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del Ayuntamiento y en 1819 sale elegido Alcalde y poco después alcanza los galones del Coronelato.

Se casa con Josefa Barreda y Bustamante, hija de Nicolás Barreda y Benavides y de Catalina Bustamante y Diez Canseco, que en segunda nupcias desposó con el General, Domingo Tristán Moscoso (34). Doña Josefa, era nienta del Mariscal Nicolás Barreda y Obando, descendiente del Capitán, Juan de Barreda, nacido en Talavera de la Reina y de Andrea de Arévalo Berdugo, vecina de Cáceres.

El fundador del linaje de los Arredondo en Arequipa tuvo tres hijos: Manuel Trinidad, que ocupa la rectoría de la Universidad de San Agustín en 1855 y dos mujeers: María Josefa, casada con el noble italiano César Doria y Clara, esposa de Pedro Ignacio, como lo acabamos de reseñar. Trascurrido ocho años de su boda, tiene la desgracia de asistir a la muerte de su padre, Ignacio Andrés de Noboa y Arteta, acaecida en Arequipa el 30 de mayo de 1845.

De sus actividades periodísticas primeras, conocemos su intervención en una campaña de prensa en 1850. Tocaba el término de la administración del General Castilla y los partidos políticos comenzaron a organizarse para entrar en lucha. El General Vivanco, el vencido en Carmen Alto, decide postular su candidatura enfrentándose a Echenique sostenido por el Gobierno. Con tal fin, los amigos de aquel, en la ciudad mistiana resuelven apoyarlo y con tal designio fundan un periódico bi-semanal: "El Porvenir". Tuvo colaboradores de primera categoría, siendo los principales: Dn. Andrés Martínez, Manuel Toribio Ureta, José María Pérez, Pedro Ignacio Noboa y Juan G. Valdivia.

Del recuerdo que ha dejado este diario, en un interesante estudio sobre la prensa sureña, el Dr. Cayetano Sánchez (35) ha escrito: "Al lujo de doctrinas y principios unía "El Porvenir", la sensatez y el buen gusto. En la mesa de redacción descollaba el Dr. Martínez. Según los más de sus contemporáneos, era profundo pensador y de poderosa concepción. Sabía filosofía y jurisprudencia, teología y política. De estatura elevada y formas atléticas, podía con su voz atronadora irritar y contener al pueblo; más con la riqueza de su mente contrastaba su temperamento flemático y debe ser esta la razón, porque no dejó algo que mostrase a la posteridad, la extensión prodigiosa de sus facultades".

Noboa, fué admirador de Martínez y decía que era el rey del pensamiento y Pedro José Bustamante y Albizuri, que hubiera rivalizado con Mirabeau en la tribuna. Al lado de "El Porvenir" y defendiendo a Vivanco en su campaña electoral, salió "El Elector", con iguales plumas. Y en ayuda de ambos aparecieron en esa época, "La Escoba",

(34)—Las familias: Fernández de Arredondo y Corzo. Revista del Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas. No 4.

(35) Guía Social Profesional de Arequipa. 1929. "La Prensa en Arequipa" por el Dr. Cayetano Sánchez.

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que dirigía el poeta satírico y escritor cáustico Ciriano Cano y otras hojas similares: "La Tijera" y "La Balanza". Haciendo frente a este conjunto de periódicos y enarbolando la bandera del General Echenique, vino "La Opinión", que escribía el Dr. Hipólito Sánchez.

Vivanco contaba con enorme fervor en Arequipa, la lealtad de los viejos partidarios del Directorio y con una prensa a su servicio enconada y briosa, por eso, allí triunfaron abrumadoramente, pese a que las autoridades tenían la consigna de obstaculizar a la candidatura independiente. De resultas de tal actitud se produjo en noviembre de 1849 un incidente entre el Prefecto Goyeneche y los jóvenes Masías y al ser apresado Diego, se suscitó una asonada popular, la que tratando de sofocarla por las armas, la tropa disparó contra el pueblo ocasionando cincuenta muertos y muchos heridos.

El Colegio Electoral de Arequipa que presidía Dn. Andrés Martinez, proclamó la lista de diputados,, todos del lado vivanquista, por consecuencia opositores de Echenique. En la legislatura del 51-52, vinieron en representación de este departamento: Teodoro La Rosa; Paulino Cuadros; Manuel Toribic Ureta; Hermógenes Cornejo; Evaristo Gomez Sanchez e Ingacio Noboa Benavides.

Este último, se incorporó a la Cámara el cuatro de junio de 1851. Fué designado en las comisiones de instrucción, de beneficencia y de agricultura y participó en los tribunales propios de ella, En la legislatura ordinaria del nombrado año, tuvo por Presidente a José de Osma (36). Como no existe diario de los debates de esa época, no hemos podido indagar cual fue la actuación de Noboa como representante del pueblo. En el libro de Emilio Dancuart (37) figura su nombre algunas veces, más sin especificar acción definida. Parece que vino también como representante en el período siguiente y aunque hay referencias de que lo fuera en otras oportunidades, no lo hemos podido comprobar. (38)

Entre las actividades de Noboa, hay que recordar la que tuvo como jurisconsulto. Recuerda sus empeños de codificador, en un artículo que publicara en la Revista de Lima (39) allí nos cuenta las vicisitudes y dificultades que le ocurrieron en tan difícil encargo.

En el Perú, las leyes penales que rigieron desde la Conquista has. ta 1821, fueron las contenidas en las Partidas y en la Recopilación de Indias. Desde la Independencia, se dictan nuevas disposiciones, sobre todo, para atenuar los castigos infamantes. Con estos cambios y

(36)-Luis Varela y Orbegozo. "Los Presidentes de las Cámaras de Diputados". (Apuntes Biográficos).

(37)-Emilio Dancuart. "Crónica Parlamentaria". Tomo IV. (1851-1867).

(38) Cuando fué diputado residía en Lima, en la calle del Correo Viejo No 41. así lo confirma la "Guía de domicilios de Lima y Callao", 1853. Nunca fué Senador, lo atestiguan la documentada obra de: "Victor E. Oyarza "Reseña Histórica del Senado". Lima, 1921.

(39) "La Revista de Lima”. Tomo III. Historia de una Comisión Codificadora.

otros, fué grande la confusión, por lo que sentíase la necesidad de formar un código, que reuniera las disposiciones diseminadas, dieran re glas precisas y exactas, llenando los vacíos que se habían formado por las derogaciones sucesivas.

Para remediar estos males, cuenta García Calderón (40) se inter.tó varias reformas en los años de 1828 y 1831. Manuel Lorenzo Vidaurre en los Estados Unidos publica un proyecto, a fin de que lo utilizara el Perú y que al decir de Basadre (41) era un importante trabajo científico, donde resaltan los dos caracteres de la pena: represión y prevención. Santa Cruz, palpando la falta de código, hizo que se adaptara entre nosotros el boliviano, el que no duró más que el tiempo de la Confederación y al derogarlo, se dispuso que los tribunales y juzgados se acogieran a la antigua legislación, hasta que la representación nacional dispusiese lo conveniente.

Muchas leyes se dictaron creando comisiones para redactar el código penal como las de 1845 y de 21 de diciembre de 1849. Esta última determinaba nombrar ternas al efecto y así lo hizo el gobierno. El Consejo de Estado propuso los nombres al Ejecutivo y, en "El Comer cio" de 3 de setiembre de 1850 aparecen los designados. Luego, por otra de 4 de junio de 1851, se declara sin lugar todas las leyes y decretos que hubiese dado la República sobre códigos (42). Tal suspención puso a los trabajos anteriores, si ellos existieron, cortados y en el punto cero. Era Bartolomé Herrera, Presidente de la Cámara, al tomarse esta resolución.

Cuando en 1852, vió la luz el código civil y palpando sus ventajas, hubo ambiente y presión, para encarar sin demora el problema de dar una ordenada legislación criminal. A este fin el Congreso vota la ley respectiva (43) por la que tres senadores y cinco diputados, formularían un proyecto de código penal y de enjuiciamiento de la materia, cuyos trabajos se presentaría en la próxima legislatura.

Representando al Senado fueron los Sres: Jervasio Alvarez, Pablo Cárdenas y Santiago Távara y salidos de la Cámara de Diputados, sus miembros: Carlos Pacheco, Mariano Gómez Farfan, Manuel Toribio Ureta, Gregorio Galdos e Ignacio Noboa, quien, sería algo asi, como el cronista de las alternativas y dificultades que iría a sufrir este cuerpo. Apenas inaugurado en 1854, la fiebre amarilla arrebató a dos de sus miembros y luego vino la guerra civil, que hizo perder a tres, con lo que, de los ocho primitivamente designados, esta quedó en cuadro, manteniéndose en situación tan precaria y en circunstancias nada favorable al desempeño de sus labores, hasta el triunfo de Castilla en

(40)—Francisco García-Calderón. “Diccionario de la Legislación Peruana". París, 1879. Librería Laroque.

(41)-Jorge Basadre. "Historia de la República". Lima, 1939, pág. 322.

(42)—Juan Oviedo. “Colección de Leyes, Decretos y Ordenes", Lima, 1863. Tomo X. pág. 108. (43)-Ley de 26 de setiembre de 1853. No 813 de la Colección Oviedo. Tomo XI. pág. 126.

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