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Los medios que se proporcionan para conseguir este objeto y llegar al fin anhelado, son las publicaciones y traducciones de escritos como las Palabras del Creyente, en su maldad solo comparables á sí mismas; pero creen hacer un gran bien, un distinguido servicio á la sociedad; por lo menos asi y como tal lo presentan. ¡Fatuidad tamaña! El distinguido talento de Mr. de La Mennais debiera haber penetrado que la Francia de 1834 no era la de 1792; en un siglo positivo, como apellidan al nuestro, no pasan ya las abstracciones poéticas, los sueños, las parábolas, los arrovos y preocupaciones mentales con que se presentó el escritor en estilo profético, queriendo imitar, ó mas bien burlarse y ridiculizar las visiones de Ezequiel y el Apocalipsis. La profesion de fe de un creyente en Jesucristo es el Símbolo, y no las palabras de La Mennais: las virtudes son los medios para conseguir el objeto de aquella, que nos está propuesto en los cielos, y á él camina el mundo, esto es, los hombres, no solo en la actualidad con su estado de transicion y viage, sino siempre. Otros principios, otros medios y otro fin, es ó son nociones indignas de proponerse para creer en nombre de Je

sucristo.

En el siglo positivo, tampoco en España son las Palabras del Creyente mas que una aberracion del talento dislocado de su traductor, para aumentar, si es que no hay bastantes, los motivos de discordias y eterna encarnizada guerra entre nosotros.

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Sigue con dos párrafos en sus páginas 14 y 15 diciendo, que la Religion cristiana apareció en el mundo estableciendo la igualdad, &c. Pero que los Reyes trataron de torcerla á sus fines, y los Sacerdotes', abusando de las Santas Escrituras, interpretándolas á su antojo, y prohibiendo su circulacion ó vulgarizacion, las tornaron palanca política; que sostituyeron en provecho suyo y en el de los gobiernos,

á la Religion la supersticion, á la creencia el fanatismo, artería á que desgraciadamente se prestaba demasiado la ignorancia de los siglos medios, y ensarta por este orden una retahila de dicharachos soeces y proposiciones sin sentido, para desquite de la rabia que le devoraba contra la Religion de Jesucristo y sus ungidos Reyes y Sacerdotes, sin que de aquella y de estos hubiese recibido daño alguno, antes no pocos beneficios: pero vamos á razones, señor traductor; con respecto á los Reyes, es indispensable que V. nos pruebe una de tres cosas, para que le concedamos nosotros que torcieron la Religion á sus fines: 1.° Que es falsa la Escritura cuando dice: por mí reinan los Reyes (esto es por Dios), por mí imperan los Príncipes: y cuando en otro lugar, y en términos generales, manda obedecerlos, y sugetarse á ellos, y darles tributo, honor y respeto: 2.° Que se ha interpretado y entendido mal, truncando sus palabras y poniendo Reyes y Príncipes en lugar de pueblos. Y esto no solo en los siglos medios sino en los primeros, y en los últimos: 3.° Que hasta ahora ó hasta que se ponga en planta el sistema del Creyente, no ha habido Religion católica verdadera: dificil será esta prueba; y en el caso imposible de que se nos diese, todavia apelariamos á las naciones gentiles, y que no han conocido la Religion ni las Escrituras, y alli encontrariamos Reyes, gobiernos y potestades que mandan, sin que los haya puesto el pueblo.

Vamos á los Sacerdotes, de quienes V. dice, "que para consolidar su triunfo duradero deberian haberse puesto de parte de los pueblos, y que sacrificaron el porvenir á una brillante existencia precaria y á honores pasageros, prestándose á convertir esa misma Religion en instrumento de tiranías;" como esto no lo prueba V., y como segun ese cáustico relato parece que los Ministros de la Religion ni la han entendido, ni la han predicado, ni la han enseñado, todo en TOM. I. 6

contra de la verdad, en contra de la institucion divina, y hasta de la esperiencia; por toda respuesta le decimos que V. no sabe lo que escribe y habla; que es falso, y que reflexione por quien se ha propagado el Evangelio, si por sus Ministros, ó por filósofos clubistas.... y queda desmentido lo de que estorvaron la vulgarizacion de las Escrituras; ¿á quién se dijo docete omnes gentes? enseñad á todas las gentes? ¿y quiénes son los que han llevado, en cumplimiento de este divino mandato, la predicacion de la ley de Dios por todo el mundo in omnem terram exivit sonus eorum? que "las interpretaron á su manera..." ya! como no se deja á los hereges é impios interpretarlas á la suya, contra el sentir de la Iglesia.... ese es el quid: las divinas Escrituras y la ciencia de la Religion han sido enseñadas siempre por los Sacerdotes; han sido publicadas en toda la redondez de la tierra, y lo han sido segun el sentido de la Iglesia católica, tres cosas que V. niega, pero que no podrá probar; y sí lo estan por sí mismas de calumniosas é impias sus invectivas.

"Los liberales, sin embargo, dice el traductor, y los reformadores hubieran triunfado hace mucho tiempo completamente y para siempre, si en vez de envolver en la ruina de los tiranos (estos son los Reyes.... no los llama asi la Escritura y la Religion) la Religion, necesaria á los pueblos, y de que ellos habian hecho un instrumento, se hubieran asido á esa misma Religion, apoderándose de esta suerte de las armas mismas de sus enemigos para volverlas contra ellos." Esto llama la atención del traductor; tambien llamó la del que dió la respuesta á las Palabras, porque siendo, segun confiesan los liberales, la Religion tan amiga de la libertad é igualdad, no se vean los que proclaman estos derechos muy adictos á la Religion, antes al contrario, se hayan siempre declarado sus enemigos, envolviéndola en

la ruina; por eso Mr. de La Mennais da en el secreto y procura vencer dificultades, fingiéndose á su modo una que autorice y mande cuanto las revoluciones apetecen; ya podrán sin dificultad asirse á ella; pero á nosotros queda un cabo suelto, que deberán ellos atar, y es el probarnos que esa Religion trate de tiranos á los Reyes, y prevenga y subleve á los pueblos contra su existencia, á los Sacerdotes de fanáticos, y á la Escritura santa por ellos enseñada de artería, para mandar, ó palanca política &c. &c. Es la Religion y el Evangelio de Jesucristo. Como lo insinuen siquiera, nos oirán sacar la ilacion siguien te: luego hemos estado sin Religion 18 siglos y medio; luego Jesucristo, los Apóstoles, los Padres de la Iglesia, la Iglesia misma, los Concilios, los Santos Doctores y cuantos han enseñado la Religion han si→ do malvados ó ignorantes, y solo ahora ya revela el Señor sus misterios, los del reino de Dios á La Mennais, á su traductor y á los demagogos partidarios de la farsante doctrina de la soberanía popular.

Pero ¿cómo no se asen á la Religion para apoyarla contra sus enemigos? ¿Cómo no lo hizo el traductor convirtiéndose en el segundo Evangelista, despues de su Mentor La Mennais? ¿Por qué no nos da las credenciales de su especial mision de aunar el Evangelio con las máximas de la demagogia? ¿Y qué ideas son las suyas en punto á Religion, ni de dónde las ha tomado ó podido tomar? Véanlo nuestros lectores: "El protestantismo, dice, separando en los pueblos donde se introdujo la Religion de la política, y poniéndose de parte de los pueblos obró con mejor instinto, se grangeó el respeto, y se consolidó, renunciando à miras mundanas de ambicion; llegó á ejercer una verdadera influencia, tanto mas indestructible cuanto mejor era su fundamento, y aseguró la libertad, arraigándola primero en las conciencias, en las costumbres despues. Hermanó

la libertad con la Religion." ¡Puede darse mayor cúmulo de dislates! Cada palabra es un insulto à la Religion católica, á la verdad, á la filosofía y á la honradez: cada proposicion destruye á la que precede y á la que le subsigue, y aun se contradice á sí misma: el furor que nos causa recordar que los españoles de la época tuvieron por sábio á este hombre estúpido é imbécil, por una parte, y la compasion y lástima que nos inspira el estado de su cerebro desorganizado, nos impulsan á dejar la pluma. ¿Cómo hay paciencia para oir entre católicos, entre españoles y entre hombres que saben algo, que han leido y que reflexionan, que el protestantismo separó la Religion de la política, se puso de parte de los pueblos, y obró con mejor instinto? Hizo todo lo contrario: ¿No ve el traductor falaz que Federico II, Guillermo de Nasau, Enrique VIII y todos los Príncipes y aristocratas de Alemania fueron los primeros á quienes sedujo y trató de ganar el protestantismo, alarmándolos contra la Iglesia, contra la fe de los pueblos, y contra las virtudes de la justicia, del orden y del pudor? Falta á la verdad descaradamente por atacar y calumniar la Religion á que pertenecia; pero como su enemigo murió fuera de ella: dános esto á sospechar si seria protestante!

"Se grangeó (sigue) el respeto, y se consolidó renunciando á miras mundanas de ambicion." Falso! todo lo contrario! El móvil, el incentivo, el fuego que devoró las entrañas de Lutero, patriarca de los protestantes, fue la ambicion por figurar, por mandar; se arrogó investiduras que no le competian, y hasta las facultades escandalosas de casarse sacrílegamente, siendo eclesiástico y con una esposa de Jesucristo: Enrique VIII ambicionó y usurpó la supremacía de la Iglesia para los mismos torpes fines, los Príncipes de Alemania y Holanda, se levanta

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