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Indudablemente la pérdida del castillo de Sagunto era un contratiempo fatal para la defensa de Valencia, Tenia Napoleon decidido y manifiesto empeño en apoderarse de aquella capital, era una de las empresas que con mas gusto habia acometido Suchet, y esti

por la brecha, prisionera de guerra, con los honores de la guerra, desfilando con armas y bagages, y depositará las armas fuera del Castillo.

Art. 2. Los oficiales conservarán sus armas, equipages y caballos, y los soldades sus mochilas.

Art. 3. Los que no sean de armas tomar, serán libres, y podrán al instante volver a sus

casas.

Seguian otros, hasta siete, sobre el modo de tomar posesion los franceses del fuerte y asistir á los enfermos y heridos españoles.

Con motivo de haber estampado el conde de Toreno en el lib. XVI. de su Historia de la guerra de España ciertas espresiones poco favorables al gobernador de la fortaleza, tales como la de haberle atolondrado la pérdida de la batalla, y de haberse reprendido en el cierta precipitacion en venir á partido, publicó el general Andriani, que era el gobernador, en 1835 una Memoria en refutacion del juicio de Toreno, y en justificacion de su conducta, haciendo ver con documentos fehacientes y con el testimonio de los mismos generales franceses, cuyos partes, escritos y comunicaciones cita, que la defensa fué sostenida con un valor y un heroismo y hasta un punto que nadie habia podido esperar, atendidos los escasos elementos con que contaba. Cum

plida es la justificacion que hace el general Andriani. Posteriormente en 1810, en la Gaceta del 24 de abril, se publicó una real órden, en que S. M., oido el Supremo Tribunal de Guerra y Marina, se dignó declarar gloriosa la defensa de Sagunto en 1811, conceder al general Andriani la Gran Cruz de San Fernando, y aprobar otra de distincion propuesta por él mismo en favor de los valientes que se hallaban en ella, mandando que esta resolucion se publicára en la órden general de los ejércitos.

Tampoco estuvo justo Toreno con el general Blake, á quien tilda de afecto á batallar, de tibio de condicion, de indeciso, y de no haber tomado providencia alguna. Precisamente de no ser afecto á batallar habia dado Blake muchas pruebas, y esta misma de que se trata la dió impulsado por el clamor de los valencianos y de los sitiados de Sagunto. Fama de activo tenia, y reputacion de ser de los mas inteligentes generales españoles, aunque la fortuna le fuera algunas veces adversa. Muy diferente concepto que al conde de Toreno parecia merecer Blake al gobierno y las Córtes españolas, qne le elegían siempre para las mas árduas empresas, al gobierno y al parlamento británico, y á los generales y mariscales del imperio francés.

mulaban á uno y á otro causas poderosas de distinta índole. Era Valencia la única ciudad populosa y rica, fuera de Cádiz, que no hubiera caido en poder de franceses, y su conquista, ademas de la influencia moral, habia de proporcionarles grandes recursos para la manutencion de sus ejércitos. Vivian en su memoria los horribles asesinatos de franceses en ella cometidos en 1808. Acordábanse de la mortificacion que el mismo año sufrió el mariscal Moncey viendo frustrarse su tentativa ante la imponente resistencia de los valencianos; ¿y cómo habia de olvidar el mismo Suchet que en 1810 solo habia podido contemplar las torres de la ciudad? Aguijábanlos pues el interés y la conveniencia, la satisfaccion de una venganza, y el deseo de reparar el honor humillado de las armas imperiales.

Razones opuestas comprometian á Blake á defender á todo trance la ciudad. Era asi la voluntad esplícita de las Córtes y de sus compañeros de Regencia; lo cual habria bastado para un general que tenia por sistema no desviarse de la senda que le indicase el poder supremo. Pero requeríalo además el exaltado espíritu de los valencianos, que orgullosos con haber rechazado anteriores agresiones, cuando no resguardaban el recinto de la ciudad sino unos simples muros, despues de haber hecho sacrificios grandes para aumentar los medios de resistencia y mejorar y ro· bustecer las fortificaciones, se consideraban como in

conquistables, y en esta confianza no solo no habian cuidado de poner en salvo cuantiosas riquezas, sino que muchos de fuera habian llevado allí las suyas como á lugar seguro. Y aunque Blake tenia la conviccion de que las fortificaciones adolecian de defectos notables, de que no correspondian á la idea que de ellas tenian los valencianos, y de que estaban lejos de constituir de Valencia una plaza de guerra conforme á los principios de la ciencia militar, no podia ni defraudar las esperanzas públicas ni dejar la ciudad espuesta al furor de las tropas enemigas, se decidió por la defensa, nombró gobernador de la plaza á don Cárlos O' Donnell, excitó á salir de ella á los que no podian tomar una parte activa, hizo atrincherar el paso del rio y mejorar en general las fortificaciones, y se situó con su ejército sobre la derecha del Guadalaviar, en cuya izquierda se habia colocado Suchet con el suyo"). Pero uno y otro general pedian refuerzos á sus respectivos gobiernos, el uno para poder atacar, el otro para poder defenderse.

Hé aquí cómo distribuyó Blake sus tropas. El teniente general Mahy con la division del 3.er ejército, la 2. y 4. del 2.o y la mayor parte de la caballería, en Manises, Cuarte y Mislata, donde se hicieron algu

(1) En la Memoria manuscrita de Roman se dan minuciosas noticias de las obras de fortificacion que se habian hecho en Valencia, asi en derredor y sobre los mu"os, como en los puentes del Tu

ria, atrincheramientos que se habian construido, edificios esteriores que se habian arruinado para que no sirvieran de albergue á los enemigos, etc.

para

a

nas obras defender el paso del rio, y se aspilleraron las casas inmediatas á él. De las tropas que debian quedar en Valencia, la 1.a division del 2.o ejército se colocó en el monte Olivet; parte de la 3. division del mismo, con la vanguardia espedicionaria y alguna caballería en Rusafa; la 4.a division espedicionaria en el arrabal de Cuarte, con órden de auxiliar á Mahy en el caso de ser atacado; la reserva del 2.. ejército dentro de la ciudad. El cuartel general se estableció en el convento extramuros del Remedio. De las milicias honradas del pais que fueron convocadas, solo acudió el batallon de San Felipe de Játiva, y algunos trozos de las de otros pueblos; pero compuestos de hombres de todas edades y estados, y armados solo con chuzos y muchas escopetas, calculó Blake que no podian servirle, y ordenó que se restituyeran á sus hogares. Toda la fuerza española disponible llegaria apenas á 22.000 hombres. La posicion del ejército español era no obstante superior á la del francés, en tanto que aquél permaneciese atrincherado, pero esta ventaja la perdia en el momento que saliese de sus líneas para tomar la ofensiva. Asi era que ni el general español trataba de salir de ellas mientras no variasen las circunstancias, ni el francés acometia á este mismo ejército que habia vencido el 25 de octubre, conociendo el esfuerzo de que era capaz al abrigo de los atrincheramientos. Ambos obraban con la prudencia de espertos generales.

A fines de noviembre movióse en auxilio de los suyos el general D'Armagnac, adelantándose por Utiel y Requena con todas las guarniciones que habia recogido de la Mancha. Noticioso Blake de este movimiento, ordenó á Freire que desde Murcia se dirigiese al rio Cabrial, y á Zayas que desde Valencia le saliera al encuentro. Esta combinacion trastornó el plan de D'Armagnac, en términos que permitió á Zayas volverse á Valencia, quedando Freire á mitad del camino, porque era otra vez necesaria su cooperacion. Tuvo además Blake que desprenderse de 1.200 hombres que dió al conde del Montijo para que pasase á Aragon á fin de conciliar los gefes militares que andaban por alli desavenidos, retirándose Mina á Navarra, obrando separadamente Duran y el Empecinado, y para que viese de sacar quintos de aquel reino, y concertar en fin cómo llamar por aquella parte la atencion del enemigo. Entretanto solo se le reunian á Blake algunos dispersos, pero refuerzos formales de los que con instancia habia reclamado al gobierno no llegaba ninguno.

Mas afortunado el mariscal Suchet, como que 'importaba tanto á Napoleon ganar á Valencia y progresar en España para imponer respeto al norte de Europa que le estaba amenazando, supo con júbilo que venian á engrosarle la division de Severoli, procedente de Aragon, y la de Reille, de Navarra, con fuerza entre ambas de 14.000 hombres. La de D'Ar

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