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leon; que en aquel tiempo aun no usaban, ni habian inventado para destruicion del género humano las armas de acero. Juntado pues un grande ejército y llegadas ayudas de todas partes, espantoso entró en España contra los Geriones, y llegó finalmente á Cádiz, donde ellos dias antes se retiraran y fortificaran, jun-riales, con que levantó de la una parte y de la otra dos

tadas en uno las riquezas del reino, alzados los mantenimientos y proveidos de bastimentos, si por ventura durase la guerra muchos dias; demás desto, para valerse en aquel trance, llamaron socorros de todas partes. La conciencia de la maldad cometida los acobardaba y espantaba, y por estar la provincia y la gente dividida en parcialidades, unos por ellos y otros contra ellos, y los ánimos de muchos despertados á la esperanza de recobrar la libertad, era dificultoso resolverse si de los suyos, si de los extraños les convenia mas recatarse. El tener perdida la esperanza de la vida si los cgipcios venciesen, los encendia mas y los hacia furiosos y atrevidos; pero el temor que tenian era mayor; por esta causa determinaron de fortificarse en lugares seguros y excusar el trance de la batalla. Al contrario, Hércules, ordenadas sus haces, se presentó delante sus enemigos. Temia no durase mucho la guerra, y no tenia confianza que los enemigos viniesen en alguna honesta condicion de paz, y cuando la quisiesen, juzgaba no seria decente dejar las armas antes de vengar á su padre con la sangre de los Geriones. Combatido pues destos pensamientos, consideraba otrosí que, por ser tan grandes los ejércitos como juntaran de ambas partes, seria grande la matanza, si de poder á poder se diese la batalla. Por huir estos inconvenientes, acordó con un rey de armas avisar á los Geriones que si confiaban en la valentía de sus cuerpos, la cual era muy grande, si en la justicia de la causa que defendian, en que publicaban y se quejaban fueron de Osiris acometidos injustamente y agraviados primero del mismo, que les ofrecia de su voluntad un partido para concertar las diferencias, tan aventajado para ellos, que ni aun por pensamientos lés pasaria desealle tal y tan bueno. Este era, que lastasen solamente aquellos que erraron y fueron causa de los daños pasados, perdonasen á la sangre inocente, y no fuesen ocasion de la carnicería que resultaria forzosamente de ciudadanos y parientes, si la batalla se diese; que él estáha determinado, por la salud comun de aquellos ejércitos y pobre gente, de hacer campo él solo contra todos tres, y con su riesgo comprar la seguridad de muchos; pero con tal condicion que habia de pelear aparte con cada uno dellos. Decia que se ponia á esto confiado en la justicia de su querella, y por esta causa de la ayuda de Dios, por cuya providencia todas las cosas humanas se gobiernan, y mas principalmente los sucesos de la guerra. Los Geriones aceptaron de buena gana este partido, que por ser tan aventajado no dudaban de la victoria; pero salióles al revés, porque el dia señalado como entrasen en el palenque y viniesen á las manos, los tres Geriones fueron vencidos y degollados por Hércules. Dióse á los cuerpos sepultura en la misma isla de Cádiz, donde se hizo el campo, y desde aquel tiempo se entiende que se llamó Eritrea, no sola la isla de Cádiz, sino otra isla que estaba á ella cercana y aun la parte de tierra firme que le cae en frente. La causa deste apellido fueron ciertas gentes del mar Eritreo, conviene á saber, del mar Rojo,

que venidas á la conquista y sosegada la provincia, con voluntad de Oro asentaron en aquellos lugares, poblaron y hicieron por allí sus moradas. En conclusion, en la boca del estrecho de Cádiz, Hércules despues desta victoria hizo echar en el mar grandes piedras y mate

montes, de los cuales el de la parte de España se llama Calpe, y el otro que está en Africa Abila; estos montes se dijeron las columnas de Hércules tan nombradas. Hecho esto y dado órden y asiento en las demás cosas de España, nombró Hércules ó Oro por gobernador della uno de sus compañeros, por nombre Hispalo, de cuya lealtad y prudencia en paz y en guerra estaba pagado y tenia mucha satisfaccion; y con tanto, concluidas todas estas cosas, dió la vuelta y pasó por mar á Italia.

CAPITULO IX.

Del rey Hispalo y de la muerte de Hércules.

Por cierta cosa se tiene haber Hispalo reinado en España despues de los Geriones, y Justino afirma que de Hispalo se dijo España, en latin Hispania, trocada solamente una letra. Añaden otros que por su industria y de su apellido se fundó Sevilla, que en latin se dice Hispalis, ciudad que en riquezas, grandeza, concurso de mercaderes, por la comodidad del rio Guadalquivir y por la fertilidad de la campiña no da ventaja á ninguna otra de España. Dicen mas, que por discurso de tiempo del nombre de Sevilla ỏ Hispalis se llamó toda la provincia Hispania. San Isidoro atribuye la fundacion desta ciudad á Julio César, en el tiempo, es á saber, que gobernó á España; y dice que la llamó Julia Rómula, juntando en un apellido su nombre y el de la ciudad de Roma; y que el nombre de Hispalis se tomó de los pa-. los en que estribaban sus fundamentos, que hincaban para levantar sobre ellos las casas, por estar asentada esta ciudad en un lugar cenagoso y lleno de pantanos. Por ventura entonces la ensancharon y adornaron de edificios nuevos y grandes; diéronle otrosí nombre y privilegios de colonia romana, pues es cierto que Plinio la llama colonia Romulense. Mas decir que entonces se fundó la primera vez carece de crédito, y no hay argumentos ni autores que tal cosa confirmen. Plutarco escribe que, venido que hobo el otro Dionisio ó Baco, es á saber, el hijo de Semele, á España, despues que sujetó toda la provincia con armas victoriosas, uno de los compañeros que él mismo puso por gobernador de todo, por nombre Pan, fué causa que toda la provincia primeramente se llamase Pania, despues Spania, añadida una letra. Pero de estas cosas cada cual podrá libremente juzgar y sentir lo que le pareciere. Lo que algunos dicen que Hispalo dejó un hijo por. nombre Hispano, el cual haya reinado muerto su padre, no lo recibimos ni tiene probabilidad alguna, antes entendemos que á un mismo hombre diversos escritores llaman con ambos nombres, unos Hispalo, otros Hispano; pues el nombre de Hispania y su derivacion se atribuye á entrambos, y los que ponen el uno, ninguna mencion hacen del otro, fuera de solo Beroso, cuyas fábulas poco antes desechamos, no solo como tales, sino tambien como mal forjadas y compuestas. Las cosas que hizo este Rey, como quier que por la antigüedad del tiempo se ignorasen, nuestros historiadores,

para enriquecer y hacer mas apacible y deleitosa la laca historia deste tiempo, á la manera que con las guas traidas de léjos se suelen fertilizar los campos secos, y porque no hobiese rey á quien luego no atribuyan algun hecho ó edificio para mas ennoblecerle, dado que no trabase muy bien ni cuadrase lo que decian, escribieron que Hispalo fundó la ciudad de Segovia y el acueducto que hay en ella, maravilloso así por su obra como por su altura; como quier que sea averiguado que el acueducto fué obra del emperador Trajamo, á lo menos hecha por aquellos tiempos que él imperó. Demás desto decir, como afirman, que en el puerto dicho antiguamente Brigantino, y hoy de la Coruña, el mismo Hispalo levantó una torre con un espejo en ella, en que se veian las naves que venian de lejos, por la imagen que dellas se representaba en el tal espejo, y se apercibian para el peligro; procedió sin duda esta invencion de la profunda ignorancia que se tenia, así de la lengua latina como de las historias, pues tomaron por lo mismo el nombre de specula, con que se significan semejantes torres y atalayas, y el de speculum, que significa espejo; y es cosa averiguada que los moradores brigantinos edificaron aquella torre á honra de Augusto César. El trazador fué Cayo Sevio Lupo Lusitano, cuyo nombre aun en nuestra edad se ve entallado en las peñas allí cerca, por estar vedado por ley, la cual se ve entre las romanas en los digestos, que ninguno escribiese su nombre en obra pública; y aun Fidias en Aténas fué muerto porque, quebrantada aquella ley, entalló su imágen y la de Pericles en el escudo de Palas, bien que en hábito disfrazado; en lo cual tambien pudo ser que pretendiesen haber hecho aquel nobilisimo escultor injuria á la religion y ofendido aquella diosa. Muerto Hispalo, en qué tiempo no concuerdan los autores, pero muerto que fué, Hércules, desde Italia, donde hasta entonces se detuvo, dejando allí por gobernador á Atlante, de cuya grandeza de ánimo estaba muy satisfecho, por miedo de algun alboroto, volvió á España, y en ella, despues que gobernó la república bien y prudentemente y fundó nuevas ciudades, entre las cuales cuentan Julia Libica y Urgel en las baldas de los montes Pirineos, Barcelona y Tarragona en la España citerior (como algunos sienten fueron poblacio nes de Hércules), ya de grande edad pasó desta vida. Los españoles con grande voluntad le consagraron por dios, y determinaron se le hiciesen honras divinas, dedicáronle sacerdotes y templo, donde el cuerpo de Hércules comenzó á ser honrado con solemnes sacrificios, no solo de los naturales, sino tambien de las naciones extranjeras, que por devocion concurrian, de que recogian grande ganancia los ministros y el dicho templo se ennoblecia de cada dia mas. En qué parte de España aquel templo y sepulcro de Hércules haya estado, по concuerdan los autores; y en cosas tan antiguas, mas fácil cosa es adivinar por conjeturas que dar sentencia por la una ó por la otra parte. Unos dicen que en Barcelona, do junto á la Iglesia mayor se ven rastros de una antigualla y de un soberbio sepulcro, de que se habla adelante (y se tiene que Ataulfo, rey godo, está allí sepultado); otros sienten que en Cádiz. Mas las personas de mayor autoridad y erudicion piensan estuvo en Tarifa, cerca del Estrecho; ca es averiguado que aquella supersticion se conservó allí por largo tiempo, y que un

soberbio templo de Hércules se levantó antiguamente en aquella parte del Andalucía.

CAPITULO X.

De Hespero y Atlas, reyes de España.

Murieron en España Hispalo y Hércules sin dejar sucesion; por esta causa Hespero, hermano de Atlante, nacido en Africa, y uno de los compañeros de Hércules, fué por el mismo al tiempo de su muerte nombrado para que le sucediese en lo de España. Su gobierno fué tan agradable á los naturales como el de cualquier otro. La fama de sus proezas y el crédito de su virtud le abonaban para con la gente de tal suerte, que, como lo sienten algunos escritores griegos y latinos, España, del nombre de Hespero, desde aquel tiempo se comenzó á llamar Hesperia. Verdad es que otros, y entre ellos Macrobio y Isidoro, pretenden que se tomó este nombre de Hesperia del lucero de la tarde, que en latin se llama Hespero y se pone en España, y al cual miran los que navegan á estas partes. Cada cual podrá seguir la opinion en esto que mas le contentare. Lo cierto es que la buena andanza que tuvo al principio este rey en breve se trocó, y se fué todo en flor, porque Atlante, hermano de Hespero, desde Italia, donde Hércules le dejó, codicioso de las riquezas y anchura de España, y agraviado de que su hermano le hobiese sido antepuesto en el señorío de España, acudió sin dilacion; y ganadas las voluntades de los soldados por la gran fama que corria de su valor y hazañas, fácilmente se apoderó del reino. Hespero, desamparado de los suyos, fué forzado á recogerse á Italia, donde los de Toscana, movidos de compasion de su desastre y desman, en que cayera, no por culpa suya, sino por la ambicion y deslealtad de su her→ mano, primeramente le acogieron y hospedaron muy bien; despues, por la experiencia de su bondad y por la fama que corria de su virtud, le entregaron á su rey Corito, á quien otros tambien llaman Jano ó Júpiter, que era de muy tierna edad, para que fuese su ayo, y como tal le amaestrase en lo que saber le convenia ; que fué una resolucion muy acertada y muy agradable para toda aquella provincia. No les salió vana su esperanza ni se engañaron en lo que se prometian de su bondad, como lo da á entender el nombre de Italia, mudado asimismo desde aquel tiempo, á ejemplo de España, en el de Hesperia, que tambien tiene, que fué prueba bastante de la aprobacion de Ilespero. Llegaron las nuevas de todo esto á España. Atlas, con recelo que si este aplauso no se atajaba al principio cundiria el mal, y podria ser que, fortificado su hermano y pujante con el favor de la gente, primero le despojase del reino de Italia, y despues le pusiese en condicion lo de España, consultado el negocio con los suyos, acordó de hacer grandes levas de gente y con todo su poder pasar en Italia. Llevó de España grande número de soldados, y entre ellos muchos de los principales españoles con voz y muestra de honrallos y ayudarse de sus fuerzas en aquella jornada; mas á la verdad pretendia tenellos consigo como en relienes y asegurar que en su ausencia no se levantasen algunos movimientos en la tierra con deseo de cosas nuevas y de sacudir de sí el yugo del imperio y señorío extraño. Hízose pues á la vela; pero como se levantasen recios temporales, corrió fortuna, derrotóse

llamaron morgetes; ca todo esto no estriba en mejor fundamento que lo demás arriba dicho. Yo creeria mas aína que aquella gente tomó el apellido de morgetes de las ciudades donde moraban en España y de donde la sacaron para llevarla en Italia, pues consta que en la Bética, hoy Andalucía, hobo dos pueblos llamados Murgis: el uno á la ribera del mar, que hoy se llama Muxacra, y el otro mas adentro en la tierra, al cual hoy Haman Murga; el uno y el otro situados no léjos de la ciudad muy nombrada de Murcia, la cual asimismo algunos quieren fuese asiento de los morgetes. De donde se puede entender que en Sicilia procedieron y se fundaron así bien la ciudad de Murgantio, muy nombrada entre los antiguos, como los pueblos Murgentinos, sea en este mismo tiempo, sea en otro diferente, que tampoco esto no se puede averiguar, por estribar solamente y apoyarse todo en la semejanza de los nombres que engañosa, incierta y flaca. los unos y los otros tuvieron; conjetura las mas veces

EL PADRE JUAN DE MARIANA. toda su armada, y en lugar de tomar á Italia, que era lo que pretendia, fué arrebatado y llevado por los vientos á la isla de Sicilia. Eran grandes las riquezas de aquella tierra, su fertilidad y hermosura; por lo cual dicen dejó allí para que poblasen una buena parte de los españoles que llevó consigo. Hecho esto, con lo demás de su ejército últimamente dió la vuelta y aportó á Italia, donde halló que ya su hermano Hespero era fallecido; con que le fué cosa fácil apoderarse de Corito, rey de Toscana, y hacerse señor de todo. De dos hijas que tenia, la una, llamada Electra, casó con Corito, cuyos hijos fueron Jasio y Dardano, de quien se tornará á hablar luego. La otra no se sabe con quién casase; solo dicen que se llamó Rome, y que su padre la heredó en aquella parte de Italia por donde corre el rio Tibre, que á la sazon se llamaba Albula, donde tambien dió asiento á parte de los españoles ya dichos. Añaden demás desto que esta Rome en el monte Palatino puso los cimientos de la inclita ciudad de Roma, la cual, de pequeños principios, con el tiempo se hizo señora del mundo. Alegan para esto por testigo á Fabio Pictor, autor muy antiguo y muy grave de las cosas romanas. Dado que á Rome, fundadora de aquella nobilísima ciudad, otros la hacen nieta de Eneas, hija de Ascanio. Otros son de parecer que, despues de la destruicion de Troya, una mujer nobilísima entre las cautivas, que se decia Rome, venido que hobo con Eneas en Italia, quemó los navíos de su gente, que estaban surgidos á la ribera del Tibre, y les persuadió edificasen de nuevo un pueblo, que del nombre de aquella cautiva llamaron Roma. No hay duda, sino que por testimonio de graves autores se muestra que Roma estaba fundada antes de Rómulo; y es averiguado que antiguamente tuvo aquella ciudad otro nombre, el cual los secretos de la religion y ceremonias no permitian se divulgase entre todos; y aun se sabe que Valerio Sorano, por quebrantar este secreto, pagó aquel desacato con la vida. Verdad es que no se tiene noticia de tal nombre, como asimismo es incierto lo que nuestros historiadores afirman que Roma fué fundacion de españoles, si bien les concediésemos que la gente de Atlante, por mandado de Rome, su hija, fundó por este tiempo. Y parece mas invencion y hablila lla, inventada á propósito para dar gusto á los españoles, que cosa examinada con diligencia por la regla de la verdad y antigüedad. Yo estoy determinado de mirar mas aína lo que es justo se ponga por escrito va conforme á las leyes de la historia que lo que haya y lo que de agradar á nuestra gente; pues no es justo que con flores de semejantes mentiras fuera de tiempo y sazon se atavíe y hermosee la narracion desta historia, ni el lustre y grandeza de las cosas de España tiene necesidad de semejantes arreos. Así que desechamos como cosa dudosa, por no decir mas adelante, lo que inventaron nuestros historiadores, que Roma fué poblacion de españoles. De la misma manera no queremos recibir los que nuestras historias modernas cuentan entre los reyes de España, es á saber, Sicoro, Sicano, Siceleo y Luso; pues en las antiguas historias ningun rastro de ellos se halla de sus hechos ni de sus nombres. Tampoco aprobamos lo que en esta parte añaden, que un hijo de Atlante, llamado Morgete, despues de la muerte de su padre reinó en Italia, de cuyo nombre los españoles que siguieron á Atlante y asentaron en Italia dicen se

CAPITULO XI

De Siculo, rey de España.

Por autoridad de Filistio Siracusano, sin embargo de todo lo dicho, se puede recibir como cosa verdadera que Siculo, hijo de Atlante, despues que su padre partió de España, como lugarteniente suyo y por su órden, gobernó esta provincia por algun tiempo, y despríncipe, por el deseo que tenia de tomar la posesion del pues de muerto le sucedió en todos sus reinos. Este reino de Italia, y con intento de amparar lo que restaba en aquellas partes del ejército de su padre, con muy escogida gente se hizo á la vela y pasó en Italia. Principalmente que entre Jasio y Dardano, sobrinos suyos, habian resucitado debates y diferencias, las cuales pretendia apaciguar. Fue así, que estos dos hermanos, despues de la muerte de su padre Corito, se hacian entre sí cruel guerra sobre la posesion de Toscana. Deseaba pues concertar los que de tan terca le tocaban en . parentesco; además que Jasio por sus cartas le importunaba por favor y ayuda, cuya justicia era mas fundada, pero menores las fuerzas. Con este intento partió de España, y de camino, sea por su voluntad, sea arrebatado por la fuerza de los vientos y tormenta, llegó á Sicilia, donde fortificó y aumentó el poder de los amigos antiguos; hizo otrosi guerra á los cíclopes y á los lestrigones, gentes fieras y bárbaras. Esta guerra que hizo Ꭹ la victoria que ganó muy señalada de estas gentes, como algunos sospechan y Tucídides lo apunta al principio del libro 6.o, fué causa que aquella isla, llamada antes Trinacria, de tres promontorios que tiene, tomase nuevos apellidos, el de Sicilia del rey Siculo, y el de Sicania de los españoles, que levantó en aquella parte de España por donde pasa el rio Sicoris ó Segre; ca no hay duda sino que antiguamente moró por allí cierta gente llamada sicana, los cuales dicen quedaron de guarnicion en aquella isla. Otros dicen y añaden que aquella isla se llamó tambien Sicoria, de cierta gente que moraba á las riberas de aquel rio Sicoris, que eran los mismos ó diferentes de los sicanos. Sea licito en cosas tan antiguas y escuras ir á las veces á tiento sin poder tomar entera resolucion. Volviendo á Siculo, los mismos autores refieren que, pasado en Ita

lia, ayudó á su hermana Rome, y la proveyó de nuevos socorros contra los aborigenes, gente natural de la lierra, que ordinariamente le daban guerra y la traian lesasosegada. Esto dicen por causa que en buenos escritores y antiguos se hace mencion que en aquellos lugares de Italia moraban pueblos llamados Siculos y Sicanos, que sospechan por este tiempo hicieron alli sus isientos; argumento poco bastante para asegurar sea verdad lo que con tanta resolucion ellos afirman. Lo que se tiene por mas probable es que, ordenadas las cosas á su voluntad, primero en Sicilia, y despues en Italia, movió con sus gentes la vuelta de Toscana con intento de hacer rostro y allanar á Dardano, su sobrino, que en la guerra que traia contra su hermano se hallaba acompañado de un poderoso ejército de aborigenes. Pero él, visto que no podria resistir al poder de Siculo, de corazon ó fingidamente, dejadas las armas, se puso en sus manos, confiado, segun él decia y daba á entender, en la justicia de su querella, y persuadido no permitiria su mismo tio le quitasen por fuerza lo que, demás de ser herencia de su padre, habia adquirido por su valentía y por las armas. Sin embargo, se tomó asiento entre los dos hermanos, cual á Siculo pareció mas conveniente para sosegar aquellos bullicios, con que las cosas parecia comenzaban á tomar mejor camino. Aseguróse con esto Siculo, y descuidóse Jasio, entendiendo habia llaneza en aquel trato; pero Dardano, luego que halló ocasion para ejecutar su mal propósito, dió la muerte á su hermano, que confiado en el concierto estaba seguro, y en ninguna cosa menos pensaba que en semejante traicion. Siculo, como era razon, tomó esta injuria por suya, acudió á las armas, y en una batalla famosa que se dió, venció á Dardano, y le puso en necesidad de desamparar á Italia. Pasó con grande acompañamiento de aborigenes á Samotracia, de donde, pasado que hobo el Hellesponto, que hoy es el estrecho de Gallipoli, fué el primero que en la provincia de Asia la menor y en la la Frigia fundó la muy nombrada ciudad de Troya. Quedó de Jasio un hijo, por nombre Coribanto, al cual, en lugar de su padre, hizo Siculo rey de Italia. Compuestas las cosas desta manera, dió Siculo la vuelta para España, donde no se sabe ni el tiempo que adelante vivió ni otra cosa ni hazaña suya de que se pueda hacer memoria. Si ya no queremos, en lugar de historia, publicar los sueños y desvaríos de algunos escritotores modernos, que de nuevo tornan á forjar otros nuevos nombres de reyes de España sin mejor fundamento que los de arriba. Estos son Testa, que hacen fundador de cierta poblacion llamada ansimismo Testa, autor y principio de los contestanos, gente muy conocida en España; dicen otrosí fué natural de Africa, y llegó no sé por qué caminos á ser rey y señor de España. Otro es Romo, al cual hacen fundador de Valencia, nombre que en latin significa lo mismo que en griego Roma; el cual nombre de Roma dicen tambien tuvo aquella ciudad antiguamente, á la manera que la ciudad de Roma, segun lo que dice Solino, se llamó antiguamente Valencia, y Evandro le mudó el nombre y apellido en el que al presente tiene de Roma. El tercero rey que nombran es Palatuo, de quien dicen se llamaron los pueblos Palatuos, y tambien la ciudad de Palencia tomó este nombre del suyo, dado que muy distante de donde era el asiento de aquella gente dicha

palatuos antiguamente, que caia cerca de Valencia. Añaden que este Palatuo echó á Caco de la posesion y reino de España; al mismo en el monte Aventino, que es uno de los siete que en sí contiene Roma, por la huella de las vacas que hurtó, le halló y dió la muerte Hércules el Tebano. Deste jaez es el rey Eritro, que tingen vino de allende el mar Bermejo, que se llama tambien el mar Eritreo, y aun quieren que de su nombre se le pegó á la isla de Cádiz el nombre que antiguamente tuvo de Eritrea. El postrero en el cuento destos reyes es Melicola, que por otro nombre se llamó Gargoris; mas deste en particular hace mencion el historiador Justino. Todo esto y los nombres destos reyes, tales cuales ellos se sean, ni se debian pasar en silencio, como quien rodea algun foso ó pantano que no se atreve á pasar, donde no solo gente ordinaria, sino personas muy doctas han tropezado y caido, ni tampoco era justo aprobar lo que siempre hemos puesto en cuento de hablillas y consejas. A Siculo entiendo yo que llama Justino Sicoro. Esto se avisa porque á ninguno engañc la diferencia del nombre para pensar que Siculo y Sicoro sean dos reyes diversos y distintos.

CAPITULO XII.

De diversas gentes que vinieron á España.

Dificultosa cosa seria querer puntualmente ajustar los tiempos en que florecieron los reyes de España que de suso quedan nombrados, los años que reinaron y vivieron, y en particular señalar el año de la creacion del mundo en que sucedió cada cual de las cosas ya dichas; no faltaria diligencia y cuidado para rastrear y averiguar la verdad, si se descubriese algun camino seguro para hacello. Contentarnos hemos con conjeturas, por las cuales, sin mas particularizarlas, sospecho que los Geriones poseyeron á España, y en ella reinaron la cuarta ó quinta edad despues del diluvio. Siculo floreció mas de doscientos años antes de la guerra de Troya, en cuyo tiempo, ó no muchos años despues, una gruesa flota partió de Zacinto, isla puesta en el mar Jonio al poniente del Peloponeso y de la Morea; y tomado que hobo tierra en aquella parte de España, donde al presente está asentada la ciudad de Valencia, los que en aquella armada venian, tres millas de la mar levantaron un pueblo, que del nombre de su tierra llamaron Zacinto, y adelante, mudado el apellido algun tanto, se llamó Sagunto, hoy Monviedro. Pretendian que aquel castillo principalmente les sirviese de fortaleza para contrastar á los naturales, si se alborotasen contra ellos, y recoger en él la gran suma de oro y de plata que por bujerías de poco precio y quinquillerías rescataban de los españoles, gente simple y ignorante de las grandes riquezas que en aquel tiempo poseia. Confiados en la seguridad que aquella fuerza les daba, se atrevieron á entrar mas adelante en la tierra y calarla y á descubrir las riberas y marinas comarcanas, donde algunos años despues se dice que, sesenta millas hacia el poniente, en un sitio muy á propósito se determinaron de levantar un templo á la diosa Diana, el mas famoso que hobo en España, del cual el promontorio Dianio, que es donde al presente está la villa de Denia, tomó aquel nombre. Este templo, conforme á la costumbre y supersticion de los griegos, adornaron ellos con ido

ma

EL PADRE JUAN DE MARIANA. los, derramaron en él mucha sangre de sacrificios que allí hacian ordinariamente. Con esto los naturales, ravillados de tantas y tan nuevas ceremonias y de la majestad de todo el edificio, comenzaron á tener á esta gente por hombres venidos del cielo y por superiores á las demás naciones. Y es averiguado que ninguna cosa hay mas poderosa para mover al pueblo que el culto de la religion, quier verdadero, quier fingido, por el natural conocimiento que los hombres tienen de Dios y la reverencia que tienen á su divinidad. El enmaderamiento deste templo era de enebro, madera no menos olorosa que incorruptible, tanto, que Plinio testifica se conservaba hasta su tiempo sin alguna corrupcion ni carcoma. Despues de la venida de los de Zacinto refieren que el otro Dionisio ó Baco, hijo de Semeles, como ciento y cincuenta años antes de la guerra de Troya, llegó á lo postrero de España, y en las albuferas ó esteros de Guadalquivir, entre las dos bocas por donde en aquel tiempo se metia y descargaba en el inar, fundó á Nebrija, dicha así de las nebridas, que en griego significan pieles de ciervo, de que Dionisio y sus compañeros se vestian comunmente, y mas en particular cuando querian ofrecer sacrificios. El sobrenombre de Veneria que tuvo Nebrija, los tiempos adelante se le dieron. Diodoro Siculo escribe que antiguamente hobo tres Dionisios ó Bacos. El primero fué hijo de Deucalion, que es lo mismo que Noé, el cual entiendo yo fué el mismo que arriba llamamos Osiris Egipcio, de cuya venida á España se trató en su lugar. El segundo fué hijo de Proserpina ó Céres, al cual acostumbraban pintar con cuernos para dar á entender fué el primero que unció los bueyes y enseñó por este modo arar y sembrar la tierra. El tercero fué hijo de Semeles, nació de adulterio, crióse en la ciudad de Mero, nombre que significa el muslo, de donde tomaron los poetas ocasion para fingir que su mismo padre Júpiter le encerró y crió dentro de su muslo. Deste postrero se dice que, á imitacion del primer Dionisio, emprendió de discurrir y conquistar muchas y diversas provincias; ennobleciólas con las victorias que ganó. En particular venido á España, la limpió de las maldades maneras en ella prevalecian. En el mismo tiempo Milico, tiranías y que de todas hijo de Mirica, por ventura uno de los descendientes de Siculo, dicen tenia gran poder, riquezas y autoridad entre los españoles, y que los descendientes deste Milico, no léjos donde al presente está Baeza, fundaron á Castulon, en los Oretanos, ciudad que antiguamente se contó entre las mas nobles de España, asentada y puesta donde al presente quedan como rastros de la antigüedad los cortijos de Cazlona. Al tiempo que Dionisio partió de España, dejó en ella dos de sus compañeros, que fueron el uno por nombre Luso, de quien procedieron los lusitanos, que son los portugueses, el otro Pan, al cual aquellos hombres groseros y dados á supersticion de gentiles pusieron en el número de los dioses, y dél y de su nombre, como lo testifican Varron y Plutarco, toda esta provincia se llamó primero Pania, y despues, añadida una letra, Spania, que es lo mismo que España. Jason Tesalo otrosí, encendido en deseo de adquirir honra y riquezas, poco adelante se hizo cosario en el mar, ejercicio á la sazon de mucho interés por estar las marinas sin guarnicion y los hombres á manera de pastores en chozas y cabañas, derramados por

los campos. Edificó para este efecto una nave de forma muy prima y capaz. El trazador y carpintero que la hizo se llamó Argos. Hecha y aprestada la nave tomó en su compañía á Hércules el Tebano, á Orfeo y á Lino, á Castor y Pollux, con otro buen golpe de gente. Con este acompañamiento partió de Tesalia; en el discurso de su viaje, que fué muy grande, acabó cosas muy extraordinarias. En particular junto al promontorio de Troya, llamado Sigeo, libró de la muerte á Hesione, hija del rey Laomedonte. En Colcos, por industria de Medea, hurtó la riqueza de oro que su padre tenia muy grande; y porque acostumbraban con pieles de carnero coger y sacar el oro de los arroyos que se derribaban del monte Cáucaso, tomaron los poetas ocasion de decir que habia hurtado el vellocino de oro, tan famoso y nombrado acerca de los antiguos. Fué en su compañía la dicha Medea; desde allí pasaron el estrecho Cimmerio, llegaron á la laguna Meotis, y por el rio Tanais arriba, por donde las dos partes del mundo Asia y Europa parten término, llevaron á jorro la dicha nave todo lo mas que pudieron. Despues la desenclavaron, y la madera llevaron en hombros hasta dar en la ribera del mar Sarmático, donde se dice que de nuevo la juntaron y clavaron de suerte, que por las riberas de Alemania, Francia y España no pararon hasta dar en la boca del estrecho de Cádiz. Allí, sobre el monte Calpe, que es en lo postrero del Estrecho bácia el mar Mediterráneo, afirman que Hércules levantó un castillo, que de su mismo aquel castillo salieron diversas veces por la tierra á ronombre se llamó Heraclea, y hoy es Gibraltar. Desde bar, y pelearon con los españoles que les salieron al encuentro, cuando próspera, cuando adversamente. Pasado en esto algun tiempo, y puesta en el castillo buena guarnicion y los despojos en las naves, partieron primero para Sagunto, donde benignamente los recibieron, por ser todos de nacion griega y usar de una misma lengua. Desde Sagunto pasaron á la isla de Mallorca; allí prendieron al rey de aquellas islas, por nombre Bocoris; pero por entender que en ellas no se hallaba oro, hecho su matalotaje y puesto en las naves muy hermosos bueyes, cuales son los de aquéllas islas, se encaminaron la vuelta de Italia. Allí Hércules dió la muerte en la cueva del monte Aventino á Caco, gran salteador, y que le habia hurtado los bueyes que llevaba; quitó asimismo la costumbre que tenian los de aquella tierra de echar cada un año, para aplacar á Saturno, en el Tibre desde el puente molle un hombre vivo, y hizo que en su lugar echasen ciertas estatuas de paja y de juncos. Acabadas estas cosas, por la Liguria, que hoy es el Genovés, se dice que, deshecha otra vez la nave, la pasaron en hombros primero al rio Po, y por él al mar Adriático ó golfo de Venecia. Por este mar, á cabo de tan largos caminos y de tantas vueltas como hicieron Jason y Hércules y sus compañeros, sanos y salvos volvieron á su tierra. Pero no es de nuestro intento tratar de cosas extranjeras, pues hay harto que hacer en declarar las que propiamente á España tocan. Un autor, por nombre Hecateo, niega esta venida en España de Hércules el Tebano, hijo de Anfitrion, que por otro nombre llamaron Alceo; mas Diodoro y todos los demás autores testifican lo contrario, demás de los rastros del camino que en España y en los montes Pirineos y en la Gallia Narbonense quedaron deste viaje y se con

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