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I

PREFACIO DEL EDITOR.

El cuerpo político no puede subsistir sin la au

toridad tutelar armada de una fuerza superior para conservar el órden público, la tranquilidad y seguridad de sus miembros. El Príncipe que la tiene en sus manos debe hacerla servir para el uso que está destinada por su misma naturaleza, y para aumentar las riquezas, la poblacion, la gloria y el poder de la nacion. Esta fuerza pública (sin la qual la soberanía no sería sino un derecho inútil) se forma del concurso de las fuerzas físicas de los particulares , que siempre supone la reunion de las voluntades , pues la fuerza física del hombre nunca obra si la voluntad no le dá impulso. Asi entre el Soberano y la sociedad política hay una union necesaria, de manera que la ruina de una de estas partes arrastra consigo la otra. Sin Estados no puede haber soberanía, porque no hay autoridad ni fuerza pública que es lo que la constituye y sin Soberano no hay Estado ni nacion propiamente porque no hay órden social, pues este órden parece que es lo que esencialmente constituye el Estado, y no es posible concebir su idea en una multitud de

hombres que cada uno obrase sin dependencia ni subordinacion, como es imposible formarse la idea de un edificio de un monton de piedras desunidas y puestas en confusion y desórden. La autoridad suprema conserva el órden obligando à los individuos à que obedezcan y cumplan las órdenes del Soberano, y las leyes que prescriben los medios para hacer feliz la nacion. Su obediencia está fundada en una obligacion indispensable que nace de la naturaleza de la sociedad, y del derecho que tiene el Soberano para mandar. Y así si dexándose arrastrar de sus pasiones quebrantan la ley,y despreciando esta obligacion no quieren obedecer, pueden ser compelidos con la fuerza y castigados con toda la severidad de las penas establecidas por la ley. Por donde se vé que importa mucho al bien del Estado y del Soberano conservar la union íntima con el pueblo, siendo el mejor medio y mas eficaz el amor á sus súbditos.

Si los mira como extraños à con indiferencia, obedecerán quando no puedan evitar la pena •que les amenaza. Solo el amor sincero inspira senMo que l

timientos nobles y generosos, facilita su execucion,

hace corresponder à la confianza que el pueblo tiene en él. Por lo mismo que es superior en autoridad à todos sus súbditos, es muy justo que lo sea tambien en generosidad y sinceridad. La calidad de Rey le hace padre de un pueblo, sin que sea

necesario que le dé este título que tiene por su mismo destino; y así desde que sube al trono debe considerar à sus súbditos como hijos (1) confiados por la divina Providencia à su cuidado. Los Emperadores Romanos estimaban mas el título de Padre de la patria que los fastuosos de Grande, Augusto, Vencedor de las naciones, y otros semejantes (2). Quando se merece este nombre es el título mas honorífico y la mayor recompensa. Los que hacian esfuerzos para merecerlo por una conducta sábia y llena de bondad, mostraban de este modo que no eran indignos de él (3). Esta modestia es muy digna de imitarse por todos los Soberanos que por la

(1) Gratius nomen pietatis (Pater Patriæ) quam potestatis. Tertul. Apolog. cap. 34.

Quod ergo officium ejus est? Quod bonorum parentum.... Hoc quod parenti, etiam Principi, faciendum est, quem appellabimus Patrem Patriæ non adulatione vana adducti. Séneca lib. 1. de Clement.

(2) Cætera enim cognomina honori data sunt: Magnos, et Felices, et Augustos diximus; et ambiciosæ majestati quidquid potuimus titulorum congessimus illis hoc quidem tribuentes. Patrem quidem Patriæ appellabimus ut sciret datam sibi potestatem patriam, quæ est temperatissima, liberis consulens, suaque post illos ponens. Séneca lib. 1. de Clem.

cap. 14.

(3) Patris Patriæ nomen delatum à Senatu, quod primo distulerat, (Antoninus Pius) cum ingenti gratiarum actione

suscepit. Julius Capitolinus in vita Anton. Pii.

naturaleza de su alto destino no pueden abandonar este honor sin renunciar à la calidad de cabeza del Estado, que está esencialmente inherente à la soberanía. Este título es mas que el de padre, y pide una union mas intima, pues el hijo puede estar separado del padre y tener intereses opuestos, mas la cabeza no puede tener movimiento ni vida si está separada del cuerpo. Sus cuidados y su atencion deben extenderse hasta el mas mínino de sus súbditos, porque en qualquiera parte de su imperio que esté, siempre es un miembro de su cuerpo (4). Este amor deberá persuadir al Principe que le hará tanto mas digno de reynar sobre los hombres, quanto mas los ame y mas se interese por ellos. Si los ama de este modo tomará parte en su suerte feliz ò desgraciada: se afligirá con ellos quando estén en la afliccion: buscará los medios mas oportunos para aliviarles, consolarles, protegerles socorrerles se alegrará de toda su felicidad y de sus bienes, y no omitirá diligencia alguna para procurársela. Tales son las

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(4) Unus tu in quo et Respublica, et nos sumus.... nec magis sine te nos esse felices, quam tu sine nobis potes. Paneg. Trajan.

Nemo Regi tam vilis sit, ut illum perire non sentiat. Séneca lib. 1. de Clement. cap. 16.

Is cui curæ sunt universa nullam non Reipublicæ partem tamquam sui nutrit. Id. ib.

propiedades y los caractéres del amor, el qual no puede estar ocioso. No le detiene ningun obstáculo, no le extingue la ingratitud, ni se debilita por el poco mérito que tiene el pueblo: la resistencia le. dá mayores fuerzas para trabajar en ser mas útil y hacer mejores à los hombres, sin considerar. el afecto que le tengan ni las disposiciones en que se hallan respecto de su persona. No desea sino executar sus proyectos, no contentándose con haber tenido buena intencion si no ha conseguido el fin que se habia propuesto. Es tan universal que se extiende à todas las provincias, ciudades y pueblos de. sus estados por pequeños que sean (5) : todo le interesa, à todo atiende, de todo cuida sin que ningun negocio por grave que sea le aparte la atencion de los demás, porque todo lo considera como suyo (6), y quiere que todo esté íntimamente unido y enlazado. En todo lo que hace no pierde jamás de vista el bien público, y quanto estima y ama lo re

(5) A tota civitate amatur, defenditur, colitur. Eadem de illo homines secreto loquitur, quæ palam.... Hic Princeps suo beneficio tutus, nihil præsidiis eget: arma ornamenti causa habet. Séneca de Clement. cap. 13.

Quod tutius imperium est, quam illud, quod amore, et caritate nutritur? Quis securior quam Rex ille, quem non metuunt, sed cui metuunt subditi. Syner. de Reg.

(6) Et quid Cæsar non suum videat. Paneg. Trajan. Tantum ipse quantum omnes habet. Idem ibidem..

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