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Años mente despues de la muerte de su hermano el Era Infante D. Alonso, que le habia causado muchos disgustos. El Príncipe su hijo inducido por la Reyna viuda de Castilla, que deseaba con mucha ansia ver à su hija sentada en el trono de Portugal, se levantó contra su padre habiéndose formado un partido muy poderoso en su favor. D. Dionisio procuró al principio reducirle representándole la locura de su conducta, y dándole consejos dictados por la sabiduría y por el amor; pero todo fué inútil. Se puso à la frente de los descontentos, que aumentándose 1317 todos los dias se hacia mas orgulloso. Dionisio 1355 acudió al Papa para que con su autoridad hiciese entrar en la obediencia à su hijo rebelde, y se evitase de este modo la guerra civil que habia de ser muy perjudicial al reyno y à los intereses de la Christiandad, pues los Moros se servirian de estas discordias para extender sus conquistas hallando tan divididos y debilitados à los Christianos. El Príncipe de Portugal, faltando à la fidelidad, publicó un manifiesto acusando à su padre y à su hermano natural D. Alfonso Sanchez de varios crímenes todos falsos y calumniosos inventados para justificar su rebelion. El Gobernador de Lesma entregó la plaza; pero el Rey fué allá, y ayudado de los ciudadanos que no habian tenido parte en la rebelion, la tomó muy pronto y le hizo ahorcar. Entretanto el Infante se apoderó de Santarén, pero el Rey se la quitó con solo presentarse delante de ella: fué à sorprender à Lisboa, mas el Rey volando à su socorro con una marcha forzada se lo impidió y junto à Cintra le dió la batalla, y le derrotó. Queriendo darle pruebas de su ternura mandó à sus tropas que no le hicieran ningun daño ni le cogieran. El Príncipe, léxos de reconocer su delito por la moderacion è indulgencia de su padre, reforzó su exército y se puso en campaña talando todo el pais por donIde pasaba y saqueando los pueblos: hizo quitar la vida al obispo de Ebora porque le amonestó que volviera à la obediencia de su padre, pues de lo contrario se vería en la precision de proceder contra él por las censuras

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Años eclesiásticas como el Papa se lo mandaba. El Era Rey de Aragon se puso por mediador para reducirle, pero todos sus esfuerzos fuéron inútiles. Aumentado su exército se fué à sitiar à Guimaraens donde halló una terrible resistencia. Entretanto el Rey para hacer diversion puso sitio à Coimbra, y el Príncipe voló à la defensa. Los dos exércitos estaban para dar la batalla: la Reyna Doña Isabel se puso por mediadora, y consiguió con su celo y vigilancia una suspension de armas. El Rey se fué à Lesma donde vino el Príncipe, se echó à sus pies y le pidió perdon por sus faltas, concediéndoselo el Rey con la mayor sinceridad y dándole pruebas del amor mas tierno. La corte se volvió à Lisboa y el Rey cayó enfermo; mas recobró su salud y tuvo el dolor de ver que su hijo volvia à los desórdenes pasados, y juntando gente se fué à atacar à Lisboa. El Rey se puso sobre las armas, y ántes de venir à las manos le envió à un caballero llamado Acevedo para que le representára que con su exemplo daba lecciones de rebelion à los que debia gobernar; que no hacia mas que destruir un pais del qual pronto sería Señor pues el mal de su padre se agravaba de dia en dia; y así que le dexase morir en paz. D. Alfonso se mostró insensible à esta tierna representacion, y respondió que su padre le trataba con demasiada dureza. El enviado replicó que seguramente no sabia sus intenciones, y que estaba seducido y jengañado por los que le aconsejaban. El Príncipe irritado con esta respuesta le amenazó que le mandaria cortar la cabeza. Acevedo sin intimidarse le dixo que la perderia contento por el servicio del Rey, y que el único sentimiento que tendria, muriendo sería que el Príncipe su hijo obraba del modo que veía. La virtuosa Reyna volvió à reconciliarlos, y el Príncipe mostrando arrepentimiento de su rebelion besó las manos à su padre, el qual le recibió con el mayor afecto asegurándole que le perdonaba. Le dió buenos consejos que todos fuéron inútiles, porque los aduladores que estaban à su lado corrompian su corazon con calumnias, encendian la discordia, y no tardáron en precipitarle en los mismos

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Años escollos. Lleno de envidia porque su padre tenia! Era 3.c. junto à sí à su hijo D. Alfonso, pidió que le paña. quitase el cargo que exercia. Muchos de los que servian al Rey deseosos de la paz se lo aconsejaban; mas viendo Alfonso que estaba inflexîble, para no dar ningun motivo de queja hizo dimision y se fué à Castilla. Entónces el Príncipe se fué à la corte con el Infante D. Pedro su hijo, y apartó de su compañía à los aduladores que le habian excitado à la rebelion conociendo y detestando sus errores. El Rey cayó enfermo, y temiendo que se acercaba su fin le mandó llamar, le dió sabios consejos, le insinuó los medios oportunos para precaver las malas consecuencias que podia tener su rebelion, y murió 1325 à principios del año de 1325 à los sesenta y 1363 quatro años de su edad y quarenta y cinco de su reynado, baxando al sepulcro con gran sentimiento de sus súbditos que le lloráron como su Rey y su padre. Brandaon, Faria y Sousa, Le Quien, Zurita, Raynaldo, La Cled.

D. Alfonso su hijo, IV de este nombre renombrado el Bravo, subió al trono y fué coronado con la mayor pompa y magnificencia, prometiéndose todos el reynado mas excelente porque siendo Príncipe habia manifestado mucho amor á su pueblo, y grandes deseos de hacerlo feliz. Nació en Coimbra, y fué educado con el mayor cuidado. Luego que tomó el gobierno del reyno se desvaneciéron todas las esperanzas, porque entregado à los placeres abandonó la administracion de los negocios públicos viviendo enteramente à su capricho. Los Ministros, que criados tanto tiempo al lado de su padre tenian una grande experiencia y mucho celo por el bien público y gloria del Rey, no dexáron de representarle el mal estado de la administracion pública; y aprovechándose de estos sabios consejos apartó de su lado à los favoritos, y exâminando su conducta convencidos de los crímenes que habian cometido les hizo castigar. Llamó à todos aquellos que ántes miraba como sus mayores contrarios, persuadido que estos eran los que se interesaban por su persona y por el bien del reyno. Persiguió à su hermano

Años natural Alfonso Sanchez, le mandó hacer el Era

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F. c. proceso acusándole de ser autor de las divisio- paña. nes que habia tenido con su padre, y declarado traidor fuéron confiscados sus bienes. Sanchez le escribió una carta muy humilde asegurándole que era inocente y pidiéndole que revocase la sentencia, que estaba pronto à servirle con la misma fidelidad que habia servido à su padre. Viendo que estaba inexôrable entró en el reyno con un cuerpo de tropas, y batió al Maestre de Avis que se le opuso. La Reyna Doña Isabel interpuso su mediacion para reconciliarlos. Esta virtuosa Princesa aplacó el ánimo del Rey con sus súplicas, el qual llamó à su hermano y le concedió el perdon con la mayor generosidad. Casó la Infanta Doña María su hija con Alfonso XI de Castilla, y el Príncipe D. Pedro con Doña Costanza hija de D. Juan Manuel Señor principal de Castilla, que era de sangre y familia Real. El Rey de Castilla enamorado de Doña Leonor de Guzman trató de una manera indecorosa à la Reyna su muger, por cuyo motivo se encendió una guerra por mar y tierra entre las dos naciones que causó muchos extragos à los pueblos, y se concluyó por el tratado de Santarén ofreciendo el de Portugal asistir al de Castilla con todas sus fuerzas contra los Moros; y en consecuencia de lo estipulado se halló en la famosa batalla de 1340 Tarifa ò del Salado que se dió el 30 de Octu-1378 bre, en la qual fuéron derrotados los Moros y las tropas Portuguesas se llenáron de gloria. Los enemigos para vengarse de el de Portugal hiciéron un desembarco en los Algarbes, y todo lo lleváron à sangre y fuego. El Rey los echó de allí recobrando las plazas que habian conquistado. Estando todo el reyno tranquilo se aplicó à corregir los abusos, poner en vigor las leyes, fomentar y proteger las artes y la industria, y promover por todos los medios posibles la felicidad de sus súbditos. Mas quando estaba en la mayor tranquilidad, la pasion ciega que tenia el Príncipe D. Pedro por Doña Inés de Castro 1344 puso el reyno en confusion. D. Alfonso su pa-1382 dre procuró por todos los medios suaves apar-|

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Años tarle de esta inclinacion; pero sus esfuerzos fué- Era ron inútiles. Muere la Princesa Doña Costanza y D. Pedro se casa en secreto con Doña Inés. Esta Señora y el Príncipe recibian con el mayor agrado à todos los Señores que huyendo de Castilla pasaban à Portugal, causando con esta conducta mucho gusto así à los cortesanos como al pueblo que aborrecia à los Castellanos, y temia que al fin se habia de encender por esta causa una guerra entre D. Pedro el Cruel y los Portugueses. Los descontentos persuadiéron al Rey que el Príncipe estaba casado con Inés, matrimonio poco decente y peligroso para su nieto D. Fernando, y que para precaver los males que le amenazaban era necesario hacerla morir. El Príncipe tuvo noticia de este proyecto horroroso y los confidentes del Rey temerosos no tomase una resolucion violenta contra su persona y la exécutase, le persuadiéron que se fuese à Coimbra. Doña Inés que se hallaba en la ciudad salió à recibirle con sus hijos y se echó à sus pies, y aunque al principio se enterneció, los favoritos le irritáron y les mandó que executasen el proyecto que habia for1355 mado. Asesináron à esta infeliz Señora, y des-[1393 pues de una accion tan cruel el Rey se retiró muy tranquilo à su capital. El Príncipe se llenó de furor, y pusò à sangre y fuego la provincia que hay entre Miño y Duero; mas por las representaciones del Arzobispo de Braga y de la Reyna se aplacó y cesó la guerra civil que habia empezado con tales desastres. Alfonso conoció su yerro y procuró aplacar al Príncipe, el qual disimuló tan bien que todo el mundo creyó que la injuria quedaba del todo borrada de 1357 su memoria. Cayó enfermo el Rey, y para li-1395 brar del furor de su hijo à Alvaro Gonzalez, à D. Diego Lopez Pacheco y Pedro Coello que le aconsejáron la muerte de Doña Inés, les dió dinero y los hizo retirar à Castilla ò à otro pais donde pudiesen estar con seguridad. Murió en el mes de Mayo à los setenta y siete años de su edad y treinta y dos de su reynado. No se puede dudar que fué de mucho valor y feliz en las guerras, amante de la justicia, y deseoso del

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