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EL INSTITUTO HISTORICO DEL PERU, no se hace responsable de las ideas y opiniones de sus apreciables colaboradores. El presente volumen XXIV (1959) de la Revista se honra al incluir y editar los manuscritos que dejara el célebre General Dn. Manuel de Mendiburu y que tituló "Ligeras Noticias Biográficas de los Generales que ha tenido la República Peruana desde 1821, año en que se proclamó su Independencia". Las notas que acompañan a los originales de Mendiburu, han sido elaboradas por el Dr. Félix Denegri Luna.

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THE UNIVERSITY
OF TEXAS

Introducción a

las Biografías de los Generales Republicanos escritas por D. Manuel de Mendiburu

Por MANUEL MOREYRA PAZ-SOLDAN

Han permanecido inéditas por más de un siglo, las diecinueve biografías que escribiera Dn. Manuel de Mendiburu Bonet y que aparecen reunidas bajo el título siguiente: "Ligeras Noticias Biográficas de los Generales que ha tenido la República Peruana desde 1821 año en que se proclamó su Independencia". Esta importantísima contribución a nuestro pasado, ve la luz en la Revista Histórica por decisión de los herederos y nietos del célebre General los Señores: Manuel y Nicolás Mendiburu Mattos Topin y sus originales nos han sido entregados por intermedio del Sr. Félix Denegri Luna, promotor de muchísimos esfuerzos editoriales y generosos cometidos análogos, en bien del esclarecimiento o difusión de nuestro ayer tan relegado al olvido.

De los originales manuscritos que se conservan y que nuestra Revista publica integramente en este volumen todas las biografias menos una se han mantenido inéditas. La conocida, corresponde a la que dedicó al Mariscal Domingo Nieto y fue escrita con ocasión del primer aniversario de su muerte. Se insertó sin firma, en El Comercio de Lima, en la edición del 17 de febrero de 1845. Acredita su paternidad el propio autor, en sus "Memorias", que igualmente esperan su divulgación como fehaciente testimonio de innúmeros sucesos que sabemos allí se enjuician con nitidez y responsabilidad insospechables.

En los ensayos biográficos, que Mendiburu designa con modestia de ligeros apuntes, se hace la advertencia, que se refieren tan solo a los hechos públicos de los personajes por él retratados y de ninguna manera a las circunstancias privadas, por considerarlas adjetivas e innecesarias a la historia. Y abundando en el afán, de no mezclarse en los pormenores recónditos o íntimos que pudieran dañarles, expresa: que cuidadosamente se abstendrá de relatos que perjudiquen al carácter, las costumbres, la capacidad o los orígenes de las individualidades que reseña.

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Pese a que de ordinario no califica ni emite juicios sobre los sucesos que va presentando, se infieren de ellos, por lógica interna, verdaderos retratos morales. Desnuda sin querer a los protagonistas. Se trasluce en medio del complejo de las acciones, la probidad o la malicie inspiradoras. Atribuyo por este singular aspecto, mérito y valor inapreciable a los relatos que nos ha legado Mendiburu. El linaje ético o el tono moral de los hombres que dibuja lo trasmite sin calificativos ni cabal intento, se genera esta impresión como de rebote que además trasunta o refleja su probidad y su honradez ingénitas.

Clasificados por nosotros en orden alfabético las diecinueve biografías corresponden a los siguientes personajes:

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Juan Berindoaga y Palomares. Pedro Pablo Bermudez Ascarza. Juan Bautista Eléspuru Montes de Oca.- Agustín de Gamarra Messía. Antonio Gutiérrez de La Fuente. Tomás de Herez Rivero Morín. José de La Mar y Cortazar. Manuel de Llano Nájara. Manuel M. Martínez de Aparicio y Zantalla. Domingo Nieto Márquez. Andrés de Santa Cruz Calahumana. Felipe Santiago Salaverry y del Solar. Francisco Salazar y Carrillo. Juan Salazar y Carrillo. Miguel de San Román y Meza.- José Bernardo Tagle y Portocarrero. Juan Crisóstomo Torrico Gonzales. José Pascual Vivero y Salaberria. Manuel Ignacio Vivanco Iturralde.

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Colabora en la presente edición Félix Denegri Luna. Como ya manifestamos, a él le debe la "Revista Histórica" el haber obtenido estos originales; además, a su publicación le da mérito y realce, la serie de notas que ha escrito y que van al pie de página de cada biografía. Su saber erudito de la etapa republicana, ha permitido que llene con justeza los blancos que figuran en los manuscritos sin duda a la espera del retoque definitivo que no logró cumplir Mendiburu. Estas lagunas las salva Denegri y para que no se confundan con los originales, aparecen como es de ordinario, entre corchetes.

En las biografías extensas -salvo tres casos las correspondientes notas son las imprescindibles de complemento o aclaración al texto. Un criterio más liberal hubiese significado, extensión profusa e impropia. En las cortas, se verán algunas más dilatadas. Se justifican por referirse a militares menos visibles o poco conocidos y por tanto, los pormenores marginales cumplen cometido valioso. En conjunto, ofrecen sagaces observaciones, puntualizan la cronología descuidada, aluden con exactitud a leyes citadas vagamente, aclaran apellidos confundibles, traen oportuna bibliografía coetánea y moderna y nos ofrece apostillas de singular mérito, por la crítica rectificatoria en los casos pertinentes o la novedad de noticias a que aluden. Constituyen aporte que ha de modificar el juicio histórico, aquel que ha prevalecido por no incursionar con la

debida hondura en la documentación variada y sagaz que utiliza Denegri, como probanza de lo que enmienda o aclara.

Incluímos como anexos, los documentos hallados entre los manuscritos y que iba a utilizarlo Mendiburu para redactar su proyecto en torno al Mariscal José de la Riva-Agüero y Sánchez Boquete. Son de incuestionable interés, contribuirán al esclarecimiento de personaje tan sugestivo y maltratado. Entre las catorce piezas existentes, se hallan los resúmenes que formuló el mismo autor junto a dictámenes legales, decretos de la época, documentos administrativos desglosados de autos, actas secretas del Congreso, órdenes particulares y cartas privadas. Entre ellas es valiosa, la escrita por el mismo Riva-Agüero a su amigo Mendiburu, relatándole pasajes de su vida juvenil, la discurrida en Europa, antes de llegar al Perú y tornarse en figura básica del dramático y apasionante período de la Independencia.

Antes de realizar un somero análisis en torno a estas biografías republicanas, deseo rememorar, como homenaje a la gran figura del historiador Don Manuel de Mendiburu, un perfil de su vida política, de notable y honrada trayectoria en las primeras décadas del Perú republicano, señalando además, aunque muy de pasada, el servicio en verdad magnífico, que prestó al conocimiento del Virreinato, al través de los dos mil setecientos cincuenta artículos individualizados que constituyen el caudaloso aporte de su obra fundamental: "El Diccionario Histórico Biográfico del Perú, parte Primera que corresponde a la época de la Dominación Española"; obra en ocho volúmenes que se editó entre los años de 1876 a 1890, los cuatro primeros viviendo el autor y los restantes después de su muerte, bajo la dirección de su hijo Manuel y con el concurso de Ricardo Palma y de José Antonio de Lavalle.

ESBOZO BIOGRAFICO

El presente esbozo lo escribimos utilizando la rica información lograda por José de la Riva-Agüero y Osma. La dió, como antecedentes personales a la crítica de la labor histórica del célebre General y que publicó en 1910 en su notable tesis "La Historia en el Perú". A lo que alli descubre con quieto y elegante reposo, agregamos noticias familiares muy someras en él, nuevos datos y rectificaciones a algunos de sus juicios, cargados de tajante rigidez, a tono sin duda con la briosa juventud cuando fueron concebidos. Son extremosos, tanto cuando alaba, como duros e injustos por exageración al señalar deficiencias en las características intelectuales de su obra. Ciertas en el fondo pero abultadas en demasía, tal vez para equilibrar muchos elogios que

prodiga con arrebatado y sincero entusiasmo frente al hombre y a su

acción

Nació Don Manuel de Mendiburu en Lima, en la postrimería de la Colonia, durante el gobierno del Virrey Avilés, el 20 de octubre de 1805. Era hijo de Manuel de Mendiburu Orellana, Asesor del Tribunal del Consulado de Lima, Oidor honorario de la Real Audiencia del Cuzco desde 1812 y luego electo para la de Chile en 1817, cargo que no desempeñó, a causa de los levantamientos revolucionarios en esa Capitanía. Fue su madre, Doña Gertrudis Bonet y Pelaez del Junco, hija de Joaquín Bonet y Martinez de Abascal, Contador Mayor del Tribunal de Cuentas, Caballero de la Orden de Carlos III y de familia oriunda de Aragón. Su abuelo Don Miguel de Mendiburu, fue un acomodado comerciante Guipuzcuano que se avecindó en Lima, en la primera mitad del siglo XVIII.

La vocación militar de Mendiburu, parece que la sintió desde la infancia y es de suponerse naciera del ejemplo de dos de sus tíos. El hermano de su padre: Juan Manuel de Mendiburu Medrano, siguió la carrera de las armas, pasó a España en 1803, combatió a los franceses en diferentes campañas y defensas de plazas. En 1815, es designado Gobernador de Guayaquil. Hizo el viaje en la fragata "Consecuencia” la que fue apresada al frente del Callao, por la escuadrilla de Buenos Aires que al mando del Comodoro Brown, bloqueaba el litoral. Fue su penúltimo Gobernador español, de 1816 a 1820, sucediendo al Brigadier Juan Vasco y Pascual. La otra influencia procedió, de su tía carnal paterna: Andrea de Mendiburu. Casó con el militar vizcaíno, Francisco Javier de Mendizábal, Intendente de las minas de Huancavelica, Coronel de los ejércitos del Alto Perú a las órdenes de Pezuela, y en esas batallas asistió a los campos de Vilcapugio y de Viluma. En 1819, es nominado Brigadier y luego, hállase en la plaza del Callao y a poco retorna a la Península, ganando el grado de Mariscal de Campo y la Gran Cruz de San Hermenejildo. Culminó su carrera como Capitán General del Reino de Galicia. Sus diarios históricos, celebrados por su exactitud e imparcialidad, sirvieron después, a diversos escrtiores que trataron de los sucesos del Perú. Las vidas de ambos tíos, fueron ejemplo y evidente estímulo, de la vocación militar de nuestro biografiado.

Estudió de joven primero, en el Colegio Seminario Conciliar de Santo Toribio, de 1815 a 1818 y de ahí pasó al de San Fernando, y en éste bajo la dirección de Francisco Javier de Luna Pizarro. Finalizados sus estudios, trabajó de auxiliar en la Contaduría del Tribunal del Consulado, empleo que abandonó, sin duda entusiasmado por el partido de la Patria y de San Martín y en sus filas lo tenemos desde 1821, como Alferez de Caballería en el Ministerio de Guerra. Ya en calidad de Teniente y agregado al Estado Mayor, hizo la primera campaña de In

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