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de tributar (85). Ya en 1581 había sólo 277.697 tributarios en el Perú, excluyendo á Chile, Tucumán, Buenos Aires, Paraguay y los seis Corregimientos de la Audiencia de Quito.

Pruebas de la despoblación violenta é increible del territorio se encuentran en los cronistas, y en los escritores más competentes y veraces; y aún en las cédulas y provisiones en que manda el Rey se proteja á los infelices indios, sus vasallos contra la crueldad, la avaricia y la especulación sórdida de los encomenderos y autoridades,

A pesar del empeño de algunos en ocultar los crueles actos y efectos de la conquista y de la servidumbre, la verdad se abre paso, incorruptible y severa.

Las Casas, engañado por sus informantes, exageró la matanza que hubo en el Perú, aseverando que los españoles inmolaron en diez años, hasta 1552, cuatro millones de indios.

Las citas que siguen no me parecen aquí fuera de lugar. El autor anónimo de la Conquista y población del Pirú, escrita en la segunda mitad del siglo XVI, que fue testigo presencial de ellas, dice: "Antes que pase á declarar más de la conquista, ó casi destrucción de estos reinos” (86).

Gonzalo de Illescas afirmaba en 1565: que en doce años, de 1536 al 8 de abril de 1548, en que se libró la batalla de Jaquijahuana, murió más de millón y medio en el Perú (87).

El antiguo y sincero Cronista Calancha no vacila en escribir: que en las minas de Potosí perecieron "más indios que metales han molido los ingenios; pues cada peso que se acuña cuesta diez indios que se mueren" (88).

Pudiéramos, si fuera oportuno, reproducir sobre el par ticular documentos de virreyes, visitadores y funcionarios diversos, pero nos limitaremos á publicar al fin, por vez primera, la Real Cédula fecha en Lisboa el 27 de mayo de 1582,

(85) Tesoros de Indias de Meléndez: t. I, pág. 131 y 338. Informe del P. González Acuña. 1659: f° 142.

(86) Edición de Barros Arana.-Santiago de Chile, 1873 pag. 17. (87) Historia Pontifical y Católica—Salamanca, ed. de 1573—t. II, folio 338 mihi.

(88) Crónica agustina: t. II, pág. 745, col. 1a

dirigida al Arzobispo de Lima, sobre el mal tratamiento de los indios, que se iban acabando en las provincias del Perú: documento que no permite dudar de la crueldad y barbarie de los dominadores españoles.

DOCUMENTOS

N.° 1

SOBRE LA PESTE DE 1589

"Hace ya dos años, que una grave peste ha invadido todas estas provincias. Apareció primero en Cartagena, que dista de aquí (Lima) setecientas leguas al norte: pasó en seguida á Quito y lugares vecinos, como ya lo he referido en mi carta anterior. Se extendió luego no sólo á Lima, sino al Cusco, Potosí y á todo el Reino del Perú al sur. Según se sabe, por comunicaciones recientes, la misma peste se ha propagado en el Reino de Chile, poco distante del Estrecho de Magallanes: sin alcanzar yo á decir, si ha habido otra mayor que ella en la memoria de los hombres, ó en el relato de los escritores. Las demás epidemias se detienen en ciertos sitios, y dentro de límites estrechos, pero esta se ha extendido mil doscientas leguas ó más, desde el Reino de Granada, á Chile. Las otras se extinguen por las vicisitudes de los tiempos ó mudanza de lugares, esta dura ya mucho, en regiones diversas entre sí, de las cuales soportan algunas un sol abrasador y otras un frio intenso; en unas hay lluvias casi perpétuas, y en otras no cae una gota de agua. Otras pestes no perdonan ninguna raza, edad 6 condición; ésta,lo que es de maravillar,—no ataca á ninguno nacido en España. y á rarísimo, ó aunque no ha nacido en estos países, lleva en ellos largos años de residencia. Lo notable es, que no hayan servido de barrera á la peste, las vastas soledades que se interponen entre algunos lugares; separados los pueblos por grandes distancias de tierras y mar".

"Salían en todo el cuerpo pústulas virulentas que deformaban á los miseros enfermos, al punto que podían estos conocerse únicamente por el nombre. De tal modo los invadía el virus, que la piel misma cubierta de costras sobresalientes, parecía quemada por el fuego. Las pústulas obstruían las fauces, hasta impedir se pasase la comida; dejando apenas hablar y respirar; y esto ocasionó á muchos la muerte. Perdían no pocos los dos ojos, ó uno de ellos, sino se combatía el mal á la vista con aguas olorosas apropiadas. Despedían de sí los pacientes una fuerte fetidez, que sólo era tolerable tapándose las narices; y como tupidas las fauces apenas podían hablar los enfermos, era menester, para confesarlos, que acercasen la boca al oído del sacerdote; lo que exigía de éste mucha caridad y paciencia; por ser elio tan repugnante á la vista como al oído. Pasada la fuerza del mal, quitábanse los mismos enfermos de todo el cuerpo aquella cutis grasa con costras, alguna vez íntegra la de la cara, Como una máscara, y la de las manos como guantes. Todas las casas, llenas de enfermos, presentaban la más dolorosa imagen de la miseria. Aumentaban el mal los entierros tristísimos sin ningún canto, y sin el fúnebre tañido de las campanas; porque arreciando la epidemia, no bastaba el tiempo para sepultar los cadáveres; habiendo en el espacio de tres meses muerto más de tres mil personas".

(De la Carta anua Ms., de la Provincia Peruana, del 21 de mayo de 1590, del Padre Pablo José de Arriaga al General de la Compañía de Jesús.)

N.o II

CÉDULA SOBRE EL MALTRATO Y DESTRUCCIÓN DE LOS INDIOS

EL REY

Muy Rdo. In chro Padre Arçobispo de la Iglesia Metropolitana de la ciudad de los Reyes de las provincias del l'erú del nr Consejo, Nos somos ynformado que en esas provin cias se van acavando los Indios Naturales della por los Malos Tratamientos q sus encomenderos les hazen y q ha

viendose desminnydo tanto los dhos Indios q en algunas partes faltan mas de la tercia parte les llevan las tasas por entero, q es de tres partes las dos mas de lo q son obligados a pagar y los tratan peor que esclavos, y como tales se hallan muchos vendidos y comprados de unos encomendéros a otros y algunos Muertos a azotes, y mugeres que Mueren y rebientan, con las pesadas cargas, y a otras y a sus hijos los hazen servir en sus grangerias, y duermen en los campos y alli paren, y crian Mordidos de sauandijas ponçoñosas, y muchos se Aorean. y otros se dexan morir sin comer y otros Toman yeruas venenosas, y que ay Madres que Matan a sus hijos en pariéndolos, diziendo que lo hazen por librarlos de los trabajos que ellas padesçen, y que an concevido los dhos Indios muy grande odio al nombre Christiano y tienen á los españoles por engañadores y no creen cosas de las que les enseñan, asi todo lo que hazen es por fuerça, y que estos daños son mayores a los Indios que estan en mi real Corona por estar en administracion y porque haviendose proveydo Tan cumplidamente lo que ha parecido convenir al bien espiritual y temporal y conservacion de los dhos Indios Teniendo tanto cuydado de procurar, que fuesen doctrinados e instruidos en las cosas de nra. sta fee catholica y mantenidos en Justicia, amparados en su livertad, como subditos y vasallos mios, entendiamos que nros. Ministros cumplian lo que les hauiamos ordenado, y de no haverlo hecho, y llegado por esta causa al estado de Tanta miseria y trabajo nos a dolido como es razon y fuera justo que vos y vros Antecesores como buenos y cuydadosos pastores, hubiesen Mirado por vras ovejas, solicitando el cumplimiento de lo que en su favor esta proveydo ó dando aviso de los excesos que huviere para que los mandaramos remediar y ya que por no haverse hecho a llegado tanta corrupetion y desconcierto. conviene que de aqui adelan te se repare con mucho cuydado y para que asi se haga scrivimos apretadamte á mis Virreyes Audiencias y Governadores, advirtiendoles que si en remediallo Tienen ó Tuvieron, algun descuido, andeser castigados con mucho rigor, os ruego y encargo q para que se cumpla la nra voluntad q es de

q estos pobres gozen de descanso y quietud, y conoscan a N. Sr. para que mediante su divina gracia, y la predicacion del sancto evangelio puedan salvarse Tengais particular cuydado, y esteis muy atento, a ver y entender como se cumple lo que esta proveydo y se proveyere en veneff° delos dhos Indios y solicitando como sois obligado lo que tocare a esto. vieredes que no se haze lo que combiene, darnos ays aviso dello para que se remedie, sobre lo qual os encargamos la conciencia. Fecha en Lisboa-a XXVII de mayo de mill y quinientos y ochenta y dos años.

YO EL REY.

Por mandado de Su Magd=Antonio de Erasso.

Al Arçobpo de la ciudad de los Reyes.

A la espalda cinco rúbricas.

(Libro primero de Cédulas y Provisiones Reales á la Dignidad Arçobispal de Lima: f° 288 6 381).

N°. III

PROVISIONES DEL VIRREY SOBRE LA PESTE DE 1589.

Don Fernando de Torres y Portugal conde del Villar Visorrey gouernador y capitan general en estos rreynos, y prouincias del pirú, y tierra firme por su magestad presidente del audiencia y chancilleria rreal que rreside en esta ciudad de los rreyes, & por quanto Por auer auidola enfermedad de Viruelas y sarampion y tauardete a los yndios de los pueblos de surco, Lati y Lurigancho y auer en ellos muchos enfermos y morirse casi todos por no ser curados como conuiene, ni tener En los ospitales de los pueblos de su rreduccion el rrecaudo necesario para ello, y por conuenir que con toda la breuedad pusible se acuda al rremedio y cura delos dichos yndios para que enellos aya la ospitalidad ques necesario que tengan los dichos yndios y porque demas de tenerles nombrado cirujano que entienda y les cure desus enfermedades, y mandé a antonio de montaluo Verdugo que vea por uista de ojos, lo que será necesario gastarse para cada vno de los di

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