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ALGUNAS NOTAS

PARA LA BIOGRAFÍA DE

D. JOSÉ EUGENIO DE EGUIZÁBAL.

Fué vascongado. Nació el 19 de Marzo de 1806 en Vitoria, capital de una de esas tres provincias hermanas, que durante tanto tiempo han sabido conservar la constitucion más admirable que registra la historia de los pueblos libres.-Su padre, D. Miguel de Eguizábal, Larrea, Zamudio y Menchaca, era natural de Bilbao, oriundo del caserío de Aguirleta, y su madre, Doña Eugenia García de la Fuente, descendia de honrada familia castellana, habiendo venido á la vida en Manjiron, humilde y modestísimo pueblo de la provincia de Madrid. Dicho que por su línea paterna era rama de antiguo árbol plantado y crecido bajo la sombra majestuosa y espléndida del venerando de Guernica, y añadiendo ahora que verdad ancha es la significacion de su apellido en aquel primitivo idioma, excusamos manifestar que recibió en sus primeros años una educacion sólida y cristiana; que pruebas dieron siempre los que le precedieron en el nombre de ser consecuentes con su apellido, mostrándose amantes y defensores de la verdad, y pruebas han dado siempre los alaveses de adhesion á la doctrina sobrehumana del Crucificado.

Eran tiempos aquellos de peligro y de preparacion para lucha que bien pronto estalló, y aún dura desgraciadamente. Llamábanse muy católicos nuestros abuelos, y hasta el can

sancio hemos oido ponderar la educacion que recibian; pero dígase lo que se quiera, y sea de ello lo que fuese, es lo cierto que á ninguno de los tales encomiadores les sería muy grato volver á los dias aquellos del Sr. D. Cárlos IV. — Puesto á discusion, pero no franca y abierta, sino solapada y oculta, todo lo que en el mundo existe de más sagrado y más grande; cohibida la Iglesia por un absurdo regalismo; menospreciada la autoridad del Monarca y arrojada al lodo por los mismos que más alto debieran alzarla: desconociendo todos sus grandes y verdaderas misiones; sobrecogidos de mujeril miedo, sin preocuparse nada de los grandes problemas que por entonces se agitaban en Europa, no eran para envidiados los años con que empezó su laboriosa carrera el siglo XIX. El país vasco, no obstante, y como siempre ha sido privilegiado, se mantenia más puro, más cristiano, más español, y por eso los padres de Eguizábal, no contaminados del vírus revolucionario, pudieron ver libre á su hijo, por algun tiempo, de las ideas nunca bastantemente condenadas que germinaban por aquella época, y que han estado en boga la mitad de la presente centuria. No fué este tiempo muy largo, pues la gloriosa guerra de la Independencia les arrojó de Alava, dejando allí el más preciado tesoro y la prenda más amada de su corazon. A consecuencia de un brutal allanamiento de morada verificado por las hordas napoleónicas, murió Doña Eugenia, y esta sensible, irreparable pérdida y no poco quebranto en los intereses, obligaron al D. Miguel á que trasladara su domicilio á Madrid en 1817 con sus tres hijos, nuestro José Eugenio, María de la Encarnacion, que vivió hasta el año 1865, y María del Rosario, que en breve fué llamada por el Altísimo para libertarla de tantas tribulaciones y para que desde el cielo enviara fuerzas y protegiese á aquel angustiado padre y á sus infelices, desgraciados hermanos. Y así sucedió; que de no venir de tan alto, Dios sólo sabe cuál hubiera sido el porvenir del jóven Eguizábal.- Con la fé y la constancia que le distinguió du

á

rante toda su vida, logró abrir se camino, y con el mismo aprovechamiento que en el Colegio seminario de San Prudencio de Vitoria inauguró sus estudios, los continuó en las Escuelas Pías y en la célebre Escuela de Agustinos, llamada vulgarmente de Doña María de Molina, en esta Corte. Si tuviéramos capacidad y holgura para escribir una biografía y fueran estas mal per- . jeñadas líneas, más que unas notas apénas ordenadas, mucho aquí, y no con escasa complacencia, podríamos detenernos, siguiéndole paso a paso en su carrera, examinando lo que estudió, sin omitir por supuesto el curso de Constitucion politica de la Monarquía española, que fuera cosa digna de oir explicar á aquellos RR. PP. empleados por su mal en tan nada beneficioso oficio. Pero ni puede ni debe ser éste nuestro objeto; por lo que nos basta consignar que después de obtener diferentes premios en multitud de certámenes, recibió el 20 de Agosto de 1824 en la ilustre Universidad de Alcalá, y nemine discrepante, el grado de bachiller en leyes, gradum Bachalaureatus in jure civili, como dice el título (PANZA DE BURRO en el lenguaje picaresco de los estudiantes de entónces), que extendido en pergamino conservamos. Terminada su carrera, que la escasez con que la habia hecho no le permitia proseguirla hasta la Licenciatura, y ménos hasta el Doctorado, tropezó, sobre los muchos que habia tenido que vencer, con otro obstáculo insuperable é invencible, pues que no dependia de su albedrío: la edad. Exigíase, como se exige ahora, que en esto no hemos progresado mucho, cierto número de años para el ejercicio de todas las profesiones liberales, y siendo veinticinco los requeridos para abogar, faltábanle siete al aprovechado jóven para poder utilizarse de su carrera. ¡Justo premio á la laboriosidad y aplicacion de la juventud ansiosa de saber, entusiasta por el trabajo, por el bien y por la verdad!

En otra persona-y hé aquí uno de los mil inconvenientes de esa disposicion-los siete años estos hubieran trascurrido en devaneos ó frivolidades; pero la persona amadísima, cuya

vida ligeramente historiamos, los empleó en útiles y provechosas tareas. Como indivíduo de todas las academias jurídicas que existian en aquella época, empezó á adiestrarse en las difíciles lides del Parlamento y del Foro, y además asistia al despacho de un Abogado, no simplemente á pasar―el tiempo-como tantos otros, sí que á trabajar verdaderamente, por lo que recibia, si no abundante, merecida retribucion.- A amigos suyos que le trataron en aquella época, hemos escuchado elogiar su actividad y adelantos; y por certificaciones del Secretario de la Real Academia de Sagrados Cánones, Liturgia, Historia y Disciplina eclesiástica de España, erigida en esta Corte bajo la advocacion de San Isidoro, vemos esto comprobado, pucs nos acredita la parte que tomó en las discusiones y las repetidas veces que disertó sobre difíciles puntos de la ciencia canónica. Desempeñó en esta Corporacion diferentes importantes cargos, dándose tambien á conocer ventajosamente en la Matritense de Jurisprudencia y Legislacion, méritos que habian de elevarle más tarde en 1840 — á la primera Vicepresidencia, puesto entónces y ahora reservado á sujetos de verdadero valer, Jurisconsultos, Abogados ó publicistas de reconocida talla.- Desde el año escrito hasta el de 1850, desempeñó, por repetidas reelecciones ese cargo nombrándosele después acadèmico de mérito.

Pero ni podian satisfacer estos triunfos al estudioso Eguizábal, ni le daban, que era su aspiracion constante, lo preciso para atender á su subsistencia y á la de su corta familia; así que hizo oposicion, que ganó, á una cátedra en el Seminario de Filipinas, á donde hubiera ido para no ser gravoso á su padre, y sin dar noticia á éste, si la discreta indiscrecion de un amigo no lo hubiera descubierto todo, y D. Miguel, que adivinó el sacrificio de su hijo y comprendió que no le destinaba Dios para que le sirviese en el estado eclesiástico, no se lo hubiera terminantemente prohibido.

Pruebas de que tal no era su vocacion habia dado y estaba

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