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envío en la Flota que se espera y en los Galeones del año siguiente, la cantidad de tres mil quintales, que con los dos mil que él trajo de Nueva España, apenas si alcanzaría para las necesidades requeridas. Sobre la propia ciudad, alude al mal estado del hospital, el que cuenta para su sostenimiento con un pequeño presupuesto de dos mil pesos a! año, monto insuficiente para cubrir los sueldos de médico y cirujano.

Como las cartas no se limitan al mismo tema, en la que glosamos alude a la Catedral de Lima construída en su mitad y que lo que falta, podría concluirse en cuatro o cinco años de trabajo. Expresa, que hasta la fecha ha pagado S. M. para esta obra 84,690 pesos ensayados, sacados de su Caja, desde el primer repartaimiento que hizo el Virrey Enriquez en virtud de la Cédula de 1550, la que estatuía esa forma de cobranza.

La segunda carta, fechada el 14 de enero de 1609, la llena por compléto el problema de Huancavelica. Después de haber hablado muy particularmente con su antecesor el Virrey Don Luis de Velazco, de considerar su enorme importancia, ver consultas, informes y relaciones, se halló Montesclaros en medio de contradicciones tales, que para desembrollarlas decide ir personalmente al mineral y así formar criterio propio. La carta en referencia es pues un reflejo de su visita. En primer lugar opina sobre el error e inconveniencia del trabajo a tajo abierto para las labores que ya tenían una hondura de trescienas varas y del daño que tal método había ocasionado. Relata en seguida, que se ocupó de dar luz y ventilación a las galerías por medio de lumbreras y que hizo limpiar las entradas de los socavones cerradas por los últimos derrumbes.

Menciona la deuda de los mineros a la Corona, cuyo monto ascendía a más de trescientos mil pesos y de la existencia de contrabando. Igualmente señala la serie de ensayos que realizó para ajustar costos, posibilidades de trabajo, número de mitayos y mejora en la administración técnica. Describe el desbarajuste y la malversación de los dirigentes y otros muchos temas y detalles pertinentes de sumo interés y entre ellos, que ha nombrado por gobernador a Don Diego de Portugal el que debe ir sucediendo a Pedro Ozores de Ulloa.

La siguiente carta, la de 15 de marzo de 1610, es oscura y con ideas contradictorias. Hace conocer que dejó sin efecto el nombramiento que hizo a favor de Diego de Portugal y que ratificó a Don Pedro Ozores de Ulloa en su antiguo desempeño con el título de Corregidor de la Villa y Gobernador del Cerro. A renglón seguido lo alaba por el conocimiento que tiene por estar empeñado en ofrecimientos que va cumpliendo. Luego se alegra, por la extracción, la que ha mejorado mucho por los tres socavoncillos en dirección a la Mina Nueva, en donde está ubicada la parte más rica. El resto de la carta lleva marcado tono optimista sobre los difíciles problemas, del yacimiento, apesar de que en otros párrafos se observan ideas opuestas y frases casi incomprensibles.

La última, la de 4 de marzo de 1614, revela que el asiento de Huancavelica ha progresado bastante y que hacia la nombrada fecha ya se había extraído cinco mil seiscientos quintales de azogue. Que los repaTos hechos, prometen seguridad en la labor, aunque con sobresalto por ser este bien tan mudable. Da cuenta de haber verificado nuevo contrato con los mineros por dos años; que estos van pagando los adeudos

atrasados y que recibió en los Galeones postreros mil quintales que fueron de gran provecho. La carta contiene otros temas de interés, sobre todo uno monetario, el relativo a la Provisión de marzo 3 de 1613, sobre el crecimiento del oro en pasta y la concesión de la Real Cédula de 24 de noviembre del citado año, en virtud de la cual se hizo merced a los vecinos de este Reino el reducirles el impuesto del Quinto al Diezmo en la plata labrada y dentro del término de ocho meses.

Con los documentos que aquí se publican se entrega aporte de evidente valor, para el mejor conocimiento de las minas de Huancavelica, tema de extraordinaria importancia para la historia económica y social del Perú colonial. Sobre esta materia recordemos como trabajo de conjunto, la destacada monografía del Prof. Arthur P. Whitaker "The Huancavelica Mercury Mine", algunos de cuyos capítulos he traducido del inglés y salieron en la revista "Mercurio Peruano"; mas la obra de Whitaker, casi no se ocupa sino del siglo XVIII. Para las dos centurias anteriores, el historial de la mina se halla muy pobremente estudiado.

Hay dadas a luz sobre este tópico, algunas fuentes de innegable valía como los documentos del Corregidor Rodrigo Cantos de Andrade y del Tesorero Garci Núñez de Vela, que inserta Jiménez de la Espada en el tomo segundo de sus Relaciones Geográficas de Indias; el Memorial que incluye el tomo VIII de la colección de Torres de Mendoza, escrito por el Contador Tristán Sánchez y alguna que otra más. Pero estas publicaciones, constituyen bagaje insignificante comparándolas con la riquísima documentación manuscrita que guardan los archivos españoles y peruanos.

Recientemente Guillermo Lohmann Villena, ha escrito para la revista DOCUMENTA un ensayo sobre "Enrique Garcés, Descubridor del Mercurio en el Perú, Poeta y Arbitrista". En él, aunque dedicado de preferencia a un análisis del hombre en sus diversos aspectos, trae valiosas informaciones para la época precursora de la que iba a ser la más rica industria minera del Perú virreinal. En el citado estudio en la nota 24alude, a que ya tiene en prensa un libro sobre la mina de Huancavelica. Esperamos por la calidad del autor y por la magnífica documentación que tiene a la mano, una contribución amplia que aclare y dilucide centenares de referencias de los coetáneos sobre un negocio que fué fundamental y que llenó de preocupaciones a gobernantes, teólogos, arbitristas, visitadores y comisionados.

La Metrópoli en su calidad de centro directivo y el Virreinato como asiento geográfico del vital mercurio, vivieron en el lapso de tres siglos envueltos con los problemas de esta mina, tan discutida y con soluciones difíciles y llena de intereses oscuros y al parecer contradictorios. Por eso su crónica mirada a la distancia y desde sus múltiples ángulos puede acarrear material sugestivo y fecundo y abrir derroteros insospechados para ahondar la perspectiva de nuestra historia principalmente en el campo siempre trabado de los fenómenos económico sociales. Abril 28-1949

MANUEL MOREYRA

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Carta del Virrey Marqués de Montes Claros a S. M. en materia de Real Hacienda, cantidades que se envían de todo género de hacienda; ruina del Cerro de Guancavelica para lo que pide socorro de azogues; estado que tiene el edificio de la iglesia de Lima, tiempo en que se podrá terminar y lo que ha costado a S. M.

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-Aunque el anticiparse el despacho de esta Armada en conformidad de lo que V. M. se sirue de mandarme, se penso siempre que auia de hazer corto, el Socorro de hazienda de V. M. no siendo posible que en ella vaya la plata de quintos, que en los meses de Marzo y Abril, se saca en Potosi, con todo eso a vencido estos inconuenientes, el cuydado y diligencia que se pudo poner, en tan corto tiem(Decreto) Gracias y po, como el que á que vine a este Reyno, de todos que asi lo haga. los miembros, que V. M. tiene de hazienda en el, salen de este puerto vn millon ducientos y cinquenta y quatro mil setecientos y cinquenta y cinco ducados sin lo que fuere de la Prouincia de Quito que de esto no se puede tener noticia, ni tampoco suele ser cosa de mucha consideración, siempre procurare que en esta materia, y en todas las que corrieren por mi mano, sea V. M. auentajadamente seruido.

(Decreto) Nada.

-Plata de particulares, entiendo que yra poca, porque no á avido medio, para persuadilles. que en este despacho, a de aver puntualidad, y assi van viniendo despacio, y con qualquiera cantidad que este embarcada, a los quinze deste presupuesto que la hazienda de V. M. lo esta ya, se partira la armada sin aguardar a mas.

-El Cerro y minas de Guancavelica, tiene estado trabajoso porque aunque se va continuando, en las obras del Socabon y lumbreras, den

tro de las minas succeden cada día desgracias, y derrumba(1929) mientos, que las ciegan, e impiden la saca del metal, vltima

mente, se á recevido daño considerable, por aver caido vnos

(Decreto) Que se haga Consulta a Su Magestad sobre este socorro de azogue y esta sea en conformidad de lo que su Excelencia asentare con el fiscar. (sic).

desmontes, en tanta cantidad a la entrada de mina nueba, y San Jacinto, que me certifican que aun para limpiarlas, an de ser menester muchos meses, murieron en esta ocasión dos españoles, que estauan dentro, y ningun indio a peligrado. Quedo con la congoja y cuydado, que el caso merece, pues auiendo de valerme, para el año que viene del Azogue, que este se auia de sacar, parece se puede desconfiar, del remedio,todo le libro en que V. M. se aya seruido, de hazerme socorro, de este genero en la Flota, que espero, y en los galeones, del año que biene, Suplico a V. M. lo haga, y en cantidad que exceda, de tres mil quintales pues auiendo venido, este año dos mil con lo que yo truge de Nueva españa, Junto con lo que aca auia apenas nos a de bastar, para suplir la ne cesidad.

(Decreto) Que se consulte a Su Magestad que se les de 4,000 ducados de limosna cada año a este hos pital adbirtiendo al Virrey que esto que se añade y todo lo que

-El Hospital que ay en Guancauelica para curar los Indios que trabajan en las minas esta menos bien proueydo de lo que conuendria, porque no se le socorre de la hazienda de V.M. con mas que dos mil pesos cada año, a estado en estilo que para crescer esta Limosnas, basta hazer acuerdo general, de Oydores, y officiales reales, de que yo é dudado mucho, porque no hallo que el Acuerdo general, pueda dispensar, en mas gastos que los de guerra, y pacificación del Reyno, la necesidad es grande y la obligación también pues los Indios estan alli siruiendo, a V.M. en tan peligrosa labor, Suplico a V.M. me mande lo que en esto debo hazer porque oy no pueden tener vn Medico ni Zurujano, por no quer con que pagalle.

monta esta Limosna procure que se beneficie de manera que

pudiendose escusar de gastar algo lo haga y esto se funde en lo que dize el Virrey y

en las obligaciones grandes que ay de cu.rar estos Yndios.

-Por la de 17 de Junio 1607 me manda V. M. que conforme al estado, que dexe en la Nueua españa el proueymiento, de Azogue disponga, el embiar de este Reyno el que otras uezes suele yr, para su Socorro, Auida consideracion a lo que se a acortado, la saca de Guancavelica, y que no falte para lo más preciso, e importante, de la necesidad en que quedo e dicho lo que basta, y quan imposibilitado estoy aun de poderme valer sin ser socorrido, y porque en algunas cartas que recebi de la Nueva españa el Virrey me haze instancia, encareciendo la falta que en aquel Reyno ay de este genero, y seria posible, que esta relacion llegase, a V. M. con más congoja, de la que tengo por cierto, se deue tomar en el caso, me hallo obligado a satisfazer en esta, parte de la culpa que se me pudiera atribuir si dexara aquello con menos cobro, de lo que conuenia.

(Decreto) Que se escriua al Virrey de nueua españa que esto se a entendido y que Ynforme de lo

que ay.

-Desde que Don Luis de Velasco que oy gouierna dexo de ser Virrey no se auia hecho rrepartimiento de Azogues, en los mineros, hasta que yo se le di al fin del año de 1606 y principio de el de 1607 y a 28 de Henero del

(Decreto) Idem

dicho, tenia entregados dos mil y quinientos y veynte y ocho quintales y nouenta y dos libras, repartido en los mineros de onze reales de minas,

que en la Nueua españa, benefician con azogue, esto estaua (19 2 vo) en ser sin quiebra ninguna, el día que yo sali, porque las mas principals partidas, se enteraron por entonces, y aquello es solo para tener de depósito, que lo que se consume en el beneficio de los metales, siempre se va entregando de nuebo, porque no se menoscabe el principal. Demas de esto por relacion que tuve de los oficiales reales de la Veracruz quedaron en los almazenes y camino de Mexico tres mil y cetecientos quintales,, de estos truje mil por manera que con lo que auia de deposito, que a necesidad se podia yr gastando y rrepartiendo entre todos, y lo que los officiales reales de la Veracruz auisaron hecha la baia de lo que yo traje, quedauan en la Nueva españa sinco mil y ducientos y ueynte y ocho quintales, y nouenta y dos libras. De las partidas del deposito embio a V. M. vna relacion, que aunque no esta (193) autorizada, es de la misma letra del official de la Contaduria de Tributos y azogues, de la partida de los officiales reales no truje traslado pero ya é escrito al Virrey en donde quedo el Testimonio yo se Señor, lo que se gasta en la Nueua españa y que no llega a dos mil quintales ni con buena parte, y por lo menos este V. M. cierto, que

(193)

aun quando este año de 1608 no se ubiese socorrido, aquel Rey10 con azogue pueden pasar con lo que dexe, y harto holgara yo de hallarme assi en lo que aora corre por mi quenta.

-Lo que V. M. me manda por la de 14 de Diziembre de 606 cerca de la execución y Intelligencia de la cedula en que (Decreto) Nada. V. M. haze Merced a las personas de este Reyno que puedan rrenunciar los officios contenidos en otra de la misma Datta, se cumplirá con puntualidad.

-Quedo con cuydado, de lo que V. M. manda, por la de 31 de Marzo de 1607 cerca del auiso que dieron los officiales (Decreto) Que assi lo reales de Potosi, sobre que se podrían escusar los haga. Receptores, de los tributos que assisten en aquella Villa, haziendoseles bueno en la caxa lo que an de pagar, de sus Tributos, a quenta de los censos, que V. M. les paga, y con mucha breuedad proveeré lo que conuenga, y dello dare auiso a V. M.

-Con vna de V. M. de 14 de Mayo de 607 receui la relación, de algunos casos sobre que Juan de Verveder, dio pape(Decreto) Idem les al Conde de Monterrey mi antezesor, y me manda V. M. los busque, y auiendolos comunicado, con el Audiencia, y platicado en la substancia dellos, de quenta a V. M. de lo que resultare, hallo que después de la muerte del Conde Juan de Verveder, hizo diligencia para cobrar los dichos papeles, y el me (1o 3 vo) dize los embio a V. M. y que de vn borrador que esta en su poder, sacara copia y me la entregara, y aunque por sola la memoria se pudiera discurrir en muchos de los puntos, por ser materias generales sobre que todos hablan en las Indias, hasta ver si las aduertencias, de Juan de Verveder añaden mas a la noticia que hasta aora se tiene, rreservo el darla a V. M. con mi parecer.

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