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La verdad, dice, era la esposa legítima del entendimiento; pe «ro la mentira su poderosa rival pretendió arrojarla de su pues ato y volcarla de su trono. Entonces la verdad viéndose despre«ciada y aun perseguida, se refugió junto á la destreza. En tiem«pos corrompidos no hay manjar mas insípido que un vituperio «enteramente árido. ¿Qué digo insípido? No hay bocado mas camargo que una verdad desnuda. La luz que direetamente hie«re ofende los ojos de la Aguila; y con mucha mas razon los «del bicho. Por eso los sábios médicos del alma inventaron el «arte de dorar las verdades y de dulcificar las lecciones. Quie→ «ro decir que las verdades se hacen políticas, se visten á la mo– «da con el artificio y se disfrazan con sus propios adornos......' Este pasage, uno de los mas sencillos y de los mas razonables de la obra, no es todavía mas que una disculpa, una justificacion. Hé aqui ahora el precepto y el ejemplo reunidos. «Hay personas que se contentan con el alma sola de la agudeza sin ocuparse de espresarla con gracia; tienen por felicidad la facilidad en el decir. No fuc paradoja sino ignorancia el condenar todo juego de concepto; y aquella no fué un Aristarco, sino un monstruo que satirizó la agudeza; antípoda del ingenio, cuya intencion debia ser el desierto del discurso. Los conceptos son la vida del estilo, el alma de la palabra y tienen tanta mas perfeccion, cuanta mayor sea su sutileza. Pero cuando se reune lo realzado del estilo á lo elevado del concepto, entonces la obra es perfecta. Es necesario pues procurar, que las proposiciones embellezcan el estilo, que las dificultades lo aviven, que los misterios lo hagan curioso, las exageraciones ingenioso, los encarecimientos profundo, las alusiones disimulado, la obstinacion picante, las transmutaciones sútil ; que las ironías le presenten sal, las críticas hiel, las paranomasías gracia, las sentencias gravedad; que los símiles lo fecunden, y que las aproximaciones lo realcen. Pero todo esto con un grano de exactitud, porque la prudencia sazona todo."

He aqui adonde descendieron los profesores y los oráculos del culteranismo: hé aqui las lecciones y modelos que presentaba su pluma! En el criticon mismo, en esa ingeniosa, delicada y profunda obra, Graciano se deja llevar muchas veces dè la manía de esos detestables juegos de concepto que con tanta eficacia recomendaba, y con especialidad de los juegos de pa

Tabras pueriles como los siguientes; «Se dècia de un ciego que no veia gota, aunque viese mucho." No obstante, esa obra es un prodigio de comedimiento, de gravedad, de sana razon y de delicado gusto, en comparacion de sus poesías; en las que se hallan amontonadas cuantas menstruosas sublimidades podia producir una arte poética como la que dió á luz en su Arte de ingenio. Despues de las reglas que acabo de insertar, ha compuesto un poema de las estaciones (selvas del año), el primero que de esta especie ha salido á luz, pero del que seguramente nada han tenido que tomar Thompson y Sain-Lambert. Voy á insertar un fragmento de ese inconeebible galimatías. Es la venida del verano por las constelaciones de Tauro y Geminis.

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Despues que en el celeste anfiteatro,
El ginete del dia

Sobre Flegonte toreó valiente
Al luminoso toro,

Vibrando por rejones rayos de oro,
Aplaudiendo sus suertes

El hermoso espectáculo de estrellas,
Turba de damas bellas

Que á gozar de su talle alegre mora
Encima los balcones de la aurora; ·
Despues que en singular metamorfosis
Con talones de płuma

Y con cresta de fuego,

A la gran multitud de astros lucientes,
Gallinas de los campos celestiales,
Presidió gallo el boquirrúbio Febo,

Entre los pollos del tindario hueyo ;......&c.

No prosigo porque esto basta para la edificacion del lector, y especialmente para mi paciencia. Ahora puede venirse en conocimiento de lo que eran los cultos, y saber tambien si pue-de hallarse algun término de comparacion en los tiempos anteriores ó posteriores á ellos.

En España la historia literaria y la política siguen una marcha uniforme, paralela, y presenta en su elevacion y decadencia iguales vicisitudes. La lengua se formó allí mas pronto, y

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Ja literatura fué mas precoz que en ningun otro país, cuando presentaba á la Europa el ejemplo de unas instituciones libres guardando una perfecta armonía. Posteriormente, la España tuvo célebres escritores, al mismo tiempo que grandes capitanes; ha producido grandes obras cuando hacia grandes cosas: hizo estensiva á los dos mundos su lengua con sus armas. Por una consecuencia de ese comun destino, el estado y las ciencias decayeron á un mismo tiempo. El gusto se depravaba mientras que el poder se enervaba; la España asi perdia la huella de sus modelos, como de sus héroes; dejaba obscurecer su lengua con su bandera de Portugal y Flandes; y cesaba de reinar con la pluma y con la espada. Cuando despues de los desastres sucesivos que afligieron el reinado de Felipe IV, llegó la calamitosa época de Carlos II; lo que habia sido decadencia literaria, se convirtió en abandono, ruina y muerte. Se publicaron obras malas despues de las producciones de primer órden; pero posteriormente, de ninguna clase han salido á luz. El teatro se cerró; los libros dejaron de imprimirse y de leerse; todo ha enmudecido, todo se estinguió.

Voy á manifestar de un modo convincente hasta donde se estendió entonces la miseria general, y por consiguiente el completo abandono de las ciencias y de las artes. Ya he dicho que en esa época un hombre solo era el que honraba la literatura Española, luchaba contra la depravacion del gusto, aunque muchas veces se sujetaba á ella, y llenaba algun tanto el inmenso vacío que le rodeaba. Ese hombre era D. Antonio Solís. Cuando terminó su historia de la conquista de Méjico ya habia adquirido una gran reputacion en el teatro, y por otra parte el título solo de su obra, monumento de una gloria nacional, debia llamar la atencion del público é interesarse en ella todos los hombres de estado. ¡ Hé bien! Solís no hubiera podido darla á Juz sin la generosidad de un Intendente, D. Antonio Carnero, que anticipó los gastos de la impresion y que probablemente no ha recobrado. Hé aqui lo que Solís le escribia el 15 de Febrero de 1685, mes y medio despues de la publicacion de la obra: «Por aqui se continua aplaudiendo mi obra, y se han vendido unos ciento y cincuenta volúmenes. Lo que sobre todo influye en la paralizacion de su despacho es la falta de metálico, porque hay muy pocas personas en Madrid que puedan reu

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nir una peseta..... A usted se debe la Nueva España; sin cuyo auxilio es evidente que no se hubiera dado á la prensa, porque la gratificacion del Consejo de Indias está todavía en el aire; asi pues, seguramente puede usted llamar suya esta historia"... Solís todavía se espresaba un mes despues con su pro-tector de este modo. «Se continúa elogiando la obra, pero la dificultad de reunir una peseta en las actuales circuntancias, tal, que hasta ahora no se han vendido doscientos volúmenes, y los libreros dicen que es grande este despacho para haber sido al pormenor... No sé como manifestar á usted el estado en que se halla este país, el que todavia se resiente del golpe que se dió á la moneda que ha perdido enteramente al comercio y arruinado las fortunas de los particulares. Nadie recibe ni paga un cuarto. Los agentes de negocios confiesan con mucha bizarria su estado indigente y la pobreza se ha hecho general...."¿Se necesitan acaso copiosas y abundantes frases para representar bajo todos conceptos una época en que Solís no podia hacer imprimir su obra maestra sin el auxilio de una persona como un Intendente, y en la que los libreros tenian por milagroso haber vendido en tres meses doscientos volúmenes de una obra de esa naturaleza ?

Bien puede decirse que el campo de la imaginacion estaba abandonado, y vacío el lugar que debia ocupar la literatura, cuando Felipe V llevó á España de la Córte de Luis XIV, cuanto á aquella le era posible tomar de esta. Entonces, despues de la decadencia de su literatura nacional fue para ella la época de la imitacion estrangera, ó mejor se dirá de la traduccion. Mientras que en la Córte de Madrid se imitaban las costumbres de Versalles, en la que se conservaron mejor que entre nosotros, nada mas se ha hecho en las ciencias que versiones del francés, y hasta esas versiones fueron tan poco numerosas, tan poco inteligentes y tan poca aficion se mostró hacia ellas, que no pu→ dieron excitar en los ingenios cse movimiento de emancipacion y de conquistas, que ha producido entre nosotros el siglo XVIII con su filosofía y revolucion, ni aun reanimar el apagado gusto de la simple é inofensiva literatura. Entre los reinados de Carlos II y Fernando VI hay un interregno literario sin ejemplar fuera de España, un vacío de medio siglo, un elaro estraño que interrumpe toda tradicion, una indolencia del ca¬

rácter nacional, que suspendió su movimiento y dejó de dar señal, de vida, una especie de eclipse intelectual cuyas prolongadas tinieblas no interrumpe el mas débil resplandor.

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Despues de ese letargo, era necesario que la literatura Española tuviese una especie de resurreccion de segunda vida. Ese renacimiento empezó á verificarse en los primeros años del reinado de Felipe V, cuando despues de las prolongadas agitaciones. de la guerra de sucesion, se estableció sólidamente la dinastía francesa; esc renacimiento se engrandeció y desarrolló en el reinado de Carlos III, cuando la mano de ese esclarecido Príncipe dió movimiento y vida á todas las partes de esa máquina que se llama estado. D. Ignacio de Luzan fué el primero que tuvo la gloria de volver á abrir, á lo menos para La poesía, una senda desierta tanto tiempo hacía. Su poética se publicó el año de 1737, y á esa obra de sana doctrina añadió algunos ejemplos de buen gusto, sino de elevacion pindárica. La voz de Luzan fue la de el heraldo llama a las ar mas, la del ángel del juicio final que resucita los muertos. La España despertó de su prolongada letargo, y volviendo por úl→ timo á usar de su precioso idioma, halla otra vez simultáneamente poetas y prosistas. Despues de Luzan aparecieron suce→ sivamente el conde de Torrepalma autor del bello poema descriptivo titulado Deucalion; Porcelo, La-Huerta, Montiano, Nicolás Moratin, Iglesias, Cadalso, que compuso deliciosas poesías sueltas, al mismo tiempo que la juiciosa y mordaz sá→ tira de las cartas marruecas; por último Melendez-Valdés poe ta perfecto, completo, afectuoso y espresivo, que reunió en sus composiciones felizmente variadas, la vivacidad de Villegas, á la nobleza de Garcilaso y al ardor de Herrera. Feijóo, con su docta y útil obra contra las preocupaciones, titulada teatro critico universal, 6 discursos varios en todo género de materias, para desengaño de errores comunes, hizo para la prosa lo que Luzan para la poesía. Masdeu, Juan Andrés y Llorente le siguieron en esa senda de trabajos de vasta erudicion; Isla y es pecialmente Marchena, traduciendo al Español con una felici. dad admirable nuestras obras maestras, hicieron que la traduc.. cion ocupase un puesto en su idioma; Cien-fuegos, Ramon de la Cruz y Leandro Moratin volvieron á abrir el teatro, cerrado despues de Solís; por último, Campomanes y Jovellanos

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