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Tal fué el generalísimo José de San Martín; tal su obra. Los peruanos no hemos olvidado, ni olvidaremos jamás al prócer que hiciera de la independencia del Perú un anhelo fundamental de su vida. Por eso nuestra patria es amiga fraternal y sincera de la patria argentina, y el pueblo peruano, a través del tiempo, todos los años, el 28 de julio, escucha conmovido dentro de su alma, la voz serena, harmoniosa y noble del prócer de América proclamando la independencia nacional.

El poeta Olegario Andrade ha escrito:

¡San Martín! No morirá tu nombre
Ni dejará de resonar un día.

Mientras haya en los Andes una roca
Y un cóndor en su cúspide bravía.

Y yo terminaré diciendo:

¡San Martín! Tu grandeza no fue en vano.
La gloria en el sepulcro no se encierra,
Vivirás mientras haya en nuestra tierra
Viril y noble un corazón peruano.

(Conferencia sustentada el 11 de Agosto de 1950 en el local de la Sociedad Fundadores de la Independencia dentro del programa oficial de homenajes a San Martín en el centenario de su muerte.

EL LIMEÑO

DON JUAN DE VALENCIA EL DEL INFANTE PRECEPTISTA TAURINO Y ESPIA MAYOR DE CASTILLA

Por GUILLERMO LOHMANN VILLENA

A José María de Cossío, homenaje de amistad al maestro de comunes aficiones.

Leyendo la acabada historia de la preceptiva taurina que abre el segundo volumen de la ya clásica obra de Cossío (1), llamóme la atención el elogioso concepto que merecía un tratado de cierto Don Juan de Valencia, sujeto acerca del cual tenía yo anteriores noticias tocantes a su oriundez limeña. La circunstancia de considerársele entre los más acreditados teorizantes de la fiesta taurina en el siglo XVII, despertó mi curiosidad por él, excitándome a inquirir mayores noticias acerca de su vida y hazañas, supuesto que quien se animaba a redactar una obra cuyo contenido versaba sobre materia tan sugestiva, forzoso era que concurrieran en él sucesos notables. A poco de aplicarme a exhumar la vida de Valencia, ahondando en el secreto de un hombre elusivo, comenzó a surgir un personaje equívoco, fascinador y por encima de todo, extraño aventurero. Toda su existencia discurre en una penumbra de intriga, iluminada a veces por destellos intensos y brillantes de clamoreo popular. Indiscreto y desgarrado, Don Juan de Valencia fué, en resolución, un personaje de mucha cuenta no sólo en su Lima natal, sino también en el Madrid de la época de Felipe IV, ambiente a todas luces asaz favorable para individuo de los puntos que calzaba nuestro biografiado (2).

(1)-Cfr. Los toros, Tratado técnico e histórico (Madrid, 1947), II, págs. 13-14. (2) De él, prácticamente nada se sabía. Mendiburu, en su Diccionario Histórico-Biográfico, (Lima, 1890), VIII, pág. 237, trae una noticia volandera e insegura, remitiendo al padrón de varones ilustres limeños compuesto por Gil González Dávila en el Teatro Eclesiástico de las Indias (Madrid, 1655), II, f. 22 v. No aumentan el caudal los da. tos alegados por el Marqués de la Fuensanta del Valle, en su "Ensayo de un catálogo biográfico-bibliográfico de los escritores de las cuatro Ordenes Militares", aparecido en la Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España, vol. CIX, donde por cierto figura Valencia en dos cédulas independientes, en las páginas 227 y 228 respectivamente.

I

Don Juan de Valencia el del Infante de Herrera Messía y Gómez de Sanabria provenía del linaje real castellano. El fundador de su estirpe fué el tercer vástago del monarca Alfonso X El Sabio y de doña Violante de Aragón, el Infante Don Juan, turbulento y odioso personaje, solapado traidor primero a su padre y luego a su hermano, Sancho IV El Bravo, que sucediera a su progenitor en el trono castellano (12861295). Don Juan fué Señor soberano de Vizcaya; aclamado Rey de León en 1296, murió en la vega de Granada el Lunes 26 de Junio de 1319. Todavía hoy podemos contemplar su sepulcro en el lado del Evangelio de la capilla mayor de la Catedral de Burgos.

Don Juan celebró su primer matrimonio corriendo 1281, en Burgos, uniéndose con su sobrina la Princesa Margarita de Montferrato, hija de Guillermo, V de este nombre, Marqués soberano de Montferrato en Lombardía, y de Beatriz de Castilla, hermana del contrayente. En guisa de dote a éste adjudicóle su padre el Señorío de la Villa de Valencia de Campos, de cuyo dominio tomaron los descendientes de esta pareja el gentilicio de Valencia, por no tener hasta entonces el Infante otro apelativo que su nombre de pila (3). A su turno, la población mudó su apellido por el de Valencia de Don Juan (4), y el revoltoso Infante la erigió en inexpugnable fortaleza.

Hijo único de dicha unión, pues Doña Margarita sucumbió de sobreparto, fué el ricohombre Don Alonso de Castilla, también llamado de Valencia, del nombre de su Señorío en la Tierra de Campos; andando el tiempo, fué Señor de Mansilla, Pertiguero Mayor de Santiago (protector o patrono de dicha iglesia), y Mayordomo Mayor de su sobrino el Rey Alfonso, undécimo de este nombre.

El repetido Infante Don Juan pasó a segundas nupcias con Doña María Díaz de Haro, Señora de Vizcaya, en quien tuvo un varón también, el cual llevó el mismo nombre de pila que su padre, pero a causa de un defecto, añadiósele el cognomento de "el tuerto".

El primogénito, dicho Don Alonso, murió joven todavía, en 1315, en la aldea de Morales, dejando encinta a su consorte Doña Juana de Castro. Esta era el segundo fruto de la unión de Don Fernán Ruiz o Rodríguez de Castro, Señor de Lemos y de Sarria, Adelantado Mayor de Galicia, y de doña Violante, Señora de la Villa y castillo de Ucero, de (3)-V. para todo esto, la memoria titulada Genealogía de los caballeros de Valencia, del Cronista Florián de Ocampo, que conoció Argote de Molina, y uno de cuyos ejemplares existe en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, Col. Salazar y Castro, D-45, f. 35. Seguramente en este tratado espigó el mismo Salazar y Castro las noticias que trae en su Historia Genealógica de la Casa de Lara (Madrid, 1697), IV, pág. 123 ss.

(4)-Fernández Duro, Memorias históricas de la ciudad de Zamora (Madrid, 1882), I, pág. 477:

Fresnedo de Esgueva y de otros lugares en términos de Burgos, e hija natural y la mayor del Rey Don Sancho IV El Bravo, habida en doña. María Alfonso de Meneses, Señora de Ucero (5).

Diez días después del fallecimiento de su marido, la referida Doña Juana dió a luz mellizos: Fernando Alfonso, que sigue; y Don Alonso Fernández de Valencia, Obispo de Zamora, sede que ocupó desde 1355 hasta 1365. En su Catedral estableció una capilla bajo la advocación de San Ildefonso, en la nave izquierda, cuyo espacio diputó para enterramiento de su linaje. Allí también se esculpió su blasón: escudo cuartelado en cruz, a saber: 1o y 4o, en campo de oro, un águila de sable, y 2o y 3o, en campo de plata, un león de gules (6). En la repetida capilla yace enterrado, bajo honroso epitafio, el prelado zamorano (7).

Los citados hermanos cuates, en su minoridad, quedaron bajo la tutela de su tío Don Juan "el tuerto", a quien el monarca Alfonso XI, en el principio de su reinado quitó la vida y a vueltas de ella, los bienes de ambos mozuelos, bien que desaparecidas las causas que provocaron tan extrema medida, pudieron recobrar su legítima herencia los damnificados.

Don Fernando Alfonso fué Señor de las villas de Torre de Moncorvo, de Alfandega, San Juan de Pesqueira y otras en Portugal. Murió en 1384 en el sitio de Lisboa, electo Gran Maestre de la Orden de Santiago. Tomó estado con doña María de Portugal, hija del monarca lusitano Alfonso IV El Bravo, que cedió a su yerno las villas de Mogodoyro, Celorico y otras muchas. Por haber seguido siempre la voz del Rey Don Pedro contra su hermano don Enrique, aquel le restituyó todos los bienes, pero al cabo, al suceder en el trono el segundo, fuéle forzoso pasarse a Portugal, donde murió, privado de toda su hacienda radicada en Castilla. Dejó tres hijos: (I) Hernando, fraile jerónimo que alcanzó fama de venerable, fundador del monasterio de su Orden en Montamarta junto a Zamora (8); (II) Alonso; y (III) Juan, que sigue.

Don Juan de Valencia fué Mariscal de Castilla, Regidor de Zamora, y Señor de la Casa y Mayorazgo de Valencia en esa ciudad. A causa de su continua residencia en Zamora, de cuyo Alcázar fué alcaide, se le conoció comunmente con el título de Mariscal de Zamora. En dicha población arraigó este linaje durante varios siglos, enalteciendo el apellido varones de singular nombradía, como los santiaguistas Felipe de Valencia y Ocampo y Gonzalo de Valencia y Valencia; en la

(5)—Fernández de Béthencourt, Historia Genealógica y Heráldica de la Monarquía Española, IV, págs. 446 ss.

(6)-Reconocimiento de armas del apellido Valencia, en el expediente de Felipe de Valencia y Valencia. Archivo Histórico Nacional. Madrid. Ordenes Militares. Alcántara, Exp. No 1.500.

(7)-González Dávila, Teatro Eclesiástico de España, (Madrid, 1628), Iglesia de Zamora, II, pág. 404.

(8)-Fr. José de Sigüenza, Vida de San Gerónimo (Madrid, 1595), Segunda parte, fols. 614-615.

Orden de Calatrava ingresó en 1561 Alonso de Valencia y Guzmán; abuelo de los dos últimos fué el Caballero de Malta Francisco de Valencia, Bailío de Lora, del Consejo Supremo de Guerra, que fué inhumado en la mentada capilla de su linaje en la Catedral zamorana; en fin, un hermano del primero de los enumerados, Jerónimo de Valencia (siquiera la ilegitimidad ande por medio), sostenía en 1605 pleito para probar su hidalguía (9).

El tantas veces citado Don Juan de Valencia, hallándose en Burgos, matrimonió con doña Beatriz de Acuña-Girón, quinta hija de don Martín Vázquez de Acuña, primer Conde de Valencia de Don Juan, y de su primera consorte doña Teresa Téllez-Girón, de la raza feudal de los Girones, apellido de sobra conocido y progenitores troncales de las casas de Osuna, Escalona, Frías y posteriores derivadas (10).

De la referida unión vinieron al mundo seis vástagos, de los cuales aquí haremos cuenta sólo de cuatro: (I) Don Diego de Valencia, que sigue; (II) Don Alonso Téllez-Girón, Caballerizo Mayor de Enrique IV, que casó con doña Blanca Pacheco; (III) Don Hernando de Valencia, Comendador de la Orden de Santiago; y (IV) Fr. Martín de Acuña, que fué Comisario de la Santa Cruzada en el Nuevo Mundo, adonde pasó en 1511 (11).

Don Diego de Valencia, sucesor en la dignidad del Mariscalato de Zamora, enlazó con doña Aldonza de Bracamonte, hija del Mariscal Alvaro Dávila, Camarero y muy Privado de Don Fernando V de Aragón, y de doña Juana de Bracamonte y Mendoza, hija ésta a su turno del Almirante Mayor de Francia Mosén Rubí de Bracamonte, y de doña Inés de Mendoza, hermana del célebre Marqués de Santillana, don Iñigo López de Mendoza. De la mencionada unión nacieron: (I) Doña Juana, casada con el Adelantado de Cazorla don Antonio Hurtado de Mendoza; (II) Don Alonso, que sigue; (III) Doña Beatriz de Valencia, que casó con don Juan de Benavides, Señor de Javalquinto; (IV) Doña Isabel de Valencia, que vivió en Valladolid; y (V) Doña Inés de Valencia. Además, el Mariscal hubo en doña Sancha García de Ocampo, un hijo natural, llamado Lope de Ocampo, padre del célebre historiador Maestro Florián de Ocampo, Canónigo de Zamora, autor según ya se advirtió, de una disertación sobre el linaje de los Valencia (12).

Como único varón legítimo, sucedió en los cargos y oficios de su progenitor Don Alonso, tercer Mariscal de Zamora, a quien por cierto (9)-Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Sala de Hijosdalgo, leg. 378, núm. 7. (10)-De este casamiento y de la ascendencia de la contrayente se ocupa latamente Gu. diel en su Compendio de algunas historias de España... (Alcalá, 1577), Cap. 22, 1. 77 v. y ss.; le siguen Méndez Silva en el Catálogo Real Genealógico de España. (Madrid, 1639), parágrafos VII, LXVI y LXVII, y Bethencourt, ob. cit., II, pág. 144 y ss. (11)-Catálogo de Pasajeros a Indias (Sevilla, 1940), I, pág. 14, No 187.

(12)-Cfr. Cotarelo, "Varias noticias nuevas acerca de Florián de Ocampo" en el Boletín de la Real Academia Española, XIII (1926), pág. 259 y ss.

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