de la religion. La misma ley de Partida, que cita el proyecto de la comision, previene la imposicion de esas penas á los rebeldes á la luz del evangelio. „Los emperadores y los reyes despues de abrazado el cristianismo, de acuerdo con los vicarios de Jesucristo, formaron el código civil y penal, atemperándose en mucha parte al de Moyses, dictado expresamente por el mismo Dios; y aun uniformándose con el código de casi todo el universo. Acuérdome haber leido en Valerio Máximo, que un filósofo, por afirmar no existir Dios alguno, ó no serlo realmente los dioses del imperio, fue lle vado vivo á las llamas. Llamen ahora, si pueden, bárbaros, crueles, sanguinarios, supersticiosos y fanáticos á aquellos legisladores; pero al tribunal de Inquisicion, ni á los tribunales civiles, que hacen la individual aplicacion, ¿cómo? Empero ni este, ni aquellos, ni los otros pueden apellidarse con tan degradantes sobrenombres. Si la imposicion de la muerte y del incendio, como penas condignas del sacrilegio enorme y de la heregía ó apostasía, fuese bastante para así apellidarlos, seria forzoso aseverar que eran bárbaros, fieros, estúpidos, sanguinarios, ¿quienes? ¿Quienes? Un Moyses, que por una diversion de su pueblo, y la adoracion de un becerro, pasó al filo de la espada veinte y tres mil hombres. Seria bárbaro, fiero, fanático, sanguinario un Josué, que quema vivos á los hijos y las hijas de un Acán, por la friolera de un hurto paterno que guardaban. Bárbaro, fiero, sanguinario y fanático seria un Elías, que remangado su hábito, y levantado su brazo corta en el torrente Cison quatrocientas cincuenta cabezas de unos hombres, porque invocaban y llamaban á un ente que no exîstia. Pero he dicho poco: bárbaro, fiero, fanático y sanguinario seria..... respiraré ántes de pronunciarlo; me alentaré y esforzaré para decirlo; el..... el mismo Dios, quien hace una grande hoguera de cinco ciudades, y quema vivos á todos sus habitadores por la manía de no querer engendrar; que quema vivos á dos hijos de Aaron, porque toman un turíbulo, y ponen en él un fuego que no era el correspondiente y propio; que quema vivos á otros doscientos cincuenta por otra ó semejante causa. „Resulta, pues, á presencia de estos exemplares sagrados, que las insinuadas penas, y los tribunales y jueces que ordenen su aplicacion, no merecen ser zaheridos con semejantes dicterios. ¿Pero quienes, quienes son los que se explican con esas tan negras invectivas? Son únicamente aquellos que temen ser penados con aquellos incendios, con aquellas hogueras; y por lo mismo anhelan con vehemente ahinco borrar hasta el nombre del tribunal que puede en su vez impelerlos á las llamas. O si no, decid pueblos de mi territorio, habitadores de esas heroicas sierras cercanas á mi pais; vosotros que habeis sabido enlazar con estrecho y fuertísimo vínculo el amor á vuestra religion y patria, posponiendo por estos sacrosanto, respetos todo lo que en la tierra habeis de mas dulce y caro: vosotros, digo, pueblos inocentes, aunque numerosos, religiosos, aunque manchados con los de órdenes que se derivan de la flaqueza de la miserable condicion humana; pero nunca infectos con el detestable crímen de la heregía ó apostasía: vosotros, repito, ¿quando, pronunciad, habeis temido las hogueras, los incendios, los tor-mentos de la Inquisicion? ¿Quando os ha asaltado el deseo, ni aun en el transporte de vuestra imaginacion, ni aun en un eventual rapto de vuestro sueño, de acabar con este tribunal santo de la Fe, colocado en medio de la 1 iglesia española para zelar su pureza? Pero yo diré quienes son los que temen esas selvas negras y esas hogueras. Oygalo el universo entero. Las temen los libertinos, aquellos que se rezelan haber de caminar algun dia por sus pasos contados á ese cruento aunque debido sacrificio. Los periodistas irreligiosos, singularmente aquellos que han tenido el imprudente descaro de llamar al tribunal de la santa Inquisicion hidra infernal. Que es como si dixesen que los vicarios de Jesucristo en la tierra, los Sumos Pontífices, que los pastores de la iglesia universal reunidos en sus concilios, y que los de la iglesia de España, quienes todos, ó han establecido ó confirmado, ó consentido y reclamado su restablecimiento, todos estos son hidras infernales. Temen aquellas hogueras los filósofos, aquellos que engreidos necia, vana y presuntuosamente con su mezquina razon, han osado erguir su altivo cuello contra el Señor (contra Omnipotentem roboratus est), queriendo traer los mas profundos arcanos al tribunal de su falible juicio: aquellos filósofos, que no pudiendo penetrar la formacion de una pestaña, ni habiendo en sus manos poder para crear el ala de una mosca, todo lo blasfeman porque todo lo ignoran, y aquello poco á que naturalmente llegan y alcanzan sus moribundas luces, lo corrompen, y son corrompidos en ello, segun la frase del apóstol San Judas: quæcumque ignorant, blasfemant: quæcumque autem naturaliter, tanquam muta animalia norunt, in his corrumpuntur: aquellos que proyectando continuar la desastrosa ruta de su libertinage, apetecieran un Dios que no hiciese cuenta de sus desafueros y extravíos, é que acaso no le hubiese: aquellos que se explican de este modo. ¿Y qué, vendrá un hombre mortal á amenazarme porque no busco la salvacion á su manera? Así se expresa un Blanco. 1 „De aquí provienen los apodos, los sarcasmos, las befas, los escarnios del tribunal del Santo Oficio. De aquí el interesante clamor de que la reli-" gion no debe inducirse, propagarse y conservarse sino por el único medio de la persuasion. De aquí el repetir sin fan ni término que el Legislador di vino envió á sus apóstoles á derramar la semilla del evangelio, pertrechados solamente del don de la palabra, y que esta, ó la persuasion, es la única arma de defensa y ataque en las guerras espirituales. Así discurre el Semanario patriótico. Pero por quanto esta argumentacion para los filósofos es un Aquiles, que juzgan invencible, y puede parecer que infunde pavor á los mas briosos y alentados, á semejanza del mostruoso pez, que invadió á Tobías en las riberas del Tígris, justo es que arrastremos de él, y traido á seguro piso lo desentrañemos para sacar de su entraña el desengaño y solucion. De hecho, ni en las edades del paganismo el pueblo de Israel compelia con la fuerza á los gentiles y paganos á que desistiesen de sus nefandas adoraciones, ni en el cristianismo se ha practicado ese manejo reprobado por sus infalibles oráculos. Sabe la iglesia santa que la vocacion á la fe es un don de Dios sobrenatural y gratuito, que lo distribuye segun los decretos de su inescrutable Providencia: que no hay ni puede haber en ninguna hipótesi otro móvil, ú otra causa ni próxima ni remota que el propósito de la voluntad divina, segun lo ha definido contra los errores de Pelagio y semipelagianos: sabe que la persuasion es uno de los primeros resortes de que se vale para atraer á sí los que hayan de ser suyos (qui sunt ejus). Sabe que el exemplo de los cristianos es otro de los medios, como dixo el Sr. Argüelles, de que se sirve el Señor para excitar, inclinar y mover á los que viven en las tinieblas y sombras de la muerte, para que entren en la claridad é ilustracion de la fe. Exemplo que deben prestar todos los cristianos, los eclesiásticos y los seglares, los potentados y los débiles, los grandes y los pequeños, los opulentos y los menesterosos, los sábios y los ignorantes, segun aquella sentencia de San Pedro: vos autem genus electum populus acquisitionis, ut virtutes annuntietis ejus, qui de tenebris vocavit vos in admirabile lumen suum. Vosotros, género escogido, pueblo de conquista, para que manifesteis las virtudes y santidad de aquel que extrayendoos de las tinieblas, os llamó y traxo á su admirable luz. Como si dexese: que así como por la contemplacion de la estupenda máquina del orbe y de los infinitos seres perfectamente organizados, que en sí encierra, se viene al conocimiento de la omnipotencia de Dios; así como por la observacion de la brillantísima armonía, y maravilloso órden y concierto de todas las estrellas, astros y planetas, se viene al conecimiento de la infinita sabiduría de Dios; así como por la inspeccion de tanta infinidad de vivientes, para quienes una mane provida alarga el suficiente y necesario sustento, se viene de aquí al conocimiento de la infinita largueza y bondad del supremo Hacedor; del mismo modo las gentes paganas entren en el conocimiento de la santidad de nuestro Dios por las acciones y virtudes cristianas que vean practicar á todos los fieles; de manera que todo cristiano por sus obras debe ser un apóstol: ut virtutes annuntietis ejus, qui de tenebris vocavit vos in admirabile lumen suum. Hasta aquí es doctrina irrefragable. Mas ¿quando, cómo, de qué manera, en quales circustancias los ministros del santuario han estrechado con vexaciones, amenazas, cuchillas, terrores, arrestos y apremios á los gentiles y paganos para que abracen el bautismo? Dígase, anúnciese, señálese. Jamas se designará exemplar. Se acogen, sí, con júbilo y tierno alborozo del alma los que se allegan inducidos de la persuasion y de la gracia de Dios, que la da fuerza. „Otra es la doctrina, y diferente debe ser la conducta de la iglesia con sus hijos rebeldes, obstinados, heréges, cismáticos y apóstatas. Exerce sobre estos su potestad corrigiéndolos y castigándolos en razon de la gravedad de sus crímenes para la edificacion del cuerpo místico. En contradiccion á esta verdad he oido por dos veces citar en este sagrado ámbito el infalible orá culo de Jesucristo, quando dixo que su reyno no era de este mundo: Regnum meum non est de hoc mundo; pero como se trayga sin conocimiento, sin inteligencia, ni á cuento, me veo en la necesidad de explicarlo, esperanzado que no volveré á oirlo mas en adelante sobre este propósito. Cristo Señor nuestro discurria con los judíos, quienes atendiendo á la corteza ó letra de los vaticinios, esperaban un Mesias, que á semejanza de los monarcas poderosos de la tierra, los exîmiese del vasallage extraño que to leraban bien á su despecho. Creian que apareceria rodeado de poder y bizarría, derrocando murallas, allanando fortalezas y derramando la sangre humana de todos sus adversarios. Tal era la inteligencia que daban al salmo donde dice:,, Poderosísimo, ciñete tu espada al muslo, prosigue en tu intento, avanza con prosperidad, y acaba en triunfo (et regna), porque tus enemigos y los pueblos caerán sin resistencia baxo tus plantas." ¡Ciegos! ¿Los bienes que el omnipotente Dios os habia prometido con tanta pompa de expresiones y tantos siglos de antemano, se habian de terminar en dones, que sin recomendacion ni aprecio del mismo Dios habia concedido hasta enemigos suyos gentiles y paganos? ¿Habian de ser iguales á los otorgados á los Ciros, á los Xerxes, á los Alexandros, á los Césares, á los Pompeyos? ¡Miserables! El reyno del Mesias es un reyno digno de Dios. El reyno de Cristo, del ungido ó Mesias no ha podido fundarse en el desmoronamiento de murallas, sino en el vencimiento del demonio, que tiranizaba y esclavizaba á todo el linage humano; en la adquisicion de los bienes celestiales, que eleven á los hombres á la dignidad de hijos de Dios; en la apertura, por la fuerza de su divinidad, de aquellas puertas eternas que nos cerraban la entrada á la felicidad eterna. Este sí que es el reyno de Jesucristo, infinitamente desemejante de los del mundo. Y esta es la inteligencia que debe atribuirse al sagrado texto. Por lo demas, como decia, la iglesia tiene poder para corregir y castigar á sus hijos indóciles. Hízolo así San Pedro, quando con el aliento de su boca quitó la vida á Ananias y Safira, por haber mentido al Espíritu Santo. Pregunto: ¿se hizo responsable el apóstol á -la constitucion del imperio por no haber observado las formalidades de un proceso? Hízoło así San Pablo quando ad tempus mutiló de la vista al mago, porque entorpecia la conversion de un proconsul. Hízose así en los primitivos tiempos del cristianismo por medio de las penitencias públicas mas 6 menos severas. Y sobre todo quando nuestro Salvador lanzó del templo á sus profanadores, ¿aquellos latigazos fueron del otro mundo, ó dados en otro mundo, ó en este presente? ,,En vano se desacredita al tribunal del Santo Oficio, alegando el defecto de defensa por parte de los reos, atendido el sistema de sus juicios. Estas imputaciones han sido y son demasiadamente groseras, nacidas ó de la ignorancia, ó de la irreflexion, ó de la malicia. El Sr. Garcia Herreros hizo empeño en mostrar la indefension. Para llenar su objeto nos pone deJante la práctica del mismo Dios, quando inquiere de Cain el paradero de Abel su hermano: ¿Ubi est Abel? Mas yo me persuado bubiera podido y debido ahorrar la exôrnacion de su discurso con semejante rasgo, no echándose de ver qual sea, ó si tiene algun influxo de probanza en la qüestion; 6 debiera haber manifestado que en la Inquisicion no se averiguaba qual fuese el autor de los crimenes heréticos, de su orígen, de sus medios, de sus ulteriores y últimos progresos. Se adelantó dicho señor á insinuar la conveniencia de llevar á efecto el precepto del evangelio de la correccion fraterna, antes de denunciar á la iglesia el vicio del delinqüente; pero ignorará el señor diputado, que tratándose de la fe y de los pecados externos que la invaden, no se da lugar á la expuesta correccion. Es doctrina sancionada baxo anatema á los infractores por el Sumo Pontífice Alexandro VII. La correccion fraterna se dirige á solicitar la enmienda del delito particular: si peccaverit in te; pero la heregía és un ataque á toda la sociedad cristiana en To político y en lo religioso, cuyo veneno debe atajarse sin demora para que no cunda como un dañosísimo cancer. ,,Pero adonde voy yo, ó que me canso? Señor este informe y proyecto induce un general trastorno en la sana moral y en las costumbres cristianas. Sabe un fiel del modo mas seguro que otro se resiste á un artículo ó dogma definido; mas al paso no descubre camino de corroborar su denuncia ¿Qué hace pues? Si delata, su nombre va á hacerse público; y como nada pueda documentar por sí, habrá de ser calificado de impostor, falsario ó calumniador. Estos gravísimos males, y acaso los de la hacienda y vida, que podrán seguirse, le excusan de toda obligacion positiva. Segun estos principios queda exonerado de la obligacion de delatar dentro del prefixado término de los seis dias. Mas esta docrina se halla puntualmente condenada por el Papa Alexandro VII en la proposicion que decia:,, Aunque te conste evidentemente que Pedro es herege, si no puedes probarlo, no estas obligado á denunciar." Resulta de aquí que permanece la obligacion, aunque no pues dan presentarse testimonios del delito. Inculco ahora de nuevo; ¿qué, qué hace este hombre fiel? Si cumple el precepto de la santa iglesia, aventura y se arriesga demasiado. Si no cumple, ¿quién le dispensa? ¿V. M.? Bueno îria ello. Se dexó deslumbrar un incauto por la seduccion de algunos folletos impíos, ó por la corrupcion de sus costumbres: prorumpe en voces que denotan su incredulidad sobre el infierno y vida eterna; pero como no es del que quiere ni corre, sino de Dios que se apiada, hacer entrar al buen sentido y camino de la salvacion, tocó su corazon por su bondad, y le hizo por una de sus incomprehensibles sendas dar en el conocimiento de su verdadera cuenta, y en conseqüencia reconciliarse con Dios y con su iglesia: se apareja y se arrodilla al confesor: este no le absuelve, porque no puede: por su consejo ocurre al ordinario: este se rehusa, porque estando reservada la absolucion del pecado de heregía mixta y su censura á la Inquisicion, y no pudiendo ser despojada de esta jurisdiccion espiritual por ninguna autoridad civil, aunque sea la suprema, á ella y no á él corresponde aquel acto de la jurisdiccion de la iglesia. En tal embarazo ocurre al tribunal. ¿Al tribunal? ¿Mas si está disperso, mas si está impedido, si al efecto no le halla? Bueno iria ello. Pero al cabo el ordinario hecho cargo de estas circunstancias acepta por la necesidad el conocimiento de estas causas. Falla en una de ellas, y no siendo á placer del estimado reo, instaura su apelacion al metropolitano. Este está inhibido por la iglesia para entender en semejantes recursos. ¿Quien le conocede, pues, la facultad que no tiene? ¿V. M.? Bueno... „Para evitar tan extraños desconciertos justo es, y aun necesario, vuelva el Santo Oficio al pleno exercicio de sus funciones espirituales al menos. No se diga mas, ni se repita lo que tantas veces he oido repetir; á saber: que es un tribunal inútil, que Cristo Señor nuestro fundó su iglesía sin el apoyo de esa corporacion terrible. ¡Ah! No se diga así. Este es un raciocinio vano, vago y futil. Jesucristo proveyó á su iglesia de potestad bastante para determinar en todo lo concerniente á su régimen. Su economía, gobierno y disciplina han debido emanar de ella, y variar segun los diversos tiempos de su infancia, adolescencia y robustez, de su adelanto ó atraso en su propagacion admirable. Esto último entra en los juicios de Dios, que no puede rastrear el hombre: lo otro está sujeto á su discernimiento, sábia y prudente ordenacion. Arreglo de las iglesias, distribucion de jurisdicciones, ampliacion y restriccion de las mismas, sustento eclesiástico, su reparticion, qualidades de los ministros, conocimiento de causas en puntos religiosos, órden de sus juicios, asignacion de dias para el culto, su ritual y método, con muchas otras materias é incidencias, ¿quién podrá negar á la santa iglesia su facultad de establecer y organizar? ¿Mas que digo sobre esto? Aun en los asuntos y puntos dogmáticos (conviene percibir esto solícitamente), aun en los asuntos dogmaticos con el divino espíritu que abriga y conservará en sí hasta la consumacion de los siglos, esclarece artículos para la expresa creencia de los |