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Y matiza en seguida con alguna graciosa alusión su observación lingüística, observación que concuerda, por otro lado, con la que, respecto del mismo nombre, se hace en un vocabulario anónimo español del siglo XV (RFE, XXXV):

"Razon es essa que no me desagrada, antes me satisfaze tanto, como la interpretación o aplicacion que esta gente haze a un verbo nuestro llamando a lo que está lexos, caro, pues bien mirado no ay cosa más cara que lo lexos, ni mas apartada que lo que en caro precio se estima".

Se queja en seguida Cilena que el sonido misa se emplee con significación distinta, por ignorancia que ella achaca a un estado de cultura religiosa deficiente:

"Y lo mas de considerar es verle llamar a la ganancia, missa, que si ellos tuvieran discurso tuvieran bien que ponderar".

Síguese en la discusión lo relativo a los nombres que se dan los parientes entre sí, que resultan acá en la Miscelánea no tan detallados, pero sí más claros, que cuantos sobre el mismo nos es dable encontrar en la Gramatica publicada en 1560 por fray Domingo de Santo Tomas: (70)

"En todo lo de mas son faltos de lenguaje, y terminos en todas sus lenguas, que son infinitas, aunque una de ellas que es la quichua, tiene sobra de terminos en lo que toda a advocarse los hermanos, pues el hermano a otro germano varon le dize Guauqui, el varon a la hermana Pana, la hermana al hermano Tora, y una hermana a otra ñaña. Y aun los maiores a los menores, y los menores a los maiores tienen diferentes modo de advocarse, y lo mesmo passa y se usa en la Lengua Aymará. De las de mas no puedo dar razon porque como digo son muchas, pues no hay prouincia por pequeña que sea que no tenga la suya, segun afirman los que mas de esto saben" (fol 124 vto). Subrayado mío.

Delio recuerda algunos préstamos lingüísticos, advierte algunos fenómenos polisémicos, que se cumplen también en la lengua española; se duele del desprestigio de las romances, en protesta que nos recuerda la de Cervantes al elogiar a las mujeres de Toledo en el Libro VI de su Galatea, donde anuncia su voluntad de luchar en el lenguaje "contra los animos estrechos que en la brevedad del lenguaje antiguo quieren que se acabe la abundancia de la lengua castellana". Delio advierte que

"Es tan codiciosa la Española de abracar las estrañas, o nosotros de valernos dellas, que tenemos ya por inseparables algunos vocablos destas barbaras, y los vsamos como si en la nuestra faltassen mejores terminos para aquello mesmo, porque en lugar de charco, laguna, estanque y albarca, dezimos cocha, y este sirve a todos estos nombres referidos, y en algunos es improprio. Dezimos tambien guasca, en lo qual se incluyen soga, cordel, o qualquiera

(70). Para la comparación con el libro de Santo Tomás (Gram. cap. 22), y con Garcilaso (Com. IV, cap. 11), consúltese mi estudio sobre La primera gramática de la lengua general del Perú (En el BIRA, 1, en prensa).

otra cuerda, y a qualquiera embuelto de ropa o de otra cosa dezimos mayto, a qualquiera medicamento dezimos hámbi, y a qualquiera heredad agora sea de guerra, agora de tierra de pan, viñas o otras qualquiera, la llamamos chácara. Y a qualquiera quebrada de sierra, cerro, o otra alguna, dezimos guayco, y al campo llano, pampa (fol. 125). Subrayado mío.

...

Es claro que el préstamo es recíproco. Santo Tomás, en el prólogo al Lector de su Vocabulario de 1560, recordaba que los indios carecían "de todos los vocablos de las cosas que no tenían ni se usavan en aquellas tierras..... Y assi como nosotros vsamos de los terminos proprios de las otras naciones para significar aquellas cosas, assi ellos vsan de los nuestros". Por eso, a una pregunta de Cilena, Delio recordará cuáles fueron los vocablos tomados por los indígenas de la lengua española; lo hará a la manera de un filólogo que va reconstruyendo la historia con datos de la lengua:

"Essos son muy pocos, vno de los quales es perdon y perdonar, porque aunque tenian vocablos que seruian en su lugar, eran por rodeo que dize, oluida esta culpa, pero ninguno propiamente significaua perdon, de donde se infiere lo poco que ellos usaban por nuestro estilo pedir paga, que tambien es muestra de que entre ellos no la auia, porque ni tenian moneda ni hazian cosa fuera de ser forcados, y a causa de no auerla, no tenian verbo que dixesse comprar ni vender, porque todo lo incluyen en randi que quiere dezir trocar, cambiar y feriar, porque las ventas que entre ellos auia, eran ferias de vna cosa por otra, como el que tenia mayz lo trocaua por carne, y con el compraua las demas cosas que auia menester, lo mesmo hazian los que tenian lana, ropa, ganado, y otras cosas semejantes, y necessarias para el vso de la vida. Y verificase assi mismo que randi significaua trueco, en que para trocarse los Indios en cualquiera trabajo, o oficio que se aya de hazer entre dos, no tienen otro termino en el trocarse, y en que sirue al que compra como al que vende sin deferencia alguna. Fuera de estos vocablos dize tambien, yo e menester aunque rebocado con la suya. Dicen también casar y amancebar, y algunos otros en poco número, y assi mesmo es a nuestro modo el nombrar todos los nombres propios de las cosas nuestras de que ellos carescian, por lo qual no las saben nombrar en su lengua..." (fol. 124). Subrayado mío.

Síguese acá un dato de valor indudable, ya comentado por mí al reseñar la edición del Vocabulario de Santo Tomás que hizo Raúl Porras (MdS, XIX, 93). Es la confirmación del significado de quelca y la revelación de que tenía valor metafórico:

46 ... si no es alguna vsando de metáfora, como a la carta llamandola quilca, que quiere dezir pintura, o cosa rayada o señalada, al vidrio quispi, que quiere dezir cosa transparente, o resplandeciente" (fol. 125 vto.)

Los nombres servirán a Dávalos como dato suficiente para rastrear costumbres e instituciones:

"por lo qual quando queremos saber, los que no somos antiguos en este Reyno, si alguna yerva, planta, o otra cosa es natural de esta tierra, o trayda de España, preguntamos el nombre dellas, y por aquí sacamos lo cierto de nuestra duda" (ibid).

Y junto a la noticia sobre quilca, el dato referente a los quipus. De ellos hablará como de paso en el Coloquio XXXIV, al hablar sobre las creencias y supersticiones de los indios. Y la noticia vendrá a manera de anécdota. El quipu asume carácter religioso, y aparece, así, como un elemento demostrativo de "que tienen por inmortales a los cuerpos". Por Jauja andaba nuestro autor,

"y andando en compañía del corregidor por las calles de vn pueblo llamado Atunxauxa, vimos vn Indio viejo, con vn grande maco de cuerdas de lana bien torcida y de diuersas, colores en la mano, que ellos llaman Quipus, pues como este Indio viesse que el corregidor y yo lo auiamos visto, procuró esconderse con su carga, más no lo pvdo hazer como pensaua, porque el corregidor lo llamó y preguntó de que eran tan largas quentas, el Indio turbado comenco a variar, con lo qual acrecentó en el corregidor el desseo de saber lo que le preguntaua, y assi lo puso en termino de acotes y de cortarle el cabello (que es la mayor afrenta que se les puede hazer) el Indio vino a confessar diziendo que aquel quipo con otros muy grandes que tenia era la razon y cuenta que auia de dar al Inga quando boluiesse del otro mundo de todo lo que auia succedido en aquel valle en su ausencia: donde se incluyan todos los Españoles que por aquel real camino auian passado, lo que auian pedido y comprado, todo lo que auian hecho assi en bien como en mal” (fol. 151).

No terminan acá las referencias al Perú, pues se ha hablado también (fol. 121) de los "desastres que cada día suceden en el cerro de Potosí”, los cuales testimoniaban para Dávalos cuando había dicho Boecio y Severino en unos versos sobre el peligro de las minas de plata. Pero bastan para los propósitos de esta nota. Aunque con lo peruano está también relacionado el problema dialectológico que se sigue.

"Garúa”.

Corominas pensó hace un tiempo (AILC, I, 13, nota 1) en que la etimología que venía atribuyéndose a esta palabra era falsa, y se inclinó por un étimo románico, por el que más tarde se decidió (RFH, IV, 1-15). No me voy a perder acá en largas digresiones erúditas, sobre todo cuando del problema me he ocupado en otro sitio (71). Corominas estudia las autoridades americanas para fundar su argumentación; el dato más antiguo proveniente de América lo da para él González Holguín, al definir la voz quichua yppu como "lluvia menuda o garúa”, en 1608. Para Corominas, la asociación entre "lluvia" y "niebla" que se daba en Alcedo (1789) era importante porque dicha asociación es forma común a la (71). LUIS JAIME CISNEROS, "Garúa", románico (En Orbis. Revista del Centro Internacional de Dialectología, Lovaina, 1953). En mi sentir, la revelalación que acaba de hacer Raúl Porras en una reciente conferencia sobre viajeros italianos, inédita, sobre que el viajero Carletti, en 1597, usa la voz garúa, confirma la tesis romanista. Los datos de la Miscelánea austral han sido utilizados por Aurelio Miró Quesada, con caballeresca mención de mi nombre, rasgo extraño en el Perú, en su artículo "Para la investigación de un peruanismo", publicado en El Comercio, de Lima, 17 de octubre de 1952, pág. 3, col. 7.

Romania. El dato que yo traigo ahora a colación hace retroceder la fecha en un documento americano hasta 1602. Dávalos y Figueroa no mienta la palabra como típica del Perú; la escribe como quien está acostumbrado a usarla, y el hecho de que fuera hombre versado en lengua toscana y portuguesa amerita en mucho su opinión.

En el Coloquio XXXV Delio responde a Cilena, que a fines del Coloquio anterior (fol 157) ha preguntado por "la causa por que viene siempre esse pequeño raudal turbio", y le explica que los vapores se elevan de la tierra y del mar hasta la "media región del ayre", donde favorecido por la temperatura:

"se van condensando poco a poco hasta hazer se nubes y dellas espessandose mas se engendra una niebla, o garúa, y yendo esta en crescimiento, viene a hazer pluvia".

Repito que el dato es importante. Tanto Cilena como Delio han sentido la identidad garúa ‘niebla'. Ella pregunta por el "raudal turbio", que apunta más a neblina que a llovizna, y él mienta precisamente niebla ("niebla, o garúa), como anunciadora de la lluvia. Más adelante, en el mismo Coloquio, (fol. 157 vto) luego de identificar garúa 'niebla', habla Dávalos de "pruyna o niebla" (fol. 158 vto), para repetir (fol. 159) la sininimia niebla-garúa. Esa confusión es típicamente románica. Y no es éste sitio para extenderse más.

LUIS JAIME CISNEROS.

(*)

Aclaración de las siglas de Revistas, utilizadas en el trabajo siguiente:

BBUSM.

Mds.

BIRA.

BAE.

AILC.

RFH.
NRFH.

Boletín Bibliográfico de la Universidad de San Marcos - Lima.

"Mar del Sur" - Lima.

Boletín del Instituto Riva Agüero - Lima (En prensa).

Boletín de la Real Academia Española - Madrid.

Anales del Instituto de Lingüística de la Universidad de Cuyo - Argen-
tina.

Revista de Filología Hispánica. Instituto de Filología. Buenos Aires.
Nueva Revista de Filología Hispánica. Colegio de México.

Informe de la Comisión Técnica presidida por el Dr. Raúl Porras Barrenechea para otorgar el premio "Inca Garcilaso"

Señor Director de Educación Artística

y Extensión Cultural.

S. D.:

Lima, 26 de Marzo de 1953

La Comisión Técnica encargada de estudiar y apreciar el valor de las obras históricas presentadas para concurrir a la obtención del premio "Inca Garcilaso", a la mejor producción sobre Historia o Geografía peruana, de conformidad con la Ley 9614 y leyes complementarias sobre Fomento de la Cultura, cumple con presentar a Ud. el resultado de su examen y deliberación sobre aquellas, el que se ha diferido por ausencia temporal en el extranjero de dos de los miembros del Jurado y urgencia de ocupaciones de todos.

De los once trabajos presentados el Jurado ha separado los que significan un esfuerzo de síntesis o de crítica sobre materiales históricos conocidos, los que representan un esfuerzo personal de investigación en fuentes desconocidas y los que aúnan el arduo trabajo eurístico con una crítica depurada y una nueva interpretación histórica sobre un tema general y trascendente.

Entre los primeros trabajos se hallan el del señor Miguel V. Merino Schroder titulado La Expedición Auxiliar de nuestra Independencia, que es un ensayo de carácter conmemorativo sobre el desembarco de San Martín en Pisco, en 1820, en el que se reseña, a base de documentos recogidos ya en las historias peruanas y argentinas, las primeras operaciones del Ejército Libertador en territorio peruano, se incluyen los partes del Coronel Arenales, pero no se mencionan los muy ilustrativos del oficial español Manuel Quimper, que hubieran completado la descripción del cuadro local en que se desarrolló ese primer episodio de la guerra por la independencia, que el autor hace con segura información regional.

El estudio del capitán Arturo Castilla Pizarro titulado Atahualpa nació en el Cuzco y fué de origen chachapoyano; es un sumario, trabajo

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