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timando que la embarcación en que viajaban los audaces aventureros podía írsele de las manos, echó en su persecución dos lanchas, a fin de que a vela o a remo capturasen a los españoles, deteniéndolos entre tanto mediante cañonazos disparados con los esmeriles. Valencia y sus consortes, viéndose en aquel trance, formaron de los colchones empavesadas y se dejaron deslizar a un largar; no obstante ello, las referidas lanchas se acercaban cada vez más amenazadoras, hasta que se pusieron al alcance de unas cuantas escopetas que portaban los españoles, con las cuales éstos mantuvieron a distancia a sus perseguidores. Vino a redimirlos de tan apretado lance la caída de la noche, al abrigo de cuyas sombras y merced al viento que refrescó, lograron escapar de los enemigos. Al cabo de seis días de travesía, fondearon en el Callao, dando inmediato aviso al Virrey de las ocurrencias registradas en el curso del viaje. La embarcación fué donada por Valencia al Hospital de San Lázaro, a fin de que con su venta lucrase el nosocomio una cantidad apreciable destinada a su erección (25).

Por despacho de 10 de Junio de 1591 se hizo merced a don Leandro de una Familiatura del Tribunal del Santo Oficio de Lima. En recompensa de los servicios que había prestado a la Corona, el Virrey Luis de Velasco le encomendó el 30 de Octubre de 1603 los repartimientos de Andaguas y Chachas (Condesuyos), dotados con 1,200 pesos de renta, bien que de esta suma poco lograba devengar el beneficiario, pues la comarca se hallaba considerablemente despoblada a causa de la erupción volcánica que la asolara el 18 de Febrero de 1600. El agraciado expuso estas circunstancias a la Corona, significando que la dotación asignada era reducida en comparación con los dilatados servicios prestados por él y sus progenitores, en cuya atención suplicó que se le nombrase para desempeñar el Corregimiento de Ica u otro que fuese conforme a su calidad. Defiriendo a tales requerimientos, el 12 de Junio de 1608 se despachó una Cédula recomendándole al Virrey Marqués de Montesclaros, que asímismo debía certificar la veracidad de los méritos que concurrían en Don Leandro, a fin de gratificarle competentemente en caso de ser ciertos (26).

De hecho, el Marqués de Montesclaros dispensó su protección a Valencia. Primero le confió el Corregimiento de Chancay, de donde en 1610 lo promovió al cargo de Proveedor General de la Armada del Mar del Sur, extendiéndole unas minuciosas instrucciones para el eficaz desempeño del oficio. Como por Cédula de 11 de Febrero de 1613 se ordenara amortizar la referida plaza, el Virrey ascendió a Don Leandro al puesto de Contador Mayor y Juez del Tribunal de la Real Hacienda

(25)-Información de servicios, seguida en 1593. Archivo General de Indias. Audiencia de Lima, 211. Levillier, Gobernantes del Perú, XIII, p. 191.

(26)—Archivo General de Indias. Indiferente General, 481, Lib. 3, f. 183 v.

de Lima (27). Todos estos cargos fueron servidos por su titular con unánime satisfacción.

Felipe III, por Cédula de 13 de Diciembre de 1611 le situó por dos vidas el repartamiento de Callanca y Monsefú, en las inmediaciones de Chiclayo, vacante por muerte de Pedro Olmos de Ayala. La renta de dicho feudo ascendía a 800 pesos (28), de suerte que unida esta consignación a la del enunciado en Condesuyos, lograba Valencia perbir en junto dos mil pesos. Por otra parte, el 18 de Marzo de 1621 el Príncipe de Esquilache le revalidó el título con que disfrutaba las parcelas e ingenios de azúcar que García de Castro concediera a su padre en 1565.

Fué Don Leandro hombre de conciencia escrupulosa, según lo acredita su testamento, que otorgó cerrado en Lima el 27 de Abril de 1627. En él dejaba por albaceas encargados de dar cumplimiento a sus mandas, a su confesor el franciscano Fr. Juan Valero, al Relator de la Audiencia Licenciado Bartolomé de Salazar y al famoso jurista y teólogo doctor Feliciano de Vega, Catedrático de San Marcos. En el mismo documento declaró Don Leandro haberse ajustado con el Deán y Cabildo de la metropolitana limeña, de tal suerte que sus restos fuesen inhumados junto con los de sus progenitores, con cuyo intento debían extraerse éstos de la sepultura en que a la sazón se hallaban en la misma Catedral, a fin de trasladarlos al emplazamiento convenido, situado al pie de la Capilla de Nuestra Señora de la Antigua, donde suponemos que debió ser enterrado Don Leandro. Murió en las primeras horas de la mañana del Domingo 9 de Mayo de 1627 (29).

Don Leandro contrajo matrimonio (¿hallándose en España?) con Doña Francisca de Herrera y Sanabria, natural de Alcalá de Henares, donde moraba en la calle de Santiago. Ella era hija legítima del Doctor Juan Gómez de Sanabria, originario de Puebla de Sanabria (Zamora), aunque natural asimismo de Alcalá de Henares, Catedrático en su Universidad, y Protomédico de Cámara de Felipe II y Felipe III; y de Doña María de Herrera, complutense también, empero oriunda de Herrera de Río Pisuerga. Hermanos de Doña Francisca fueron: (I) el Doctor Jerónimo Gómez de Sanabria, Alcalde de Hijosdalgo de la Chan

(27)—Las atribuciones, poder y facultades anejos al cargo de Proveedor, se consignan en la todavía inédita Noticia General del Perú de López de Caravantes, Tercera Parte, Disc. XII, parágrafos 1 a 17; las mentadas instrucciones, constan en el Discurso V, parágrafos 7 a 138. Acerca del Contador, nos informa satisfactoriamente Escalona y Agüero en el Gazophilatium Regium Peruvicum (Madrid, 1647), Lib. I, Part. II, Cap. I. (28) Según Vásquez de Espinosa. Compendio y Descripción de las Indias Occidentales (Washington, 1948), pág. 650. Callanca y Monsefú rentaban 393 pesos ensayados 4 tomines y un grano anuales.

(29) Cfr. el testamento otorgado el 27-IV-1627, ante Domingo Muñoz; y dos codicilos, el 7 y 8 del mes siguiente, ante Pedro Juan de Ribera. Archivo Nacional del Perú. Protocolo 1626-1627, ff. 352 y 357. Archivo General de Indias. Escribanía de Cáma ra, 509 (A), f. 166 v.

cillería granadina; (II) Doña Luisa de Herrera y Sanabria, que casó con el Oidor de Quito y luego Consejero de Indias Licenciado Rodrigo de Aguiar y Acuña, cuyo nombre es conocido gracias a la fama que alcanzó por los Sumarios de la legislación indiana que compuso con Antonio de León Pinelo, progenitores de: Don Antonio de Aguiar, Consejero regio, Teniente de Gran Canciller de las Indias, del Maestre de Campo Don Manuel de Aguiar y Acuña, Señor de la villa de Yeles en Toledo, y de Don Juan de Aguiar, todos tres santiaguistas; (III) el Oidor de las Audiencias de Charcas y de Lima Doctor Gabriel Gómez de Sanabria, jurista y poeta de nota, encomiado por Lope de Vega (30) y autor de un epicedio a la muerte de su hija (31), que fué casado con Doña María de Herrera y Salas; y (IV) Doña Antonia Gómez, que enlazó con el Licenciado Gaspar de Saavedra y Sotomayor, Oidor sucesivamente de las Chancillerías de Granada y de Valladolid.

De la unión de Don Leandro con Doña Francisca, y en la amplia residencia de dos plantas, enclavada en la esquina de la calle de las Aldabas, revolviendo para la de Melchor Malo (32), vinieron al mundo diez retoños, en este orden: (I) Doña María, bautizada en la Catedral de Lima, el 10 de Marzo de 1604, siendo sus padrinos el Alcalde de Corte Doctor Alberto de Acuña y su mujer Doña Ana Verdugo (33); (II) Don Juan, materia del presente estudio; (III) Don Alonso, bautizado el 9 de Junio de 1606, siendo su padrino el Comendador Domingo de Garro (34), fué Visitador del Obispado de La Paz bajo el gobierno de su referido tío Doctor Pedro de Valencia, Familiar de la Inquisición de su patria (35) y sucesivamente Caballero de las Ordenes de Santiago y de Calatrava (36); (IV) Don Rodrigo, bautizado en Lima el 24 de Diciembre de 1607, que murió niño; (V) Doña Luisa, bautizada el 15 de Setiembre de 1611 (37); (VI) Doña Constanza, bautizada el 22 de Mayo de 1613 (38); (VII) Doña Jacobina, bautizada el 7 de Agosto de 1615, siendo madrina su hermana primogénita (39); (VIII) Don Leandro, bautizado el 18 de Agosto de 1616 (40); (IX) Pedro, bautizado el 21 de Julio de 1618 (41), que vistió el hábito franciscano, y a quien en 1641 se le practicó información para el cargo de Calificador del Santo

(30)-Medina, Escritores hispanoamericanos celebrados por Lope de Vega en el "Laurel de Apolo" (Santiago de Chile, 1924), pág. 111.

(31)-Opúsculo de 8 páginas, en 49, impreso en Lima en 1633. Cfr. Gallardo, Ensayo, IV, pág. 436.

(32)-Padrón de los indios de Lima. 1613. Antigua Biblioteca Nacional de Lima. Mss. 0136. (33)-Libro de Bautismos de la Catedral, 1600-1608, f. 353.

(34)-Id. ibid. 1. 403.

(35)-Archivo Histórico Nacional. Madrid. Inquisición, 1.189, No 2.

(36)-Lohmann Villena, Los Americanos en las Ordenes Nobiliarias (Madrid, 1947), I, pp. 428-429, y II, p. 144.

(37)-Libro de Bautismos de la Catedral; 1608-1618, f. 56 v.

(38)-Id. ibid. 1. 85.

(39)-Id. ibid. 1. 128.

(40)-Id. ibid. 1. 152. Fué colegial de San Felipe en 1636; luego Rector del mismo plantel, y murió ordenado de sacerdote.

(41)-Id. ibid. 1. 194 v.

Oficio (42); y finalmente (X) Doña Francisca, bautizada el 2 de Dimonio en 1620 con su primo cornal, el ya citado Don Antonio de Aguiar Don Juan (43).

La primogénita Doña María de Valencia y Herrera contrajo matrimonio en 1621 con su primo carnal, el ya citado Don Antonio de Aguiar y Acuña, nacido en Quito, Caballero santiaguista (44), y Teniente del Gran Canciller de las Indias (45). Escribió una anacrónica novela de caballerías titulada Roselauro y Francelisa, "historia a modo de fábula", cuya primera parte concluyó en Madrid el 19 de Julio de 1630 (46). Ella aportó al matrimonio la apreciable dote de 52,000 ducados de plata de a once reales; murió en la Corte, en Junio de 1639 (47); Don Antonio bajó al sepulcro en la misma capital, a fines de Enero de 1641.

La sexta hija de Don Leandro, llamada Doña Constanza, se desposó con el santiaguista Don José Jaraba de Arnedo, natural de Ocaña, hijo legítimo del Gobernador de Chucuito y luego Factor de la Real Caja de Lima Don Pedro Jaraba de Vivar, y de doña Juana de Arnedo y Perea. Consagró la boda el Arzobispo Arias de Ugarte, el 13 de Mayo de 1630 por la tarde, y asistieron como padrinos los tíos de la contrayente, el Oidor Gómez de Sanabria y su mujer (48). Llevó ella consigo como bienes dotales 55.000 pesos, sumando el valor de sus propiedades y el dinero en efectivo. Halláronse presentes en la ceremonia los magistrados de la Audiencia y lo más granado de la sociedad limeña. Para festejar el casamiento, amén de un baile de disfraces para la noche, se habían prevenido toros y carreras de caballos, empero el Virrey Conde de Chinchón ordenó suspender tales distracciones (49). En 1633 se le confió a Jaraba de Arnedo el Corregimiento de Huarochirí. Tanto él como su consorte fallecieron antes de 1653, dejando la siguiente descendencia: Catalina, Sebastián, que se entró de fraile franciscano, Manuela, Francisca y Francisco Antonio (50).

El personaje central de este artículo fué bautizado en la Catedral de Lima el Viernes 25 de Febrero de 1605. El bateo fué de postín: echó

(42) -Archivo Histórico Nacional, Madrid. Inquisición, 1.341, No 14, y 1.575, No 633. (43)-Libro de Bautismos de la Catedral; 1618-1628, f. 21 v.

(44)-Archivo Histórico Nacional. Madrid. Ordenes Militares. Santiago, Exp. No 88. (45) Schafer, El Consejo Real y Supremo de las Indias (Sevilla, 1935), I, pág. 225. (46)-Biblioteca Nacional de Madrid. Manuscritos, 9.389, vol. de 133 fs., que comprende: desde el Capítulo 25 hasta el 32, donde termina el Libro Primero, con la promesa de una segunda parte.

(47)-Había otorgado testamento cerrado el 19 de Mayo, y se abrió el 17 de Junio de 1639. Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Manuel de Robles, 5.816, ff. 934 ss.. (48)-Libro 39 de Matrimonios de la Catedral; 1609-1640, f. 300.

(49)-Suardo, Diario de Lima (Lima, 1936), I, p. 75.

(50)-Testamento de Da Juana de Arnedo y Perea, otorgado en Lima el 21 de Abril de 1653, ante Manuel López Varela. Protocolo de 1653, f. 458.

II

le el agua su tío el Presbítero Jerónimo de Egui, Secretario del Santo Oficio, y apadrinó al neófito el Maestre de Campo don Pedro Ozores de Ulloa, personaje de mucha cuenta a la sazón (1); atestiguó el acto el Cura de la misma Catedral, Licenciado Menacho (2).

Acerca de su infancia nada sabemos, pues si bien algunos testigos que depusieron en la información seguida para cruzarse Don Juan de calatravo aseguran que había vestido la beca de paño carmesí con el escudo real bordado de colegial en el de San Martín, avanzando alguno, como el Doctor Diego de Torres y Portugal, hasta aseverar que habían sido condiscípulos, es lo cierto que no hay confirmación de esta especie (3).

Contaba sólo catorce años de edad cuando se embarcó en la Capitana para realizar su primer viaje a la Metrópoli, corriendo 1619 (4). Acaso el propósito de la excursión fuera la prosecución de sus estudios en algún establecimiento de la Península, extremo este que de fijo no podemos comprobar. Ciertamente sabemos que residió un lapso en Madrid, datando de entonces sus primeras inclinaciones hacia el arte tauromáquico. El 15 de Marzo de 1623 se le autorizó para regresar a su patria, en compañía de dos criados que le sirviesen: Pedro Vásquez, de 19 años de edad, y Juan Martín Tapiador, de 17, oriundo de Tembleque (Toledo).

Antes de embarcarse, aparejó la correspondiente información, actuada en Abrii del mismo año (5). Comparecieron a declarar en Sevilla el Capitán Antonio Pacheco, con quien nuestro biografiado "tenía mucho trato E comunicación", y Juan de la Fuente Almonte, uno de los. dos primeros Cónsules que tuvo el Tribunal del Consulado limeño. A Pacheco debemos agradecer los datos que nos suministra acerca de la apostura de su amigo, a quien describe alto, con frente grande y desembarazada, ojos zarcos y con un diente inferior de menos. Valencia residía en Sevilla en una posada en la calle de Bayona (hoy de Fede

(1)-Roa y Ursúa, El Reyno de Chile (Valladolid, 1945), pp. 497-498; Lohmann Villena, Las minas de Huancavelica en los siglos XVI y XVII (Sevilla, 1949), pp. 181 ss. (2)-Libro de Bautismos de la Catedral, 1600-1608, f. 378. (3)-No he hallado su matrícula en los padrones de dicho plantel limeño; cfr. "Memorías Académicas para la Historia de la insigne Universidad de Lima y de los tres Reales Colegios de San Felipe, San Martín y Santo Toribio....... 1786"; "Catálogo de los Colegiales que huvo en el Real de San Martín desde hasta 1772", y "Anales Martinianos... desde 1582 hasta 1771". Archivo Histórico Nacional. Madrid. Códices y Cartularios; 161, 164 y 165, respectivamente. (4)—Archivo Histórico Nacional. Madrid. Ordenes Militares. Calatrava, Exp. No 391. (5)-Archivo General de Indias. Contratación, 5.386, No 36.

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1582

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