejaba. El ataque se emprendió por nuestras columnas con vi

а

las miradas de los que esperan de nosotros su salvacion. La menor flaqueza, un instante de duda al marchar al enemigo, seria en esta ocasion mas que en ninguna otra una vergüenza indisculpable.-Pero hablo con españoles que pelean por la libertad

de su patria, por su religion y

por

su rey, y seria ofender los nobles sentimientos que los animan el decirles otra cosa sino que nuestro deber es vencer al enemigo ó morir en el combate. Cuartel general de Valencia, 24 de octubre de 1841.»

gor y con visos de buen éxito. La division de Lardizabal se apoderó de un altozano, donde cogió al enemigo varias piezas, lo cual, observado por los sitiados de Sagunto, los llenó de regocijo creyendo próxima su libertad. No tardaron sin embargo en recobrar los franceses la altura; y si bien en el llano maniobró diestramente Zayas, y se sostuvo en él brava pelea, al fin rescataron aquellos las piezas perdidas, y si el mismo mariscal Suchet recibió una ligera herida de bala, tambien fueron heridos los gefes de nuestra caballería don Juan Caro y don Casimiro Loy, quedando además prisioneros, con lo que desmayó nuestra gente, siendo por fin arrollada. Sin embargo Zayas no se retiró sino cuando vió retroceder atropelladamente y en confusion la izquierda, que mandaba O'Donnell, y que protegian Miranda, Villacampa y Obispo, que ya habia llegado y ocupaba su puesto. Tambien por aqui habia comenzado bien el ataque, pero de repente, y por causas que ni se aclararon entonces ni hemos hallado todavía bien esplicadas, volvió grupas nuestra caballería: con tan inesperada ocurrencia la infantería cejó tambien, y una y otra se retiraron precipitadamente á las colinas de Germanells al abrigo de las tropas de Mahy, que á su vez, y antes que llegase un ayudante de campo del general en gefe con órden de que se mantuviera firme, retrocedió batido por los franceses hasta Ribaroja, pasando sucesivamente todas las divisiones el Guadalaviar.

Perdimos en esta desgraciada batalla sobre 1.000 hombres entre muertos y heridos, unos 4.000 entre prisioneros y estraviados, y 12 cañones. Los franceses en sus partes decian haber perdido poco mas de 700 hombres. Fué ciertamnnte la batalla del 25 de octubre uno de aquellos acontecimientos infaustos que suceden contra todos los cálculos de la razon y contra todas las combinaciones de la ciencia militar. Los partes originales de todos los generales se remitieron al gobierno, el cual prudentemente no mandó proceder al exámen de las causas de aquel contratiempo para evitar las desavenencias que traen consigo tales indagaciones, cuando tanto importaba aunar las voluntades para rehacerse y resistir con teson al enemigo. En aquella misma noche, y cuando el ánimo de Blake se hallaba apenado con la desgracia del dia, llegó á su noticia la resolucian del gobierno, conforme á la voluntad de las Córtes, movida por los diputados valencianos, ordenándole se defendiese en Valencia hasta el último estremo; deseo tal vez mas patriótico que sensato.

Quiso todavía Blake que se sostuviera el fuerte de Sagunto, á cuyo fin hizo enarbolar en la torre del Miquelet de Valencia la bandera que indicaba pronto socorro, y despachó prácticos con cartas para Andriani: medios infructuosos uno y otro, porque los prácticos no encontraron manera de llegar al fuerte, y la señal de la torre no pudo verse por la cerrazon que

se levantó. Y como Suchet por su parte no se descuidó en aprovechar el triunfo de aquel dia para intimar la rendicion del castillo, inmediatamente escribió al gobernador invitándole á que enviára oficiales de su confianza para que le informáran de la derrota del ejército español y de la imposibilidad de recibir socorro. Envió en efecto Andriani al bizarro capitan de artillería don Joaquin de Miguel, que habló con los generales prisioneros Caro y Loy, vió las banderas y cañones cogidos por el enemigo, y á su regreso informó de todo á su gefe, á quien Suchet propuso condiciones honrosas para la rendicion, dándole una hora de tiempo para resolver. Congregó Andriani en su habitacion los gefes y oficiales; propúsoles si habia alguno que se sintiera animado á prolongar la defensa, en cuyo caso él le obedecería gustoso como simple subalterno; nadie aceptó la propuesta; entonces contestó admitiendo la capitulacion, en cuya virtud salió la guarnicion del fuerte (26 de octubre), en batallones formados, armas al hombro, bayoneta armada y desplegadas las banderas, por la misma brecha que tan gloriosamente habia defendido el dia 18. Depuestas las armas, el gefe de estado mayor Saint-Cyr hizo á Andriani el obsequio del caballo de batalla del mariscal Suchet pata trasladarse á Patres donde aquél estaba, y el cual le prodigó distinciones á presencia de sus generales y de los gefes del fuerte (").

(1) Capitulacion de Sagunto. Art. 1. «La guarnicion

Indudablemente la pérdida del castillo de Sagunto era un contratiempo fatal para la defensa de Valencia. Tenia Napoleon decidido y manifiesto empeño en apoderarse de aquella capital, era una de las empresas que con mas gusto habia acometido Suchet, y esti

por la brecha, prisionera de guerra, con los honores de la guerra, desfilando con armas y bagages, y depositará las armas fuera del Castillo.

Art. 2. Los oficiales conservarán sus armas, equipages y caballos, y los soldades sus mochilas. Art. 3. Los que no sean de armas tomar, serán libres, y podrán al instante volver a sus

casas.

Seguian otros, hasta siete, sobre el modo de tomar posesion los franceses del fuerte y asistir á los enfermos y heridos españoles.

Con motivo de haber estampado el conde de Toreno en el lib. XVI. de su Historia de la guerra de España ciertas espresiones poco favorables al gobernador de la fortaleza, tales como la de haberle atolondrado la pérdida de la batalla, y de haberse reprendido en él cierta precipitacion en venir á partido, publicó el general Andriani, que era el gobernador, en 1835 una Memoria en refutacion del juicio de Toreno, y en justificacion de su conducta, haciendo ver con documentos fehacientes y con el testimonio de los mismos generales franceses, cuyos partes, escritos y comunicaciones cita, que la defensa fué sostenida con un valor y un heroismo y hasta un punto que nadie habia podido esperar, atendidos los escasos elementos con que contaba. Cum

plida es la justificacion que hace el general Andriani. Posteriormente en 1840, en la Gaceta del 21 de abril, se publicó una real órden, en que S. M., oido el Supremo Tribunal de Guerra y Marina, se dignó declarar gloriosa la defensa de Sagunto en 1811, conceder al general Andriani la Gran Cruz de San Fernando, y aprobar otra de distincion propuesta por él mismo en favor de los valientes que se hallaban en ella, ' mandando que esta resolucion se publicára en la órden general de los ejércitos.

Tampoco estuvo justo Toreno con el general Blake, á quien tilda de afecto á batallar, de tibio de condicion, de indeciso, y de no haber tomado providencia alguna. Precisamente de no ser afecto á batallar habia dado Blake muchas pruebas, y esta misma de que se trata la dió impulsado por el clamor de los valencianos y de los sitiados de Sagunto. Fama de activo tenia, y reputacion de ser de los mas inteligentes generales españoles, aunque la fortuna le fuera algunas veces adversa. Muy diferente concepto que al conde de Toreno parecia merecer Blake al gobierno y las Córtes españolas, qne le elegían siempre para las mas árduas empresas, al gobierno y al parlamento británico, y á los generales y mariscales del imperio francés.

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