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su época se puede decir lo que Chenier decia de Boileau, el cual.... componiendo versos ascéticos resto de un gran talento, sobrevivia d la perdida de este.

No siendo Quevedo durante este intérvalo, ni licencioso ni predicador, ha compuesto obras de un carácter medio que forman sus verdaderos títulos á la justa estimacion hacia él dispensada por los eruditos de su país. Tales son, las zahurdas de Pluton; el sueño de las calaberas; las epistolas del caballero de la tenaza; la vida del gran tacaño &c. La mayor parte de esas obras, segun lo indica su título, se componen de sueños, visiones, cuentos figurados, en los que el autor, trasladándose de este mundo al otro, y paseandose por sueño en los espacios imaginarios, alternativamente por los caminos del cielo y del infierno, descansa varias veces para ridiculizar los defectos eternos de la especie humana y especialmente las tonterías de aquel tiempo. El mismo llama sueños morales á todos esos libros. Asi' pues, las zahurdas de Pluton son una revista satírica de todos los estados y oficios de que están llenas las chozas infernales. El sueño de las calaberas, es una vision fantástica en la que el au→❤. tor resucita todos los esqueletos de un cementerio para hacer que al desnudo presenten las fragilidades de sus caractéres y profesiones. Quevedo muestra en estas obras una fecunda y variada imaginacion, un talento observador sumamente delicado, mas erudicion de la que debiera ostentar, y especialmente un entendimiento que derrama como un manantial inagotable, torrentes de jocosidades. sentenciosas y de pesados equívocos. Desgraciadamente para su gloria, hoy falta la clave á muchas de sus agudezas con el tiempo han perdido su oportunidad, su armonia y su gracia, y se han convertido en ininteligibles ó insulsas. He aqui esplicado porque las obras morales de Quevedo, poco antes tan leidas y ensalzadas, se hallan ahora en un abandono muy proximo al olvido. Censor de las estravagancias de aquel tiempo, y moralista superficial, escribia para su époy ha debido transcurrir con ella..

El padre Baltasar Graciano, su contemporáneo, pero algo posterior (1), ha compuesto muchas obras análogas á las de:

(1) Murió el año de 1658.

Quevedo, entre otras la que se titula el criticon, no solamen te la primera del autor, sino la primera de esa clase, y una de las mas importantes de la prosa Española. Ese criticon es una larga ficcion, muy ingeniosa y de mucha aceptacion en aquella época, porque era nueva, que representa al hombre viajando al través de la sociedad. Está dividida en tres partes ó épocas, que corresponden á la adolescencia, á la virilidad, y á la senectud, y subdividida en treinta y ocho capítulos llamados crisis. Es un tejido de aventuras, ya verdaderas ó posibles, ya imaginarias; una mezcla de personages efectivos ó alegóricos; una série de cuadros y de descripciones, en donde alternativamente se presentan los sitios conocidos del planeta que habitamos, y los de los países quiméricos. Esas aventuras, esos personages y esos cuadros, están muy artisticamente acomodados. en el marco comun, formando una descripcion circunstanciada, constantemente agradable, de un conjunto rigorosamente concebido. Toda la obra está llena de movimiento y de vida; la simetría se concibe bajo la variedad, y todas las partes están felizmente enlazadas. Un diálogo sigue á una descripcion y á esta un cuento. Cada periodo, cada palabra, cada frase, es una alasion, una ironía. El ingenio las realza con todas las agudezas, con todas las graciosidades, y con la variacion de voces que abundantemente le suministra la lengua castellana. La lectura de esas estrañas narraciones colorcadas con tanta viveza, entretiene y escita la risa, como la variable galería de una linterna mágica pero aquella, es mas que divertida, pues está siempre adornada de un sentido moral bastante ingenioso, y que todos comprenden; en esas lecciones tan bien doradas, siempre hay una advertencia prudente, y muchas veces un pensamiento profunde. Pero desgraciadamente, Graciano, to mismo que Quevedo y que todo autor satírico, ha salido muchas veces de la historia general de la humanidad, para censurar sin rebozo particularidades contemporáneas, en las que no solo se necesita penetrar con rodeos, sino que tampoco pueden darse á cono'cer de otro modo que al través del velo de las alusiones. De hay proviene la obscuridad y aparente falta de significacion de algunos trozos de su obra. Tambien hay que reprocharle los abusos de las antítesis, de las hiperboles, los pueriles juegos de palabras, y esa detestable retórica de una época de decadencia,

que deslucen otras obras que ha dado á luz, en tanto grado, que no se pueden leer, de cuyos defectos tampoco, está exenta la del criticon, sin embargo de hallarse escrita con mas gusto y comedimiento.

Hice una relacion algo estensa de este libro, no solo porque merece que se haga de él mas que una simple mencion, sino tambien porque es muy conocido fuera de España. No recuerdo haberlo leido, ni haber oido, hablar en Francia de su título, ni del nombre del autor. Esta circunstancia me decide á transcribir un corto fragmento tomado del medio de un capítulo, para dar una idea del plan y de la ejecucion de ese libro raro. Los viageros Critilo y Andrenio llegan al gran mercado del mundo y visitan las tiendas de ese emporio de la vida humana.... Uno gritaba:" Apresuraos á comprar; cuanto mas tardeis mas perdereis, sin que podais reparar vuestra pérdida por ningun precio." Aquel vendia el tiempo. Aqui, decia otro, se dá de valde lo que vale mucho.-¿Y qué es eso?-La esperiencia.— Gran cosa seguramente!¿Y cuanto cuesta? Los necios la adquieren á sus espensas, los sábios á la de otros.-En dónde se compra la amistad? preguntó Andrenio.-¡Ah Señor! esa no se compra, sin embargo de que muchos la venden."-Otro decia con trompeta: «Aqui se vcnden esposas": ¿Son de hierro ó son mugeres? preguntaban muchos que se apresuraban á trasladarse á aquck punto. Es igual, lo mismo sujetan unas que otras.¿Y el precio?-De valde, y por menos todavía. — ¿Qué quiere decir que por menos todavía ?-Que se paga por llevarlas. Mercancia sospechosa! esclamó uno: ¡mugeres publicadas no la tomaré; la muger buena, ni conocida ni vista."-Otro se aproximó y preguntó por la mas hermosa; la que le dieron á costa de una gran falta de entendimiento, y el mercader le dijo «el primer dia os parecerá la mas hermosa, pero despues como las demas." Un parroquiapo, que oyó esto, pidió la mas fea. «Usted la pagará con un continuo disgusto, le han dicho." Convidaban á un anciano y á un jóven á que tomasen esposa, y respondieron, este «todavía es demasiado temprano" y el anciano «ya. es muy tarde (1).”

(1) Thales, que siendo jóven, é instado eficazmente por su

Para completar la lista de los moralistas Españoles, me parece que ya no tengo que hacer mérito sino del padre Almeida, autor de el hombre feliz independiente del mundo y de la fortuna, ó el arte de vivir contento. Almeida es Portugués ; pcro como su obra se dió á luz casi á un mismo tiempo en las des naciones, acostumbran á contarla entre las suyas. El hombre feliz es una novela moral hecha á imitacion del Telémaco. Las lecciones que contiene no carecen ni de exactitud, ni de elevacion, y el estilo es generalmente puro, dulce y elegante, como el del modelo. Se pueden leer algunos fragmentos de esta obra con gusto y utilidad. Pero la materia tomada de la historia de los Griegos del bajo imperio es fria y sin interés. La accion se estingue, todo se pasa en estensos diálogos muy parecidos á sermones. En una palabra, carece del suficiente adorno para con él poder encubrir su utilidad; la moral demasiado desnuda es tosca, pedantesca, y cuando esa lectura se prolorga, en vez de agradar y conmover como las escenas bien enlazadas de un drama, fastidia lo mismo que los tres puntos de

un sermon.

Cartas. Siguiendo este exámen de la literatura Española, no hablo de la parte ep'stolar sino para recordarla, no porque crezca de ella, sino porque es sumamente imperfecta. Las cartas del bachiller Hernan Gomez de Cibdat-Real (el centon epistolario) son por otra parte unas memorias curiosas é interesantes sobre el reinado de Juan II al principio del siglo XV; asi pues, apesar de su forma tambien deben figurar entre las crénicas. Las cartas de Santa Teresa, ya he dicho que son unas di ́sertaciones teológicas y unas ilustraciones sobre los casos de conciencia; no deben pues salir de la biblioteca de los conventos. Es verdad que se han recogido algunas cartas familiares del cronista Hernando del Pulgar, del maestro Juan de Avila, de Antonio de Guevara, de Antonio Perez, de Quevedo, de Solis y aun de la reina Isabel la Católica; pero en todas esas colecciones, nada hay que se aproxime, no diré á las elevadas confi

madre á que se casase, contestó que aun no era tiempo; y en edad avanzada, que ya le habia pasado, señaló con estas respuestas e único en que el hombre debe verificarlo.

dencias de un Voltaire, csplayando su corazon y entendimien to con Alambert ó Federico, pero ni aun á las amables charlatanerías de una Señora de Sevigné.

Historia. La historia tiene en España lo mismo que la literatura, diferentes épocas. Al principio fue tradicional; despues fue una crónica, es decir una simple narracion de los acontecimientos. En seguida se ha engrandecido, y despues de haber sido como los niños aficionada á los cuentos, tomó como los hombres el gusto á la investigacion de las causas. Cuando se animó á relatar los hechos y a juzgarlos, entonces se llamó historia.

Despues de las crónicas latinas, desde el religioso de Silos hasta el arzobispo Rodrigo Jimenez de Rada; despues de la crónica castellana de Alfonso el Sábio que con su código de las partidas fijó la lengua y su uso, se presentan las crónicas que pueden ocupar un lugar en la literatura. Las mas antiguas son las de D. Pedro Lopez de Ayala, Canciller de Castilla y gran personage en la Corte de cuatro Reyes: Pedro el Cruel, Enrique II, Juan I y Enrique III, (el enfermo) durante la segunda mitad del siglo XIV. De sus cuatro crónicas, la mejor es, la que contiene la vida de Pedro (cronica del Rey D. Pedro de Castilla.) Ayala la escribió despues del advenimiento de Enrique de Trastamara: ministro del Rey vencedor, é historiador del vencido, atacó quizá algo la memoria de este, refiriendo con los mas negros colores los actos sanguinarios en virtud de los cuales adquirió su terrible sobrenombre, y sin hacer bastante justicia á las eminentes cualidades que le distinguieron como hombre resoluto y activo. En cuanto á la forma, aunque escrita en una lengua todavía árida y pobre, aunque afeada con las continuas comparaciones y eternas repeticiones, su crónica ofrece en muchos pasages, una sencillez y una narracion tan franca, que se aproxima á nuestro Froissat de quien era contemporanco.

En los primeros 50 años del siglo siguiente, el Bachiller Hernan Gomez de Cibdat-Real escribió en ciento cuatro cartas (centon epistolario) unas memorias sobre el reinado de Juan II semi-sérías y semi-burlescas, que se podrian comparar al diario de la estrella, y aun sin gran diferencia de épocas, á las memorias de San Simon. Al último del siglo XV, Hernando del

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