1550-1616

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Talleres tip. "Cuesta,", 1918
 

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Pasajes populares

Página 44 - Virtud es esa, dijo él, y por eso te querré yo más: porque el hartar es de los puercos, y el comer regladamente es de los hombres de bien." — Bien te he entendido, dije yo entre mí; maldita tanta medicina y bondad como aquestos mis amos, que yo hallo, hallan en la hambre.
Página 40 - ... el sabroso olor de la longaniza, del cual solamente sabía que había de gozar, no mirando qué me podría suceder, pospuesto todo el temor por cumplir con el deseo, en tanto que el ciego sacaba de la bolsa el dinero, saqué la longaniza y muy presto metí el sobredicho nabo en el asador. El cual, mi amo, dándome el dinero para el vino, tomó y comenzó a dar vueltas al fuego, queriendo asar al que de ser cocido, por sus deméritos, había escapado.
Página 42 - Yo le puse bien derecho enfrente del pilar; y doy un salto y póngome detrás del poste, como quien espera tope de toro, y díjele: —¡Sus! Salta todo lo que podáis, porque deis deste cabo del agua.
Página 41 - Y fue así que luego otro día salimos por la villa a pedir limosna, y había llovido mucho la noche antes; y porque el día también llovía...
Página 44 - Después desto, consideraba aquel tener cerrada la puerta con llave, ni sentir arriba ni abajo pasos de viva persona por la casa. Todo lo que yo había visto eran paredes, sin ver en ella silleta, ni tajo, ni banco, ni mesa, ni aun tal arcaz como el de marras. Finalmente, ella parecía casa encantada. Estando así, díjome: —Tú, mozo, ¿has comido? — No, señor — -dije yo — ; que aun no eran dadas las ocho cuando con vuestra merced encontré.
Página 48 - Contemplaba yo muchas veces mi desastre: que, escapando de los amos ruines que había tenido y buscando mejoría, viniese a topar con quien no sólo no me mantuviese, mas a quien yo había de mantener. Con todo, le quería bien, con ver que no tenía ni podía más. Y antes le había lástima que enemistad. Y muchas veces, por llevar a la posada con que él lo pasase, yo lo pasaba mal.
Página 37 - Y luego otro día, teniendo yo rezumando mi jarro como solía, no pensando el daño que me estaba aparejado, ni que el mal ciego me sentía, sentéme como solía, estando recibiendo aquellos dulces tragos, mi cara puesta hacia el cielo, un poco cerrados los ojos por mejor gustar el sabroso licor...
Página 39 - Lázaro, engañado me has. Juraré yo a Dios que has tú comido las uvas tres a tres. — No comí — dije yo. — Mas, ¿por qué sospecháis eso? Respondió el sagacísimo ciego: — ¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas.
Página 38 - ... dio bien a entender su gran astucia. Cuando salimos de Salamanca, su motivo fue venir a tierra de Toledo. Porque decía ser la gente más rica, aunque no muy limosnera. Arrimábase a este refrán: "Más da el duro que el desnudo.
Página 46 - Y yo dije entre mí: —Y yo con mis dientes, aunque no son de acero, un pan de cuatro libras. Tornóla a meter, y cifiósela, y un sartal de cuentas gruesas del talabarte, y con un paso sosegado y el cuerpo derecho, haciendo con él y con la cabeza muy gentiles meneos, echando el cabo de la capa sobre el hombro, ya veces so el brazo, y poniendo la mano derecha en el costado...

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