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soldado de Pizarro cuando la prisión del Inca y luego uno de los capitanes más famosos del Perú. La turbulenta historia de su vida ha dado pie a este estudio *.

Melchor Verdugo, pues, nació dentro de las murallas de Avila, alrededor de 1514 . De su infancia casi no hay que decir, excepto que fue muy dura. Su niñez transcurrió ligada a la necesidad, porque como su padre al morir dejó muy pocos bienes. su madre de acuerdo con el uso y mentalidad de la época debió de darle algún dinero para luego despedirlo con un: "toma fijo, y no me dés más pasión, e vete e ayúdete Dios a tu ventura". Esta frase fue común en el siglo XVI. Fustigadas por el hambre y el temor a la deshonra, las viudas de Castilla aprendieron a decirla a sus hijos. El pan que había era para las hijas doncellas, hasta que se pudieran casar o entrar de monjas; los niños nacidos en el Siglo de Oro, tenían que ir a buscar este metal allende el mar.

Sólo así se explica el que Melchor Verdugo marchara a Indias tan temprano. Contratado servidor del licenciado Gaspar de Espinosa, viajó con él a Tierrafirme la última vez que vino de España. Al desembarcar en el Nombre de Dios, amo y criado se alojaron en una posada donde ya estaba Nicolás de Ribera, el Viejo. Años más tarde recordaría éste, que cuando Espinosa entró fatigado a la hostería en compañía de su paje, "podria ser el dicho melchior verdugo de hasta quinze o diez y seys años" 8

El muchacho pasó con su amo a Panamá, morando allí en la casa del licenciado. Ella sería su escuela y Espinosa su maestro. Entonces fue que conoció a los soldados baquianos de la conquista de Santa Cruz, Natá, Comogre, Pocorosa y costas de la Mar del Sur, jornadas en las que el licenciado había sido capitán. Refiriéndose a estas expediciones había dicho Las Casas: "Espinosa fue el espíritu de Pedrarias y el furor de Dios encerrado en ambos". Y esta vez el dominico tenía toda la razón, porque al frente de una legión de forajidos, Espinosa ordenó que se aperreara a los indios o se les cortara manos y narices, inventando -de paso "la pena del tiro de pólvora", que consistía en disparar una pelota de plomo a un indio atado a un árbol, la que al salir abría en sus espaldas una brecha del diámetro de una botija de media arroba..... Y en la casa de Espinosa, en Panamá, se juntaban por la noche los baquianos a jugar, beber y celebrar estos recuerdos con chuscadas y risas de mal gusto. Y el imberbe aún Melchor Verdugo oiría las historias de boca de sus propios actores, adquiriendo cada noche una idea más completa de la soldadesca indiana. Así fueron todas las noches del lluvioso verano tropical. Se jugaba y se reía hasta que los asistentes comenzaban a dar muestras de cansancio. Entonces, el canoso licenciado que

por lo demás fue un excelente capitán concluía aquelias charlas citando la opinión de los antiguos sobre "que las letras no embotan la lança" 11. Y oída la moraleja del anciano, luego todos se iban a dormir...

Pero con la caída de Pedrarias también Gaspar de Espinosa quedó en malas situación y al poco tiempo debió de cancelar a los criados. Acaso tenía dineros, pero los necesitaba para la próxima Armada del Perú. La vinculación de Espinosa con Pizarro en este período nos aclara por qué el mozuelo se enroló en la Armada perulera como peón de infantería. Joven noble a pesar de ser criado, mejor aún, criado pobre por haberlo despedido el amo, Melchor Verdugo y Olivares podía explicar su decisión con sólo canturrear una letrilla:

"A la guerra me lleva mi necesidad;

si tuviera dineros, no fuera, en verdad".

Conquistador del Perú.

Verdugo se juntó a Pizarro en la costa de Coaque. Para llegar allí utilizó el navío de Pedro Gregorio que llevaba gente y víveres a los expedicionarios. El conquistador Blas de Atienza que lo vió desembarcar refiere que Verdugo "venía llagado y doliente y maltratado y a causa desto no se hazía quenta del porque ni traía cavallo ny aun que bestyr ni se le encomendava ni fiava cosa de afrenta porque al pareçer no hera para ello" 12. Martín Pizarro, que también lo vió bajar a tierra, se limita a confesar "que hera mançebo en la hedad e ansy lo parescia por su aspeto" 13.

No obstante sus pocos años, Melchor Verdugo participó en las luchas con los indios de Puná y Túmbes, prosiguiendo con la hueste y asistiendo a la erección de San Miguel de Tangarará, en tierra de los tallanes. Aquí será Rodrigo Lozano, el presunto cronista, quién nos diga que "vido al dicho melchior verdugo en el pueblo de san myguel al tiempo que se pobló, en casa y compañía de un fulano aguilar, alguazil del rrey, e andar a pie é no tan bien tratado como convenía.... e así fue a caxamalca... porque este testigo lo vido todo por vista de hojos quando se yvan a caxamalca" 14.

Como es fácil apreciar, Melchor Verdugo no fue bien recibido por sus compañeros. Antipático, apocado y enfermizo, acaso este primer impacto que causara en los soldados contribuyó a su definitiva formación. Allí se estaba gestando el hombre cruel, discolo, intrigante y ambicioso, el soldado resentido y el encomendero falaz. La antipatia de Melchor Verdugo siempre fue proverbial en el Perú. Algunos años más tarde se bramaría contra él hasta en la selva amazónica.

De San Miguel salieron los soldados en setiembre de 1532, primero los de a caballo, después la infantería. El conquistador Antonio Solar afirma "que en aquel tiempo heran muy pocos los que tenían cavallos e que los más de los principales andaban sirbiendo a pie" 15. Melchor Verdugo era de estos muchos en la marcha a Cajamarca y, por tanto, "entró a pie como otros cavalleros lo hizieron e .. así andubo hasta que fue preso Atabalipa" 16.

Efectivamente, el 16 de noviembre de 1532 antevispera de san Román el mozo estuvo con su espada y su rodela en la prisión del Inca. Aunque se ignoran los detalles de su comportamiento bien se le puede tildar de esforzado si se atiende a que "Era manzebo de poca hedad e no tenía barvas ninguna 17. Casos tan precoces como el suyo hacían al Rey de Francia exclamar: "Bienaventurada España que pare y cría los hombres armados!" 18.

Al repartirse el botín obtuvo por su esfuerzo 135.6 marcos de plata y 3.330 pesos de oro 19. Después de esto, sus mismos compañeros comenzaron a tomarlo en cuenta. El 15 de junio de 1533 aparece de testigo en el pacto de dos clérigos para dividirse hermanablemente lo que en la guerra ganaren sus caballos 20. Ese mismo día firmó una carta de obligación a Juan de Ascencio uno de los clérigos- endeudándose en 2.000 pesos de buen oro por un caballo ensillado y enfrenado, un indio esclavo de Nicaragua, una india herrada en el rostro y veinticuatro gallinas 21. Sin duda programaba un festin para celebrar su encumbramiento a jinete. Por último, el 11 del mismo mes, lo volvemos a encontrar en la compra de una yegua por el soldado Pedro de Mendoza 22.

Es a estas alturas que Melchor Verdugo empieza a caminar con humos de caballero. Hidalguillo de escarcela vacía que amaneció un día dueño de mucho oro, no supo resistir a la tentación de pretender codearse con los superiores. Y por decir que era amigo del Gobernador Pizarro, asistió en su posada a varias sesiones de juego. Pero tanto le ganó el Gobernador en ellas que a la larga le afloraron los escrúpulos 23. El nuevo vicio se cortó entonces con una orden de escoltar a Piura el quinto que a Su Majestad llevaba Hernando Pizarro 24.

Pero vuelto a Cajamarca compró allí otro caballo a Juan de Porras, el cual era morcillo y costó 2.500 pesos ɔ algo más 25. Eso de andar a pie estaba bueno para los soldados pobres. Después partió con la hueste rumbo a Jauja, donde todos descansaron algún tiempo. Con sus armas y caballo asistió entonces con Hernando de Soto a la guazabara de Vilcas y al cerco de Vilcaconga. También estuvo en la refriega del Cusco y persecución de Quisquis, ingresando luego a la ciudad sagrada de los Incas la mañana de san Eugenio de 1533 26.

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Entonces Pizarro a decir de Zárate "repartió los indios entre los vecinos que allí quisieron quedar, porque a muchos no les pareció poblar en la tierra, sino venirse con lo que les había cabido en Caxamalca y Cusco a gozarlo a España" 27. Pero Verdugo fue de los que supo vencer a la nostalgia al dejarse ganar por la ambición. Pensaba hacerse más rico todavía y alcanzar sitial de poderoso. El estaba demasiado joven, las murallas de Avila aún podían esperar... Es por esto que en la fundación española del Cusco figura el abulense en los si-guientes términos: "Señalósele a Melchor Verdugo un solar a las espaldas de Diego Maldonado, linderos la calle de Candia" 28. El sitio era importante porque Pedro de Candia era el Alcalde y Maldonado, sobrenombrado El Rico, un soldado principal. Pero el trazo de estos solares se hizo en forma irregular y, por tanto, hoy no se ubica el lugar exacto que correspondió a Verdugo. Lo único que se colige es que integraba el severo Hatun Cancha y que estaba enclavado en ese barrio que por ser de piedra roja los Incas lo llamaron Pucamarca.

El vecino de Trujillo.

Pero Verdugo no vivió mucho en su nueva vecindad. Por razones que ignoramos bajó entonces a Lima que tenía pocos días de fundada y con el Gobernador Pizarro, su secretario Picado y el trazador Diego de Agüero partió con dirección al norte. Después de atravesar candentes arenales los viajeros avistaron un gran valle del que era señor Cajazinzín, último rey de los chimúes. Y allí, el 5 de marzo de 1535, fundaron la ciudad de Trujillo como un homenaje a la patria del Gobernador. A Verdugo entonces no se le dió ningún cargo en el Cabildo, pero -en cambio ocupó el noveno lugar en la lista de los fundadores29.

Ese mismo dia se efectuaron los repartos de indios y solares. El solar que se le dió tampoco está identificado, pero hay motivos para sospechar que estaba en una esquina de la Plaza Mayor. Poco después levantó en él su morada toda de piedra y con dos pisos-- opinándose por esto que era la mejor casa de Trujillo, aunque la seguía en importancia la de Diego de Aguilera 30.

En cuanto al repartimiento le correspondió el de Cajamarca con su curaca Colquicusma y los demás reyezuelos locales. Eran éstos: Tantahuata y Guaygua, señores de Bambamarca; Pariatungo, señor de Pumamarca; Carbacasa, señor de Chonda; Puculla, señor de Chuco; Espalco, señor de Cuismanco; Carhuarayco, señor de los cuismancos mitimaes; y Otuzco, señor del pueblo de su nombre. En los alrededores de Trujillo le dieron también un curaca y sus vasallos destinados al servicio personal. Este jefe lo fue Chicamanaque, gran curaca de Chonguco, de

la parcialidad de los chimús 31. Tan grande fue el número de indios otorgados a Verdugo, que se rumoreó entonces que Pizarro había sido generoso con él para resarcirlo del mucho oro que le ganó en el juego. En Cajamarca se lo había quitado, en Cajamarca se lo iba a devolver. ¡Y Cajamarca era más grande que Avila y Segovia juntas! 32.

Pero estando por salir de Trujillo el Gobernador, entró en la villa el famoso Cazalleja con las provisiones reales que conferían al Adelantado Almagro la gobernación de Nueva Toledo. Diego de Agüero, que hasta entonces había sido pizarrista, corrió a enterar a Almagro del suceso, obteniendo con ello mil pesos por albricias. Sorprendió mucho al Gobernador este gesto de Agüero y para evitar peores males envió a Verdugo al Cusco con despachos en los que revocaba los poderes al Adelantado y los transfería a su hermano Juan Pizarro 33. El arribo de Verdugo al Cusco fue el comienzo de aquella cruel guerra civil que terminó en la rota de Salinas. En efecto, refiere el cronista Molina, que habiendo los vecinos recepcionado a Almagro por las noticias venidas con Agüero, "aún bien no era llegada la tarde cuando entró aquel mismo día, por la Plaza del Cuzco, Melchor Verdugo... y como entró en la ciudad, se fue derecho a apear a la posada de los hermanos del Marqués, que moraban juntos, y dado el despacho del Marqués sin dilación, como quién toca arma, se acaudillaron y juntaron, llamando los más vecinos y regidores de la ciudad a su casa, y les amonestaron de parte del Marqués que no recibiesen a Almagro por teniente de Gobernador, ni menos por gobernador aunque trajese provisiones del Rey... que ellos tenían recaudo del Marqués, su hermano, para lo resistir y pensaban morir en la demanda" 34. Enterado Almagro de todo esto reunió también a su gente y ambos bandos se retrajeron a sus casas a esperar en qué paraba todo aquello. Melchor Verdugo quedó con Juan Pizarro "y desde este punto -concluye la crónica— no dejó de haber en estos reinos grandes revueltas y males; porque de este primer yerro nacieron todos" 35.

Pero en eso llegó el Gobernador Pizarro y se concertó la paz sin que nadie lo esperara. Entonces Almagro partió a la conquista de Chile y Verdugo volvió a Trujillo en compañía del Marqués, del que había llegado a hacerse su hombre de confianza. Pero por razones de politica solo pudieron entrar en Trujillo a principios de 1536, terminando el mes de enero. Los vecinos comentaron envidiosos que Verdugo era un paniagudo del Gobernador pero éste no hizo nada para desmentirlos. Ante el asombro general y sin poder decir una palabra de protesta, Su Señoría los reunió a todos e hizo a Melchor Verdugo, Regidor. Los vecinos se indignaron con el nombramiento del mozuelo, pero Pizarro luego de esto se marchó. Sin tener a quién quejarse, los

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