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BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROIG.

al encuentro de todas partes por aquellos campos, y cion de soldados: el gobierno y guarda deste pueblo les echaban mil bendiciones: llamábanlos amparo de se entregó á Pedro Navarro, hombre que de bajo España, vengadores de las injurias hechas á la Reli- suelo y marinero que fue, salió capitan señalado, gion Cristiana y de los ultrajes : que en sus manos mayormente los años adelante. Con esto los de Máladerechas y en su valor llevaban puesta la salud co-ga cobraron gran miedo: dudaban de poder entretemun y la libertad de todos: que Dios les diese bueno nerse mucho tiempo á causa que no tenian esperanza, y diclioso viaje, y muy presto la victoria deseada de á lo menos muy poca, de que les viniese socorro; así el alcaide y gobernador llamado Abenconnixa salió sus enemigos. de la ciudad a tratar de rendirse por intervencion de Juan de Robles, que estuvo mucho tiempo cautivo en Málaga.

Hacian sus votos y plegarias á los santos para tenellos propicios, y á ellos convidaban á porfia, y cada uno les hacia instancia que tomasen dél lo que les fuese necesario; al contrario la modestia de los soldados era tan grande, que ni querian ser cargosos, ni detenerse, ni apartarse de las banderas para recebir refresco ni regalo. Sabida pues la voluntad del rey y su determinacion, con mayor esfuerzo y alegría respondieron que los llevase á la parte que fuese su voluntad y merced, que por su mandado y debajo de su conducta no esquivarian de acometer cualquier peligro y afan. Comenzó á marchar el ejército: pareció que debian primero combatir á Velez, que és un buen pueblo cerca de Málaga: con esta resolucion hicieron sus estancias junto al rio que por allí pasa. Salieron á escaramuzar los del pueblo, y dieron sobre los gallegos, gente aunque endurecida con los trabajos y poco regalo de su tierra, pero no acostumdibrada á pelear en ordenanza, sino repartidos por versas partes y de tropel como sucedia juntarse; así fueron maltratados: acudieron otros a su defensa, con que los del pueblo mal su grado se retiraron dentro de las murallas. Ganaron los arrabales, y plantaron la artillería para batir los adarves: acudieron los aldeanos del contorno para dar socorro á los cercados mas fue el ruido que el provecho.

Tuvieron noticia destos tratos y práticas cierto número de soldados berberiscos que allí tenian de guarnicion para defender aquella ciudad: temian no les entregasen á los enemigos, y juntamente indignados de que sin dalles parte se tratase de cosa semejante, acometieron el castillo principal que está sobre aquella ciudad, y se llama el Alcazaba, y se apoderaron dél: echaron fuera y degollaron los soldados que tenia de guarnicion, y entre ellos un hermano del mismo Abenconnixa. Tras esto acuden á las murallas, cierran las puertas para que nadie de los ciudadanos pudiese tener habla con los cristianos si alguno se desmandaba, pagaba con la vida; castigo con que pretendian escarmentar á los demás.

ancha, y en aquel tiempo era rica y muy noble por el comercio y contratacion de Africa y de Levante.

Perdida pues esta esperanza, el rey hizo traer tiros mas gruesos de Antequera, y con ellos adelantó sus reales y los puso á quince de mayo á vista de Málaga. Está aquella ciudad asentada en un llano sino es por la parte que se levanta un recuesto en que están edificados dos castillos: el mas bajo se llama Alcazaba, y el que está en lo mas alto, se llama Gebalfaro la ciudad es pequeña de circuito, pero muy Abohardil luego que supo en Granada el intento hermosa y conforme á su grandeza llena de gente. de los cristianos, determinó socorrer aquella ciudad. Tiene puerto y atarazanas por la parte que es bañada del mar; por las espaldas se levantan ciertos montes en cuyo peligro consideraba se ponia á riesgo todo su estado con esta resolucion envió á Roduan Vanegas y collados plantados de viñas y de huertas, en que gobernador de Granada y capitan valeroso para que los ciudadanos tienen muchas casas de placer. Del un castillo al otro van dos muros tirados con que se fuese delante, y con él algunas banderas de soldados á la ligera, y espaldas de trecientos de á caba- juntan entre sí, y se pasa del uno al otro. La campillo (1); prometióies que dentro de pocos dias iria élňa es hermosa, el cielo alegre, la vista del mar muy mismo en persona y los seguiria. Hízose así. Pretendia Roduar de noche sin ser sentido dar sobre los nuestros y enclavar la artillería: no pudo salir con su intento. Acudió el rey moro, y asentó sus reales en cierta fragura que hay cerca de aquelia villa; tenia veinte mil hombres de á caballo, y de á pié otros tantos (2). Todavía su ejército ni era tan grande ni tan fuerte como el contrario; confiaba empero se podria sustentar con la fortaleza del lugar en que se puso: no le valió su traza á causa que los cristianos cargaron sobre él, y le entraron los reales y saquearon el bagaje. El rebato fue tal que todos los moros se pusieron en huida, cada cual como pensó ó pudo salvarse lo que fue peor, que como vieron á este rey vencido, los que le eran aficionados, le desampa raron, y porque volvia sin su ejército, los de Granada cerraron las puertas al miserable y desgraciado. Hecho esto, alzaron por rey de comun consentimiento y dieron la obediencia á Boabdil su competidor; que á los que huyen, todos les faltan. Los de Velez, perdida toda esperanza de poderse defender, por medio de Roduan y á su persuasion (ca tenia familiaridad con el conde de Cifuentes desde el tiempo que estuvo preso en Granada) se rindieron á veinte y siete de abril á partido y con condicion que tuviesen libertad de irse do les pluguiese, y llevar consigo sus bienes. Luego que los nuestros quedaron apoderados de aquella plaza sin derramar sangre ni perder gente, un pueblo llamado Bentome que cae allí cerca, á ejemplo de Velez se entregó y recibió dentro guarni

:

(1) Zurita añade 4000 de á pié.
(2) Zurita solo pone mil de á caballo.

Hallábanse en los reales del rey y en su compañía el maestre de Santiago, el almirante de Castilla, el de Villena, el de Benavente, el maestre de Alcántara, y don Andrés de Cabrera marqués de Moya demás destos casi todos los señores del Andalucía, y muy buenos socorros que acudieron de aragoneses. Pareció cercar aquella ciudad de mar á mar con foso, con trincheas y albarradas, y poner golpe de gente en el collado en que está el castillo menor: hízose lo uno y lo otro; dióse cuidado de los que pusieron en el collado al marqués de Cádiz. La reina otrosí vino al cerco, y en su compañía el cardenal don Pero Gonzalez de Mendoza, y fray Hernando de Talavera por su buena y santa vida de fraile de San Gerónimo (como queda dicho) promovido en obispo de Avila.

al con

Antes que se acabasen los fosos y valladar, salieron algunas veces á escaramuzar los moros, trario los cristianos asimismo acometian las murallas. En unos destos rebates fue muerto Juan de Ortega, soldado que se señaló mucho en esta guerra así bien en la toma del castillo de Alhama como en muchas otras empresas memorables. A veinte y nueve de mayo salieron tres mil moros de la ciudad con intento de acometer las estancias del marqués de Cádiz: mataron las escuchas, rompieron el primer cuerpo de guarda, y hecho esto entraron en los reales. El marqués de Cádiz, sin perder el ánimo por aquel sobresalto, con su gente puesta en ordenanza salió al encuearro á los enemigos: la pelea fue brava: mu chos de los fieles cayeron muertos, el mismo marqués quedó herido; el estrago de los enemigos fue ma

yor, si bien los mas escaparon por tener la acogida desembarazado hizo paces con el gran soldan de Egipto.

cerca.

Sucedió que en la ciudad por la gran cuíta en que se veian puestos, algunos se resolvieron de matar al rey, en particular un moro tenido por santo entre aquella gente para salir con este dañado intento se dejó prender: pidió le llevasen al rey. Fue Dios servido que á la sazon reposaba: mandó la reina le llevasen á la tienda del marqués de Moya: el moro por el arreo y riquezas que veia, se persuadió que era aquella la tienda real. Puso mano á un alfanje que por poca advertencia no le quitaron, y con él se fue denodado, feroz y con aspecto y rostro espantable para don Álvaro de Portugal, que acaso estaba hablando con la marquesa doña Beatriz de Bovadilla: don Alvaro, abajado el cuerpo, huyó el golpe; el moro fue preso, y muerto por la gente que acudió al ruido. Desta manera por merced de Dios se evitó este peligro.

CAPITULO XI.

En Aragon se asentó la hermandad entre las ciudades. Los moros de Granada se hallaban apretados y á punto de perderse por la guerra que les hacia el rey don Fernando. Los portugueses por el contrario con las navegaciones que hacian, y flotas que enviaban cada un año, se abrian camino para las provincias de Levante: empresa grande, á que dió principio como arriba queda dicho el infante don Enrique, que hizo los años pasados descubrir las marinas esteriores de Africa. Continuóse esto los años siguientes sin cesar de llevallo siempre adelante; pero como quier que el provecho no respondiese á tan grandes trabajos y gastos, trataban de pasar á las ricas provincias de la India con intento de encaminar á su tierra las riquezas de aquellas partes, de que era grande la fama; y el cielo con mano liberal repartió mas copiosamente de sus bienes con aquellas gentes que con otras, todo género de drogas y especias, piedras preciosas, perlas, oro, marfil, plata, sin otras cosas, que mas ambicion de los hombres que la necesidad ha hecho estimar en mucho.

Aumentóse el número de la gente con la venida del duque de Medina Sidonia: asimismo desde Flandes Maximiliano duque de Austria, que poco despues iue César y rey de romanos, envió dos naves gruesas cargadas de todos los pertrechos y municiones de guerra, y por capitan á don Ladron de Guevara. Ella número de los enemigos asimismo se acrecentó á causa que algunos moros por los reparos que caian junto al mar, se metieron en la ciudad para socorrer á los cercados. Apretábalos la hambre, y con todo esto los berberiscos no se doblegaban á querer partido: los ciudadanos, cuyo así riesgo como miedo era mayor, se inclinaban á rendirse. Uno dellos persona en autoridad y riquezas de los mas principales, llamado Dordux, salió á los reales á tratar de conciertos: respondió el rey que en ningun partido vendria si no fuese que entregasen la ciudad á su voluntad. Esto en público; mas de secreto y en puridad prometió á Dordux que si terciaba bien y lealmente, daria liber tad á él y á todos sus parientes sin que recibiesen algun mal, demás de las mercedes que le haria muy grandes. Dió el moro la palabra de hacello así llevó consigo gente del rey, y dióles entrada en el castillo y puso el estandarte real en lo mas alto de la torre del homenaje.

Nunca se refieren las cosas puntualmente como pasan siempre la fama las acrecienta y pone mucho de su casa. Decíase que tenian bosques de árboles muy grandes y en estremo altos de canela, cañafistola y clavos, grande abundancia de pimienta y gengibre, animales de formas estrañas, y hombres de costumbres y rostros estraordinarios. Parecia á las personas prudentes cosa de grande locura acometer y pretender con las fuerzas de Portugal que eran muy pequeñas, de pasar á aquellas regiones y gentes puestas en lo postrero del mundo por tan grande espacio de tierra y de mar; vencia empero todas estas dificultades la codicia de tener y el deseo de ganar honra.

Con esta resolucion los años pasados el rey de Portugal envió á Bartolomé Diaz piloto muy esperimentado para que fuese al cabo de Buena Esperanza, en que hacia la parte de Mediodia muy adelante de El espanto de los ciudadanos por esta causa y de la Equinoccial adelgazándose las riberas por la parte los africanos fue grande, bien que mezclado con al- de Poniente y por la otra de Levante, se remata la guna esperanza: persuadianse los mas que lo que se grande provincia de Africa, tercera parte del munasentara con Dordux, guardarian los vencedores con do. Este pues pasado aquel cabo, llegó hasta un rio los otros; con esta persuasion enfardelaban, resuel- que llamaron el rio del Infante: fue este grande acotos de partirse. Engañóles su pensamiento: acudie-metimiento y porfia estraordinaria. Fray Antonio, de ron los nuestros, y les quitaron todos sus bienes junto con la libertad: lo mismo se ejecutó con los soldados que tenian de guarnicion en los castillos, y por semejante verro para irse se salieron al mar; en particular los africanos con su capitan Zegri fueron presos. Los que de los cristianos se pasaran á los moros, que eran muchos, pagaron con las vidas: á los judíos, que despues de bautizados apostataron de la Religion Cristiana, quemaron; á los demás así judíos como moros naturales de aquella ciudad se les hizo gracia que se librasen por un pequeño res-periencia, y sobre todo muy diestros y ejercitados en cate y talla.

La toma de aquella nobilísima ciudad sucedió á los diez y ocho de agosto: hiciéronse alegrías en toda España por esta victoria, procesiones y rogativas para dar gracias por tanta merced á Dios Nuestro Se hor. Averiguóse que aquella ciudad en tiempo de los godos tuvo obispo propio, y así con bula que para ello se ganó del pontifice Inocencio, le fue restituida aquella dignidad. Enturvióse algun tanto esta alegría con un aviso que vino de Levante que el gran tirco Bayacete con una gruesa armada que tenia junta, pretendia bajar á Sicilia para divertir las fuerzas dé España y hacer que aflojasen en la guerra de Granada, y aun se rugía que para este efecto y quedar

la órden de San Francisco, iba en compañía de Bartolomé Diaz, y era persona diligente, sagaz y atrevida. Este desde allí por tierra, considerada gran parte de la Africa y de la Asia, llegó á Jerusalén; últimamente él por tierra, y Bartolomé Diaz por el mar, vueltos á Portugal, dieron aviso al rey y á los portugueses de lo que vieron por los ojos animados pues con tan buen principio cobraron mayor ánimo para llevar al cabo lo comenzado. Para mejor ejecutar esto escogieron dos personas de grande ánimo y es

la lengua arábiga, para que pasasen adelante; el uno se llamaba Pedro Covillán, y el otro Alonso Payva. Por escusar el gran gasto que se hiciera si los enviaran por el mar con armada, les ordenaron que por la tierra fuesen á ver y atalayar las partes mas interiores de Africa y de Asia. Con este órden salieron de Lisboa á los quince de mayo, pasaron á Nápoles, tocaron á Rhodas, visitaron á Jerusalén, dieron vuelta á Alejandría, y llegaron al Cayro, ciudad la mas principal de Egipto. Alli se apartaron, Pedro Covillan para Ormuz, que es una isla á la boca del seno Pérsico; dende pasó á Calicut: Alonso de Payva tomó cuidado de mirar y calar las partes interiores de Ethiopia, en que le sobrevino la muerte.

color bazo y de membrillo, poco valientes, y de costumbres muy estravagantes. Que de la cinta arriba andaban desnudos, vestidos solo de la cintura abagados de perlas, de los hombros fiada una cimitarra, con que peleaban: lo que mas espanta, que una mujer casaba y casa con muchos maridos, por la cual causa como quier que nadie conozca su padre, ni sepa con certidumbre quien le engendro, los hijos no heredan, sino los sobrinos hijos de liermanas.

Por esta causa y por cartas que vinieron de su rey á Pedro Covillan en que le mandaba no volviese á su tierra antes de tomar noticia de todas aquellas provincias, pasó á Ethiopia, Pagáronse de sus costum-jo, los mas con mucho oro y seda, y los brazos carbres y su ingenio Alejandro, al cual vulgarmente llaman Preste Juan, y Nahu y David suis sucesores; no le dejaron por ende partir, antes le casaron, herddaron y dieron con que se sustentase. Visto que no podia volver, desde allí envió por escrito al rey de Portugal una informacion de todo lo que vió y halló. Avisaba que Calicut era una plaza y mercado el mas rico y famoso de todo el Oriente, los naturales de

Avisaba otrosí que en Ethiopia hay muchas nacio! nes muy estendidas, todas de color negro, y que tie

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nen nombre de cristianos, la antigua religion en gran parte estragada y mezclada con ceremonias de judíos y errores de herejías. Todas obedecen á un rey muy poderoso, que tiene grandes ejércitos de á pié y de a caballo, y siempre se aloja en los pabellones y reales. Que cuidaba se podria reducir aquella gente, si con embajadas que se enviasen de la una á la otra parte, se asentase con aquellos reyes alguna confederacion; pero lo mas desto sucedió los años si guientes.

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cuenta de á caballo que anduviesen por toda la tierra y reprimiesen por temor, y castigasen con severidad los insultos y maldades. Sacóse otrosí por condicion que el capitan y superior de toda esta hermandad le nombrase el rey; pero que fuese uno de tres ciuda danos de Zaragoza que señalase el senado y regimiento. Diéronles asimismo ordenanzas para que se gobernasen, en razon que no usasen mal de aquel po der que se les daba.

Esto se efectuó por principio del año siguiente Volvamos con nuestro cuento al rey don Fernando. de 1488 en los mismos dias que un embajador del Despues de tomada Málaga, ya que pretendia pasar rey de Nápoles llamado Leonardo Tocco, griego de adelante, las alteraciones de Aragon le forzaron á ir nacion, y del linaje de los emperadores griegos (al allá para atajar grandes insultos, robos y muertes cual los turcos quitaron un gran estado y forzaron que se hacian. Particularmente en Valencia don Phi-á huirse de Italia) vino á tratar del casamiento que lipe de Aragon maestre de Montesa, vuelto de la los años pasados se concertó entre don Fernando guerra de Granada, mató á Juan de Valterra mozo de príncipe de Capua y nieto del rey de Nápoles, y la grande nobleza, y que era su competidor en los amo- infanta doua Isabel hija del rey don Fernando. Esta res de doña Leonor marquesa de Cotron hijo de An- demanda no hobo lugar, ni se efectuó el casamiento tonio Centellas. Desta muerte resultaron grandes á causa que el rey pensaba casar su hija con el rey alborotos en aquella ciudad. Para acudir á todo esto de Francia ó con el príncipe de Portugal para que los reyes don Fernando y doña Isabel partieron de fuese (como se persuadian) un vínculo perpétuo de Córdova. Por sus jornadas llegaron á Zaragoza á los concordia entre aquellas naciones; bien que ofrecie nueve de noviembre. En aquella ciudad se mudó la ron en su lugar á la infanta doña María, con tal que manera de nombrar los oficiales y magistrados: an- desistiesen aquellos príncipes del primer concierto, tiguamente lo hacia el regimiento y el comun del pue- y los primeros desposorios se diesen por ningunos. blo, del que resultaban debates. Ellos mismos pidie, De Zaragoza pasaron los reyes á Valencia: sobreron les quitasen aquella autoridad, y la tomase el rey yino sin pensallo Alano padre de Juan de Labrit rey en sí, á propósito de evitar los alborotos que sobre de Navarra. El deseño y intento era que el rey les los nombramientos se levantaban: demás desto á ayudase para defender su estado del rey de Francia ejemplo de Castilla se ordenaron ciertas hermanda- que les tomara gran parte dél pasados los montes, y des entre las ciudades que acudiesen cada cual por para sosegar á los navarros de aquende que andaban su parte con dineros para la paga de ciento y cin-alborotados. En particular los biamonteses estaban

apoderados de gran parte de Navarra sin dar lugar á los reyes que pudiesen entrar en su reino, si bien tres años antes tomaron asiento con el conde de Lerin, por el cual a él y á sus deudos y aliados fueron dados los cargos y pueblos que tuvieron sus antepasados, y aun le añadierón de nuevo otros muchos para ganalle; pero la deslealtad y ambiciou no se doblega por ningunas mercedes.

miliano que ya era César y rey de romanos, tenian preso con guardas que le pusieron los de Brujas, ciudad de Flandes con grande atrevimiento le aco metieron y prendieron dentro de su mismo palacio. Ponia esto en nuevo cuidado, porque aquel principe era amigo de los españoles, y el dicho Labrit que ve nia a dar aviso de todo esto, su confederado.

Por conclusion instancia de Alano, que no rehuDemás desto pretendia que el rey amparase á Frank saba cualesquier condiciones que le pusiesen, se cisco duque de Bretaña, con cuya hija llamada Ana hizo entre el rey y él alianza y liga contra todos los por no tener hijo varon muchos deseaban casar; en principes, escepto solo el rey de Francia: no erase especial Carlos Octavo rey de Francia le hacia guer-guro que Alano y su hijo se le mostrasen contrarios) al descubierto por tener su estado todo parte sujeto, parte comarcano á la corona de Francia todo, era Tobuslobodou po!

ra por esta causa: de parte del duque estaba el dicho monsieur de Labrit, y el duque de Orliens. A Maxi

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Cascos moriscos (Armeria Real de Madrid).

disimulacion, la intencion verdadera de'
dadera de valerse de
las fuerzas de España contra Francia. Púsose por
condicion entre otras que se hiciese una armada, y
se levantase gente en las marinas de Vizcaya, que
se envió finalmente á Bretaña debajo de la conducta

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rejos para proseguir aquella guerra hasta tomar aquel,
reino, donde Abohardil con grande dificultad sus-
tentaba el nombre de rey, si bien se
hallaba con
mayores fuerzas que su sobrino, por tener
tener debajo su
jurisdiccion á Guadix, Almeria y Baza, con toda la
nar de que
podia recoger mayores intereses á causa que la guer-
ra por ser la tierra, tan fragosa no habia llegado á
aquellos lugares, demás de los grandes provechos
que se sacaban del artificio de la seda, que era y es
la mas fina de toda España.,

y regimiento de Miguel Juan Gralla maestresala del serranía de Granada que llega usa que la guer

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Allegábase que los naturales andában desabridos con Boabdil: teníanle por cobarde y enemigo de su secta; decian, era moro de solo nombre, y de corazon cristiano. Demás desto Abohardil ganara reputacion y crédito con una entrada que por bosques y lugares ásperos hizo en la campiña de Alcalá la Real: la presa y cabalgada fue grande que llevó á Guadix, de ganados mayores y menores, por estar la gente descuidada, y no pensar en cosa semejante a causa que todo lo que caia por allí de moros, se tenia por Boabdil amigo y confederado: atrevimiento de que muy en

Llegó á Valladolid el rey don Fernando un sábado

breve se satislizo Juan de Benavides, á cuyo cargo quedó aquella frontera: quemó los campos de Alme-á seis de setiembre: allí se le ofreció una nueva ocaría y hizo otros muchos daños.

sion para recobrar la ciudad de Plasencia, que la poquedad de los reyes pasados la enajeno y puso en poder de la casa de Zúñiga. Fue así que por muerte de don Alvaro de Zúñiga que falleció en aquella sa

Los apercebimientos para la guerra no se hracian con el calor que quisiera el rey don Fernando, por cuanto la tierra del Andalucía estuvo trabajada con peste este año y el pasado; por lo demás muy deseo-zon, sucedió en aquel estado un nieto suyo del missos todos de hacer el postrer esfuerzo y concluir con mo nombre, hijo de su mayorazgo que falleció en guerra tan larga. Por este respeto mandó que acu- vida de su padre. Pretendia tener mejor derecho Diediesen todas las gentes á la ciudad de Murcia, do él go de Zúñiga tio del sucesor por estar en grado mas quedaba, con resolucion de combatir á Vera, que es cercano al defunto. Los deudos y aliados estaban reuna villa á la ribera del mar, y se entiende que es la partidos y divididos entre los dos. Con esto tuvieron que Pomponio Mela llamó Vergi, ó Antonino Varea. No ocasion los Carvajales que eran el bando contrario hobo dificultad alguna en tomarla: los moradores sin y muy seguidos en aquella ciudad, para apoderarse dilacion por estar sin esperanza de poderse defender se della con las armas: no pudieron hacer lo mismo del rindieron á diez de junio, y á su ejemplo hizo to mis- castillo, que se le defendieron los soldados que le mo Mujacra llamada de los antiguos Murgis: y tam- guardaban. Acudió luego el rey don Fernando con bien los dos lugares llamados Velez el Blanco y el muestra de apaciguar aquellos alborotos: apoderóse Rojo, con otros muchos castillos y pueblos que no de todo, por causa que el nuevo duque don Alvaro estaban bien fortificados, ni tenian guarnicion bas-se le rindió, y contento con la villa de Bejar y lo detante: tan grande era el miedo que cobraron, y el más de aquel estado, partió mano de aquella ciudad, peligro en que los enemigos se veian, que désani- si bien el rey don Juan el Segundo á trueco de la vimados, y porque no les destruyesen los campos, sella de Ledesma la dió á don Pedro de Zúñiga bisarendian sin dificultad.

Descaba el rey pasar sobre la ciudad de Almería que está por allí cerca: impedia la entrada un castillo por su sitio inespugnable llamado Taberna, que para fortificalle mas y poner nueva guarnicion de sollados el rey mas viejo acudió desde Guadix con mil de á caballo y veinte mil de á pié. Pretendia juntamente con aquella gente ponerse en los bosques, y dar sobre los que de los cristianos se desmandasen, determinado de escusar la batalla como el que sabia que sus fuerzas no eran bastantes á causa que su ejército era gente allegadiza y no tenia ejercicio en las armas. Como los barbaros rehusasen la batalla, los nuestros con mayor ánimo enviaban de ordinario escuadrones de gente para destrozar y talar los campos. El mayor daño cargó en la campiña de Almeria, y despues en los campos de Baza, tierra que por ser de regadio es de mucho provecho y fertilidad. Las acequías con que se reparten las aguas por aquellos llanos, embarazaron á los nuestros, y fueron en esta entrada ocasion que recibiesen no pequeño daño: muchos fueron muertos por los moros que acudieron y entre otros don Philipe de Aragon maestre de Montesa, mozo feroz y brioso por su edad y por su no

bleza.

El rey don Fernando por este revés y por otros encuentros se hallaba con poca gente: puso por entonces guarniciones en lugares á propósito, y con tanto se fue primero á Huescar, pueblo que está eerca de Baza; despues por la ribera abajo del rio Segura pasó á Murcia, desde allí á Toledo con intento de pasar á Castilla la Vieja, ca le forzaban ir allá ocasiones que se ofrecian. Con su partida el rey moro cargó sobre los pueblos que le tomaron, y los redujo todos á su obediencia parte con promesas, parte con

amenazas.

En este comedio los moradores de Gausin, que era un pueblo muy fuerte cerca de Ronda, cansados del señorío de cristianos, ó por su acostumbrada ligereza y poca lealtad, se conjuraron entre sí para matar los soldados, como lo hicieron, los que tenian de guarnicion, y que andaban por el pueblo descuidados de cosa semejante. No les duró mucho la alegria deste hecho los moros comarcanos para mostrar que no tenian parte en aquel insulto, y por temor de ser castigados, se apellidaron para tomar emienda de aquel caso, y cercaron á Gausin; acudieron con nuevas gentes desde Sevilla el marqués de Cádiz y el conde de Cifuentes, y recobrado que hobieron aquella plaza, á todos los moradores en venganza del aleve pisaron á cuchillo, ó los dieron por

esclavos.

buelo deste don Alvaro. Desto resultó gran miedo á los demás señores: recelábanse les seria forzoso restituir al rey, por tener mas poder y prudencia, lo que por las revueltas de los tiempos como por fuerza les dieron los reyes pasados.

En Aragon otrosí resultaron nuevos alborotos: la ocasion, que los señores pretendian desbaratar la hermandad que poco antes se puso entre las ciudades, como cosa pesada y que los enfrenaba, y que era muy contraria á sus particulares intereses y pretensiones. No pararon hasta tanto que los años adelante en unas córtes que se tuvieron en Tarazona, alcanzaron que aquella hermandad se deshiciese por espacio de diez años. Para librar á Maximiliano de la prision en que le tenian los de Brujas, los reyes despacharon á Flandes por sus embajadores á Juan de Fonseca y á Alvaro Arronio. Gobernáronse ellos prudentemente; en fin concluyeron aquel negocio como se deseaba, y Maximiliano se apacìguó con sus vasallos. Pretendia él por estar viudo de madama Maria su primera mujer, señora propietaria de aquelos estados, de casar con doña Isabel infanta de Castilla. En esto no vinieron sus padres por estar prometida al príncipe de Portugal, si bien dieron intencion que una de las hermanas de la infanta doña Isabel podia casar con Philipe su hijo y heredero luego que tuviese edad para ello. Con este deseño de casarle en España su abuelo el emperador Federico en aquella sazon le dió título de Archiduque de Austria, como quier que los señores de aquel estado antes deste tiempo solamente se intitulasen duques.

En Roma hacian oficio de embajadores por los reyes católicos acerca del papa el doctor Medina, y el protonotario Bernardino de Carvajal, poco despues obispo de Astorga en lugar de don García de Toledo, y adelante el dicho Bernardino fue cardenal y obispo de Osma, de Badajoz, de Cartagena, de Sigüenza y de Plasencia sucesivamente. Mandaron los reyes á estos embajadores que por cuanto Maximiliano rey de Romanos envió sus embajadores al papa fuera de lo que se acostumbraba, como algunos pretendian, por ser vivo el emperador su padre, que les diesen el primer lugar solamente en caso que los embajadores de Francia hiciesen lo mismo: que advirtiesen no los dejasen asentar en medio de los de Francia y ellos, sino que si los de Francia precedian, ellos at tanto tomasen mejor lugar.

Ayudó mucho para poner en libertad à Maximiliano el recelo que los de Brujas tuvieron de la armada que el señor de Labrita parejaba en las marinas de Vizcaya como quedó concertado. Pasó á Bretaña la armada: la pérdida y daño que allí se recibió fue gran

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