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PARTE SEGUNDA

CATEGORIALES

LITERARIO-FILOSÓFICOS EN LA LITERATURA ESPAÑOLA

RAZÓN DE ESTA
PARTE SEGUNDA

El Quijote no surgió cual oasis dentro de un circundante desierto literario, oasis con sus naturales, según leyes físicas, espejismos. Vino, más bien, al mundo literario como paraíso terrenal, con Árbol de Vida y Árbol de Conocimiento dentro de él —no sólo, por contraposición con el relato de la Biblia, con árbol de vida religiosa y moral, y de conocimiento del bien y del mal moral, sino con Árbol de toda clase de Conocimiento y de Vida: desde la de soldado a la de cautivo, a la de recaudador de contribuciones, a la de preso, a la de escritor en todos los géneros literarios. Paraíso circundado no por un desierto, sino por tierras a cultivar con sudor de la frente, tierras tanto de pan llevar como de vino a beber, tierras a compartir con mujer que pare hijos y no como la no fecunda mujer, por no fecundada aún, del Paraíso. Paraíso cerrado para siempre y vigilado por ángel de flamígera espada. Paraíso al que el primer hombre y mujer no consta que intentaran volver. Tan bien se hallaron -a costa, es cierto, del sudor de la frente y de los partos con dolor- en la ancha y fecunda tierra para ellos y su descendencia.

El Quijote viene al mundo cual Paraíso literario --literariofilosófico, según el título de esta obra-, respecto del cual no hay murallas defendidas por ángel alguno, sino continuidad con la madre tierra: con toda la literatura anterior y con apertura respecto de la posterior.

Por estas razones, brevemente dichas -mejor: insinuadas—, la segunda parte de esta obra pone el Quijote en conexión con sus coetáneos: Vida, Camino de perfección, Moradas... y Subida del Monte Carmelo, Cántico espiritual, Llama de amor viva... Esto en la primera sección. Honor debido a tales obras.

En su segunda sección se estudian los categoriales Señorío, Salero... a partir del Cantar de Mio Cid, Libro de Buen Amor, La Celestina, como antecedentes, no como premisas, del Quijote; y como posteriores a él, mas no como secuelas, se estudian otras obras y autores, hasta llegar a García Lorca, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Bergamín y Jorge Guillén.

Todo ello, repíteselo una vez más, sin pretensiones de totalidad ni de dogma o afirmación de «cosa juzgada», sino de incitación, invitación y sugerencia para el Lector.

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