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>> Este fué el primer principio y origen del descubrimiento del Nuevo Mundo, de la cual grandeza podía loarse la pequeña villa de Huelva, que tal hijo crió, de cuya relación certificado Cristóbal Colón insistió tanto en su demanda prometiendo cosas nuevas nunca vistas ni oidas, guardando como hombre prudente el secreto dellas, aunque debajo de confianza dio cuenta de ellas á algunas personas de mucha autoridad á cerca (inmediatas) á los Reyes Católicos que ayudaron á salir con su empresa, que si no fuera por esta noticia que Alonso Sánchez de Huelva le dio, no pudiera de sólo su imaginación de cosmografía prometer tanto y tan certificado (cierto, positivo) como prometió, ni salir tan presto con la empresa del descubrimiento, pues según Gómara, no tardó Colón más de sesenta y ocho días en el viaje hasta la isla de Guanatianico, con detenerse algunos días en la Gomera (una de los Canarias) á tomar refresco (víveres, ó hacer aguada), que si no supiera por la relación de Alonso Sánchez qué rumbo había de tomar en un mar tan grande, era casi milagroso haber ido allí en tan poco tiempo. »

(Historia general del Perú, ó Comentarios Reales, lib. 1. cap. III, por el Inca Garcilaso de la Vega, 1609 (1).

(1) Este autor, aunque enemigo como historiador de Gómara, cuya Historia de las Indias desacredita por completo, no desmiente á Gómara en esta relación sino que la discute y rectifica, y amplia, por haberla oído él á su padre y á los contemporáneos de éste, compañeros de Colón en el descubrimiento del Nuevo Mundo.

Gómara en el tomo I, Cap. XIII de su Historia de Indias, se expresa así:

<< Navegando una carabela por nuestro mar océano tuvo tan forzoso viento de levante y tan continuo, que fue á parar en tierra no sabida ni puesta en el mapa ó carta de marear. Volvió de allá en muchos más días que fue; y cuando acá llegó no traía más que al piloto y á otros tres ó cuatro marineros, que como venían enfermos de hambre y de trabajo se murieron dentro de poco tiempo en el puerto. He aquí cómo se descubrieron las Indias por desdicha de quien primero las vio, pues acabó la vida sin gozar de ellas, y sin dejar, á lo menos sin haber memoria de cómo se llamaba, ni de dónde era, ni qué año las halló. Bien que no fue culpa suya, sino malicia de otros, ó envidia de lo que llaman Fortuna. Y no me maravillo de las historias antiguas que cuenten hechos grandiosísimos por chicos ú oscuros principios, pues no sabemos quién de poco acá halló las Indias, que tan señalada y nueva cosa es. Quedaranos siquiera el nombre de aquel piloto pues todo lo ál con la muerte fenece. Unos hacen andaluz á este piloto, que trataba en Canaria y en la Madera cuando le aconteció aquella larga y mortal navegación. Otros vizcaíno, que contrataba en Inglaterra y Francia; y otros portugués, que iba ó venía de la Mina, ó India. Lo cual cuadra mucho con el nombre que tomaron y tienen aquellas tierras. También hay quien diga que aportó la carabela á Portugal, y quien diga que á la Madera, ó á otra de las islas de las Azores; empero ninguno afirma nada.

Solamente concuerdan todos en que falleció aquel piloto en casa de Cristóbal Colón, en cuyo poder quedaron las escrituras de la carabela y la relación de todo aquel luengo viaje, con la marca y altura de las tierras nuevamente vistas y halladas. »

Y en el cap. XIV, añade :

« ..... Colón hospedó al patrón de la carabela susodicha en su casa, el cual le dijo el viaje que le había sucedido y las nuevas tierras que había visto, para que se las asentase en una carta de marear que le compraba. Falleció el piloto en este comedio, y dejóle la relación, traza y altura de las nuevas tierras, y así tuvo Cristóbal Colón noticia de las Indias. Quieren, también, otros, porque todo lo digamos, que fuese buen latino y cosmógrafo... No era docto Cristóbal Colón, mas era bien entendido; y como tuvo noticia de aquellas nuevas tierras por relación del piloto muerto, informóse de hombres leídos sobre lo que decían los antiguos acerca de otras tierras y mundos. Con quien más comunicó esto fue con Fr. Juan Pérez de Marchena (1), que moraba en el Monasterio de la Rábida, y así creyó por muy cierto lo que le dejó dicho y escrito aquel piloto que murió en su casa. Paréceme que si Colón

(1) Gómara es acaso el primero que llama á este religioso Fr. Juan Pérez de Marchena. Está averiguado que hubo dos religiosos en la Rábida llamados, el uno Fr. Juan Pérez, solamente, y Fr. Antonio Marchena el otro. ¿Acaso el primero llevaría también el apellido Marchena? Fr. Antonio Marchena era el sabio religioso a quien consultaba Colón sobre su proyecto, y no Fr. Juan Pérez, quien, por su parte, apoyaba y protegía á Colón.

alcanzara por ciencia donde las Indias estaban que mucho antes y sin venir á España tratara con genoveses, que corren todo el mundo por ganar algo, de ir á descubrirlas. Empero nunca pensó tal cosa hasta que topó con aquel piloto español que por fortuna de la mar las halló. »

El milanés Benzoni, en su libro intitulado Nova novi Orbis historia refuta, como depresivas de Colón, las anteriores opiniones de Gómara.

Pero, según el historiador Muñoz, « Gómara es un gran historiador y Colón sí se apoyó en las relaciones de algunos que habían viajado ya á las Indias, aunque acaso arrojados por una tempestad. »

Con motivo de dichas opiniones se le ha hecho á Gómara el cargo de ser parcial contra Colón. Pero el R. P. Cappa, jesuíta, aventajado crítico de nuestros días, vindica á Gómara citando el siguiente pasaje de Las Casas, amigo y compañero de Cólon, pasaje en que aparece el P. Las Casas todavía más explícito que Gómara sobre el particular :

<«< Entre otras cosas antiguas de que tuvimos relación los que fuimos al primer descubrimiento de la tierra y población de la isla de Cuba, fue una ésta : que los indios de ella tuvieron ó tenían noticia de haber llegado á esta isla Española otros hombres blancos y barbados como nosotros, antes que nosotros NO MUCHOS AÑOS. »

Navarrete en su Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo xv, se expresa así :

« La fábula de que un piloto de Huelva llamado

Alonso Sánchez, navegando de España á las Canarias, cerca del año 1484, fue arrojado por una tormenta hasta la isla de Santo Domingo, y que volviendo á la Tercera comunicó á Colón su viaje y derrotero, la oyó contar el Inca Garcilaso á su padre, que sirvió á los Reyes Católicos, y á los contemporáneos de los primeros descubridores. Del Inca la tomaron D. Bernardo Alderete, Rodrigo Caro, D. Juan de Solórzano, D. Fernando Pizarro, y otros posteriores. Francisco de Gómara y el P. José Acosta refirieron el suceso sin citar el descubridor. Gonzalo Fernández de Oviedo tuvo esta narración por falsa, ó por un cuento que corría entre la gente vulgar. Pudo ser así respecto á la persona de Alonso Sánchez y á las circunstancias de su viaje; pero Fr. Bartolomé de las Casas, que tuvo á la vista unos libros de memorias escritos por el mismo Colón, refiere que tratando en ellos de los indicios que había tenido de tierras al occidente, por varios pilotos portugueses y castellanos, citaba, entre otros, á un Pedro Velasco, vecino de Palos, que le afirmó en el monasterio de La Rábida había partido del Fayal y andado ciento cincuenta leguas por la mar, descubriendo á la vuelta la isla de Flores: á un marinero tuerto que hallándose en el puerto de Santa María, y á otro, gallego, que estando en Murcia le hablaron de un viaje que habían hecho á Irlanda y que desviados de su derrota navegaron tanto hacia el N. O. que avistaron una tierra que imaginaron ser la Tartaria, y era Terranova, ó la tierra de los bacalaos, la cual fueron á reconocer en diversos

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