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cicios militares, á procesiones que á organizacion de regimientos, mas amigo de armar cuerpos informes de paisanos para halagar las masas del pueblo que de crear tropas regulares y disciplinadas, no ofrecia seguridad alguna de resistencia á una acometida del francés. Esto hacia tambien precisa la eleccion de un general capaz de poner remedio á tantos males.

Por todas estas razones fijáronse las Córtes en don Joaquin Blake, que á sus condiciones de acreditado patriota, de entendido guerrero, y de organizador activo, unía la autoridad y el respeto gerárquico que le daban el grado superior de la milicia que acababa de obtener, y la alta dignidad de presidente de la Regencia del reino. Con gusto dispensaron las Córtes por segunda vez la ley que impedia conferir á los regentes el mando activo de las armas; y no desagradó este nombramiento al embajador inglés, que en la patriótica entereza de Blake encontraba siempre un obstáculo inflexible á sus pretensiones, y alegrábase de verle apartado de la Regencia. Por su parte el honrado y modesto general, siempre pronto á ocupar el puesto en que se creyeran mas útiles sus servicios, no titubeó en cambiar, tambien por segunda vez, la silla presidencial del supremo gobierno por las privaciones, las fatigas y los riesgos de una campaña comprometida y difícil, y esto en ocasion que acababa de regresar del condado de Niebla, casi sin descansar de su gloriosa espedicion á Extremadura.

Dióse á Blake el mando del 2.° y 3.o ejércitos, con las columnas que formaban las partidas agregadas á ellos, aunque á veces solian obrar con independencia; y además dos divisiones espedicionarias, mandadas por los mariscales de campo Zayas y Lardizabal: conservaba el marqués del Palacio la capitanía general de Aragon y Valencia, pero á las órdenes de Blake. Partió éste de Cádiz con las divisiones espedicionarias (31 de julio); la artillería y parte de los bagages desembarcó en Alicante; hízolo él en Almería; las tropas se incorporaron provisionalmente al 3.er ejército que mandaba Freire, y él se encaminó á Valencia, donde llegó el 14 de agosto, á fin de preparar los medios de defensa, y lo demás conducente al mejor éxito de la empresa que se le habia encomendado.

Entretanto asistió mala fortuna al 3.er ejército, no obstante la incorporacion de las dos divisiones. El mariscal Soult, que desde la provincia de Granada observaba sus movimientos, propúsose envolverle, ordenando cierta maniobra á los generales Godinot y Leval, á que luego habia de cooperar él en persona. Dirigíase esta operacion contra las divisiones españolas que guiaban don Ambrosio de la Cuadra y don José de Zayas, por ausencia momentánea de éste mandada la suya por don José O'Donnell. En las alturas de Zújar, á una legua de Baza, se hallaban los nuestros cuando fueron acometidos por el general Go

dinot (9 de agosto), sin que don Manuel Freire que ocupaba la Venta del Baul, y sospechaba los intentos. del enemigo, creyera oportuno abandonar aquella posicion. Recio, y desgraciado por demás fué el combate que alli sufrió don José O'Donnell, teniendo que retirarse á Cúllar con pérdida de 433 muertos y heridos, y mas de 1.000 prisioneros ó extraviados. Por fortuna Godinot no siguió á su alcance, temeroso de que Cuadra le atacase por la espalda. Movióse entonces Freire de la Venta del Baul, y tuvo á suerte el poder pasar á Cúllar, donde resolvió retirarse á Murcia con todo el ejército, no sin que fueran acosando de cerca á nuestros ginetes los del general Soult, hermano del mariscal.

A marchas forzadas y por caminos diferentes, sin darse reposo, y con escasísimo rancho, haciendo solo algun alto para repeler al enemigo, franquearon las divisiones en su retirada una distancia de treinta y siete leguas. El mismo Freire tuvo que cruzar por ásperos senderos, pasando no pocos trabajos y apuros hasta llegar á Alcantarilla, una legua de Murcia (13 de agosto), donde sentó sus reales con las tres divisiones de su 3.er ejército; porque las dos espedicionarias tomaron la vía de Valencia. Gracias que los franceses no prosiguieron hasta Murcia, acercándose solo Leval á Lorca, porque otras fuerzas españolas llamaron la atencion de Soult hácia otra parte. La desgracia de Zújar vino á recaer sobre el general

Freire, pues á poco tiempo tuvo que entregar el mando del 3.er ejército á don Nicolás Mahy; bien que su reputacion no tardó en repararse de los juicios que pudieron lastimarla, porque de la informacion que á instancia de las Córtes se hizo acerca de las causas del contratiempo de aquella jornada, salió á salvo la conducta de Freire, acaso más que la de los otros generales que se hallaron en el combate.

Viniendo ya á Valencia, fueron los primeros cuidados de Blake mejorar las fortificaciones de la ciudad y las del castillo de Sagunto, fortificar el de Oropesa, reconocer la posicion y revistar las tropas de Segorbe, establecer una fábrica de armas en Gandía y otra de vestuarios en Alcoy, apresurar las operaciones del sorteo y organizar é instruir cuerpos regulares sobre la base de los cuadros que habian venido de Cataluña, en lugar de las informes partidas patrióticas de paisanos, que tan dado era á crear el marqués del Palacio; nombró á don Juan Caro gobernador de Valencia, y él estableció su cuartel general en Murviedro (1.° de setiembre), bien que tuvo que volver pronto á la capital, con motivo de haberse manifestado síntomas de sedicion, logrando con su prudencia calmar los ánimos, imponer respeto á los díscolos y reducir al órden á los revoltosos.

Con arreglo al plan y á las instrucciones de Napoleon, comunicadas por el príncipe de Neufchatel, presentóse Suchet el 15 de setiembre á las inmediacio

nes de Valencia, dejando una division de 7.000 hombres al mando de Frére en la baja Cataluña, otra de igual fuerza en Aragon al de Meusnier, y haciendo venir la de Reille de Navarra, despues de establecer en Tortosa, Mequinenza y Morella grandes almacenes de víveres, y en la primera de aquellas ciudades el parque de artillería de sitio y el material de ingenieros. La fuerza que llevaba Suchet era de unos 22.000 hombres, repartida en tres divisiones al mando de los generales Habert, Harispe y Palombini. Blake por su parte llamó las tropas que estaban hácia Teruel, é hizo venir á marchas forzadas las dos divisiones espedicionarias, que, como dijimos, acababan de llegar á Murcia. Aunque numeroso el 2.o ejército, no era mucha la fuerza útil de él con que podia contarse (").

(4) Constaba el 2.o ejército de 26.200 hombres, pero de la ca

lidad y distribuidos en la forma siguiente.

La 4. division, que habia regresado de Cataluña y ocupaba á Segorbe, se componia de...

La 2. que maniobraba sobre Peñíscola y guarnecia esta plaza era de.

La 3.a formaba dos secciones: de ellas la 4.a compuesta de quintos sin instruccion ni armamento, contaba...

La 2., que estaba en Atalayuelas, tenia.

La 4., dividida tambien en dos secciones, de las cuales la primera y mayor era de quintos, constaba de..

4,600 bombres.

3.800

4.400

2.200

7.000

La reserva, de gente que se estaba organizando,

era de.

4.400

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La caballería, mandada por don José Sanjuan, aunque en los estados figuraban 1.900 caballos, solo contaba disponibles.

1.420

Respecto á las columnas vo- que eran principalmente las de lantes agregadas al 2.° ejército, Duran, el Empecinado, Villacam

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