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magnac amagaba tambien por Cuenca, aunque contenida por Freire; pero al mismo tiempo del ejército francés de Portugal destacaba Marmont una fuerte columna que atravesando la Mancha cayese sobre Murcia. El 24 de diciembre llegaron á Segorbe las divisiones de Severoli y Reille, y el 25 comenzaron á incorporarse al ejército de Suchet, quien de este modo juntaba 35.000 combatientes de tropas las mas escelentes y aguerridas. Blake se preparó para combatir ó retirarse segun las circunstancias lo exigiesen, aunque harto preparado estaba quien pasaba todas las noches con los caballos ensillados, y al amanecer visitaba la batería del mar, donde le llevaban los partes de todo lo ocurrido durante la noche.

Pero ni en aquella noche del 25 advirtieron los nuestros movimiento alguno del enemigo que les indicára intencion de ataque, ni en la mañana del 26 imaginaba Blake lo que estaba ocurriendo, cuando le sorprendió una comunicacion de Mahy haciéndole presente la poca fuerza de que disponia y el mal estado en que decia hallarse, indicando la conveniencia de abandonar los atrincheramientos de Manises, San Onofre y Cuarte. En efecto, aquella mañana por tres puentes que los enemigos habian echado durante la noche pasaron el rio por la parte superior á fin de evitar el laberinto de las acequias, acometiendo el estremo de nuestra izquierda el general Harispe, que aunque rechazado al principio por los ginetes de don

Martin de la Carrera, y tendido en el suelo su general Roussard por el brioso soldado del regimiento de Fernando VII. Antonio Frondoso, rehecho después y recobrado Roussard, obligó á don Martin de la Carrera á retirarse en direccion de Alcira. Pero fué lo peor, que acometido Mahy por el general Musnier en Manises y San Onofre, abandonó despues de corta resistencia aquellas posiciones que se tenian por las mas fuertes, y se retiró tambien hácia el Júcar por Chirivella, de modo que cuando lo supo Blake advirtió que los franceses ocupaban á Cuarte, y comenzaban ya á salir de dicho pueblo.

De otro modo se condujo Zayas en Mislata, escarmentando la division de Palombini, arrojando una brigada enemiga contra el Guadalaviar, y haciéndola perder hasta 40 oficiales, con la circunstancia de haber despedido por innecesaría la gente que Mahy le envió para sostenerse. Mas si bien aparecíamos victoriosos por aquel lado, no sucedia asi por otras partes. Adelantado Harispe sobre Cataroja, dueño Musnier de Manises y San Onofre, y arrojados los nuestros de Cuarte, la division de Reille marchaba en direccion de Chirivella, teniendo que proseguir Mahy á las riberas del Júcar, con Carrera, Creagh, Villacampa y Obispo. El mariscal Suchet, que con sus ayudantes y una pequeña escolta se habia metido en Chirivella y subídose al campanario para observar desde alli las dos orillas del Turia, corrió gran peligro de ser

cortado por un batallon español que se acercaba en ademan de penetrar en el pueblo. Por fortuna del mariscal francés la escasa gente que le escoltaba se apercibió de ello, y dejándose ver de modo que aparecia estar ocupada por los franceses la poblacion, engañó á los nuestros, que con aquella idea se alejaron.

Tan inesperados sucesos hicieron vacilar á Blake, que viendo no ser ya posible intentar una accion general, faltándole las tropas del 3.er ejército y la caballería, y no pudiendo concurrir oportunamente las que quedaron en Valencia, despues de algunas dudas creyó que lo mas prudente y menos arriesgado era recogerse con las fuerzas de Mislata á Valencia, para deliberar alli lo que podria ser mas conveniente al ejército y á la ciudad misma, y asi lo verificó con las divisiones de Zayas, Lardizabal y Miranda, encerrándose en los atrincheramientos esteriores desde enfrente de Santa Catalina hasta Monte Olivet. Con lo cual, y con haber logrado el general francés Habert, aunque á costa de afanes y riesgos, y de sufrir el fuego de nuestra escuadrilla, ocupar la derecha del Guadalaviar casi á la boca del descargadero, y poniendo el mayor ahinco en darse la mano con los de su nacion que habian forzado nuestra izquierda, alcanzaron el objeto que se proponian, que era el de acordonar la ciudad, mucho más hallándose en ella el general Blake, y siendo el afan y el empeño de Suchet ver cómo se apoderaba de su persona.

TOMO XXV.

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Al mismo Suchet le habia sorprendido la rapidez de los sucesos, pues nunca creyó encontrar tan poca resistencia en los atrincheramientos españoles de la izquierda. En cuanto á Blake, que obró como quien ignoraba la reunion de las divisiones Reille y Severoli al ejército francés, como quien no tenia noticias de los tres puentes echados por el enemigo durante la noche sobre el Guadalaviar, y como quien esperaba que en todo evento Mahy sostendria mejor las posiciones de Manises, San Onofre y Cuarte, tan pronto como se retiró á Valencia congregó á todos los gefes y oficiales superiores para deliberar lo que convendria hacer en tan críticas circunstancias. Trazóles el cuadro que á sus ojos ofrecia la nueva situacion, atendida la calidad de los cuerpos que componian el ejército, y la de las tropas que guarnecian la ciudad, la naturaleza de las fortificaciones, los víveres con que se contaba, la ignorancia en que se hallaba del paradero de Mahy, y espuestas estas y otras consideraciones propuso á la junta las cuestiones siguientes: 1. Si Valencia podia ó nó defenderse: 2. Si convenia que el ejército permaneciese en las líneas, ó se abriese paso al través de los enemigos: 3. En este último caso, ¿cuándo convendria verificar la salida?-Respecto á la primera, convinieron todos en que las fortificaciones de Valencia no podian considerarse sino como un campo atrincherado de grande estension, incapaz de resistir un sitio en regla sin esperanza de pronto socorro.

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En cuanto á la segunta y tercera, opinaron todos, á escepcion del general Miranda, que era preciso salir de las líneas, y salir lo mas pronto posible, dejando en la ciudad algunas tropas, para resistir á un golpe de mano. Pero suspendióse la salida por aquella noche, ya por tener tiempo para racionar las tropas, ya por no conocerse bien las posiciones de los enemigos, y no esponerse á malograr la empresa.

Con esto, y con haber querido Blake retirar la artillería á lo interior de la ciudad sin alarmar á los enemigos, y tomar otras semejantes precauciones, fuése difiriendo la salida hasta la noche del 28, pero se dió lugar con esto á que los franceses situaran sus principales campamentos en el camino real de Madrid, y en los de la Albufera y Mislata, y á que hicieran cortaduras, no solo en las avenidas, sino hasta en las calles mismas de algunos arrabales, dificultando cada vez más la salida. Era sin embargo preciso acometerla. Pareció lo menos arriesgado ó mas practicable verificarlo por la puerta y puente inmediato de San José, camino de Burjasot, en direccion á Cuenca, donde se hallaban los generales Freire y Bassecourt. Empleó Blake el dia 28 en introducir disimuladamente la artillería de línea en la ciudad, en racionar y municionar la tropa espedicionaria, en señalar á cada division el órden en que habia de marchar y el punto de reunion en todo evento, habiendo de llevar cada una su compañía de zapadores para los pasos difíciles, dando ins

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