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1546

Durante la guerra entre el Virrey Núñez Vela y Gonzalo Pizarro, "hubo este Año (1546) entre los Indios una general pestilencia por todo el Reino del Perú, que comenzó de mas adelante del Cuzco, i se extendió por toda la tierra, de la qual murieron gentes sin cuento: era el mal que daba un dolor de cabeza, i accidente de calentura mui recio, i luego se pasaba el dolor de la cabeza al oido izquierdo, i agravaba tanto el mal, que morian en dos ó tres días" (13).

Según los Anales del Cuzco (14), desde este ano de 46, ó poco antes, corrió en todo el Perú una peste en las llamas, y cierta sarna que mató las ovejas y otros animales del campo, sobre todo en la costa: no queriendo comer esa carne ni las aves carnívoras. El único medicamento provechoso fue el unto de la manteca. Se hicieron con este motivo fiestas en esa ciudad á San Antonio mártir, como abogado de dicha peste.

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1547

En la Armada de Gasca que venía de Panamá al Perú, hubo muchos enfermos y luego se presentó la verruga.

Dice Calvete de la Estrella): "Venían muchos enfer mos en los navíos, los cuales echaron en aquel puerto de Manta, para que los llevasen á Puerto Viejo y los curasen, y enterrasen los que muriesen, que no fueron pocos. Encargóse de ellos la justicia de aquel pueblo de Puerto Viejo y los vecinos que no fueron con Gasca. Saliéronles á los enfermos que iban á Puerto Viejo unas Verrugas tan grandes y aun mayores que nueces en las narices, cejas y barbas, de un humor pestilencial entre negro y bermejo. Las cuales, cuando les nacian y algunos dias despues causaban tan grandes dolores como el mal francés y les hacían dar gritos y voces.

(13) Herrera, Década VIII, 1. II, c. XVI.

(14) Pág. 157-Lima, 1902.

Suelen durar cuatro y cinco meses; hasta que comienzan á secarse no cesan de doler; y al cabo vienen á resolverse, y los que las han tenido quedan limpios y sanos. Piensan los de aquellas tierras, que aquellas verrugas y otras enfermedades que hay se causan por estar aquella región y paraje debajo de la línea equinocial, y que vienen á hacerse por causa de algunas constelaciones que allí hay y tienen mas fuerza en aquella región que en otra parte por do pasan” (15).

1548

Garcilaso, después de hablar de la peste de Caracha que, en los años de 1544 y 45, sufrieron las llamas, huanacos y vi cuñas, dice que esa enfermedad la experimentaron también las zorras en 1548,

Son estas sus palabras: "No perdonó (este mal contagioso) las Zorras, antes las trató cruelisimamente, que Yo vi el Año de 1548 Estando Gonçalo Piçaro en el Cozco, victorioso de la batalla de Huarina, muchas Zorras que heridas de aquella peste, entravan de noche en la Ciudad, y las hallavan en las Calles, y en las Plaças, vivas, y muertas, los cuerpos con dos, tres, y mas horados, que les pasavan de un cabo a otro, que la Sarna les avia hecho" (16).

* 1554

Hubo en Chile una epidemia mortífera de fiebre tifoidea, que apareció en la Imperial, á la que llamaron los araucanos chavolongo (dolor de cabeza): de chavo, redondo, y longo cabeza; porque era una fiebre soporifera que traía dolor de cabeza.

(Vicuña Mackenna.-Médicos de antaño: pàg. 14).

(15) Vida de Don Pedro Gasca--Madrid, 1889, 8.°-Tomo I, 1. III, cap. IX. pág. 454.)

(16) Com reales: !. VIII, c. XVI.

1558-1559

Montesinos, en sus Anales del Perú, al referir los sucesos del año 1558, dice: "Ubo peste general de viruelas y salampión", sin añadir pormenor alguno. El antiguo Mercurio Peruano, del 6 de enero de 1791, dice: "Hubo en esta capital una epidemia, que hizo cruel estrago en los habitantes de ella, y en los alrededores".

El Padre Cobo se limita á escribir (17): "El año de mil quinientos cincuenta y nueve hubo en esta ciudad una enfer. medad aguda que se tenía por género de pestilencia, de que morian muchos". Luego habla de la fundación, el 26 de setiembre de ese año, del Hospital de San Cosine y San Da mián (de la Caridad), y de la creación de la "Hermandad de la Misericordia."

Mendiburu repite lo mismo (18); y pondera los beneficios que, de esta Hermandad y la de la Caridad, que existía desde 1552, reportaron los pobres dolientes.

1560

En octubre de este año y en el siguiente hubo una epidemia mortífera en Potosí, que hizo muchas víctimas. Duraban 24 horas los enfermos: unos se hinchaban de los pies al estómago, y morían; otros sufrían fiebre maligna; y otros se llenaban de ampollas, que reventaban en un humor amarillo, Hubo sequía, y terminó la peste al principiar la lluvia (19).

1585

"Este año ubo en la ciudad del Cuzco, dice Montesinos, una peste muy grande de viruelas y sarampión y dolor de

(17) Fundación de Lima: cap. XXVII.

(18) Diccionario hist. biogr.: t, V, pág. 49.

(19) Núñez Vela-Anales de Potosí, en el Archivo Boliviano" pág.

costado, y venia con tanta malicia, que á los que daba esta peste los llenaba de lepra y morian dello muchas persouas, y esto solo era en tierra del Cuzco, y se pegaba con todo rigor, de modo que las ciudades se guardaban y velaban con todo cuidado. Consta de un Cabildo de la de Guamanga en que se recibió informacion de lo dicho, y se mandó quebrar el camino de Vilcos por la cuesta grande, de modo que nadie pudiese pasar á pie ni á caballo del Cuzco á Guamanga, y que se despoblase el tambo de Vilcos, y que a nadie que viniese del Cuzco se le diese recaudo; el Cabildo fue á 25 de Mayo deste año" (20).

En los Auales del Cuzco, publicados por don Ricardo Palma, en 1902, se dice: "Durante el mes de abril (1585) corrió en esta ciudad una peste de tabardillo y paperas que, aunque duró poco tiempo, dió bastante cuidado. Hiciéronse las rogativas acostumbradas al glorioso mártir san Sebastián, por patrón y abogado contra la peste". (Pág. 231).

1586

En la Historia Ms. de la Compañía de Jesús en el Perú del P. Jacinto Barrasa, muerto el año 1704, hay una descripción de la peste que hubo aquí el año 1586; descripción á la que, aunque extensa, le doy cabida por ser de interés y desconocida. Está á continuación de la historia del terremoto del 9 de Julio del mismo año, que he publicado en 1889, en mi Sinopsis de temblores y volcanes en el Perú. Dice Barrasa:

"Tal fue los años siguientes la peste de viruelas, que como ya diximos en las fundaciones de las Casas de Juli, y Arequipa corrió mas de mil y doscientas leguas de tierra desde Cartagena, que dista de Lima Norte Sur mas de 600, y talando las provincias del Nuevo Reyno, y Quito llegó á Chile, y quisá al Estrecho sin que los largos despoblados, diversidad de temples, unos frigidissimos, y otros en gran manera calientes fueran parte para impedirla el passo, ya con

(20) (Anales del Perú: t. 2° pág 100).

densando el frio el vapor pestifero, que inficionaba el ayre. ya resolviendolo el calor de suerte que no tuviesse fuerza para comunicarse, antes parece que uno y otro les servian də carroza ligera para que volase atropellando con las ruedas de su furia toda, o la mas gente moza, niños, y jóvenes, naturales de la tierra, ya Españoles, ya Indios, ó de otras especies escapando pocos, y muriendo los mas, privilegiados (sin saberse por que) de pagar este miserable vasallage todos los nacidos en Europa, como tambien los de madura edad; que parece estan bastantemente avisados de ella para disponerse á morir, y assi sobran para su muerte las pestes, y los temblores. Consideracion que pocos desengañados logran, y malogran los mas tolerados de el tiempo, y de Dios para acabar peores".

"Importó mucho en esta peste para los que morian de ella tener de antemano el aviso, sabiendo los rigores con que trataba á otros pueblos, y ciudades, acercandose á ellos, pues con el se disponian maravillosamente asegurando en quanto se puede entender la vida del alma, ya que no escapassen con la del cuerpo, y aunque llegado el mal no eran uniformes los plazos que daba á los que acometia, porque algunos no los alcanzaban demas, que de dos o tres días; con todo lo regular era de diez o doce, en los cuales viendo el Hermano morir al Hermeno, y el amigo á su amigo tenian en la muerte de cada vno un vivo recuerdo de la cercania de la suya con que la aguardaban tan prevenidos, y pertrechados de los espirituales presidios y socorros del alma, que parece no sentian la muerte del cuerpo".

"Pero como el enemigo del linage humano continuamente da bueltas buscando á quien tragar; de estos mesmos á quienes Dios por enfermedad tan penosa queria atraer mas apriessa á si, el con su perversidad tiraba a estragar algunos, enfermandolos en el alma, como lo estaban en el cuerpo, ya con la impaciencia y desesperación, ya con la aversión y desgano de los Sacramentos. Aqui entraban nuestros operarios exercitando su zelo, consolando, exortando y aun aliviando sus fatigas con algunos refrescos ó regalos, que de limosna recogian para los pobres. Quietabanse con esto los

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